Gil de Lorenzana (Bernardino di Bello), Beato
Eremita Frenciscano, 10 de enero
Por: Ferrini Ramirez | Fuente: Franciscanos.org
Martirologio Romano: En Laurenzana, en la Lucania, beato Gil (Bernardino) Di Bello, religioso de la Orden de los Hermanos Menores, que vivió encerrado en una cueva (1518).
Tambien conocido como: Egidiio di Bello o Egidio de Lorenzana

Gil, en el siglo Bernardino De Bello, nació en Laurenzana, al sur de Italia, en la región de Basilicata, hacia el año 1443,en el seno de un hogar modesto y cristiano.
Muy inclinado a la piedad desde su niñez, cuando llega a la adolescencia, obtiene licencia para vivir retirado en un santuario que se encontraba en medio del campo, donde el joven se entrega sobre todo a la oración.
Pero su soledad es interrumpida por la visita de los vecinos del pueblo que quieren ver por sí mismos al joven ermitaño y empiezan a consultarle sus preocupaciones.
No hallándose capaz de dar respuesta a quienes acuden a él, decide dejar el santuario y colocarse como jornalero con un rico agricultor, el cual le toma afecto y le permite pasar en oración varias horas al día.
Así está un tiempo hasta que madura su propia vocación y se decide a pedir el hábito franciscano en el convento de Lorenzana.
Admitido al noviciado, profesa como hermano y se le asigna el encargo de trabajar la huerta de los frailes.
Tiene la inspiración de pedir y obtener licencia para construirse una pequeña celda en lo más alejado de la huerta y allí poder pasar en contemplación de las cosas divinas las horas que no son del trabajo.
Y así discurre su vida: trabajo y oración altísima, siendo evidentes a la comunidad religiosa las virtudes del humilde hermano, que no salía de su celda sino para el trabajo y para acudir a la iglesia donde adoraba con amor de serafín al Santísimo Sacramento.
Murió en su pueblo natal el 10 de enero de 1518, estrechando en sus manos el rosario de la Virgen María.
El papa León XIII confirmó su culto el 27 de junio de 1880.
Por: Ferrini Ramirez | Fuente: Franciscanos.org

Religioso
Tambien conocido como: Egidiio di Bello o Egidio de Lorenzana

Muy inclinado a la piedad desde su niñez, cuando llega a la adolescencia, obtiene licencia para vivir retirado en un santuario que se encontraba en medio del campo, donde el joven se entrega sobre todo a la oración.
Pero su soledad es interrumpida por la visita de los vecinos del pueblo que quieren ver por sí mismos al joven ermitaño y empiezan a consultarle sus preocupaciones.
No hallándose capaz de dar respuesta a quienes acuden a él, decide dejar el santuario y colocarse como jornalero con un rico agricultor, el cual le toma afecto y le permite pasar en oración varias horas al día.
Así está un tiempo hasta que madura su propia vocación y se decide a pedir el hábito franciscano en el convento de Lorenzana.
Admitido al noviciado, profesa como hermano y se le asigna el encargo de trabajar la huerta de los frailes.
Tiene la inspiración de pedir y obtener licencia para construirse una pequeña celda en lo más alejado de la huerta y allí poder pasar en contemplación de las cosas divinas las horas que no son del trabajo.
Y así discurre su vida: trabajo y oración altísima, siendo evidentes a la comunidad religiosa las virtudes del humilde hermano, que no salía de su celda sino para el trabajo y para acudir a la iglesia donde adoraba con amor de serafín al Santísimo Sacramento.
Murió en su pueblo natal el 10 de enero de 1518, estrechando en sus manos el rosario de la Virgen María.
El papa León XIII confirmó su culto el 27 de junio de 1880.
Ana de los Ángeles Monteagudo, Beata
Ana de los Ángeles Monteagudo, Beata
Ana de los Ángeles Monteagudo, Beata
Dominica, 10 de enero
Por: . | Fuente: ACI Prensa
Martirologio Romano: En la ciudad de Arequipa, en Perú, beata Ana de los Ángeles Monteagudo, virgen de la Orden de Predicadores, que con sus dones de consejo y profecía se dedicó a promover el bien de toda la ciudad (1686).
Fecha de beatificación: 2 de febrero de 1985 por el Papa Juan Pablo II.

Nació en Arequipa el 26 de julio de 1602, hija del español Sebastián Monteagudo de la Jara y de la arequipeña Francisca Ponce de León.
Conforme a costumbres de la época, Ana fue internada por sus padres en el monasterio de Santa Catalina.
Vuelta al hogar por decisión de sus padres, no le satisfacieron los halagos del mundo ni las perspectivas de un ventajoso matrimonio.
Deseaba hacerse religiosa y lo puso en práctica ante la indignada reacción de sus padres.
Soportó con paciencia y ánimo invicto las contrariedades y emprendió la senda de la perfección.
En 1618 inicia el noviciado y añade a su nombre el apelativo "de los Ángeles".
La aspereza de la vida conventual no la arredra. Vive con entusiasmo el ideal de Domingo de Guzmán y de Catalina de Siena.
Con el tiempo llega a ser Maestra de novicias y Priora (1647).
Acomete con energía la reforma del monasterio. Amonesta y corrige, anima y promueve. Además de las profesas, habitaban por esa época en el monasterio cerca de 300 personas, no todas imbuidas del deseo de perfección.
La obra de Ana de los Ángeles chocó con oposiciones tenaces. Sor Ana atendió asimismo, abnegada y heroicamente, a las víctimas de una peste que azotó Arequipa.
Tuvo altísima oración, esmerada perfección en las virtudes propias de la vida religiosa, serenidad y paciencia en los sufrimientos.
Falleció el 10 de enero de 1686.
Beatificada en Arequipa por Juan Pablo II en 1985.
Por: . | Fuente: ACI Prensa

Religiosa Dominica
Fecha de beatificación: 2 de febrero de 1985 por el Papa Juan Pablo II.

Conforme a costumbres de la época, Ana fue internada por sus padres en el monasterio de Santa Catalina.
Vuelta al hogar por decisión de sus padres, no le satisfacieron los halagos del mundo ni las perspectivas de un ventajoso matrimonio.
Deseaba hacerse religiosa y lo puso en práctica ante la indignada reacción de sus padres.
Soportó con paciencia y ánimo invicto las contrariedades y emprendió la senda de la perfección.
En 1618 inicia el noviciado y añade a su nombre el apelativo "de los Ángeles".
La aspereza de la vida conventual no la arredra. Vive con entusiasmo el ideal de Domingo de Guzmán y de Catalina de Siena.
Con el tiempo llega a ser Maestra de novicias y Priora (1647).
Acomete con energía la reforma del monasterio. Amonesta y corrige, anima y promueve. Además de las profesas, habitaban por esa época en el monasterio cerca de 300 personas, no todas imbuidas del deseo de perfección.
La obra de Ana de los Ángeles chocó con oposiciones tenaces. Sor Ana atendió asimismo, abnegada y heroicamente, a las víctimas de una peste que azotó Arequipa.
Tuvo altísima oración, esmerada perfección en las virtudes propias de la vida religiosa, serenidad y paciencia en los sufrimientos.
Falleció el 10 de enero de 1686.
Beatificada en Arequipa por Juan Pablo II en 1985.
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