Beato Angelo Paoli, religioso
presbítero
fecha: 20 de enero
n.: 1642 - †: 1720 - país: Italia
canonización: B: Benedicto XVI 25 abr 2010
hagiografía: Web Los Carmelitas
n.: 1642 - †: 1720 - país: Italia
canonización: B: Benedicto XVI 25 abr 2010
hagiografía: Web Los Carmelitas
En Roma, beato Angelo Paoli, sacerdote de la Orden de
los Carmelitas de la Antigua Observancia.

Nació
el 1 de septiembre de 1642 en Argigliano, anejo entonces del municipio de
Fivizzano, hoy de Casola en Lumigiana (Massa). En el bautismo le pusieron el
nombre de Francisco. En 1660 recibió la tonsura y las dos primeras órdenes
menores. Después de pasar algunos meses con su familia, tomo el habito
carmelita en Fivizzano y fue enviado a hacer el noviciado a Siena, donde
pronuncio los votos el 18 de diciembre de 1661. Estudio filosofía y teología en
Pisa y Florencia y en esta ciudad celebro su primera Misa el 7 de enero de
1667.
Su vida puede dividirse en dos periodos:
en su provincia religiosa de Toscana, y en Roma. El primer periodo se
caracteriza por frecuentes cambios de residencia: en Argigliano y en Pistoya,
en 1675 vuelve a Florencia como Maestro de novicios. Dieciocho meses más tarde
se halla de párroco en Corniola y en 1677, diez meses después, es trasladado a
Siena y luego a Montecatini en 1680, donde dos años después se le encarga la
enseñanza de la gramática a los religiosos jóvenes; pero ese mismo ano le
trasladan a Pisa y pocos meses mas tarde a Fivizzano como organista y
sacristán. El segundo período se inicia en 1687, cuando el general de la orden
lo llama a Roma donde, en el convento de San Martino ai Monti, vivió los
treinta y dos años restantes de su vida, primero como Maestro de novicios y
luego como ecónomo, sacristán y organista y al mismo tiempo como director del
conservatorio para muchachas fundado por Livia Vipereschi.
Durante la primera época de su vida, por
doquier había ido dejando a su paso el muy grato recuerdo de un alma sedienta
de silencio, de oración, de mortificación, pero sobre todo de un hombre
entregado a la caridad espiritual y corporal hacia los enfermos y los pobres,
tanto que en Siena le dieron el apelativo de «Padre Caridad». Y siempre hizo
honor a este apelativo dondequiera que se hallara, especialmente en Roma donde
cuido de los dos hospitales de San Juan (el de hombres y el de mujeres) y fundo
el hospicio para convalecientes pobres en la avenida entre el Coliseo y la
basílica de San Juan. Su lema fue: «Quien ama a Dios debe buscarlo entre los
pobres». Supo también atraer a muchas personas que le imitaron en su atención a
los necesitados, como pudo verse sobre todo durante las calamidades públicas de
terremotos e inundaciones que se abatieron sobre Roma en los años 1702 y 1703,
en una época en la que el fasto de unos pocos contrastaba con la miseria de la
mayoría.
Acertó a dar a los ricos muy buenos
consejos y ellos le estimaron y le secundaron y emplearon como mediador en sus
propias obras de beneficencia. Enseñó a los pobres a ser agradecidos y a
encontrar en su humilde condición motivos de perfeccionamiento moral. Fue
consejero de príncipes y de otros «grandes» de la Roma de entonces o de los
huéspedes ilustres de la ciudad. Cardenales y altos prelados le tenían en gran
estima. Rehusó la púrpura que le ofrecieron Inocencio XII y Clemente XI porque
-decía- «habría redundado en perjuicio de los pobres a los que no habría podido
atender».
Tuvo una confianza plena en la Divina
Providencia, a la que solía llamar su «despensa», en la cual nunca falta nada.
Esta confianza se vio no pocas veces recompensada con hechos humanamente
inexplicables, tales como la multiplicación de cosas sencillas destinadas al
alimento de los pobres. Al practicar la caridad, no descuidaba, sin embargo, la
justicia: siendo él mismo ejemplo de justa retribución a los obreros, sabía
conseguir también que obraran con justicia quienes a veces descuidaban eso. Su
unión profunda con Dios la buscaba en la oración solitaria, ya fuese en una
cueva como cuando era niño en Argigliano, en los espacios ilimitados del Monte
San Peregrino, en los sótanos del convento de Florencia, o en las catacumbas
romanas, en su celda o en el corillo de la iglesia de San Martino donde la
noche se le pasaba en un santiamén, descansando -solía decir- como san Juan
«sobre el pecho de Cristo por medio de la oración». Destacó por su amor a la
Cruz que quiso alzar incluso materialmente allá donde le fue posible: entre
Argigliano y Minucciano, en el Monte San Peregrino, junto a Corniola, y en Roma
tres en el Testaccio y tres dentro del Coliseo. El Señor le dio a conocer
algunos sucesos lejanos (como la muerte de Luis XIV y la victoria del Príncipe
Eugenio de Saboya en Petrovaradin) o futuros (como su propia muerte y la de
otros). Varias personas le atribuyeron señaladas gracias estando él todavía en
vida.
Murió el 20 de enero de 1720 y fue
sepultado en la iglesia de San Martino ai Monti, donde se encuentra actualmente
en la nave izquierda. Tres años después de su muerte se inicio el proceso
informativo diocesano en Florencia, Pescia y Roma. El apostólico se desarrollo
de 1740 a 1753. La heroicidad de sus virtudes fue reconocida por Pío VI en
1781. Fue beatificado por SS Benedicto XVI el 25 de abril de 2010.
Tomado, con apenas cambios gramaticales,
de la página de la Orden Carmelita.
fuente: Web Los
Carmelitas
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Estas biografías de santo son propiedad de
El Testigo Fiel. Incluso cuando figura una fuente, esta ha sido tratada sólo
como fuente, es decir que el sitio no copia completa y servilmente nada, sino
que siempre se corrige y adapta. Por favor, al citar esta hagiografía,
referirla con el nombre del sitio (El Testigo Fiel) y el siguiente enlace: http://www.eltestigofiel.org/lectura/santoral.php?idu=4901
San Esteban Min Kuk-ka, catequista
mártir
fecha: 20 de enero
n.: 1788 - †: 1840 - país: Corea
canonización: B: Pío XI 5 jul 1925 - C: Juan Pablo II 6 may 1984
hagiografía: Abel Della Costa
n.: 1788 - †: 1840 - país: Corea
canonización: B: Pío XI 5 jul 1925 - C: Juan Pablo II 6 may 1984
hagiografía: Abel Della Costa
En Seúl, en Corea, san Esteban Min Kuk-ka, mártir,
catequista, que fue decapitado en la cárcel por su fe cristiana.
Ver más información en:
103 mártires de la persecución en Corea (1839 - 1867)
103 mártires de la persecución en Corea (1839 - 1867)

San Esteban Ming Kuk-ka nació en 1788 en
Gyeonggi-do, Corea. De su vida no han quedado más datos que los escasos que nos
llegan por el testimonio de su martirio. Sabemos de él que ejercía como
catequista de la comunidad cristiana de Seúl, y que era viudo en 1840, es
decir, al momento de dar su testimonio, cuando arreciaba la persecución. Fue
encarcelado y se le pidió, según costumbre, que apostatara, pero él se negó. No
obstante, aunque estaba ya sentenciado, fue dejado en una celda algún tiempo,
hasta que el 20 de enero fue decapitado en la propia celda.
Abel
Della Costa
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Estas biografías de santo son propiedad de El Testigo 2012Fiel. Incluso cuando figura una fuente, esta ha sido tratada sólo
como fuente, es decir que el sitio no copia completa y servilmente nada, sino
que siempre se corrige y adapta. Por favor, al citar esta hagiografía,
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