viernes, 22 de enero de 2016

San Vicente Pallotti, presbítero y fundador - Beato Guillermo José Chaminade, presbítero y fundador 22012016

San Vicente Pallotti, presbítero y fundador

fecha: 22 de enero
n.: 1795 - †: 1850 - país: Italia
canonización: 
B: Pío XII 22 ene 1950 - C: Juan XXIII 20 ene 1963
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
En Roma, san Vicente Pallotti, presbítero, fundador de la Sociedad del Apostolado Católico, que con sus escritos y actividades fomentó la vocación de todos los bautizados en Cristo para trabajar a favor de la Iglesia.
Como lo declaró Pío XI, quien llamó a san Vicente Pallotti «prefundador» de la Acción Católica, éste se adelantó un siglo a su época en materia de ideas de apostolado. En un mundo que consideraba toda forma de apostolado activo como propia y exclusiva del clero, san Vicente concibió un triple programa: La participación de todos los católicos en el apostolado entre los paganos; la participación de todos los católicos en el trabajo de confirmación y profundización de la fe entre los que ya la poseían; la participación de todos los católicos en las obras de misericordia, así espirituales como temporales. La contribución de san Vicente a la realización de este programa consistió, ante todo, en su propia vida. En segundo lugar, en la difusión de sus ideas y aspiraciones. Finalmente, en la fundación de una congregación de sacerdotes y hermanos legos que vivían en comunidad sin hacer votos, ayudados por un instituto femenino y por los clérigos y laicos afiliados a la fundación. San Vicente llamó a esta organización la «Sociedad del Apostolado Católico» (con posterioridad la Santa Sede le cambió el nombre a «Piadosa Sociedad de Misiones», pero en 1947 se recobró el nombre original. De todos modos popularmente se los llama «Palotinos»).
Vicente Pallotti había nacido en Roma, en 1795. Su padre era un tendero acomodado. La vocación de Vicente al sacerdocio se manifestó desde muy temprana edad. Sus comienzos en la escuela fueron poco brillantes. Su maestro, el padre Ferrari, decía: «Vicente es un santo en miniatura, pero tiene una cabeza de burro». Sin embargo, el talento de Vicente se desarrolló con el tiempo, y fue ordenado sacerdote, cuando sólo tenía veintitrés años. Poco después, obtuvo el diploma de doctor en teología, y fue nombrado profesor auxiliar en la Sapienza. La amistad de Vicente con san Gaspar del Búfalo no hizo sino aumentar su celo apostólico, y el santo renunció pronto a la cátedra para consagrarse al trabajo pastoral activo.
La fama de Vicente como confesor se extendió pronto. El santo desempeñó este oficio en algunos de los colegios de Roma, entre los que se contaban al Escocés, el Irlandés y el Inglés, donde se hizo gran amigo del rector, Nicolás Wiseman. Pero no todos apreciaban igualmente al sacerdote. Cuando fue nombrado para ocupar un puesto en la iglesia napolitana de Roma, encontró una increíble oposición por parte del clero. Lo más sorprendente es que tal oposición se prolongó diez años, antes de que las autoridades competentes cayesen en la cuenta y pusiesen fin al escándalo. El más implacable de los enemigos de Vicente, el primer vicario de dicha iglesia, vivió lo suficiente para dar testimonio en su favor durante su proceso de beatificación. «El P. Pallotti no dio jamás el menor motivo que le mereciese el mal trato que recibió -declaró el vicario-; a mí me dio siempre las mayores muestras de respeto; se descubría la cabeza siempre que me hablaba, y en varias ocasiones intentó besarme la mano».
San Vicente inauguró su trabajo por la conversión y la justicia social con un grupo de clérigos y laicos. Este fue él núcleo, a partir del cual, la Sociedad del Apostolado Católico tomó forma definitiva en 1835. El fundador escribía a un joven profesor: «Ud. no está hecho para el silencio y las austeridades de los trapenses y los ermitaños. Santifíquese en el mundo, en su vida social, en su trabajo, en su descanso, en sus deberes de profesor y en sus contactos con los publicanos y pecadores. La santidad consiste simplemente en hacer siempre y en todas partes la voluntad de Dios». San Vicente organizó escuelas para los zapateros, los sastres, los empleados de transportes, los ebanistas y los vendedores de legumbres, a fin de completar su educación y desarrollar en ellos el orgullo por su trabajo. Igualmente, estableció cursos nocturnos para los trabajadores jóvenes, y un instituto para mejorar los métodos de los agricultores. Todo ello no le hizo perder de vista el aspecto más profundo de su misión. En 1836, inauguró la práctica de celebrar la misa de cada día de la octava de la Epifanía, según un rito diferente, para orar especialmente por la reunión de los orientales disidentes con Roma. La práctica se estableció en 1847, en la iglesia de Sant' Andrea delle Valle, y desde entonces, ha continuado hasta nuestros días.
Se ha dicho con razón que Roma tuvo un segundo san Felipe Neri en san Vicente Pallotti. ¡Cuántas veces volvió el santo a casa medio desnudo, después de haber regalado sus vestidos! ¡Cuántos pecadores fueron reconciliados por él! En cierta ocasión, el santo se disfrazó de mujer para ir a visitar a un enfermo que había prometido matar al primer sacerdote que se le acercase. Su fama de exorcista era muy grande. Poseía el don de leer en los corazones y de predecir el futuro, y curaba a los enfermos con la bendición o con unas palabras de aliento. Según dijo Pío XI, san Vicente Pallotti previó todo lo que se refiere a la Acción Católica, sin excluir el nombre. Y el cardenal Pellegrinetti añadió: «Hizo todo lo que pudo y aun mucho de lo que no podía».
San Vicente murió a los cincuenta y cinco años de edad, el 22 de enero de 1850. Tal vez atrapó un resfriado que se convirtió en pleuresía, por haber regalado su abrigo antes de una larga sesión en un frío confesionario. Cuando le llevaron el viático, el santo tendió los brazos y murmuró: «Jesús, bendice a la congregación con una bendición de bondad, con una bendición de sabiduría...» Las fuerzas le faltaron para concluir: «... con una bendición de poder». El Papa Pío XII lo beatificó en 1950 y Juan XXIII lo canonizó en 1963, durante el Concilio Vaticano II [puede leerse aquí, en italiano, la hermosa homilía de SS Juan XXIII en la solemne misa de canonización].
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
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ingreso o última modificación relevante: ant 2012

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Beato Guillermo José Chaminade, presbítero y fundador
fecha: 22 de enero
n.: 1761 - †: 1850 - país: Francia
canonización: 
B: Juan Pablo II 3 sep 2000
hagiografía: Ágora Marianista
En la ciudad de Burdeos, en Francia, beato Guillermo José Chaminade, presbítero, que audazmente trabajó con gran celo pastoral durante el tiempo de persecución, y, deseoso de atraer a los laicos a la devoción a la santísima Virgen María, así como de promover las misiones, fundó el Instituto de Hijas de María Inmaculada y la Sociedad de María.
La vida de Guillermo Chaminade puede decirse que está marcada simbólicamente por el fluir del río, que nace de un manantial, riega la tierra y al final se entrega en el mar. Las raíces de Chaminade están ahí junto al Isle, en la Dordogne francesa. Primero en Perigueux, donde nace el 8 de Abril de 1761, en el seno de una modesta familia de artesanos y comerciantes. Él es el decimocuarto y último hijo de Blas y Catalina. Hijo de la fe y el sentido de gratuidad de su madre, y de la capacidad de trabajo y el realismo de su padre. Algunos de sus hermanos habían ingresado en la vida religiosa. El mayor, Juan Bautista, perteneció a la Compañía de Jesús hasta que fue disuelta. Los primeros estudios son en Perigueux, pero muy pronto marcha a la ciudad de Mussidan, donde sus hermanos empiezan a hacerse cargo de un Colegio-seminario fundado por la Congregación sacerdotal de San Carlos. Allí sigue sus estudios, y es preparado a los sacramentos de iniciación por su hermano Juan Bautista, su primer catequista. Al recibir la Confirmación añade José a su nombre de bautismo. Quiere así significar su sensibilidad mariana: José fue la primera persona más cercana a María. Ya para entonces María destaca en su vida de fe. Ha peregrinado una vez al santuario de Verdelais para dar gracias por una curación, y ahora visita a menudo la pequeña iglesia de Nuestra Señora de la Roca, en el mismo Mussidan, junto al río. La curiosa imagen del santuario, María que tiene en sus brazos tanto a Jesús niño, como a Jesús muerto tras el descendimiento de la cruz, parece señalarle el camino de la Encarnación y la Misión.
Siente que Dios lo llama a la vocación sacerdotal, y se prepara para esta misión. No conocemos el lugar de su ordenación, pero pronto lo vemos trabajando ya de sacerdote junto a sus hermanos en el colegio de Mussidan. Todo parecía indicar que esa iba a ser su vida: la labor pastoral y educativa de un cura rural. Sin embargo, Dios tenía otros planes. El cambio de planes de Dios también es un cambio de paisajes, y de vida. Nuevos ríos simbólicos de esta vocación de Chaminade. Durante el verano de 1789 estalla la Revolución en Francia, y al año siguiente se aprueba la Constitución civil del clero, que convierte a los sacerdotes en funcionarios del estado, y en instrumentos de una "iglesia nacional". Guillermo José, junto con sus hermanos en Mussidan y con otros muchos en toda Francia, se oponen a esta ley revolucionaria, negándose a prestar el juramento que se exige a todos los sacerdotes. Esta toma de postura provoca un cisma en el clero francés. Con Robespierre llega el momento del Terror. Entonces Guillermo José decide abandonar Mussidan, y trasladarse a Burdeos. Piensa que en la gran ciudad será más provechoso ejercer la misión sacerdotal en este tiempo de persecución, se podrá ayudar a más gente, y habrá más posibilidad de ayudarse para dar un testimonio de fidelidad. Serán dos años cargados de ansiedad y dificultades en la diócesis de Burdeos. "El San Vicente de Paúl bordelés"; así le empiezan a llamar durante su arriesgado ministerio sacerdotal. Disfrazado de calderero o de vendedor ambulante, atiende las situaciones difíciles, visita a los enfermos, celebra los sacramentos de forma clandestina y todo ello en estrecha colaboración con seglares muy comprometidos en esta nueva época de catacumbas en Francia. Mientras tanto, compra una pequeña finca con una casa, la viña de San Lorenzo, a las afueras de la ciudad, donde instala a sus padres. Esa casa será muy importante porque servirá de refugio y allí nacerá la Compañía de María. Del 1794 al 96, a la caida de Robespierre, ejerce una labor importante, reconciliar a los sacerdotes juramentados. Y empieza a pensar en los jóvenes para reconstruir la vida eclesial diocesana: abre varios oratorios y lugares de reunión para ellos.
En 1797, con los jacobinos de nuevo en el poder, recibe la orden del destierro. Se encamina a Zaragoza, a donde llega la víspera del día del Pilar. Le impresiona, en contraste con lo que se vive en Francia, el ambiente popular de celebración de la fe. Otra vez, un río, el Ebro, que según la tradición, fue testigo de cómo María junto a la orilla animaba la fe de la Iglesia naciente. Chaminade pasa en Zaragoza tres años exiliado. Muchas horas trabajando en la artesanía para poder vivir, otras dialogando con sacerdotes franceses exiliados como él, y otras orando en la Santa Capilla del Pilar. Años que tuvieron que ser decisivos en la "conversión misionera" de Chaminade, en las "nuevas estrategias, o nuevas luchas" que requería la fe tras la revolución. "Nova Bella elegit Dominus" decía él. María está señalando que hace falta una nueva manera de trabajar y de misión. Desde entonces la figura de María, en su advocación del Pilar será muy querida por la Familia Marianista, y ésta la extenderá por todas partes. Como Ella en la columna, "fuertes en la fe", portando a Jesús, convocando una gran comunidad misionera al servicio de la fe en el mundo.
Guillermo José Chaminade regresa a Francia en 1800. Desde entonces, hasta su muerte en 1850, toda su historia va a ser el desarrollo progresivo y a la vez complejo, de esa nueva manera de concebir la evangelización y la iglesia, que ha madurado en él. Al revés que muchos fundadores, lo primero que hace es trabajar con los seglares. Nada más llegar funda la "Congregación de la Inmaculada", primero con los jóvenes, después con adultos, hombres y mujeres, con los que quiere formar verdaderas comunidades de fe y de misión en la diócesis. Las reuniones y celebraciones en la Iglesia de La Magdalena, en pleno centro de la ciudad (que hoy sigue siendo la iglesia marianista de Burdeos), tienen un gran impacto por el nuevo estilo de trabajo eclesial con la juventud. Todos los grupos sociales están representados. Y al comprometerse, lo hacen con una "consagración misionera", haciendo alianza con María, para hacer lo que Jesús nos diga. Este sentido mariano y misionero será el que marque la espiritualidad de la familia. Será un sello original del carisma.
En esos años conoce Chaminade a una joven noble, Adela de Batz de Trenquelléon, que está implicada también en una asociación de formación de la fe y misión. Adela, tras conocer la obra de Burdeos, se une al proyecto de la Congregación de la Inmaculada. Pero a los pocos años, es Adela misma, junto con algunas amigas, la que va a dar un primer paso nuevo en la naciente familia marianista, y fundar una congregación religiosa en colaboración con Chaminade. El 25 de Mayo de 1816 nacen en Agen las "Hijas de María Inmaculada" (FMI). Un año más tarde, es un joven congregante seglar, Juan Bautista Lalanne, el que se pone a disposición del fundador para la misma aventura. El 2 de Octubre de 1817, en la finca de San Lorenzo, de Burdeos, los siete primeros marianistas, deciden fundar una comunidad. Ha nacido la "Compañía de María" (SM). Se trata de una congregación original en su estructura pues reúne a sacerdotes y laicos en pie de igualdad. Es la "Composición mixta", que representará en la Iglesia un modelo nuevo de congregaciones religiosas "mixtas", ni clericales ni laicales. Esta estructura, tal como la encarnó la SM, fue al principio difícilmente aceptada por la misma Santa Sede. Sin embargo la Compañía de María la tiene como uno de sus mayores tesoros, pues supone un modelo integrador y original en la vida religiosa masculina.
Ya se ha completado la triple fundación. Desde entonces serán treinta años de desarrollo y animación de estas tres ramas de la familia, los grupos de seglares, las religiosas, y los religiosos. La misión es universal, y esto supone una disponibilidad para acoger diversos compromisos de evangelización. Siguiendo el ejemplo de los seglares, la Compañía de María y las Hijas de María se implican en la tarea educativa, pero siempre desde una intención de formación en la fe y de extender las comunidades de fe. Ambas congregaciones están incluso llamadas a trabajar por y con los seglares. Las Hijas de María empiezan a dejar una impronta de evangelización importante en el sudoeste francés, mientras la Compañía de María se extiende también hacia Alsacia. La Pedagogía marianista empieza a hacer camino: un método pedagógico propio, nuevas asignaturas, libros escritos por los mismos maestros, y algunas iniciativas de formación del profesorado: los primeros pasos hacia las escuelas de Magisterio en Francia son frutos de esta acción educativa y formativa marianista. Los diez últimos años de la vida de Guillermo José fueron sin embargo difíciles para todos y dolorosos para él, pues algunos de los primeros discípulos presionaron indebidamente para que se retirara como superior general, e incluso le cortaron toda relación con sus fundaciones. Tuvo que llegar una investigación histórica en el siglo XX sobre su figura para dejar clara su posición y su fidelidad heroica hasta el final. Murió en Burdeos el 22 de Enero de 1850. Fue beatificado por SS Juan Pablo II el 3 de septiembre del 2000.
fuente: Ágora Marianista
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ingreso o última modificación relevante: ant 2012
Estas biografías de santo son propiedad de El Testigo Fiel. Incluso cuando figura una fuente, esta ha sido tratada sólo como fuente, es decir que el sitio no copia completa y servilmente nada, sino que siempre se corrige y adapta. Por favor, al citar esta hagiografía, referirla con el nombre del sitio (El Testigo Fiel) y el siguiente enlace: http://www.eltestigofiel.org/lectura/santoral.php?idu=287

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