San Hipólito el Elocuente.
San Hipólito, obispo y mártir. 22 de agosto.
Lo
primero que nos llama la atención y nos hace sospechar, es que de este santo se
conocen sus obras, o al menos las que le atribuyen, y sin embargo, de su vida
lo que nos ha llegado es un batiburrillo de datos contradictorios entre sí,
algunos de ellos. No son pocos los Padres de la Iglesia que se refieren a él,
como San Jerónimo (30
de septiembre y 9 de mayo, traslación de las reliquias) y San Juan Crisóstomo (27 de enero, traslación de las
reliquias a Constantinopla; 30 de enero, Synaxis de los Tres patriarcas: Juan,
Gregorio y Basilio; 13 de septiembre, muerte; 13 de noviembre, Iglesia
oriental; 15 de diciembre consagración episcopal), que le llama “fuente
de luz, testigo fiel, doctor santísimo, y varón lleno de dulzura y caridad”.
Y es que sus obras fueron vastas: contra los herejes para probar la verdad de
la Santísima Trinidad, homilías con motivo de festividades, tratados sobre la
Encarnación y Resurrección de Cristo, un ciclo pascual de dieciséis años, una
crónica de la Iglesia desde los orígenes hasta 222, comentarios sobre las
Escrituras y los misterios de Cristo, etc., profecías sobre el Anticristo y el
fin del mundo a partir de interpretar a los profetas bíblicos (en 1661 se halló
en la Biblioteca Vaticana este tratado). Y sin embargo, de él nada.
San Jerónimo dice basarse en sus
comentarios a las Escrituras, San
Gelasio (21 de noviembre)
dice era arzobispo primado de toda Arabia, pero el martirologio pseudojeronimiano
le hace obispo de Porto, en la desembocadura del Tíber y cerca de Roma. Focio
dice que fue discípulo de San
Ireneo de Lyon (28 de
junio y 23 de agosto) y de San
Clemente de Alejandría (4
y 5 de diciembre), y a su vez, maestro de Orígenes. Eusebio igualmente le
hace obispo y además, mártir. Ahogado, según calendarios orientales del siglo
VIII, y Baronio lo confirma señalando que él conoció en el Porto, el pozo en el
que lo lanzaron y una iglesia en ruidas dedicada a su memoria. Si bien el martirologio
le hace padecer el martirio en 235, San Gregorio de Tours le sitúa alcanzando
la gloria en 251, imperando Decio. Para poder casar todas estas noticias hay
que ponerlo constantemente en Oriente y Occidente al mismo tiempo, como maestro
de unos y discípulo de otros.
En el siglo XVI, en las famosas
excavaciones romanas, se halló una estatua de mármol de un San Hipólito,
obispo, sentado en cátedra y con una estela en la que aparecía el ciclo pascual
atribuido al santo. Luego otros documentos arrojaron luz, sobre que allí había
habido una iglesia dedicada a la memoria de San Hipólito, aunque algunos creen
que fue al mártir romano del 13 de agosto. Para más inri, a 30 de enero aparece
un San Hipólito presbítero y mártir, escritor prolífico e igualmente ahogado
por causa de Cristo. En resumen, lo más probable es que haya habido un obispo
mártir al cual se le ha dado la autoría de varias obras apócrifas y anónimas.
Fuente:
-“Año cristiano o Ejercicios devotos
para todos los días del año”. Agosto. JEAN CROISSET. S.I. Barcelona, 1863.
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