viernes, 6 de febrero de 2015

EL TIEMPO Y LA ESPERA IX (II. SALMOS DE VIGILIA) Pedro CASALDÁLIGA

BENDICIÓN DE SAN FRANCISCO
A FRAY LEONARDO BOFF
¿Qué le diría mi compadre San Francisco
a su hijo, Leonardo Boff,
en esta hora de probación?
—Hermano Leonardo,
teólogo de la Gracia Libertadora
por el designio del Padre:
aunque no sea muy conforme con el Evangelio de la libertad de los hijos de Dios
esta manera vaticana de tratar a los hermanos en la fe,
Tú, hermano Leonardo,
en memoria y seguimiento de Nuestro Señor y Libertador Jesucristo
que se hizo obediente hasta la muerte y muerte de cruz,
obedece con humor de hermano menor del Reino.
Sé por unos días, en sementera fecunda,
teólogo del silencio del Verbo.
Comparte en profundidad el misterio de los Pobres
que no tienen voz ni en la Sociedad ni en la Iglesia.
Tu libro, tan temido, se ha revestido ahora de razones más próximas.
Escucha, en mayor silencio,
el grito de los oprimidos que brota de este Continente de la muerte y la esperanza
y el canto nuevo que ya rompe de las aldeas indígenas,
[de los campos y las ciudades.
La mujer, una vez ha dado a luz, olvida los dolores que sufrió en el parto,
feliz por haber entregado un nuevo hijo al Pueblo.
La noche va pasando
y el día se aproxima.
Apresta, durante esta vigilia, las vestes de la nueva luz.
El viento libre del mar de Tiberíades
y las aves evangelizadoras del monte de las Bienaventuranzas
invadirán, para alegría de los Pobres,
todo el recinto de la Iglesia de nuestro Salvador Jesús.
¡Paz y Bien, hermano Leonardo!
Toda la hermandad te acompaña,
en la oración de la fe,
con las serenatas impacientes de la esperanza
y en la rebelde fidelidad de los adultos corresponsables por el Reino de Dios.
Profeta escogido de tantas palabras luminosas,
sé, por un poco de tiempo, profecía callada...
... y tu corazón experimentará la perfecta alegría.
Para gloria del Padre que nos creó libres,
en la Pascua del Hijo que con su sangre nos liberó de todo cautiverio
y en la consolación del Espíritu Santo que es el sello vivo de nuestra Libertad.
Amen, ¡Aleluya!

Y QUE LE DIRIA, UN AÑO DESPUÉS,
MI COMPADRE SAN FRANCISCO
A FRAY LEONARDO?
—Hermano Leonardo,
teólogo confirmado de la Liberación
por la gracia del Padre y el apremio del Pueblo:
ahora que nuestros señores,
los maestros de Roma,
te han devuelto la Palabra,
devuélvesela entera
a tu Señor, el Pobre;
vestida ya por siempre con el hábito
del color de la tierra
que es sepultura y surco;
del color de madera del leño de la Pascua.

¿ME DEJÁIS SOLO?
¿Me dejáis solo?
¿Con la verdad?
¿Por qué no me ayudáis
a examinar la piedra fascinante
que me ha atraído siempre a la frontera?
Los caminos trillados
son caminos de todos.
Nosotros, por lo menos,
debemos arriesgar estas veredas
donde brota la flor del Tiempo Nuevo,
donde las aves dicen la Palabra
con el vigor antiguo,
por donde otros arriesgados buscan
la humana libertad...
Si el corazón es limpio
no ha de atraparnos nunca
la noche intransitable.
El viento y las estrellas
nos dictarán los pasos.
¿Por qué me dejáis solo,
con o sin la verdad?

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