San Gaspar de Búfalo | |
![]() San Gaspar de Búfalo
Este santo nació en Roma en 1786. Era hijo de un capitán. Fue ordenado sacerdote en 1808. Pero en 1809 Napoleón puso preso al Suciudad varios años casi sin sacerdotes había muchísimo trabajo que hacer en confesiones y predicaciones y en tratar de instruir a la juventud, y se dedicó a ello con toda su energía y de tiempo completo.
Viendo que se necesitaban fervorosos misioneros que predicaran de pueblo en pueblo y de ciudad en ciudad, se propuso fundar una nueva comunidad religiosa: Los Misioneros de la Preciosa Sangre. El Papa lo ayudó y lo animó y así pronto tuvo ya un buen número de misioneros. El quería que las casas de su nueva comunidad se fundaran en los barrios más pobres, más abandonados y más pervertidos de cada ciudad.
Y empezó por la ciudad de Nápoles que en ese tiempo era una verdadera guarida de bandidos, donde nadie tenía la vida segura. El propio Sumo Pontífice le recomendó que empezara por Nápoles, pues esa gente necesitaba mucho de la conversión .Y las dificultades que se le presentaban eran extremas. Parecía que Nuestro Señor lo estaba poniendo a prueba, pues apenas solucionaba una dificultad le aparecían varias más. Sin embargo él, con una gran confianza en Dios, logró reunir un buen número de sacerdotes y allá se fue a fundar casas de misiones y obtuvieron grandes conversiones.
A sus misioneros les recomendaba que trabajaran fuertemente, y que nunca se dieran por vencidos a pesar de las dificultades y que no dejaran un solo día sin instruirse más y más en nuestra santa religión. El y sus sacerdotes recorrían pueblos y ciudades predicando el evangelio y la conversión. Aguantaban hambres, fríos, persecuciones y pobreza, pero conseguían un gran número de conversiones, con su predicación, su buen ejemplo y sus sacrificios.
Las gentes al verlos tan mortificados y tan instruidos y al oírlos hablar con tanto entusiasmo acerca de la conversión y de la salvación del alma se entusiasmaban y cambiaban de modo de vivir y empezaban a ser mejores. El santo, que terminaba cada misión terriblemente fatigado, les decía a sus amigos: ¿Si es tan bonito trabajar por Nuestro Señor aquí en medio de tantas fatigas, cuánto más será estar junto a El en el cielo donde no hay dolor ni cansancio?.
Por todas partes por donde andaba predicando iba propagando la Adoración Nocturna: ese dedicar una noche cada mes para pasar varias horas rezando ante el Santísimo Sacramento.
Ya bastante enfermo sufría muchísimo de sed por el calor y por la fiebre, pero hacía el sacrificio de no tomar agua, para obtener con ese sufrimiento la conversión de los pecadores. En invierno el frío lo hacía sufrir muchísimo pero no tenía calefacción, porque el martirio del frío podía convertir pecadores.
Murió en Roma en 1836, y fueron tantos los milagros que se obtuvieron por su intercesión, que el Sumo Pontífice lo declaró santo en 1954.
Oremos
San Gaspar: te encomendamos nuestras ciudades, especialmente aquellos barrios donde hay más maldad, para que ruegues a Dios por ellos y consigas la conversión de muchos pecadores.
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Santa Úrsula de Colonia

Santas Úrsula y compañeras vírgenes, vírgenes y mártires
Cerca de Colonia, en Germania, conmemoración de las santas vírgenes que entregaron su vida por Cristo, en el lugar de la ciudad donde después se levantó una basílica dedicada a santa Úrsula, virgen inocente, considerada como la principal del grupo.
La Iglesia trata con gran reserva el caso de santa Úrsula y sus compañeras, martirizadas en Colonia. La comisión nombrada por Benedicto XIV tenía el proyecto de suprimir su fiesta, que llegó a considerarse por completo fantástica y carente de todo valor. Ya el Martirologio Romano de 1922 suprimía algunas referencias históricas, como el tradicional número de once mil vírgenes, y las circunstancias concretas del martirio. Al respecto, puede ser útil comparar las redacciones respectivas de los elogios de 1922 y de la edición de 2001:
«En Colonia Agripina, santas Úrsula y compañeras, quienes, a causa de la religión cristiana y de la preservación de la virginidad, fueron asesinadas por los Hunos, llevando a término su vida en el martirio; muchos de sus cuerpos fueron conservados en Colonia.» (Martirologio de 1922)
«Cerca de Colonia, en Germania, conmemoración de las santas vírgenes que entregaron su vida por Cristo, en el lugar de la ciudad donde después se levantó una basílica dedicada a santa Úrsula, virgen inocente, considerada como la principal del grupo.» (Martirologio de 2001)
Es notable la desaparición de toda circunstancia histórica, quedando todo el peso del elogio en la basílica construida en honor de las mártires, que, como veremos luego, es lo único concreto de toda esta memoria.
«En Colonia Agripina, santas Úrsula y compañeras, quienes, a causa de la religión cristiana y de la preservación de la virginidad, fueron asesinadas por los Hunos, llevando a término su vida en el martirio; muchos de sus cuerpos fueron conservados en Colonia.» (Martirologio de 1922)
«Cerca de Colonia, en Germania, conmemoración de las santas vírgenes que entregaron su vida por Cristo, en el lugar de la ciudad donde después se levantó una basílica dedicada a santa Úrsula, virgen inocente, considerada como la principal del grupo.» (Martirologio de 2001)
Es notable la desaparición de toda circunstancia histórica, quedando todo el peso del elogio en la basílica construida en honor de las mártires, que, como veremos luego, es lo único concreto de toda esta memoria.
En la iglesia de Santa Úrsula, en Colonia, hay una inscripción latina, que data probablemente de la segunda mitad del siglo IV o principios del siglo V. Su texto dice:
DIVINIS FLAMMEIS VISIONIB. FREQVENTER
ADMONIT. ET VIRTVTIS MAGNÆ MAI
IESTATIS MARTYRII CAELESTIVM VIRGIN
IMMINENTIVM EX PARTIB. ORIENTIS
EXSIBITVS PRO VOTO CLEMATIVS V. C. DE
PROPRIO IN LOCO SVO HANC BASILICA
VOTO QVOD DEBEBAT A FVNDAMENTIS
RESTITVIT SI QVIS AVTEM SVPER TANTAM
MAIIESTATEM HVIIVS BASILICÆ VBI SANC
TAE VIRGINES PRO NOMINE. XPI. SAN
GVINEM SVVM FVDERVNT CORPVS ALICVIIVS
DEPOSVERIT EXCEPTIS VIRCINIB. SCIAT SE
SEMPITERNIS TARTARI IGNIB. PVNIENDVM
ADMONIT. ET VIRTVTIS MAGNÆ MAI
IESTATIS MARTYRII CAELESTIVM VIRGIN
IMMINENTIVM EX PARTIB. ORIENTIS
EXSIBITVS PRO VOTO CLEMATIVS V. C. DE
PROPRIO IN LOCO SVO HANC BASILICA
VOTO QVOD DEBEBAT A FVNDAMENTIS
RESTITVIT SI QVIS AVTEM SVPER TANTAM
MAIIESTATEM HVIIVS BASILICÆ VBI SANC
TAE VIRGINES PRO NOMINE. XPI. SAN
GVINEM SVVM FVDERVNT CORPVS ALICVIIVS
DEPOSVERIT EXCEPTIS VIRCINIB. SCIAT SE
SEMPITERNIS TARTARI IGNIB. PVNIENDVM
No hay una traducción aceptable del texto, ya que se trata de una inscripción bastante oscura. Pero parece conmemorar el hecho de que un tal Clemacio, senador, tuvo ciertas visiones en las que se le ordenó que emprendiese la reconstrucción en ese lugar, que era de su propiedad, de la basílica de las vírgenes que habían sido martirizadas allí. Debe tenerse presente que la inscripción no dice nada sobre el número y los nombres de las vírgenes, ni sobre la época y las circunstancias de su martirio, no nombra a Úrsula ni a los Hunos. Toda su importancia proviene de que menciona, si es que la inscripción está bien datada en el siglo IV o V, una básilica anterior, quizás preconstantiniana, testigo de un culto muy antiguo. Esta es toda la base sobre la que descansa el culto de santa Úrsula y las Once Mil Vírgenes, cuya leyenda es tan famosa.
La forma más antigua de la leyenda es un sermón compuesto en Colonia, probablemente a principios del siglo IX, con motivo del día de la fiesta. El autor confiesa que no existía entonces ningún escrito sobre el martirio y se limita a repetir la leyenda oral, sin dar pruebas sobre la veracidad de su contenido. Las doncellas eran muy numerosas, tal vez varios miles. La principal era Vinosa o Pinosa. El martirio tuvo lugar durante la persecución de Maximiano. Según una variante, las vírgenes habían llegado a Colonia con la Legión Tebana, aunque el autor se inclina más bien a pensar que eran originarias de Inglaterra. Ninguno de los martirologios clásicos de la época menciona a estas mártires, pero Usuardo conmemora a las vírgenes Marta y Saula y sus compañeras, martirizadas en Colonia y Wandelberto de Prüm, mediados del siglo IX, habla de los millares de vírgenes de Cristo que padecieron el martirio a orillas del Rin el 21 de octubre.
La primera mención del nombre de santa Úrsula, que formaba parte de un grupo de unas pocas vírgenes (no once mil), data de fines del siglo IX. Varias fuentes litúrgicas de esa época, dicen que santa Úrsula formaba parte de un grupo, pero a veces menciona a cinco, otras ocho, otras once vírgenes; por ejemplo: Úrsula, Sencia, Gregoria, Pinnosa, Marta, Saula, Brítula, Saturnina, Rabacia, Saturia, y Paladia. Por supuesto que ninguno de estos documentos es anterior al siglo IX, pero al menos son testimonios independientes a las leyendas ursulinas -que recién comenzaban a circular- y su testimonio no queda invalidado por dichas leyendas. En una sola de estas listas Úrsula está primera.
Sin embargo, ya a principios del siglo X se comenzó a hablar de «once mil» vírgenes, aunque no se sabe cómo ni por qué. Se puede quizás pensar que se juntó el dato de las once de uno de los listados litúrgicos, con la idea de «miles de vírgenes» en el Rin, que provenía de otras fuentes, según vimos; y según una teoría, la abreviación «XI M.V.» (undecim martyres virgines) se tradujo equivocadamente por undecim milia virgines. Sea como sea que se haya llegado a pasar de un puñado de no más de once a nada menos que once mil, para el siglo X estaban todos los elementos básicos de tan fantástica história, y sólo faltaba que la imaginación popular y moralizante dieran una forma agradable y transmisible a todo este conjunto.
Ésta es, pues, la forma que tomó más tarde en Colonia: Un rey pagano solicitó la mano de Úrsula, hija de un monarca cristiano de Inglaterra. La joven quería permanecer virgen y obtuvo un plazo de tres años, que empleó en continuas travesías marítimas. Tenía diez damas de honor y cada una de ellas, lo mismo que Úrsula, llevaba mil compañeras. La expedición constaba de once navíos. Al cumplirse el plazo de tres años, los vientos arrastraron los navíos a la desembocadura del Rin. La caravana de doncellas se dirigió entonces a Colonia y después, a Basilea. Allí desembarcaron Úrsula y sus compañeras, quienes cruzaron los Alpes y fueron a Roma a visitar el sepulcro de los Apóstoles. Después, volvieron por el mismo camino a Colonia. Como Úrsula se rehusase a contraer matrimonio con el rey de los hunos, fue asesinada por los bárbaros junto con todas sus compañeras. Los ángeles se encargaron de dispersar a los asesinos, de suerte que los habitantes de la ciudad pudieron recuperar los cadáveres. Clemacio construyó en su honor una basílica.
Godofredo de Monmouth, en el siglo XII, da otra versión de origen galo, no menos fantástica: El emperador Maximiano, es decir, Magno Clemente Máximo, conquistó las Galias el año 383 y fundó en Bretaña una colonia inglesa, compuesta en gran parte por soldados, bajo las órdenes de Cinán Meiriadog. Cinán pidió al rey de Cornwall, llamado Dionoto, que enviase algunas mujeres para poblar la colonia. Dionoto respondió generosamente y envió a su propia hija, Úrsula y a otras 11.000 doncellas nobles, así como a 60.000 jóvenes del pueblo. Úrsula, que era muy hermosa, debía contraer matrimonio con Cinán. Pero una tempestad arrastró los navíos hacia el norte, a unas islas extrañas pobladas por los bárbaros, y las doncellas murieron a manos de los hunos y de los pictos.
La versión de Colonia constituye la leyenda que podríamos llamar «oficial». Esa versión sitúa el martirio en el año 451: «Atila y los hunos, cuando se replegaban después de su derrota en la Galia, tomaron Colonia, que era entonces una ciudad cristiana muy floreciente. Sus primeras víctimas fueron Úrsula y sus compañeras inglesas» (así rezaba una antigua lección del Breviario en Inglaterra). En el curso del siglo XII, la historia se complicó aún más, gracias a las «revelaciones» de santa Isabel de Schönau y del beato Germán José, canónigo premonstratense. Actualmente, todo el mundo está de acuerdo en que tales revelaciones eran puramente ilusorias, pero en la época en que tuvieron lugar se «descubrieron» en Colonia (1155) numerosas reliquias e inscripciones (naturalmente falsas), que pasaban por ser los epitafios de san Ciriaco Papa, de san Marino de Milán, de san Papunio, rey de Irlanda, de san Picmenio, rey de Inglaterra y de otros muchísimos personajes imaginarios que habían sufrido el martirio con santa Úrsula y sus compañeras. Las pretendidas «revelaciones» del beato Germán (si es que existieron realmente) eran aún más sorprendentes que las de santa Isabel, ya que tenían por finalidad resolver los múltiples problemas de la leyenda y explicar la presencia de los huesos de hombres y aun de niños recién nacidos, entre los restos de las mártires. Indudablemente lo que se descubrió en 1155 fue una fosa común. Por otra parte, todos los indicios nos llevan a pensar que los dos abades de Deutz falsificaron impíamente los hechos y complicaron en el fraude a santa Isabel y al beato Germán, sin que éstos lo supiesen. Todavía se conserva una gran cantidad de «reliquias» en la iglesia de Santa Úrsula en Colonia, sin contar las que se hallan esparcidas en el mundo entero.
Dejando a un lado la leyenda, la inscripción de Clemacio dice que éste restauró una pequeña basílica o cella memorialis, que probablemente había sido saqueada por los francos alrededor del año 353 (y por tanto carece de toda relación con los hunos). Ahí se hallaba el sepulcro de las mártires, y Clemacio prohibió que se diese sepultura en ese lugar a otras personas. El texto de la inscripción no indica absolutamente que se tratase de un vasto cementerio en el que había millares de esqueletos. Durante la Edad Media, se inventaron, poco a poco, los nombres de las compañeras de santa Úrsula que figuran en diversos calendarios y martirologios. Una de las invenciones más famosas y quizás más entrañables, sea la de «santa Córdula», que atemorizada por el martirio escapó de la matanza, pero «al día siguiente, arrepentida, se entregó a los hunos y fue la última que conquistó la palma del martirio» (así lo decía la inscripción del Martirologio Romano de 1922, retirada en la actualidad). Según se sabe, la autora de esta invención fue la monja Helentrudis de Heerse en el documento «Fuit tempore». De cada detalle la predicación ha sacado ejemplos notables y valores permanentes; la iconografía, qué duda cabe, se ha recreado en pintar de mil maneras distintas estos «hechos». Aun en la teología del siglo XX no sabríamos a qué hace referencia el libro de Hans Urs von Bathasar «Córdula, o el acontecimiento auténtico», si no tuviéramos conocimiento de estos desarrollos legendarios. Pero, como lo hemos señalado otras veces, el Martirologio no es un reservorio de leyendas entrañables, sino la celebración de hechos de la fe veraces y fundamentales, que dieron lugar a la nuestra. Muchas veces no tenemos para ellos más que la vaga evocación de una basílica cuyo recuerdo subsistió, o un nombre que ha quedado desprovisto de toda densidad. La historia de la fe nos ofrece muchas veces esa «ascesis de la curiosidad» que la leyenda pretende suavizarnos. Pero lo que debe permanecer es el recuerdo de que nuestra fe está construida sobre martirios auténticos, aunque no conozcamos de ellos más que los retazos que lograron fijarse en una inscripción o un pergamino borroso.
Acta Sanctorum, oct., vol. IX (1858). Además de la inscripción de Clemacio, el Sermo in natali y las cortas noticias litúrgicas arriba mencionadas, el documento más importante es el antiguo relato «Fuit tempore». Desgraciadamente, el P. de Buck no le atribuyó importancia alguna, porque no leyó el prólogo. Fue publicado por primera vez en Analecta Bollandiana, vol. Hl (1884), pp. 5-20. La leyenda comenzó a desarrollarse a partir de esa base, pero su evolución es demasiado complicada y la bibliografía demasiado nutrida para que podamos ocuparnos aquí de ellas. Es muy recomendable el artículo de la Catholic Encyclopedia sobre este tema,«St. Ursula and the Eleven Thousand Virgins» , que he tomado como base, junto con el del Butler-Guinea, para la elaboración de este escrito: de los dos he sacado párrafos literales, acomodándolos a la circunstancia de la edición del nuevo Martirologio Romano, que ya ha desterrado por completo la leyenda de santa Úrsula, aunque no el personaje, como hemos visto.
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En la ciudad de Colonia, en Germania, conmemoración de las santas vírgenes que entregaron su vida por Cristo, en el lugar de la ciudad donde después se levantó una basílica dedicada a santa Úrsula, virgen inocente, considerada como la principal del grupo (c. s. IV).
Etimología: Úrsula = aquella que es como una osita. Viene de la lengua latina.
En el siglo IX se descubrió en Colonia, Alemania, en una iglesia del siglo VI, un epígrafe enrollado que comienza así:" Martirio de Ursula y 11.000 vírgenes".
Es un documento que engloba el martirio de estas vírgenes en el lugar sobre el que se construyó una preciosa iglesia.
En la “Pasión” teatral inventada para narrar su historia, se puede ver que ellas provenían de Inglaterra con Ursula, hija del rey, escapando de los sajones paganos que estaban invadiendo el país.
Cuando su barco llegó a Colonia, Atila el terrible estaba por entonces allí con los Hunos.
Atila, duro, fuerte, de mal carácter y muy pasional quiso casarse con la bella joven Ursula. Las otras se las entregaría a sus soldados para que las violaran o hicieran lo que quisieran con ellas.
Pero el fanfarrón no esperaba la respuesta de estas chicas. Cuando se les acercó y les hizo sus proposiciones, éstas respondieron todas al unísono con la negativa más rotunda que se puede imaginar.
Enfurecido Atila, las mandó matar de la manera más dura posible.
Durante toda la Edad Media corría de pueblo en pueblo un romance en el que se contaba la historia de estas mártires. Tuvo un éxito increíble.
El Instituto de Angela de Mérici, ursulinas, la tomó como patrona de sus obras de apostolado.
Gracias a un cementerio descubierto en Colonia, se pudieron ver los restos de estas valientes chicas que prefirieron la muerte antes que ofender al Señor. Sus reliquias abundan en muchos templos.
El culto a santa Úrsula y a sus compañeras se extendió muy pronto, y se levantaron muchas iglesia en su honor.
En el siglo XIII la Sorbona la adoptó como patrona y lo mismo ocurrió en las universidades de Coimbra y de Viena.
Etimología: Úrsula = aquella que es como una osita. Viene de la lengua latina.
En el siglo IX se descubrió en Colonia, Alemania, en una iglesia del siglo VI, un epígrafe enrollado que comienza así:" Martirio de Ursula y 11.000 vírgenes".
Es un documento que engloba el martirio de estas vírgenes en el lugar sobre el que se construyó una preciosa iglesia.
En la “Pasión” teatral inventada para narrar su historia, se puede ver que ellas provenían de Inglaterra con Ursula, hija del rey, escapando de los sajones paganos que estaban invadiendo el país.
Cuando su barco llegó a Colonia, Atila el terrible estaba por entonces allí con los Hunos.
Atila, duro, fuerte, de mal carácter y muy pasional quiso casarse con la bella joven Ursula. Las otras se las entregaría a sus soldados para que las violaran o hicieran lo que quisieran con ellas.
Pero el fanfarrón no esperaba la respuesta de estas chicas. Cuando se les acercó y les hizo sus proposiciones, éstas respondieron todas al unísono con la negativa más rotunda que se puede imaginar.
Enfurecido Atila, las mandó matar de la manera más dura posible.
Durante toda la Edad Media corría de pueblo en pueblo un romance en el que se contaba la historia de estas mártires. Tuvo un éxito increíble.
El Instituto de Angela de Mérici, ursulinas, la tomó como patrona de sus obras de apostolado.
Gracias a un cementerio descubierto en Colonia, se pudieron ver los restos de estas valientes chicas que prefirieron la muerte antes que ofender al Señor. Sus reliquias abundan en muchos templos.
El culto a santa Úrsula y a sus compañeras se extendió muy pronto, y se levantaron muchas iglesia en su honor.
En el siglo XIII la Sorbona la adoptó como patrona y lo mismo ocurrió en las universidades de Coimbra y de Viena.
Oremos
Señor, ya que por don tuyo la fuerza se realiza en la debilidad, concede a cuantos estamos celebrando la victoria de la santa mártir Úrsula que obtengamos la fortaleza de vencer nuestras dificultades como ella venció los tormentos del martirio. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.
Bertoldo de Parma, Santo
Bertoldo de Parma, Santo
Hermano Lego, 21 de octubre
Por: P. Felipe Santos |
Por: P. Felipe Santos |

Hermano Lego
Etimología: Bertoldo = El jefe explendido. Viene de la lengua alemana.
Fue un hermano lego del siglo XII.
Lego es aquel miembro de una Orden religiosa que no es sacerdote.
Entre los nombres grandes de este día, están santa Ursula y compañeras muertas en Colonia por defender su virginidad.
Bertoldo provenía de una familia extranjera que se había establecido en Parma, en la que nació y murió en el año 1106.
El padre era inglés y la madre bretona. Vivían en Italia como pobres artesanos en el trabaja que les salía.
Llegaron a Italia huyendo de las invasiones normandas que hacían estragos en Inglaterra.
Al principio se establecieron en Milán. El padre comenzó a trabajar de zapatero.
La vida era dura. Entonces emigraron a Parma en donde nació Bertoldo en el 1072.
A los siete años trabajaba ayudando a su padre arreglando zapatos. A los 12 sintió que Dios le llamaba para vivir en una Orden religiosa entregado plenamente a Dios.
El padre le ponía dificultades, pues había puesto grandes esperanzas en su amado hijo.
Bertoldo tenía una idea clara de su vocación y al mismo tiempo muy firme. Se fue al convento de los monjes benedictinos. Vivió la Regla con puntualidad y celo. Era obediente y humilde. Fue como peregrino a Roma y a Francia. Hizo numerosas curaciones.
¡Felicidades a quien lleve este nombre!
Comentarios al P. Felipe Santos: fsantossdb@hotmail.com
Fue un hermano lego del siglo XII.
Lego es aquel miembro de una Orden religiosa que no es sacerdote.
Entre los nombres grandes de este día, están santa Ursula y compañeras muertas en Colonia por defender su virginidad.
Bertoldo provenía de una familia extranjera que se había establecido en Parma, en la que nació y murió en el año 1106.
El padre era inglés y la madre bretona. Vivían en Italia como pobres artesanos en el trabaja que les salía.
Llegaron a Italia huyendo de las invasiones normandas que hacían estragos en Inglaterra.
Al principio se establecieron en Milán. El padre comenzó a trabajar de zapatero.
La vida era dura. Entonces emigraron a Parma en donde nació Bertoldo en el 1072.
A los siete años trabajaba ayudando a su padre arreglando zapatos. A los 12 sintió que Dios le llamaba para vivir en una Orden religiosa entregado plenamente a Dios.
El padre le ponía dificultades, pues había puesto grandes esperanzas en su amado hijo.
Bertoldo tenía una idea clara de su vocación y al mismo tiempo muy firme. Se fue al convento de los monjes benedictinos. Vivió la Regla con puntualidad y celo. Era obediente y humilde. Fue como peregrino a Roma y a Francia. Hizo numerosas curaciones.
¡Felicidades a quien lleve este nombre!
Comentarios al P. Felipe Santos: fsantossdb@hotmail.com

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