Santos del día 2 de noviembre











Santos del día 2 de noviembre











Dilecta, dilecto
2025, 2 de noviembre. Domingo 31º TO Ciclo C: Lucas 19,1-10. Conmemoración de todos los fieles difuntos (Mt 11,25-30)
Respiro, vivo y sigo escribiendo CONTIGO, dilecto leyente:
Persona intachable y justa: ¿Zaqueo, según Lucas?
La expresión de este encabezamiento “Les contó otra parábola porque estaba cerca de Jerusalén” (Lucas 19,11) no pertenece a la lectura que se nos proclama en la liturgia de la misa eucarística del domingo primero de noviembre. Es más, ni esta expresión del relato de Lucas ni todo cuanto se cuenta a continuación en el capítulo decimonoveno se leerá nunca para que el pueblo llegue a conocer estos mensajes. Si alguien se preocupó de llevar cuenta de esta denuncia constatará que en este año ya lo he confirmado en más de quince ocasiones. No importa, seguiré insistiendo.
Me sitúo ya en la narración de los hechos que Lucas nos relata en el comienzo de ese capítulo que nos sitúa en la ciudad de Jericó, la penúltima del camino de llegada a Jerusalén. La última será Betania (Lucas 19,29ss). Sólo con oír la palabra ‘Zaqueo’ se recuerda lo sucedido en el interior de la casa de esta persona que, según los significados de las etimologías de los nombres, significa ‘persona intachable, justa, pura’. ¿Será verdad el hecho o se trata una vez más de la aguda ironía con la que escribe Lucas sus mensajes? Lo segundo, creo.
Un recaudador con experiencia, jefe de los recaudadores que trabajan directamente para el imperio en la recogida de los impuestos, pequeño de cuerpo, publicano, extorsionador abusivo (Lucas 19,8), enriquecidamente rico y hasta posiblemente extranjero…, ¿puede considerarse en los círculos de la religión judía como ‘persona sin tacha’? Este Zaqueo de Lucas parece ser la viva imagen de uno de los personajes de su relato en 18,9-14.
Si en la realidad de la historia sucedió lo que Lucas 19,1-10 nos cuenta, me cuesta una utopía pensar que los otros tres Evangelistas hubieran olvidado este hecho y sus consecuencias. Creo más bien que la habilidad narrativa de Lucas imaginó todo esto para hacer comprensible la identidad de la vida y de la misión de Jesús de Nazaret. Mientras leo este relato de Zaqueo no deja de resonarme el mensaje ya anunciado en 15,1-3: “Todos los que recaudaban impuestos para Roma y los pecadores se acercaban a Jesús para oírle. En cambio, los fariseos y maestros de la Ley murmuraban: Este anda con pecadores y come con ellos”.
Además, como ya he indicado, este relato de Zaqueo sólo le pertenece a Lucas y nos lo ha situado, muy cuidadosamente, en el corazón de la ciudad de Jericó y para ello ha variado la ubicación de los hechos entorno al ciego Bartimeo como se puede constatar al leer en paralelo Marcos 10,46-52, Mateo 20,29-34 y Lucas 18,35-43: “Cuando se acercaba a Jericó, un ciego sentado junto al camino oyó pasar gente y preguntó de qué se trataba”. Y a continuación en 19,1: “Jesús entró en Jericó y atravesaba la ciudad”. Y otro poco después en 19,28: “Y dicho esto, Jesús siguió su camino, subiendo a Jerusalén”.
Jericó fue la puerta de entrada a la tierra con la que soñaba el pueblo mientras escapaba de la esclavitud del viejo imperio del faraón egipcio. Y en Jericó, constatan los Evangelistas, acontece el acabamiento de la ceguera que esclaviza a Bartimeo y la liberación de la riqueza que deshumaniza a Zaqueo. Y esto es posible por la experiencia de haberse encontrado estas personas con aquel Jesús, laico de la Galilea, que se atrevió a compartir casa, mesa y comida.
Carmelo Bueno Heras. En Burgos, 30.10.2016, Y también en Madrid, 02.11.2025.
Comentario segundo:
Con el versículo 22,20, el Evangelista parece haber concluido la narración de ‘la institución de la eucaristía’, como suelen titular las biblias el breve texto de Lucas 22,19-20. En este breve texto de dos versículos encuentran muchos comentaristas las razones para justificar la evidencia de que Jesús instituyó dos sacramentos, el de la eucaristía y el del sacerdocio. Por más que lo leo y releo nada de esto descubro. Será que mis ojos son o están ciegos. Aquí se acaba el texto que ya comenté en la semana pasada.
Ahora continuamos la lectura y la crítica contemplativa del relato de Lucas sobre su Jesús de Nazaret. Y nos centramos en el texto de 22,21-38. Un relato muy sorprendente y a la vez tan común entre los cuatro evangelistas. Acabada la cena pascual de Jesús, que es la de su pan y su vino, este hombre y en este contexto declara explícitamente y en público que uno de los participantes le va a traicionar. Anuncia la existencia de un traidor: “La mano de quien me entrega está aquí conmigo sobre la mesa” (22,21).
Un poco más adelante, el mismo Jesús de Nazaret anuncia la negación de Pedro. Una negación que es tan semejante o igual que una traición: “Te digo, Pedro, que cuando hoy cante el gallo ya habrás negado tres veces que me conoces” (22,34).
Entre estos dos anuncios de Jesús, el de la traición de Judas y el de las negaciones de Pedro, este Evangelista nos ha contado la discusión acalorada y el enfrentamiento de los comensales de la cena sobre una cuestión de ‘vida o muerte’, muy importante: “Entre ellos hubo un altercado sobre quién de ellos merecía ser el mayor” (22,24). Según este Lucas, ¿alguna de aquellas personas de la mesa ya estaba pensando en el Papado de Roma o en un Obispado Primado?
Este enfrentamiento por el poder que surgió en plena tarea evangelizadora de Jesús nos lo han contado los cuatro Evangelios, pero solamente Lucas ha puesto en relación directa esta lucha por el poder con la celebración de la Cena de pascua y del pan y el vino. ¿Fue así en la realidad histórica? Según este Lucas, pudo ser.
Pero existe otro curioso dato que no me puedo callar. Los Evangelistas Marcos (14,17-31) y Mateo (26,20-35), entre el anuncio de la traición de Judas y anuncio de las negaciones de Pedro, nos cuenta la cena última de Jesús. En cambio, el Evangelio de Juan (13,21-38) nos cuenta entre ambos anuncios el único mandamiento de Jesús, amaos unos a otros (13,35). Y en Lucas (22,21-34) entre ambos anuncios nos cuenta que “el mayor es el que sirve, no el que manda”.
Cuando medito en esto sin tiempo acabo por decirme que este ‘servicio’ del que escribe Lucas es tan igual como el ‘amaos unos a otros’ de Juan y tan igual al ‘pan y vino’ del que escriben Marcos y Mateo. Así, ‘servir-amar-comerybeber’ es comulgar a Jesús de Nazaret y con él hacer memoria de su buena noticia. La misa del sacerdocio, en rito de Trento, es otra distinta cosa. Y, por fin, las palabras puestas en boca de Jesús por este Evangelista (22,35-38) sobre la cuestión de tener o comprar espadas nunca lo he comprendido y por eso, sólo lo cito y me callo.
Carmelo Bueno Heras. En Madrid, 28.10.2018. Y también en Madrid, 02.11.2025.
Santos del día 1 de noviembre










