AGENDAS OCULTAS
Hay una
diferencia entre el conocimiento y la consciencia, entre la información y la
consciencia. Hace poco les dije que no se puede hacer el mal con consciencia.
Pero se puede hacer el mal con conocimiento o con información, cuando se sabe
que algo es malo. "Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen".
Yo traduciría esto como: "Ellos no están conscientes de lo que
hacen". Pablo dice que él es el mayor de los pecadores porque persiguió a
la iglesia de Cristo. Pero agrega que lo hizo inconscientemente. O si ellos
hubieran tenido consciencia de que estaban crucificando al Señor de la Gloria,
no lo habrían hecho. O: "El día llegará en que os perseguirán y creerán
que están sirviendo a Dios". No tienen consciencia. están atrapados en la
información y el conocimiento. Tomás de Aquino lo dice con acierto: "Cada
vez que alguien peca, peca bajo la apariencia del bien". Están
encegueciéndose a sí mismos; están viendo algo como bueno aunque sepan que es
malo; están racionalizando porque buscan algo con el pretexto del bien.
Alguien me
habló de dos situaciones en que para ella era difícil estar consciente.
Trabajaba en una industria de servicios, en la cual había mucha gente, sonaban
muchos teléfonos, y ella estaba sola y había distracciones que provenían de mucha gente tensa y airada. Para ella era
muy difícil mantener la serenidad y la calma. La otra situación era cuando
estaba conduciendo en medio del tránsito, con las bocinas y la gente que
gritaba palabras soeces. Me preguntó si algún día se disiparían los nervios y
ella podría permanecer en paz.
¿Captaron cual
era el apego? La paz. Estaba apegada a la paz y a la calma. Decía: "A
menos que esté en paz, no seré feliz". ¿Se les ha ocurrido alguna vez que
se puede ser feliz en medio de la tensión?
Antes de despertar, yo me deprimía; después del despertar sigo
deprimido. La relajación y la sensibilidad no se convierten en una meta.
¿Alguna vez ha oído hablar de las personas
que se tensionan cuando tratan de relajarse? Si uno está tenso,
sencillamente se observa la tensión. Uno nunca se comprenderá a sí mismo si
trata de cambiarse. Cuanto más intente cambiarse, más difícil será. Hay que
tomar consciencia. capte el sonido desapacible de ese teléfono; capte los
nervios en tensión; capte la sensación del timón en el automóvil. En otras
palabras, dese cuenta de la realidad, y deje que la tensión o la calma cuiden
de sí mismas. En realidad, tendrá que dejar que ellas cuiden de sí mismas
porque cuando usted estará demasiado ocupado poniéndose en contacto con la realidad.
Paso a paso, deje que lo que ha de suceder suceda. El verdadero cambio se
presentará cuando lo cause, no su ego, sino la realidad. La consciencia libera
a la realidad para cambiarlo a usted.
Con la
consciencia usted cambia, pero tiene que experimentarlo. En este momento,
justamente cuando ustedes están aceptando mi palabra. Tal vez, también ustedes
tengan un plan para lograr ser conscientes. Su ego, de manera sutil, está
empujándolos hacia la consciencia. ¡Cuidado! encontrarán resistencia, tendrán
dificultades. Quienes ansían tener consciencia todo el tiempo, pueden sentir
una ligera intranquilidad. Quieren estar despiertos, averiguar si están
realmente despiertos o no. Eso es parte del ascetismo, no de la consciencia.
Eso suena extraño en una cultura en la que nos han preparado para lograr metas,
para llegar a alguna parte; pero, en realidad, no hay a dónde ir porque uno ya
está ahí. Los Japoneses lo dicen muy bien: "El día que usted deje de
viajar, habrá llegado". Su actitud debe ser: "Quiero ser consciente,
quiero estar en contacto con o que es y dejar que lo que ha de suceder, suceda;
si estoy despierto bien; y si estoy dormido, bien". En el momento en que
lo convierta en una meta e intente obtenerlo, estará buscando la glorificación
de su ego, la promoción de su ego. Usted quiere la sensación agradable de
haberlo logrado. Cuando lo haya logrado, no lo sabrá. Su mano izquierda no
sabrá lo que hace su mano derecha.
"Señor, ¿cuándo lo hicimos? No teníamos consciencia". La
caridad nunca es tan hermosa como cuando se ha perdido la consciencia de estar
practicándola. "¿Así que le ayudé? Yo estaba divirtiéndome. Estaba
danzando mi danza. Si le fui útil ¡qué maravilla! Lo felicito. No me debe
nada". Cuando usted lo logre, cuando esté consciente, progresivamente
dejarán de importarle los rótulos como "despierto" o
"dormido". Una de mis dificultades en este punto es despertar su
curiosidad sin despertar su avaricia espiritual. ¡Despertémonos!, va a ser
maravilloso. Después de un tiempo, no importa; uno está consciente porque vive.
La vida sin consciencia no vale la pena. Y usted dejará que el dolor cuide de
sí mismo.
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