jueves, 16 de abril de 2015

San Benito José Labre - Drogón, Santo - Contardo de Broni, Santo - Toribio de Astorga, Santo - Fructuoso de Braga, Santo - Magno de Orcadas, Santo 16042015

 

San Benito José Labre

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San Benito José Labre, mendigo. Año 1783.  Si los vagabundos tuvieran un santo patrono, sería San Benito José Labre. Ya a los doce años ponía como cabecera para dormir una tabla y desde los 16 hasta su muerte durmió siempre en el duro suelo. Tanto que la gente llegó a llamarlo "el santo que duerme en el suelo".    Nació en Bologna, Francia, en 1748. Era el mayor de los quince hijos de un librero acomodado. Sus padres lo colocaron a estudiar junto a un tío suyo sacerdote, el Padre Santiago.   Benito José sentía una enorme inclinación a la lectura de la Sagrada Escritura y a leer Vidas de Santos y libros religiosos.
Otra de sus inclinaciones era hacia la vida retirada del mundo, hacia la vida de oración y de meditación.   Viajando a pie centenares de kilómetros, muchas veces por entre la nieve, visitó varios conventos de Cartujos y de Trapenses.   Al fin en un convento hicieron una excepción  ( por su edad) y lo admitieron, le llegó la enfermedad de los escrúpulos (imaginarse pecado lo que no lo es) y le empezaron terribles angustias, el Superior tuvo que aconsejarle que se retirara. Benito bajó humildemente la cabeza y dijo: "Hágase la santa voluntad de Dios", y se alejó meditabundo.    Benito se propuso dedicar muchos años de su vida a visitar los santuarios más famosos de Europa, pero a pie, descalzo, de limosna, vestido como un pordiosero y dedicado únicamente a rezar, meditar y hacer penitencia.    Descalzo (aun en plena nieve, pedregales o barro) con un vestido sumamente viejo y descolorido, lleno de remiendos.
Con un pobre morral donde únicamente llevaba la Imitación de Cristo y un Devocionario para leer los Salmos y otras oraciones.     Sobre su camisa remendada lleva un escapulario y un crucifijo. Las primeras tres noches que estuvo en Roma, las pasó en un hospicio de pobres, pero luego le pareció que eso era demasiado lujo para él y en adelante dormirá siempre a la intemperie o en el quicio de una puerta, o bajo un puente, o al abrigo de una escalera, o donde la noche lo sorprenda. Nunca aceptaba un lecho o una cama.    Lo más que aceptaba era un costal para acostarse en él. Quería asemejarse a Jesús que no tenía ni una piedra para recostar la cabeza. Su filosofía era la de las avecillas del cielo, a las cuales Dios alimenta y que no viven preocupadas por el día de mañana, porque el Padre Dios sabe muy bien que es lo que vamos a necesitar. Las personas ordinarias al verlo sentían desprecio por él y los orgullosos hasta le tenían asco.
Andaba por todos esos caminos de Europa de santuario en santuario, desde España hasta Francia, Alemania, Italia, etc., absorto, como dedicado a la contemplación y a hablar con Dios. Cuando llegaba a un santuario se pasaba los días enteros orando allí ante la santa imagen.   "Mi cerebro está compuesto de fuego para amar a Dios. Mi corazón es de carne para poder tener caridad para con el prójimo. Mi voluntad es de bronce para tratarme duro a mí mismo".    "Me parece que Dios quiere que yo le sirva de esta manera. Los pobres dormimos en el lugar donde nos llega la noche… los que ya nos acostumbramos a la pobreza no necesitamos cama demasiado cómoda para dormir… además en este modo de vivir siento más facilidad para comunicarme con el buen Dios".    Mientras más se humillaba él, más se preocupaba Dios por elevarlo. Su padre confesor que al principio dudaba mucho de él, se fue convenciendo cada día más y más de que se trataba de un verdadero santo y fue recogiendo datos para su biografía.
Don Jorge Zittli un convertido, vio un día que Benito José se acercaba a una mujer que lloraba porque su hijito agonizaba y le dijo: "Deja de llorar mujer, que tu niño ya está bien", y al colocarle la mano sobre la cabeza del niño, éste quedó instantáneamente curado.-    Desde 1777 su devoción preferida será asistir a las "Cuarenta horas", esta hermosa devoción que consiste en exponer la Santa Hostia (o sea el cuerpo de Cristo), y dedicarse los parroquianos durante 40 horas a rendirle, por turnos, piadosa adoración.     El padre Daffini vio a Benito en el templo de los Santos Apóstoles, rodeado por un gran resplandor, mientras adoraba la Santa Hostia. María Poeti lo vio lleno de resplandores y elevarse sobre el suelo mientras adoraba al Señor en la Eucaristía.
El padre Pompei, Capellán de Santa María La Mayor vio que sobre el corazón de nuestro santo se veían llamaradas mientras adoraba la Santa Hostia.    A principios de la cuaresma de 1783 adquirió un violento resfriado y el Miércoles Santo estando rezando en un templo cayó desmayado. Muchos acudieron a socorrerlo y un carnicero lo llevó a su casa para atenderlo. Le aplicaron la Unción de los Enfermos y el Jueves Santo - 16 de abril - a la madrugada pasó a la eternidad.   Cien años después de su muerte, en 1883, fue declarado santo por el Sumo Pontífice. Varios volúmenes de documentos en Roma comprueban su gran santidad.







Oremos

Señor Dios todopoderoso, que de entre tus fieles elegiste a San Benito José Labre para que manifestara a sus hermanos el camino que conduce a ti, concédenos que su ejemplo nos ayude a seguir a Jesucristo, nuestro maestro, para que logremos así alcanzar un día, junto con nuestros hermanos, la gloria de tu reino eterno. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.



Drogón, Santo
Drogón, Santo
Patrono de los pastores, 16 de abril


Por: . | Fuente: santiebeati.it



Recluso

Martirologio Romano: En Sebourg, en Hainaut, Francia, san Drogón, pastor y peregrino por el Señor, que, buscando una vida sencilla y solitaria, acabó sus días recluso en una pequeña celda. ( c.1189)
Drogón, cuyo nombre se presenta también con las variantes francesas de Dreux y Druon, era un exponente de una noble familia flamenca. Nacido en 1118 en Épinoy, en la región francesa de Artois (Artesia), quedó inmediatamente huérfano, pues el padre murió poco antes de su nacimiento, y la madre en el momento del parto. Una vez mayor se enteró de este triste hecho, Drogón comenzó a sufrir de sentimiento de culpa por la muerte de su madre y a estar constantemente abatido por una fuerte depresión. No le quedó más que entregarse a la Divina Misericordia y, siendo ya adulto, iniciar una serie de peregrinaciones penitenciales que le permitieran superar sus dificultades y escrúpulos. Decidió establecerse en Sebourg, en el distrito de Valenciennes, en la Francia nororiental, y aquí emprendió la actividad de pastor. Pronto se difundió por los alrededores su fama de santidad, y algunas voces le atribuían el don de la bilocación. Parece de hecho que fue visto asistiendo a misa, y a la vez llevando a pastar a las ovejas, surgiendo así un dicho popular: “No siendo san Drogón, no puedo estar en dos lugares simultáneamente”. Transcurridos seis años reemprendió su peregrinaje y, después de haber estado en Roma al menos nueve veces, fue aquejado de una grave hernia que lo obligó a vivir en una celda expresamente edificada contra el muro de una iglesia de Sebourg. La participación en la misa le era facilitada por una ventanilla oblicua que conectaba los dos lados. En tales condiciones sobrevivió, según la tradición, agonizando durante cuarenta años, entre atroces sufrimientos, alimentándose de pan y agua. La leyenda narra que, ocurrido un incendio que destruyó gran parte de la iglesia y de su celda, Drogón fue encontrado arrodillado entre las cenizas.

Pero en el 1189 llegó también para él la hora de la muerte y su culto se difundió inmediatamente en los alrededores. Su tumba fue hecha en la iglesia de Sebourg y se convirtió en meta de incesantes peregrinaciones. Venerado como patrono de los pastores y del pastoreo, es también invocado contra la hernia, la nefritis y los cólicos renales. En el 1320 fue redactada una breve «Vita», gracias a la recopilación de diversos elementos legendarios. Otras breves «Vitae» de uso popular fueron escritas en lengua francesa o flamenca.

Pero en el 1189 llegó para él la hora de su muerte, su culto enseguida se difundió en las zonas circunstantes. Su tumba, colocada en la iglesia de Sebourg, se volvió destino de incesantes romerías. Venerado como patrón de los pastores y los pastizales, es pero también invocado en los casos de hernia, nefritis y cólicos nefríticos. 

En el 1320 fue redactada uno breve "Vida" gracias a la fusión de bastantes elementos legendarios. Otras breves “Vidas” suyas de extracción popular fueron redactadas en lengua francesa o flamenca.

Reproducido con autorización de Santiebeati.it
responsable de la traducción: Xavier Villalt




Contardo de Broni, Santo
Contardo de Broni, Santo
Peregrino, 16 de abril


Por: . | Fuente: santiebeati.it



Peregrino

Martirologio Romano: En Broni, cerca de Pavía, en Lombardía, Italia, conmemoración de san Contardo, peregrino, que escogió vivir en pobreza total y falleció al contraer una enfermedad mientras se encontraba de camino hacia Santiago. ( 1249)
San Contardo nació en Ferrara en 1216, el hijo mayor de los príncipes d’Este, señores de la ciudad. 

En los primeros años de su juventud Contardo siente la voz de Dios que con fuerza lo llama a dejar las riquezas terrenas y el derecho de sucesión, para vivir en la pobreza, un peregrino del Evangelio en los caminos de Europa, sin un lugar en que encontrar amparo, siguiendo el ejemplo del Divino Maestro.

El príncipe salió de Ferrara con algunos compañeros, empezó a viajar al santuario de Santiago de Compostela, edificando con su fe y sencillez a quienquiera que encontrara.

Al llegar a Broni (Pavía provincia, diócesis de Tortona), cayó enfermo y expresó el deseo de ser enterrado allí si cosechan muerte. Y así fue 16 de abril 1249. 

Algunos prodigios impidieron que todo esto ocurriera en el anonimato y revelaron la santidad del desconocido peregrino, (las campanas se echaron a tocar solas y resplandecientes cirios se encendieron junto al cuerpo), dando lugar a la veneración de los bronesi que sepultaron el santo cuerpo con todos los honores, en la iglesia parroquial, antigua Colegiada, pronto constituida en Basílica Menor.

San Contardo fue venerado con culto aprobado por el Papa Pablo V y enriquecido con indulgencias por el Papa Urbano VIII. 

La fiesta de la ascensión al cielo es celebrada el 16 de abril, mientras que la memoria del traslado del cuerpo a la Basílica Menor de San Pedro Apóstol en Broni se celebra con gran asistencia de personas y procesión el último sábado de agosto. 

Al santo, definido por muchos Patrón del Oltrepò Pavese, le ha sido dedicada una colina en el Ayuntamiento de Broni, Colina San Contardo, sobre cuya cima está situada una antigua capilla. El camino a través de la colina está engalanado por las 15 estaciones del Vía Crucis, obra artística realizada por el por el escultor Angelo Grilli.

Reproducido con autorización de Santiebeati.it
responsable de la traducción: Xavier Villalta



Toribio de Astorga, Santo
Toribio de Astorga, Santo
Obispo, 16 de abril


Por: . | Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina01



Obispo

Martirologio Romano: En Astorga, durante el reinado de los suevos, en Hispania, hoy España, santo Toribio, obispo, que, por mandato del papa san León Magno, se enfrentó decididamente a la secta priscilianista que se difundía por Hispania ( s. V) 

Etimológicamente: Toribio = Ruidoso, es de origen griego.
El bienaventurado y celosísimo santo Toribio de Liébana, obispo de Astorga, fue natural de la provincia de Galicia, y a lo que se puede entender, hijo de una de las familias principales de la ciudad de Astorga. 

Habiendo aprendido y aprovechado mucho en las letras humanas, distribuyó su patrimonio a los pobres y navegó a Jerusalén, donde el obispo de aquélla iglesia hizo tal estimación de su santidad, que le confió el riquísimo tesoro de las cosas sagradas y reliquias de la pasión de nuestro Señor Jesucristo, de las cuales trajo después muchas a España. Volviendo de los Santos Lugares a su patria, curó milagrosamente a una hija del rey de los Suevos, y a otros muchos enfermos, y con las crecidas limosnas que le dieron, edificó un templo al Salvador, y puso en él las reliquias que había traído. 

A esa sazón, murió el Obispo de Astorga; y todos pusieron los ojos en santo Toribio, el cual aunque mucho se resistió, hubo de rendirse a la voluntad divina. Entonces fue cuando le acusó de un crimen de adulterio, un ambicioso diácono de Astorga, que pretendía aquélla cátedra, y el santo obispo, inspirado de Dios, se justificó plenamente. Porque habiendo ido a su catedral, un día de grande concurso dijo al pueblo la necesidad que tenía de volver por su honra y con muchas lágrimas pidió al Señor que deshiciese aquélla calumnia. Luego mandó traer al altar un brasero, y tomando en sus sagradas manos las ascuas encendidas, las envolvió en el sobrepelliz que traía puesto, y entonando el salmo de David, que comienza: «Levántese Dios, y sean disipados sus enemigos», rodeó toda la iglesia llevando las ascuas en el roquete; y todo el pueblo vio por sus ojos como ni el roquete ni las manos del Santo padecieron ninguna lesión de fuego, pues no quedó de él ni la más leve señal. Asombráronse todos de semejante maravilla, y el calumniador confesó a voces su pecado, y cayó muerto en la iglesia. 

Pero la obra más excelente que hizo santo Toribio, fue el acabar con la herejía de los Priscilianos en España, para lo cual se armó de una carta en que refutaba victoriosamente aquellos errores, y la envió a algunos obispos españoles. Y con las Letras Apostólicas del Papa, que era san León el Magno, y la autoridad de un concilio nacional que se juntó en Toledo, y otro provincial que se celebró en Galicia, cortó la cabeza de aquélla herejía que inficionaba muchos pueblos de España. Finalmente después de haber cumplido santo Toribio las obligaciones de un buen pastor, y defendido su rebaño de los lobos infernales, des cansó en paz. En el siglo VIII, por causa de la invasión de los moros fueron trasladadas sus reliquias, y las que trajo de Jesucristo, al monasterio de san Martín de Liébana que se llamó después san Toribio de Liébana. 

Priscilianismo: Herejía que confundía las tres personas divinas, alineándose en posiciones sabelianas. Ésta fue realmente la acusación más grave y frecuente, tanto de los cánones conciliares de los siglos y como de los antiguos heresiólogo. Cristológicamente el priscilianismo, lo mismo que el apolinarismo, apreciaba la realidad divina del alma de Cristo. Más aún, parece ser que consideraba el alma humana como de substancia divina. En línea con esta concepción, encontró un puesto en este movimiento una tendencia encratita, expresada en un desprecio altanero del mundo material, en las reiteradas invitaciones al ayuno y en la abstinencia absoluta del matrimonio y de la generación.


Fructuoso de Braga, Santo
Fructuoso de Braga, Santo
Abad y Obispo, 16 de abril


Por: Manuel Días y Díaz | Fuente: misa_tridentina.t35.com



Adad y Obispo

Martirologio Romano: En Braga, de Lusitania, hoy Portugal, san Fructuoso, obispo, el cual, monje y fundador de monasterios, fue obispo de Dumio y, por voluntad de los Padres del décimo Concilio de Toledo, obispo metropolitano de Braga, sede que rigió con prudencia junto con sus monasterios ( c.665) 

Etimológicamente: Fructuoso = Aquel que da Fruto, es de origen latino.
En los confines occidentales de España, ganados un siglo antes para la ortodoxia católica por el ilustre San Más Martín de Braga, floreció en el siglo VII uno de los mas eximios varones de la iglesia visigoda. Fructuoso, de noble familia emparentada con algunos reyes visigóticos, hijo de un jefe del ejército, púsose muy pronto en condiciones de servir a la Iglesia al iniciarse en las disciplinas eclesiásticas bajo la dirección de Conancio de Palencia. Allí recibió su educación sagrada, en compañía de numerosos jóvenes a los que había atraído la sabiduría y la discreción de este obispo; pero en su alma florecía la vocación monacal, manifestada desde niño con piadosos pensamientos al decir de su biógrafo, un sencillo monje discípulo y admirador suyo, que escribió una vida llena de detalles maravillosos y de milagros. Joven aún, renunció a sus bienes y dotó con ellos iglesias y benefició a los pobres, para saber desprenderse mejor de la atracción de las cosas del mundo. Y todo hace sospechar que se retiró al Bierzo, donde sus padres posean bienes cuantiosos. Allí le encontrarnos rodeado de discípulos, llevando austera vida de penitente, fortaleciendo a todos con su ejemplo y con su instrucción.

Nos narra su biografía que familias enteras se sentían arrastradas por el hondo movimiento espiritual que había iniciado al restablecer, con redoblado vigor, la vida monástica en retiros de soledad y en medio de exigente disciplina. Su biógrafo nos cuenta, admirado, cómo en varias ocasiones intentó huir a la soledad completa desde sus cenobios, para mejor y más intensamente consagrarse a Dios, sin que el fervor de sus discípulos se lo permitiera, pues no estaban dispuestos a quedarse privados de su guía.

En esta primera etapa de su actividad fundó Fructuoso muchos y diversos monasterios en el Bierzo, en Galicia, en el norte de Portugal, que pronto se vieron invadidos por una multitud creciente, tan grande que nos dice ingenuamente su biógrafo que los mismos jefes del ejército real llegaron a temer quedarse sin hombres que reclutar para sus campañas. Quizá en estas fundaciones puso por norma su regla, que presenta una enorme originalidad y muestra cómo no fue breve su conocimiento de los hombres que se le sometían para servir a Dios: regla dura y enérgica, adecuada a hombres del Norte, con vivo sentimiento de la comunidad y con un concepto de la obediencia muy desarrollado. En breve, un movimiento ascético de tal ímpetu trascendió los límites de Galicia, y el nombre de Fructuoso y su obra corrió por la Península entera; comienzan entonces las inquietudes apostólicas de Fructuoso, para quien se habían quedado pequeñas las soledades galaicas. Tenemos noticias de una peregrinación suya a Mérida, por devoción a Santa Eulalia, y de un viaje emprendido a continuación hacia el Sur hasta llegar a Sevilla y Cádiz. El respeto y las atenciones de que es objeto en su peregrinar nos revelan la fama de santidad y de grandeza que le antecedía: su incansable actividad le lleva a realizar también en estas regiones nuevas fundaciones en que aplicar su intensa disciplina, camino para adelantos mayores en la vía de la perfección.

No pocas leyendas piadosas nos transmite su biógrafo para mostrar la protección que Dios le dispensaba: unas veces, prodigiosamente, le evita el ser confundido con un animal al hallarse en medio de un matorral en oración simplemente cubierto de pieles; en otra ocasión puede atravesar con sus códices un río sin que sus tesoros de formación eclesiástica sufran el menor detrimento al contacto con el agua; en otra ocasión consigue un castigo para un malvado que injusta e inicuamente le ataca; en otro momento logra de manera maravillosa concluir un viaje que corría el riesgo de convertirse en tragedia por el agotamiento de los marineros que a golpe de remos impulsaban la barca, y no falta, en esta larga sucesión de milagros, la barquichuela arrastrada por las olas y recuperada por el Santo, que no vacila en lanzarse a caminar sobre el mar para poder traerla de nuevo a la orilla.

Incansable prosiguió Fructuoso la fundación de monasterios, hasta que, un día, decidió marchar al Oriente en peregrinación. Es probable que, además de visitar los Santos Lugares, como habían hecho tantos hombres ilustres del Occidente español, hubiera dispuesto en su ánimo dirigirse a Egipto, cuna y fuente de donde provino a la Iglesia occidental todo el monacato en que tantos espíritus se santificaron y fueron luz y guía del mundo cristiano, pero no pudo lograr su propósito porque el proyecto llegó a conocimiento del rey y de sus consejeros, que tomaron urgentes medidas para evitar que tal lumbrera de la Iglesia abandonara España. En medio de tanta actividad cuidaba Fructuoso de su propia formación intelectual y de la de sus monjes, y buscaba libros y explicaciones que satisficieran su sed y sus dudas e ignorancia: las vidas de santos, las narraciones de la vida y doctrina de los anacoretas egipcios, la Biblia, constituían el manjar predilecto de aquellos hombres cuya fama recorría más y más la Península de un lado al otro. Braulio de Zaragoza, el gran obispo amigo de San Isidoro, uno de los hombres de más completa y exquisita formación en la España de aquel tiempo, llama a Fructuoso brillante faro de la espiritualidad española, y reconoce y proclama el esfuerzo novador que de bosques y desiertos hacía un grupo de monjes que cantaba sin cesar las alabanzas de Dios.

El entusiasmo de Braulio, dictado, como él mismo dice, por la verdad y no por la adulación o la amistad, debía ser compartido por muchas gentes, que veían en nuestro Santo un hombre de Dios, entregado a su servicio y poderoso instrumento suyo. En aras de este servicio rinde Fructuoso poco después su deseo de soledad y oración, y acepta, no sin repugnancia, el honor de ser elevado a la dignidad episcopal como obispo abad de Dumio, notable monasterio próximo a Braga. Poco tiempo después, obligado por su cargo, asiste Fructuoso a un concilio nacional, presidido por el grande Eugenio de Toledo. Allí, depuesto Potamio, metropolitano de Braga, por diversas faltas de las que se acusó espontáneamente, con voto unánime, los Padres asistentes al concilio elevan a Fructuoso a la silla metropolitana de Braga, con la esperanza y la seguridad, dicen, de que daría ello mucha gloria a Dios y redundaría en gran beneficio de la Iglesia. Puede decirse que nada o casi nada se sabe de lo que hiciera en su paso por la sede bracarense; pero su celo incansable le mantenía tenso, y por ello una y otra vez acude ante el rey Recesvinto, cuyo comportamiento tanto aflige a los grandes obispos de este momento, para amonestarle, pedirle clemencia, aconsejarle.

El biógrafo de nuestro Santo, celoso como era de poner de relieve el espíritu monástico de Fructuoso, insiste ahora en la rigurosa vida ascética que mantuvo durante su tiempo de episcopado, en lo continuado de su actividad como fundador, hasta decir que, conocedor de su próximo fin, se entregó a tal frenesí de trabajo que no cesaba en su labor de dirección y construcción sin darse descanso ni de día ni de noche. Su última fundación parece haber sido el monasterio de Montelios, muy cerca de Braga, donde se conservó su cuerpo tras su muerte, hasta que siglos más tarde, en 1102, el arzobispo de Compostela, Gelmírez, le trasladó a Santiago.

Dícenos su biografía que, atacado de fiebre, comunicó su inmediata muerte a sus discípulos, llorosos por la pérdida que se avecinaba y asombrados por su alegría y tranquilidad en tales momentos; todavía entonces tuvo tiempo para disponer asuntos relacionados con el gobierno de varias de sus más importantes fundaciones; luego hizo ser llevado a la iglesia, donde recibió con sumo fervor y devoción la penitencia y donde permaneció toda la noche postrado en oración, hasta que, amaneciendo un día, que los libros litúrgicos de Braga dicen el de hoy, el año 665, entregó a Dios su alma.

Su biógrafo no olvida señalarnos que pronto comenzaron los milagros en torno a su sepulcro, pero ninguno más importante ni valioso que el gran milagro del cual había sido instrumento dócil y activo en manos de Dios: la gran renovación espiritual que inició en el siglo VII, todavía lleno de resabios de herejía, henchido de luchas políticas, de odios y rencores. Entregado a la oración y a la penitencia en medio de un siglo corrompido, logró con su ejemplo y su virtud hacer cristalizar unas ansias de renovación sentidas con toda intensidad. Su celo y su entusiasmo prendieron en multitud de creyentes, que aun bastante después de su muerte buscaban todavía su santificación siguiendo paso a paso los itinerarios de Fructuoso, y haciendo de sus retiros y lugares de oración parajes sagrados en los que sus almas encontraban más facilidad para acercarse a Dios; y aun siglos más tarde, los monasterios por él fundados sentíanse satisfechos de esta tradición, mostrando la huella de su paso apostólico.



Magno de Orcadas, Santo
Magno de Orcadas, Santo
Mártir, 16 de abril






Mártir

Martirologio Romano: En Escocia, san Magno, mártir, que, siendo príncipe de las Islas Orcadas, abrazó la fe cristiana y, encontrándose en dificultades con el rey de Noruega por acusaciones que se le habían hecho, se presentó desarmado a su colega en el gobierno para firmar la paz, siendo asesinado traicioneramente. ( 1116). 

Etimológicamente: Magno = Aquel que tiene nobleza y moral; fuerza y potencia física, es de origen latino. 

Fecha de canonización: 11 de junio de 1898 por el Papa León XIII.
A través de su abuela paterna Ingebjørg Finnsdatter, Magno se emparentaba con los reyes noruegos Olaf el Santo y Harald Haardrade. Su padre, Erlend Torfinnson, cogobernaba en las Orcadas junto a su hermano gemelo Pablo Torfinsson.

En 1098, el rey Magnus III de Noruega se apoderó de las islas y depuso del gobierno a Erlend y Pablo, mientras que designó como jarl a su hijo Sigurd. Dada la corta edad de Sigurd, Haakon Pålsson -hijo de Pablo- se hizo del poder de facto, enfrentándose a sus primos Magno y Erling, hijos de Erlend.

Magno, sin embargo, estaría al servicio del rey Magnus III de Noruega, y tomó parte en una expedición vikinga de éste sobre la costa occidental de Escocia, Inglaterra y Gales. Cerca de la isla de Anglesey, en Gales, la expedición se topó con una flota galesa, pero Magno, por sus fuertes convicciones cristianas, se negó a entrar en batalla, y permaneció en cubierta cantando salmos.

Por esa actitud se enfriaron las relaciones con el monarca noruego, y Magno tuvo que permanecer un tiempo en Escocia, en la corte del devoto rey Edgar, con el que tenía cierto grado de parentesco. La Saga de Magno (Magnnussagaen) habla también de un período de penitencia en casa de un obispo galés y una temporada en Inglaterra.

En 1105 casó con una joven noble, que según Guillermo de Worcester tenía por nombre Ingarth, y según eso sería de linaje nórdico. Los esposos vivieron bajo votos de castidad, y Magno no regresaría a las Orcadas mientras el rey Magnus III viviera.

A la muerte de Magnus III, Magno Erlendsson decidió regresar a su tierra y reclamar su herencia. Entonces su primo Haakon Pålson acababa de ser investido formalmente como jarl de las islas, puesto que Sigurd había marchado a Noruega para ser coronado rey.

Magno recibió el apoyo de campesinos y de familias poderosas de las islas, pero Haakon se negó a compartir el gobierno. Sin embargo, los nobles decidieron que el asunto fuese resuelto por decisión de los dos reyes de Noruega, Sigurd y Øystein Magnusson. Cuando Magno llegó a Noruega, el rey Sigurd se hallaba en peregrinación en Jerusalén, y el rey Øystein apoyó a Magno, nombrándolo jarl de la mitad de las Orcadas. Según las sagas, Magno se distinguió como un buen gobernante y devoto cristiano.

Tras un breve período de paz, comenzaron las hostilidades entre ambos bandos. Magno encontró el rechazo de una parte de la clase guerrera que pretendía continuar con las expediciones vikingas de saqueo por las Islas Británicas y que ante la negativa de Magno se unió a Haakon.

Se estableció que el lugar de las negociaciones de paz sería la isla de Egilsay, a donde llegarían Haakon y Magno, cada uno con dos barcos en la semana santa de 1115, Magno llegó a la isla con dos barcos, pero Haakon llegó con ocho. Ante la superioridad numérica, Magno ordenó a sus hombres no presentar batalla.

Al día siguiente, Viernes Santo -16 de abril de 1115-, se encontraron Magno y Haakon. Magno fue hecho prisionero. Según la tradición, pidió no ser asesinado, e hizo varias propuestas para que Haakon no cargara con el peso de su muerte: peregrinar a Roma o a Tierra Santa, ser exiliado a Escocia, o ser mutilado. La última propuesta fue aceptada por Haakon, pero una asamblea de jefes guerreros decidió que uno de los dos jarls debía morir. Uno de los hombres más cercanos a Haakon se negó a matar a Magno, y la tarea sería cumplida por el cocinero, quien decapitó al prisionero con una hacha. Haakon sepultó el cadáver de su primo en el mismo lugar de su muerte, en un terreno pedegroso, donde según la leyenda hagiográfica brotó un césped verde.

Por solicitud de la madre de Magno, los restos fueron trasladados a la iglesia de Birsay, el lugar donde ella vivía, en la isla Mainland. En ese tiempo se propagó el rumor de la santidad de Magno, y se produjeron peregrinaciones a la iglesia desde distintos lugares de las Orcadas, las Shetland y Escocia. Hubo varios testimonios de milagros, y aunque el jarl había sido asesinado por motivos políticos, popularmente se le elevó a santo y mártir cristiano.

Mientras Haakon vivió, las peregrinaciones se realizaron en relativa clandestinidad y el obispo Guillermo el viejo las calificó de actos de supersticiones, pero posteriormente aceptó el culto e incluso participaría en el traslado de las reliquias a la iglesia de San Olaf, en Kirkwall, en 1135.

Con el reconocimiento de la santidad de Magno por la Iglesia, Ragnvald Kalle Kollson, su sobrino, reclamó para sí la parte de las Orcadas perteneciente a Magno, y comenzó las construcción de una gran catedral en Kirkwall que albergase las reliquias, la Catedral de San Magno.

Se eligió el día 16 de abril, fecha de su muerte, como su festividad. Aunque su santidad fue aceptada por la Iglesia Católica desde poco después de su muerte, el proceso de canonización no se llevaría a cabo sino hasta el 11 de julio de 1898, por el papa León XIII: Así se convirtió Magno en el único santo noruego en ser canonizado.

La vida de Magno es relatada por dos sagas islandesas y por la saga Orkneyinga (Saga de los jarls de las Orcadas), además de que existen devocionarios en gaélico y latín.

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