San Ireneo de Sirmio, obispo y mártir
fecha: 6 de abril
fecha en el calendario anterior: 25 de marzo
†: IV - país: Serbia
otras formas del nombre: Irineo
canonización: pre-congregación
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
fecha en el calendario anterior: 25 de marzo
†: IV - país: Serbia
otras formas del nombre: Irineo
canonización: pre-congregación
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
En la región de Sirmio, en Panonia,
pasión de san Ireneo, obispo y mártir, que en tiempo del emperador Maximiano, y
bajo el prefecto Probo, fue primero atormentado, después encarcelado y
finalmente decapitado.
Un relato de los sufrimientos y la muerte
de san Ireneo, obispo de Sirmio, se encuentra en las actas de su martirio, que
aunque, no son dignas de confianza en los detalles, parecen estar basadas sin
duda, en algunos auténticos hechos históricos. Sirmio, en aquel entonces la
capital de Panonia, se levantaba en el lugar de la actual Mitrovica, a unos 65
kilómetros al oeste de Belgrado. San Irineo debió haber sido un hombre de
elevada posición en aquel lugar, aun prescindiendo de su puesto como cabeza de
esa cristiandad. Durante la persecución de Diocleciano, el santo fue
encarcelado como cristiano y llevado ante Probo, gobernalor de Panonia. Cuando
se le ordenó que ofreciera sacrificios a los dioses, él se rehusó diciendo:
«Aquel que ofrezca sacrificios a los dioses será arrojado al fuego del
infierno». El magistrado le replicó: «Los edictos del más clemente de los
emperadores exigen que todos ofrezcan sacrificios a los dioses o sufran el
rigor de la ley». Se dice que el santo contestó: «la ley de mi Dios me ordena
sufrir todos los tormentos antes que sacrificar a los dioses». Fue llevado al
patio y, mientras era torturado, se le urgió de nuevo a sacrificar, pero él
permaneció firme en su resolución. Todos los parientes y amigos del obispo
estaban grandemente afligidos. Su madre, su esposa y sus hijos lo rodeaban. Su
esposa, bañada en lágrimas, se abrazó a su cuello y le suplicó que salvara su
vida por ella misma y por sus inocentes hijos. Estos gritaban: «¡Padre, querido
padre, ten piedad de nosotros y de ti mismo!», mientras su madre sollozaba y
los sirvientes, vecinos y amigos llenaban la sala de la corte con sus lamentos.
El mártir se hizo insensible a estas
súplicas, por temor a que pareciera que no ofrecía a Dios su integridad y su
fidelidad. Repitió aquellas palabras dichas por Nuestro Señor: «Al que me
negare ante los hombres, yo le negaré ante mi Padre que está en los cielos», y
evitó dar una respuesta directa a las súplicas de sus amigos. Fue de nuevo
confinado a la prisión, donde se le tuvo por largo tiempo, sufriendo todavía
más penalidades y tormentos corporales que pretendían quebrantar sus
constancia. Un segundo juicio público no produjo más efectos que el primero y,
en la sentencia final se hizo saber que, por desobediencia al edicto imperial,
el reo sufriría la pena de ser ahogado en el río. Se dice que Ireneo protestó
de que tal muerte era indigna de la causa por la que él sufría. Suplicó que se
le diera una oportunidad para probar que un cristiano, fortalecido con la fe en
el único y verdadero Dios, podía enfrentarse sin desmayar a los más crueles
tormentos del perseguidor. Se le concedió que fuera primero decapitado y que
después, su cuerpo fuera lanzado desde el puente al río. La narración de la
muerte del mártir, hecha originalmente en griego, ha sido incluida por Ruinart
en su colección de «Acta Sincera».
Como ha señalado Delehaye, los documentos
que Ruinart reunió bajo este encabezado, son de muy diverso valor y no se puede
sostener que la «pasión» de san Irineo represente el prototipo de tales actas.
Ver Delehaye, Les Légends hagiographiques (1927), pp. 114-116. El texto puede
también ser leído en el Acta Sanctorum, marzo, vol. III, con el original griego
impreso en el apéndice.
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
accedida 489 veces
ingreso o última modificación relevante: ant 2012
Estas biografías de santo son propiedad de
El Testigo Fiel. Incluso cuando figura una fuente, esta ha sido tratada sólo
como fuente, es decir que el sitio no copia completa y servilmente nada, sino
que siempre se corrige y adapta. Por favor, al citar esta hagiografía,
referirla con el nombre del sitio (El Testigo Fiel) y el siguiente enlace: http://www.eltestigofiel.org/lectura/santoral.php?ids=1121
San Eutiquio de Constantinopla, obispo y confesor
fecha: 6 de abril
†: 582 - país: Turquía
canonización: pre-congregación
hagiografía: Santi e Beati
†: 582 - país: Turquía
canonización: pre-congregación
hagiografía: Santi e Beati
En Constantinopla, san Eutiquio, obispo,
que presidió el II Concilio Ecuménico Constantinopolitano, en el que defendió
enérgicamente la fe ortodoxa y, tras padecer un largo exilio, con su muerte
profesó la resurrección de la carne.

San Eutiquio nació en la aldea de Theión,
en Frigia, hacia el 512. Fue educado en Augustópolis, y continuó los estudios
en Constantinopla. Luego se trasladó a Amasea, capital del Helesponto, y entró
en el monasterio de la ciudad. Seguidamente acompañó al obispo a Constantinopla
y aquí permaneció en la iglesia de la Madre de Dios, en el barrio de Urbicio en
el Strategion. A la edad de 30 años recibió la ordenación presbiteral, retornó
a Amasea donde fue electo hegúmeno (es decir, abad) de su viejo monasterio, que
bajo su guía llegó a ser más grande e importante. Enviado nuevamente a la
capital imperial como delegado del obispo de Amasea al concilio que se
aprestaba a condenar los «Tres capítulos» (ver un resumen del tema en san Dacio),
encontró al patriarca san Menas casi
al fin de su vida, y en agosto del 552 el emperador Justiniano designó al
propio Eutiquio como nuevo Patriarca. El 6 de enero del 553 Eutiquio escribió
al papa Vigilio para asegurarle su fidelidad a los cuatro concilios ecuménicos
(Nicea, Constantinopla, Éfeso, Calcedonia) y a la cartas pontificias. El 5 de
mayo se abrió el concilio (II Constantinopolitano), presidio por Eutiquio, y
los «Tres Capítulos» fueron definitivamente condenados.
Otra cuestión teológica turbó sin embargo
nuevamente la vida de Eutiquio y del imperio: hacia el fin de su vida,
Justiniano cayó en posiciones heréticas, y cuando el Patriarca osó oponerse, lo
hizo arrestar, el 25 de enero del 565, y recluir en diversos monasterios, para
exiliarlo finalmente en Amasea. A la muerte del nuevo patriarca Juan III el
Escolástico, el 12 de septiembre del 577 el emperador Justino II restableció a
Eutiquio en la sede patriarcal que legítimamente le esperaba. Muy popular, el
viejo patriarca fue bien recibido en Constantinopla, y vivió en paz por cinco
años, excepto una controversia teológica con el futuro papa Gregorio Magno
acerca de la naturaleza del cuerpo resucitado, que Eutiquio en una de sus obras
sostenía que sería impalpable. El libro fue entregado a las llamas.
Eutiquio murió finalmente el 6 de abril
del 582, día hasta hoy dedicado a su memoria tanto en la Iglesia bizantina como
en la latina. Su «Vita» fue redactada por el sacerdote Eustrato, su discípulo y
compañero, bajo el emperador Mauricio. Además de su carta al papa Vigilio se
conservan también un sermón suyo para la fiesta de Pascua y uno sobre la
Eucaristía.
Traducido para ETF de un artículo de Fabio
Arduino.
fuente: Santi e Beati
accedida 848 veces
ingreso o última modificación relevante: ant 2012
Estas biografías de santo son propiedad de
El Testigo Fiel. Incluso cuando figura una fuente, esta ha sido tratada sólo
como fuente, es decir que el sitio no copia completa y servilmente nada, sino
que siempre se corrige y adapta. Por favor, al citar esta hagiografía,
referirla con el nombre del sitio (El Testigo Fiel) y el siguiente enlace:http://www.eltestigofiel.org/lectura/santoral.php?idu=1122
No hay comentarios:
Publicar un comentario