Beatos
Ceslao Józwiak, Eduardo Kazmierki, Francisco Kesy, Eduardo Klinik y larognievo
Wojciechowslci, mártires 
can.: B: Juan Pablo II 13 jun 1999
país: Alemania - †: 1942
país: Alemania - †: 1942
En Dresde, en
Alemania, beatos Ceslao Józwiak, Eduardo Kazmierki, Francisco Kesy, Eduardo
Klinik y larognievo Wojciechowslci, mártires, los cuales, de origen polaco,
detenidos y encarcelados durante la misma persecución, consumaron el martirio a
golpes de hacha.
108 Mártires polacos durante la ocupación nazi (1939 - 1945)
El papa Juan Pablo II ha beatificado, el
13 de junio de 1999 en Varsovia, durante su séptimo viaje apostólico a Polonia,
a 108 mártires, víctimas de la persecución contra la iglesia polaca, ocurrida
durante la ocupación alemana nazi, de 1939 a 1945.
En este
grupo:

Extracto de la homilía en la ceremonia de
beatificación:
«Fortaléceme, Señor Jesucristo (...), con el signo de
tu santísima cruz, y concédeme (...) que así como llevo sobre mi pecho esta
cruz, que encierra reliquias de tus santos, de la misma manera siempre tenga
presente en mi mente el recuerdo de tu pasión y las victorias de tus santos
mártires»: ésta es la oración que reza el obispo al ponerse la cruz pectoral.
Esta invocación ha de ser hoy la oración de toda la Iglesia en Polonia que, al
llevar desde hace mil años el signo de la pasión de Cristo, siempre se regenera
con la semilla de la sangre de los mártires y vive del recuerdo de la victoria
que lograron en esta tierra.
Precisamente hoy estamos celebrando la victoria de los
que, en nuestros tiempos, dieron la vida por Cristo; dieron la vida temporal,
para poseerla por los siglos en su gloria. Es una victoria particular, porque
la han conseguido representantes del clero y laicos, jóvenes y ancianos,
personas de todas las clases y estados. Entre ellos podemos recordar al
arzobispo Antoni Julián Nowowiejski, pastor de la diócesis de Plokc, torturado
hasta la muerte en Dzialdowo, y a monseñor Wladyslaw Goral, de Lublin,
torturado con especial odio sólo porque era obispo católico. Hubo también
sacerdotes diocesanos y religiosos, que prefirieron morir con tal de no
abandonar su ministerio, y otros que murieron atendiendo a sus compañeros de
prisión enfermos de tifus; algunos fueron torturados hasta la muerte por
defender a los judíos. En ese grupo de beatos había religiosos no sacerdotes y
religiosas, que perseveraron en el servicio de la caridad, ofreciendo sus
tormentos por el prójimo. Entre estos beatos mártires había también laicos.
Había cinco jóvenes formados en el oratorio salesiano; un activista celoso de la
Acción católica, un catequista laico, torturado hasta la muerte por su
servicio, y una mujer heroica, que dio libremente su vida en cambio de la de su
nuera, que esperaba un hijo. Estos beatos mártires son inscritos hoy en la
historia de la santidad del pueblo de Dios que peregrina desde hace mil años en
Polonia.
Si hoy nos alegramos por la beatificación de 108
mártires, clérigos y laicos, lo hacemos ante todo porque son un testimonio de
la victoria de Cristo, el don que devuelve la esperanza. En cierto sentido,
mientras realizamos este acto solemne se reaviva en nosotros la certeza de que,
independientemente de las circunstancias, podemos obtener una plena victoria en
todo, gracias a aquel que nos ha amado (cf. Rm 8, 37). Los beatos mártires nos
dicen en nuestro corazón: Creed que Dios es amor. Creedlo en el bien y en el
mal. Tened esperanza. Que la esperanza produzca como fruto en vosotros la
fidelidad a Dios en cualquier prueba.
Puede leerse la homilía completa en el sitio del
Vaticano. Cada uno de estos beatos se celebra en el día concreto
de su nacimiento a la vida eterna, y podrá encontrarse allí lo que podamos
recoger de sus respectivos datos biográficos.
fuente: Vaticano
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ingreso o última modificación relevante: ant 2012
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