Beata Eugenia Picco, virgen
fecha: 7 de septiembre
n.: 1867 - †: 1921 - país: Italia
canonización: B: Juan Pablo II 7 oct 2001
hagiografía: Vaticano
n.: 1867 - †: 1921 - país: Italia
canonización: B: Juan Pablo II 7 oct 2001
hagiografía: Vaticano
Elogio: En Parma, ciudad de Emilia-Romaña, en Italia, beata Eugenia Picco,
virgen de la Congregación de Hijas de los Sagrados Corazones de Jesús y de
María, que, entregada al cumplimiento de la voluntad de Dios, promovió la
dignidad de la mujer y se dedicó a la formación de las religiosas.

«Como Jesús ha escogido
el pan, algo tan común, así debe ser mi vida, común... accesible a todos y, al
mismo tiempo, humilde y escondida, como lo es el pan». Estas palabras de
Eugenia Picco brotan de una larga contemplación de Jesús, Pan de vida,
entregado por todos. A esta contemplación Eugenia llega tras un largo y
doloroso camino.
Nace en Crescenzago
(Milán) el 8 de noviembre de 1867 de José Picco y Adelaida del Corno. El padre
es un excelente músico de «La Scala» de Milán, ciego. La madre es una mujer
frívola, que no ama a su marido, sino que prefiere el dinero, el éxito y los
viajes. De Eugenia cuidan habitualmente los abuelos y encuentra a sus padres
durante las breves pausas que se conceden entre una gira y otra, hasta que un
día la madre vuelve sola, sin su marido, dándolo por muerto. Eugenia, no sabrá
nunca nada de su padre. Desde este momento la madre obliga a la hija a vivir
con ella y con su amante, del que luego tendrá otros dos hijos. Eugenia crece
en un ambiente irreligioso y moralmente malsano, teniendo que convivir entre
los deseos mundanos de la madre que la quiere cantante famosa y con el amante
de la madre que la molesta y la fastidia frecuentemente.
«Peligros y ocasiones
tanto en casa como afuera», dirá luego Eugenia recordando aquellos años de
tribulación y aquel «instintivo» anhelo de orar, de mirar hacia arriba, en el
silencio de la austera basílica de San Ambrosio de Milán, donde cada día va a
pedir ayuda a Dios, casi sin conocerlo. Hasta que una tarde de mayo de 1886,
Eugenia siente dentro de sí la llamada a la santidad y desde aquel instante
caminará, con prontitud y fidelidad indefectibles hacia la perfección.
A los veinte años
Eugenia decide amar a Jesús y ser santa. Ingresa en la todavía joven Familia
Religiosa de las Pequeñas Hijas de los Sagrados Corazones de Jesús y de María
huyendo de casa el 31 de agosto de 1887. Es inmediatamente acogida, comprendida
y amada por el fundador, el venerable Agustín Chieppi. El 26 de agosto de 1888
comienza el noviciado y el 10 de junio de 1891 emite la primera profesión
religiosa en manos del mismo Fundador. Hace la profesión perpetua el 1 de junio
de 1894.
Simple y humilde, fiel y
generosa, se entrega sin reservas a las alumnas del Colegio de las que es
maestra de música, canto y francés; a las novicias de las que es madre y
maestra; a las hermanas como archivista, secretaria general y consejera. En
junio de 1911 es elegida superiora general, cargo en el que permanece hasta la
muerte. Animadora sabia y prudente de la Congregación, durante su gobierno
desarrolla una actividad iluminadora y prudente para una organización
definitiva del Instituto, proponiéndose cumplir las directrices transmitidas
por el fundador. Para todos es madre, especialmente para los pobres, para los
pequeños y para los marginados, a los que sirve con caridad generosa e
incansable. Las necesidades y los dramas de muchos hermanos durante la gran guerra
de 1915-1918 le abren aun más el corazón para acoger todo llanto, tanto dolor y
toda preocupación social o privada.
Su principal apoyo, el
eje vital de su vida interior y de toda la obra y trabajo apostólico es para
Sor Eugenia la Eucaristía, su gran amor, centro de piedad, alimento, consuelo y
gozo de sus jornadas densas de oración y de fatiga. Jesús le infunde su celo
por la salvación de las almas, su deseo ferviente de llevar a todos a la Casa
del Padre y es en su ardiente amor a Jesús donde se encuentra la explicación de
su incesante actividad caritativa.
De salud débil, con un
cuerpo consumido por la tuberculosis ósea, tiene que someterse, el año 1919, a
la amputación de la extremidad inferior derecha. Sor Eugenia se ofrece con toda
disponibilidad a cumplir los planes del Padre sobre ella, pronta a cualquier
inmolación, mostrándose siempre la amiga sonriente de Jesús, de los hermanos y
del mundo. Este dinamismo que concentra todos sus deseos y toda su voluntad en
Dios, esta decisión resuelta de caminar hacia la perfección, expresada en una
vida de mortificación, de pureza, de obediencia, de heroismo, de obras
virtuosas, viviendo lo ordinario y más humilde de la vida de manera
extraordinaria, es el clima en el que se desarrolla la existencia de Sor Eugenia
Picco.
En la enfermedad y en la
muerte cumple su total consagración a Dios. Sor Eugenia muere santamente el 7
de septiembre de 1921. El 7 de octubre del 2001, Juan Pablo II la proclama
beata.
fuente: Vaticano
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modificación relevante: ant 2012
Estas biografías de
santo son propiedad de El Testigo Fiel. Incluso cuando figura una fuente, esta
ha sido tratada sólo como fuente, es decir que el sitio no copia completa y servilmente
nada, sino que siempre se corrige y adapta. Por favor, al citar esta
hagiografía, referirla con el nombre del sitio (El Testigo Fiel) y el siguiente
enlace: http://www.eltestigofiel.orgindex.php?idu=sn_3233
Beato Ignacio Klopotowski, presbítero y fundador
fecha: 7 de septiembre
n.: 1866 - †: 1931 - país: Polonia
canonización: B: Benedicto XVI 19 jun 2005
hagiografía: Vaticano
n.: 1866 - †: 1931 - país: Polonia
canonización: B: Benedicto XVI 19 jun 2005
hagiografía: Vaticano
Elogio: En Powazki, Polonia, beato Ignacio
Klopotowski, presbítero y fundador de la Congregación de Religiosas de la
Bienaventurada Virgen María de Loreto.

Nació el 20 de julio de 1866 en
Korzeniówka, en la región de Podlasie. Frecuentó el instituto de estudios
clásicos de Siedlce. En 1883 entró en el seminario mayor de Lublin. Para completar
los estudios, al cuarto año fue enviado a la Academia de teología de San
Petersburgo, donde obtuvo la licenciatura en teología. Recibió la ordenación
sacerdotal el 5 de julio de 1891 en la catedral de Lublin, de manos de monseñor
Franciszek Jaczewski.
Después de la ordenación, fue nombrado
vicario parroquial en la parroquia de la Conversión de San Pablo. En 1892 fue
designado capellán del hospital de San Vicente y profesor del seminario mayor,
donde durante catorce años enseñó, entre otras disciplinas, Sagrada Escritura,
teología moral y derecho canónico. En su trabajo pastoral se encontró muchas
veces con la miseria moral y material, el desempleo, la ignorancia y el
subdesarrollo; estas eran las condiciones en que vivía gran parte de la
sociedad de entonces. Para paliar estas situaciones, fundó diversas
instituciones de beneficencia: una casa de trabajo retribuido, una escuela
profesional, el hospicio de San Antonio para mujeres de la calle, orfanatos,
residencias de ancianos, etc.
El padre Klopotowski, que estaba atento a
la voz de Dios y la reconocía ante todo en la oración y en las circunstancias
concretas de la vida, no se contentó con satisfacer las necesidades básicas de
los más pobres, sino que también quiso llevarles ayuda espiritual, preocupándose
a la vez por su situación cultural. Su vida se polarizaba en torno a la
Eucaristía. El rosario era para él un importante elemento de la piedad mariana.
En particular, cuando Polonia se liberó de Rusia, promovió incansablemente la
educación cristiana de niños y jóvenes, defendiendo con empeño la figura de la
madre en el hogar y su papel insustituible en la educación de los hijos y en la
transmisión de las primeras nociones de la fe.
Ya durante los primeros años de su
sacerdocio publicó libros de oración y de contenido religioso. En 1905 empezó a
publicar el diario «Polaco-Católico», el semanario «La Semilla» y la revista
mensual «El Buen Domingo». Su celo por la difusión del rosario lo impulsó a
publicar la revista mensual «Círculo del Rosario»; fruto de su amor a la niñez
es la publicación «El Ángel Custodio». En uno de sus escritos decía: "Todo
niño abrazado contra el corazón, toda existencia humana salvada de la muerte,
todo centésimo sumado a una obra buena, son un gran mérito ante la patria".
Con el fin de garantizar la continuidad de
la acción apostólica mediante la palabra impresa, el 31 de julio de 1920 fundó
la congregación de las Religiosas de la Bienaventurada Virgen María de Loreto.
Sabía que la vocación del sacerdote consiste en guiar a las personas a la
salvación. Para lograrlo a través de los medios de comunicación más modernos de
su tiempo, se inspiraba en las exhortaciones de los Sumos Pontífices León XIII
y Pío X a oponer a la prensa negativa la fuerza de la buena. Por lo demás,
consideraba la palabra impresa como la prolongación del ambón y un medio muy
idóneo para difundir el reino de Dios en la tierra. Murió el 7 de septiembre de
1931, y fue enterrado en el cementerio de Powazki. Fue beatificado el 19 de
junio de 2005.
fuente: Vaticano
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El Testigo Fiel. Incluso cuando figura una fuente, esta ha sido tratada sólo
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