Conocerse a fondo
Para despertarse,
el único camino es la observación. El ir observándose. El ir observándose uno a
sí mismo, sus reacciones, sus hábitos y la razón de por qué responde así. Observarse
sin críticas, sin justificaciones ni sentido de culpabilidad ni miedo a
descubrir la verdad. Es conocerse a fondo.
El indagar e
investigar quién es Jesucristo es muy loable, pero ¿para qué sirve? ¿Te puede
servir para algo si no te conoces a ti mismo? ¿Te sirve para algo si estás
controlado y manipulado sin saberlo?
La pregunta más
importante del mundo, base de todo acto maduro, es: ¿Yo, quién soy? Porque, sin
conocerte, no puedes conocer ni a Dios. Conocerte a ti mismo es fundamental.
Sin embargo, lo curioso del caso es que no hay respuesta para la pregunta
¿quién soy yo?, porque lo que tienes que averiguar es lo que no eres, para
llegar al ser que ya eres.
Hay un proverbio
chino que dice: "Cuando el ojo no está bloqueado, el resultado es la visión.
Cuando la mente no está bloqueada, el resultado es la sabiduría, y cuando el
espíritu no está bloqueado, el resultado es el amor."
Hay que quitar las
vendas para ver. Si no ves, no puedes descubrir los impedimentos que no te
están dejando ver.
El observarte a ti mismo es estar atento a todo lo
que acontece dentro y alrededor de ti, como si esto le ocurriese a otra
persona, sin personalizarlo, sin juicio ni justificaciones ni esfuerzos por
cambiar lo que está sucediendo, ni formular ninguna crítica ni autocompadecerte.
Los esfuerzos que hagas por cambiar son peores, pues luchas contra unas ideas,
y lo que hay que hacer es comprenderlas, para que ellas se caigan por sí solas
una vez que comprendas su falta de realidad. Hay que cuestionar todo esto para
ver si se comprende como una verdad y entonces te pondrás a observarte
No hay comentarios:
Publicar un comentario