Santos Nicolás Pieck y dieciocho compañeros, mártires
fecha: 9 de julio
†: 1572 - país: Países Bajos
canonización: B: Clemente X 24 nov 1675 - C: Pío IX 29 jun 1867
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
†: 1572 - país: Países Bajos
canonización: B: Clemente X 24 nov 1675 - C: Pío IX 29 jun 1867
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
En Brielle, a orillas del río Mosa, en
Holanda, pasión de los santos mártires Nicolás Pieck, presbítero, y de sus diez
compañeros religiosos de la Orden de los Hermanos Menores y ocho del clero
diocesano o regular, todos los cuales, por defender la presencia real de Cristo
en la Eucaristía y la autoridad de la Iglesia Romana, fueron sometidos por los
calvinistas a toda clase de escarnios y tormentos, concluyendo al fin su
combate al ser ahorcados. Son sus nombres: santos Jerónimo de Werta, Teodorico
van der Eem, Nicasio de Heeze, Willechadus de Dania, Godefrido de Merguele
Coart, Antonio de Hoornaert, Antonio de Werta y Francisco de Rauga, presbíteros
de la Orden de Hermanos Menores, y Pedro de Asco van der Slagmolen y Cornelio
de Dorestado, religiosos de la misma Orden; Juan Lenaerts, canónigo regular de
San Agustín; Juan Coloniense, presbítero de la Orden de Predicadores; Adriano
d'Hilvarenbeek, Santiago Lacops, presbítero de la Orden Premostratense;
Leonardo Vechel, Nicolás Poppel, Godefrido van Duynen, Andrés Wouters,
presbíteros.

Los calvinistas ahorcaron en Gorkum, cerca
de Dordrecht, a diecinueve sacerdotes y religiosos, a causa de su fe. Once de
los mártires eran Frailes Menores de la Observancia en el convento franciscano
de Gorkum. Entre ellos se contaban san Nicolás Pieck, guardián del convento y
san Jerónimo Weerden, su vicario. Junto con ellos fueron ejecutados el anciano
Juan Van Oosterwyk, canónigo regular de San Agustín, los sacerdotes diocesanos
Leonardo Vechel, Nicolás Janssen y Godofredo Van Füynen ; los premonstratenses
Adrián Van Hilvarenbeek y Jacobo Lacops, el último de los cuales había sido muy
negligente en la observancia religiosa, a pesar de las amonestaciones de sus
superiores y, finalmente, el sacerdote diocesano Andrés Wouters, quien pasó
directamente de una vida de pecado a la prisión y al martirio.
En junio de 1572, el destacamento
calvinista antiespañol conocido con el nombre de «Armada de los piratas» se
apoderó de la ciudad de Gorkum. Desde el 26 de junio al 5 de julio, los
franciscanos y otros cuatro sacerdotes estuvieron a merced de los soldados, los
cuales los trataron con increíble crueldad, en parte por odio al catolicismo y,
en parte, por el deseo de que revelasen dónde se hallaban escondidos los vasos
sagrados. El 5 de julio, el almirante Lumaye, barón de La Marck, dio orden de
que trasladasen a los prisioneros a Briel. En cnanto desembarcaron éstos en el
puerto, el 7 de julio, fueron conducidos, medio desnudos, a la plaza central.
Los esbirros los colocaron de manera que la comitiva simulase una procesión
burlesca y los obligaron a cantar las letanías de la Virgen, cosa que los
mártires hicieron con gran gozo. Esta tarde y la mañana siguiente, fueron
interrogados por los ministros calvinistas en presencia del almirante. Aunque
se les ofreció la libertad a condición de que abjurasen de la doctrina católica
de la Eucaristía, ninguno de los mártires cedió. Ese mismo día, el almirante
recibió una carta de las autoridades de Gorkum, en la que éstas se quejaban del
arresto de los padres, y otra carta del príncipe de Orange, en la que se le
ordenaba poner en libertad a los prisioneros. Por otra parte, dos de los
hermanos del P. Nicolás Pieck se presentaron a interceder por él. El almirante
respondió que pondría en libertad a todos los sacerdotes con tal de que
renunciasen a sostener la supremacía pontificia. Los prisioneros se negaron a
ello, y los hermanos del P. Pieck no lograron inducir a éste a abjurar de la fe
y abandonar a sus hermanos en religión. Poco después de la medianoche, se
ordenó a un sacerdote apóstata de Lieja que condujese a los prisioneros a un
monasterio abandonado, situado en Ruggen, en las proximidades de Briel.
Ahí se los reunió en un granero, donde
había dos argollas que podían servir para ahorcarles. Cuando vieron la
ejecución del P. Pieck, quien los había exhortado hasta el último instante a
perseverar en la fe, flaqueó por un instante el valor de algunos. Pero es de
notarse que éstos no fueron los dos sacerdotes que habían llevado una vida
escandalosa, lo cual confirma una vez más que es un grave error juzgar al
prójimo y creerse capaz de leer en su corazón. Los diecinueve sacerdotes fueron
ahorcados: san Jacobo Lacops fue colgado de una escalera, y los demás de las
dos argollas arriba mencionadas. san Antonio Van Willehad tenía noventa años de
edad. La ejecución fue una verdadera carnicería. Todos los mártires tardaron
largo tiempo en morir, y san Nicasio Van Heeze no expiró sino hasta el
amanecer. Los verdugos mutilaron los cuerpos, aun antes de que desapareciese
todo signo de vida.
Como los mártires de Inglaterra y Gales,
estos sacerdotes dieron la vida por la fe católica en general y, en particular,
por defender la doctrina católica de la Eucaristía y de la supremacía del
Romano Pontífice. Los cadáveres fueron ignominiosamente arrojados dentro de dos
zanjas. En 1616, durante una tregua de la guerra entre España y las Provincias
Unidas, los restos fueron desenterrados y trasladados a la iglesia de los
franciscanos en Bruselas. Los diecinueve fueron canonizados por Pío IX el 29 de
junio de 1867.
Guillermo Estius, el comentarista de la
Biblia, que era originario de Gorkum y sobrino del P. Pieck, nos dejó un
detallado relato de este martirio; puede verse en Acta Sanctorum julio, vol.
II, con otros documentos. Véanse también los relatos modernos de Kronenburg,
Spilbeek y Hubert Meuffels. La obra de este último autor, escrita en francés y
publicada en la colección «Les Saints» contiene una bibliografía abundantísima.
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
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