sábado, 1 de agosto de 2015

Beato Emerico de Quart - San Bono Roma - Beato Juan Bufalari - San Cirilo Arabia - Beato Tomás Welbourne 01082015

Beato Emerico de Quart

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En Aosta, en los Alpes Graios, beato Emerico de Quart, obispo, admirable por su austeridad de vida y por su celo en la salvación de las almas.
Otra brillante figura de santidad de la antigua diócesis de Aosta, que tuvo entre sus hijos a san Anselmo, san Urso, san Jocundo, san Grato. El beato Emerico nació en el castillo de Quart hacia la mitad del siglo XIII, hijo del noble Jacobo II. De joven, deseoso de estudiar teología, fue enviado a la universidad, posiblemente la de Turín, donde obtuvo el grado de Doctor. Al término de los estudios, retornó al castillo de Quart; pero no sintiéndose a gusto entre las vanidades del mundo, se retiró a un lugar -hoy llamado Valsainte- a una hora del castillo, para llevar vida solitaria, dedicado a la contemplación y a la oración; en ese lugar surgió después un oratorio, que recuerda las penitencias de Emerico, y es meta de peregrinación.

No queda claro si después del período eremítico entró entre los canónigos de San Urso, o tal vez como subdiácono del Capítulo de la Catedral; de cualquier manera, se dedico por completo a la salvación de las almas, ssuscitando la admiración general, al punto que a la muerte del obispo Nicolás I Bersatori (1301) los dos Capítulos lo eligieron como sucesor.

Fue consagrado obispo hacia el final del 1301, en Biella, por el obispo de Vercelli Aimón de Challant. Su obra fue muy amplia: nombró buenos maestros de escuela, admitió al sacerdocio sólo clérigos dignos y probados, aplicó las leyes de residencia, dio sus ingresos como limosna, conservando para sí sólo lo necesario para vivir, ayudando a las iglesias de la diócesis.

Emerico demostró una sabia firmeza en la defensa de los derechos y deberes temporales que su cargo le imponía; tenía un espíritu fuerte y brillante, de carácter dócil, tratable, pero inflexible ante el mal, con modales amables y elegantes que encantaban a todos. En cuanto a realizaciones espirituales, visitó la diócesis, convocó el sínodo diocesano de 1307, revitalizó la religión, construyó numerosas iglesias, instituyó en 1311 la «Fiesta de al Concepción de la Virgen María»; escribió en 1305 el precioso «Liber censuum», una descripción fiel y sorprendente de las costumbres feudales en el Valle de Aosta, utilísimo para los historiadores del Medioevo.

Su episcopado duró del 1302 hasta el 1313; Emerico murió el 1 de agosto de 1313, y fue sepultado en la catedral. Varios milagros ocurridos por su intercesión a lo largo de los siglos, hicieron que fuera considerado beato por fieles y clero. En 1551 las reliquias fueron exhumadas y puestas en un relicario. Los obispos de Aosta siempre aprobaron el culto del beato Emerico; pero sólo el 14 de julio de 1881, con decreto del papa León XIII, después de un regular proceso canónico, el culto y el título de beato fue confirmado oficialmente.
fuente: Santi e Beati



San Bono Roma

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Santos Bono, Fausto, Mauro y otros nueve mártires. Roma, 257.



Beato Juan Bufalari

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En Rieti, de la Sabina, beato Juan Bufalari, religioso de la Orden de Ermitaños de San Agustín, joven humilde y amable, siempre dispuesto a ayudar a su prójimo.
Juan Bufalari nació a principios del siglo XIV, en Castel Porziano, de la Umbría. Era hermano de la beata Lucía Amelia. Por lo poco que sabemos sobre él, su vida debió tener escasos atractivos, pero fue llena de gracia y de virtud. Juan abandonó el mundo a temprana edad e ingresó en el convento de los ermitaños de San Agustín, en Rieti. Vivía consagrado al servicio de sus prójimos, especialmente de los enfermos y forasteros y atendía con delicadeza a los huéspedes del monasterio. Pasaba largas horas en contemplación y aprovechaba cuantas ocasiones se le ofrecían de ayudar la misa. Poseía un don de lágrimas extraordinario y lloraba no sólo por sus pecados, sino también por los de los demás. Una vez dijo, paseándose por el jardín: «¡Imposible dejar de llorar! Los árboles, las plantas y las flores que nos rodean germinan, crecen, dan fruto mueren sin apartarse un punto de las leyes que les ha fijado el Creador. En cambio los hombres, a quienes Dios ha dado inteligencia y prometido un reino eterno, se oponen continuamente a su voluntad». Es ésta un reflexión muy sencilla y a la vez muy profunda. Desconocemos la fecha exacta de la muerte del beato. Su santa vida y los milagros ocurridos en su tumba, dieron origen al culto popular, que fue confirmado oficialmente en 1832.

Véase Torelli, Secoli Agostiniani, vol. II; y P. Seebück, Die Herrlichkeit der Katolichen Kirche (1900), pp. 299-300.
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI



San Cirilo Arabia

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Santos Cirilo, Aquila, Pedro, Domiciano, Rufo y Menandro, mártires, Arabia.



Beato Tomás Welbourne

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En York, en Inglaterra, beato Tomás Welbourne, mártir, el cual, maestro de escuela, durante el reinado de Jacobo I fue condenado a muerte por haber aconsejado seguir al Romano Pontífice y, ahorcado en el patíbulo, se configuró en el martirio con Cristo, sumo Maestro.
Tomás Welbourne fue uno de los primeros mártires bajo Jacobo I. La llegada de la dinastía escocesa al trono inglés no significó cambio alguno en la persecución de que eran objeto los católicos. Este mártir había nacido en Hutton Bushel, Yorkshire, sin que las fuentes señalen el año. Era maestro de escuela y estaba al servicio de Tomás Darcy, caballero de Hornby, cuyos sentimientos católicos eran bien conocidos. Acusado de atraer a otras personas al catolicismo, fue arrestado y juzgado en York, gn el juicio se negó a responder sobre lo que haría si el Papa hiciese la guerra o excomulgase al rey. Condenado como reo de alta traición, fue ajusticiado en York el 1 de agosto de 1605. Beatificado el 15 de diciembre de 1929 por el papa Pío XI.
fuente: «Año Cristiano» - AAVV, BAC, 2003




 
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