Nuestra Señora del Carmen(del Monte Carmelo), referida comúnmente como Virgen del Carmen, es una de las diversas advocaciones de la Virgen María.
Su denominación procede del llamado Monte Carmelo, ubicado en Israel, un nombre que deriva de la palabra Karmel o Al-Karem y que se podría traducir algó así como «jardín».
En la actualidad, existen muchas órdenes carmelitas repartidas por todo el mundo, masculinas y femeninas, las cuales giran en torno a esta figura mariana. Esta advocación da nombre a todas aquellas personas que se llaman Carmen, Carmela o Carmelo, celebrando su fiesta el día 16 de julio.
Novena a la Virgen del Carmen
A continuación te indicamos el
modo de rezar la novena a la Virgen del Carmen
- Señal de la Cruz
- Acto de contrición
- Oración inicial
- Oración para el día correspondiente
- Jaculatoria
- Oración final
Acto de Contrición
Jesús, mi señor y redentor, yo me arrepiento de todos los pecados que he cometido hasta hoy, y me pesa de todo corazón porque con ellos he ofendido a un Dios tan bueno. Propongo firmemente no volver a pecar y confío en que por tu infinita misericordia, me has de conceder el perdón de mis culpas, y me has de llevar a la vida eterna. Perdóname, Señor, para que con alma limpia alabe a la santísima Virgen, Madre tuya y Señora mía, y alcance por su poderosa intercesión la gracia especial que en esta Novena pido, si ha de ser para mayor gloria y provecho de mi alma. Amén.
Oración Inicial
Santísima Virgen del Monte Carmelo: sé nuestra esperanza constante. María, perfecta discípula del Señor: haznos también fiel a Él. María, Flor del Carmelo: llénanos de tu alegría. Virgen María, belleza del Carmelo: sonríe a tu familia. Dulce Madre del Carmelo: aceptarme como tu hijo. Santa Madre incomparable: recuerde a tus hijos para siempre. Santísima Virgen, Estrella del Mar: sé nuestro faro de luz. Velo protector: refúgianos en el manto de tu amor. María, concebida sin pecado original: ruega por nosotros que recurrimos a ti.
Jaculatoria
"Flor del Carmelo. Viña florida. Esplendor del cielo. Virgen fecunda singular. Madre tierna. Intacta de hombre. A todos tus hijos, proteja tu nombre ¡Estrella del mar!"
Oración final
Virgen santísima del Carmen; yo deseo que todos sin excepción se cobijen bajo la sombra protectora de tu santo Escapulario, que todos estén unidos a Ti, Madre mía, por los estrechos y amorosos lazos de esta tu querida Insignia. ¡Oh hermosura del Carmelo! Míranos postrados reverentes ante tu sagrada imagen, y concédenos benigna tu amorosa protección. Te recomiendo las necesidades de nuestro Santísimo Padre, el Papa, y las de la Iglesia Católica, nuestra Madre, así como las de mi nación y las de todo el mundo, las mías propias y las de mis parientes y amigos. Mira con ojos de compasión a tantos pobres pecadores, herejes y cismáticos, cómo ofenden a tu divino Hijo y a tantos infieles como gimen en las tinieblas del paganismo. Que todos se conviertan y te amen, Madre mía, como yo deseo amarte ahora y por toda la eternidad. Así sea
Las siguientes, son las oraciones correspondientes para cada día
Primer día: María, ejemplo de acogida
Lectura: La anunciación
(Lucas 1,26-38)
Reflexión: Los evangelios empiezan presentando a María como mujer que acoge el proyecto de Dios: en disposición de oración.
Ella escucha, medita, consiente y responde que "sí" a Dios que llama. En una palabra, acoge. Y esta acogida engendra en ella la Vida. "La Palabra se hizo carne".
Oración: Santa María, mujer que acoge, haznos tus imitadores e imitadoras, para que podamos engendrar cada día a Jesús, en cada situación de nuestra vida. Santa María, mujer que acoge, enséñanos a meditar la Palabra de Dios como tú lo hacías, para que en cada momento de nuestra vida sepamos acogerla y nos dejemos guiar por ella. Santa María, Flor del Carmelo, escucha nuestra oración.
- Hágase aquí la petición -
Me comprometo a leer una página del Evangelio y a reflexionar sobre María para tratar de descubrir lo que Dios quiere de mí en mi vida de cada día.
Segundo día: María, mujer servicial
Lectura: La visita de María a su prima Isabel
(Lucas 1,39-45)
Reflexión: Tan pronto como recibe el anuncio del ángel, la Madre del Señor se pone en camino para saludar y ayudar a su prima Isabel, anciana, que espera un niño.
El Evangelio nos dice que ella camina de prisa, para ponerse al servicio del que tiene necesidad. La Virgen no se enorgullece (no se le sube el anuncio a la cabeza) porque en Ella se cumplirá la esperanza de Israel, sino que, en la más grande humildad, marcha a prestar un servicio en las pequeñas y sencillas tareas del hogar
Oración: Madre María, experta en el servicio, ayúdanos a comprender que siendo siervos los unos de los otros es como podemos ser verdaderos discípulos de tu Hijo. Madre María, experta en el servicio, haznos capaces de estar siempre disponibles hacia aquéllos que cada día encontramos en nuestro camino. Madre María, Viña florida, ayúdanos a adelantarnos con gestos de mutua caridad
- Hágase aquí la petición -
Me comprometo a prestar ayuda a las personas que están próximas a mí. Y, con el fin de imitar a la Virgen, trataré de ser más servicial con aquellas personas que me parecen que me son menos simpáticas.
Tercer día: María, Madre del Escapulario
Lectura: El nacimiento de Jesús
(Lucas 2,1-20)
Reflexión: El evangelista Lucas nos transmite el gesto cariñoso y materno de María que envuelve en pañales al pequeño Jesús. Un gesto que toda Madre ha hecho, en señal de protección y de cuidado.
También nosotros somos revestidos con el vestido de María, nuestra Madre y Hermana: a través del Escapulario Ella cuida de nosotros y nos protege. Nos envuelve con su manto para hacernos crecer fuertes y robustos en la escuela de su Hijo.
Oración: Virgen Madre, que envolviste en pañales a tu Hijo Jesús, enséñanos a ser siempre pequeños para nos dejemos "llevar en brazos" del buen Dios. Virgen Madre, que envolviste en pañales a tu Jesús, ayúdanos a revestirnos de tu Hijo, para que seamos cada día signo del amor de Dios. Virgen María, Esplendor del Cielo, cobíjanos a todos bajo tu manto
- Hágase aquí la petición -
Me comprometo a revestirme del Escapulario para testimoniar también externamente mi amor a Jesús y a María. Sobre todo quiero que el Escapulario me recuerde el vivir cada día en la escuela de Jesús, a ejemplo de María.
Cuarto día: María, mujer contemplativa
Lectura: La visita de los Magos
(Mateo 2,1-12)
Reflexión: ¿Qué pensarían José y María viendo delante a estos hombres misteriosos que vienen de lejos para ver a Jesús? Sin embargo el Hijo de Dios se ha hecho hombre para todos, también para estos "lejanos".
María lo entiende enseguida y también les muestra Jesús a ellos. María es la verdadera contemplativa, a saber, la que sabe ver la realidad con los ojos de Dios. ¿Y nosotros? ¿Somos contemplativos? ¿Conseguimos ver la realidad como Dios la ve?
¿Somos capaces de dar Jesús a las personas que encontramos, sean conocidas o no, connacionales o extranjeras, ricos o pobres?
Oración: Beata María, mujer contemplativa, enséñanos a conservar en nuestro corazón las situaciones de cada día para después empeñarnos en verlas con los ojos de Dios. Beata María, mujer contemplativa, enséñanos a ver en aquéllos que encontramos el rostro de tu Hijo y a no hacer ningún tipo de discriminación. Beata María, Virgen fecunda singular, condúcenos a todos a Jesús
- Hágase aquí la petición -
Me comprometo a no juzgar a las personas que encuentro durante el día, sino a ver en cada una el rostro del Señor.
Quinto día: María, Señora de la ofrenda
Lectura: La presentación de Jesús en el Templo
(Lucas 2,22-32)
Reflexión: Probemos a ser espectadores de este episodio: María, José y Jesús, una familia, que se dirige al templo para ofrecer el niño al Señor.
Si queremos traducirlo en términos de nuestra cultura es algo como cuando la familia se prepara para llevar el niño al bautizo. Nos habrá sucedido muchas veces el tener que asistir a esta fiesta.
Tratemos, sin embargo, de escudriñar el corazón de la Madre: ella ofrece a Dios con todo el corazón el Niño que ha nacido de Ella. ¿Somos capaces de imitarla en nuestra vida de cada día?
Oración: Hija de Sión, Señora de la ofrenda, purifica nuestro corazón para que pueda pertenecer por completo a Jesús. Hija de Sión, Señora de la ofrenda, libera nuestros corazones, para que sin miedo puedan ser sólo de Su propiedad. Hija de Sión, Madre tierna, haz nuestro corazón semejante al tuyo
- Hágase aquí la petición -
Me comprometo a despojarme de algo a lo que estoy muy ligado para donarlo a la persona que me es particularmente antipática, con el fin de imitar a la Madre del Señor que ha ofrecido su Hijo con corazón puro
Sexto día: María, buscadora de Dios
Lectura: Jesús perdido y encontrado en el Templo
(Lucas 2,41-50)
Reflexión: María y José están angustiados por la pérdida de su Hijo Jesús. Se ponen en camino para buscarlo y lo encuentran después de tres días.
También en nuestra vida, Jesús parece que se esconde y nos deja solos. ¿Y qué hacemos nosotros? ¿Nos desesperamos? ¿Nos volvemos hacia otros bienes? ¿O nos ponemos en camino para encontrar a Jesús y no perderlo jamás?
María y José nos enseñan a ser buscadores de Dios, porque nos ha hecho para Él y nuestro corazón está inquieto hasta que repose en Él.
(S. Agustín)
Oración: Dulce María, infatigable buscadora de Dios, dadnos la misma fuerza que Tú has tenido para buscar a tu Jesús, que se había perdido en el templo. Dulce María, infatigable buscadora de Dios, guía nuestros pasos para que en el camino de la vida podamos siempre seguir a Jesús, faro que ilumina. Dulce María, Madre pura, sé Tú nuestra compañera en nuestro caminar hacia Jesús
- Hágase aquí la petición -
Me comprometo a orar más en los momentos en los que me parece que Jesús me haya abandonado
Séptimo día: María, Madre de la escucha
Lectura: Dichosos los pechos que te amamantaron
(Lucas 11,27-28)
Reflexión: Puede parecer que Jesús no dé importancia al papel de María, prefiriendo a sus discípulos. Sin embargo, si leemos bien el texto, notamos que Jesús elogia a su Madre.
Ella es la mujer que escucha la Palabra de Dios y la pone en práctica en cada momento. Es una discípula atenta, que guarda en su corazón las palabras del Hijo y día a día la pone en práctica.
Ella nos indica el camino para que también nosotros hagamos lo mismo, si queremos ser sus verdaderos devotos
Oración: Madre Hermosa, Virgen de la escucha, abre nuestro corazón para que sepamos escuchar las palabras de tu Hijo. Madre Hermosa, Virgen de la escucha, abre nuestro corazón y nuestra inteligencia para que sepamos escuchar las palabras de tu Hijo y las pongamos en práctica. Madre Hermosa, pura de corazón, haznos fuertes en nuestros propósitos
- Hágase aquí la petición -
Me comprometo a escuchar la Palabra de Dios con mucha atención, cuando se proclama en la iglesia. Me comprometo también a escuchar a Dios que me habla a través de las personas que encuentro en el transcurso del día
Octavo día: María al pie de la Cruz
Lectura: Mujer, ahí tienes a tu hijo
(Juan 19,25-27)
Reflexión: Juan nos dice que junto a la cruz estaban María y Juan. María -la Madre-, Juan -el predilecto-. La Virgen Madre está en pié junto a la cruz: da fuerza a su Hijo para que llegue a la última hora.
Este pasaje bíblico - muy grato al corazón de todo carmelita - nos enseña que en el momento del dolor no estamos solos. María y Jesús, están con nosotros. Y nos recuerda que el Señor, muriendo, nos ha hecho donación de su Madre como un precioso bien. Con nuestra vida, tratemos de ser agradecidos
Oración: María, Madre al pie de la cruz, quédate junto a nosotros en nuestras cruces cotidianas para que, como Tú, sepamos estar en pie para aceptar y ofrecer nuestro dolor. María, Madre junto a la cruz, abre nuestro corazón para que sepamos acogerte en todo momento el don que Jesús nos ha hecho al morir. María, Madre que protege a todos sus hijos, sé nuestra guía en la vida cotidiana
- Hágase aquí la petición -
Me comprometo a acercarme a cualquier persona que sufre, física o espiritualmente
Noveno día: María, hermana en comunidad
Lectura: Se dedicaban a la oración junto con María
(Hechos 1,12-14)
Reflexión: Jesús ha subido al cielo y la primera comunidad cristiana se encuentra reunida para orar. Con ella está también la Virgen María, como Madre y Hermana.
También en nuestras asambleas, María ora con nosotros. Actuemos de manera que nuestra participación en el misterio eucarístico sea una participación alegre y llena de vida.
Con nosotros está Jesús. Con nosotros está María, su Madre y la nuestra
Oración: Santa María, hermana en la comunidad cristiana, sé tú también nuestra Hermana en nuestra vida y en nuestra oración. Santa María, hermana en nuestra comunidad, siéntate junto a nosotros y reza con nosotros para que nuestra oración sea según el corazón de tu Hijo. María, Estrella del Mar, Madre y hermana en el Carmelo, acógenos a todos bajo tu manto
- Hágase aquí la petición -
Me comprometo a contribuir en la animación de la celebración eucarística dominical de mi parroquia, para que sea un verdadero momento de gozo y de oración fraterna
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