can.: Conf. Culto: Pío IX 17 ago 1854
país: Italia - n.: 1180 - †: 1218
país: Italia - n.: 1180 - †: 1218
En Pisa, de la
Toscana, beato Domingo Vernagalli, presbítero de la Orden de los Camaldulenses,
constructor de un orfanato.
Santa Inés de Montepulciano, virgen
fecha: 20 de abril
n.: 1268 - †: 1317 - país: Italia
canonización: C: Benedicto XIII 10 dic 1726
hagiografía: Santi e Beati
n.: 1268 - †: 1317 - país: Italia
canonización: C: Benedicto XIII 10 dic 1726
hagiografía: Santi e Beati
En Montepulciano, también de la Toscana,
santa Inés, virgen, que vistió el hábito de las vírgenes a los nueve años, y a
los quince, muy a su pesar, fue elegida superiora de las monjas de Procene. Más
tarde fundó un monasterio sometido a la disciplina de santo Domingo, donde dio
muestras de una profunda humildad.
refieren a este santo: Beato
Buenaventura Bonaccorsi, Beato Raimundo
delle Vigne

Inés Segni nació el 28 de enero de 1268 en
Gracciano, pequeño pueblo en el término de Montepulciano. Inés sintió desde
pequeña la fascinación de las cosas espirituales, y durante una visita con sus
familiares a Montepulciano vio a las hermanas «del saco», llamadas así por el
rústico saco que vestían. Con nueve años pidió ser admitida en el convento,
donde fue rapidamente acogida. En Montepulciano permaneció sólo el tiempo
necesario para la formación religiosa básica. En 1283, lo administradores del
castillo de Proceno, feudo orvietano (hoy en la provincia de Viterbo), se
llegaron a Montepulciano para pedir el envío de algunas hermanas a su
territorio, e Inés estuvo entre las seleccionadas. Inés, aunque aun muy joven,
fue nombrada superiora del monasterio, por sus grandes dotes de humildad y el
gran amor por la oración, por el espíritu de sacrificio (durante quince años
vivió a pan y agua), y por el ardiente amor a Jesús Eucaristía. En Proceno Inés
recibió del Señor el don de hacer milagros: los poseídos quedaban libres con
sólo aproximársele, multiplicó en varias ocasiones el pan, y graves enfermos
recobraron la salud. Pero en los veintidós años que permaneció en Proceno no
faltaron las tribulaciones: graves ssufrimientos físicos la atormentaron por
largos períodos.
En la primavera de 1306 fue llamada a
Montepulciano, donde hizo iniciar la construcción de una iglesia, tal como le
había pedido la Virgen en una visión unos años antes, y para lo cual le había
entregado tres piedras. Y en otra visión, esta vez de santo Domingo, se le
pidió que hiciera adoptar a las hermanas la regla de san Agustín, y que
agregara la comunidad a la Orden Dominicana para la asistencia religiosa y la
cura espiritual. Fueron numerosas las ocasiones en que Inés intervinó en la
ciudad como mediadora y agente de resolución de los conflictos entre las
familias nobles del lugar. En 1316 Inés, por consejo del médico y las presiones
de las cohermanas se retiró a Chianciano para curarse en las termas. Su
presencia fue de ayuda para los numerosos enfermos de la localidad, e Inés obró
allí muchos milagros, pero la cura termal no trajo ningún alivio a su
enfermedad, que empeoró.
Vuelta a Montepulciano, fue confinada al
lecho. Ya al borde de la muerte, Inés invitaba a las hermanas a que se
alegraran porque era para ella el momento del encuentro con Dios, que ocurrió
el 20 de abril de 1317. Los hermanos y hermanas dominicanos quisieron
embalsamar el cuerpo de Inés, y por este motivo enviaron emisarios a Génova
para adquirir el bálsamo; pero no fue necesario: de las manos y los pies de la
santa destiló enseguida un líquido perfumado que impregnó los paños que cubrían
el cuerpo, e incluso fue posible llenar alguna ampolla. El eco del milagro
atrajo a muchos enfermos que deseaban ser untados con el bálsamo milagroso.
Como escribió el beato Raimundo de Capua: a cincuenta años de su muerte, el
cuerpo estaba aun intacto, como si Inés hubiera recién muerto, y muchos eran
los milagros de curación que ocurrían en la iglesia -que era conocida como
«Iglesia de santa Inés»-, y la curación ocurría apenas hecho voto de visitarla.
De estos milagros hay públicos registros hechos por notarios a partir de pocos
meses de la muerte de la santa.
Traducido para ETF de un artículo de
Mauricio Misinato. El beato Raimundo de Capua, que fue confesor en el convento
de la santa algunos aaños después de la muerte de ésta, escribió una biografía;
se cuenta además con los documentos del proceso de canonización.
fuente: Santi e Beati
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ingreso o última modificación relevante: ant 2012
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