Despierta
¿Se puede decir que
en estos últimos días no te has sentido como un hombre libre y feliz, sin
problemas ni preocupaciones? ¿No te has sentido así? Pues estás dormido. ¿Qué
ocurre cuando estás despierto? No cambia nada, todo ocurre igual, pero tú eres
el que ha cambiado para entrar en la realidad. Entonces lo ves todo claro.
Le preguntaron a un
maestro oriental sus discípulos: "¿Qué te ha proporcionado la
iluminación?" Y contestó: "Primero tenía depresión y ahora sigo con
la misma depresión, pero la diferencia está en que ahora no me molesta la
depresión."
Estar despierto es
aceptarlo todo, no como ley, ni como sacrificio, ni como esfuerzo, sino por
iluminación. Aceptarlo todo porque lo ves claro y ya nada ni nadie te puede
engañar. Es despertar a la luz. El dolor existe, y el sufrimiento sólo surge
cuando te resistes al dolor. Si tú aceptas el dolor, el sufrimiento no existe.
El dolor no es inaguantable, porque tiene un sentido comprensible en donde se
remansa. Lo inaguantable es tener el cuerpo aquí y la mente en el pasado o en
el futuro.
Lo insoportable es
querer distorsionar la realidad, que es inamovible. Eso sí que es
insoportable. Es una lucha inútil como es inútil su resultado: el sufrimiento.
No se puede luchar por lo que no existe.
No hay que buscar
la felicidad en donde no está, ni tomar la vida por lo que no es vida, porque
entonces estaremos creando un sufrimiento que sólo es el resultado de nuestra
ceguera y, con él, el desasosiego, la congoja, el miedo, la inseguridad...
Nada de esto existe sino en nuestra mente dormida. Cuando despertemos, se
acabó.
Importa la vida
El ir contra la
realidad, haciendo problemas de las cosas, es creer que tú importas, y lo
cierto es que tú, como personaje individual, no importas nada. Ni tú, ni tus
decisiones ni acciones importan en el desarrollo de la vida; es la vida la que
importa y ella sigue su curso. Sólo cuando comprendes esto y te acoplas a la
unidad, tu vida cobra sentido. Y esto queda muy claro en el Evangelio. ¿Importaron
todas las transgresiones y desobediencias para la historia de la salvación?
¿Importa si yo asesino a un hombre? ¿Importó el que asesinaran a Jesucristo?
Los que lo asesinaron creían estar haciendo un acto bueno, de justicia, y lo
hicieron después de mucho discernimiento.
Jesús era portador
de la luz y por ello predicaba las cosas más raras y contrarias al judaísmo, a
sus creencias e interpretaciones religiosas: hablaba con las mujeres, comía
con los ladrones y prostitutas. Pero, además, interpretaba la Ley en
profundidad, saltándose las reglas y sus formas. Los sabios y los poderosos
tenían que eliminarlo. ¿Podía ser de otra manera? Era necesario que muriera
así, asesinado y no enfermo de vejez.
Cuentan que un rey
godo se emocionó al oír el relato de Jesús y dijo: "¡De estar yo allí, no
lo hubieran matado!"
¿Lo creemos así,
como ese rey godo? Dormimos.
La muerte de Jesús
descubre la realidad en una sociedad que está dormida y, por ello, su muerte
es la luz. Es el grito para que despertemos.
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