sábado, 24 de septiembre de 2016

San Cleofás, santo del NT - San Fermín de Amiens, obispo y mártir (25 de septiembre)

San Cleofás, santo del NT

fecha: 25 de septiembre
canonización: bíblico
hagiografía: Abel Della Costa

Elogio: Conmemoración de san Cleofás, discípulo del Señor, al que con el otro compañero itinerante le ardía el corazón, cuando Cristo, en la tarde de Pascua, se les apareció en el camino explicándoles las Escrituras, y después, en la casa de Cleofás, en Emaús, al conocer al Salvador en la fracción del pan.

Acerca de Cleofás tenemos dos referencias, una, de la que se hace eco el elogio del Martirologio Romano, proviene del propio texto del Evangelio (Lucas 24,13ss), mientras que la otra proviene de la tradición posterior, de san Hegésipo, citado por Eusebio de Cesarea (Hist. Ecl. III,11,1). La referencia del evangelio de Lucas es muy escueta. en el bello relato de la aparición camino de Emaús, se nos dice que Cleofás es el nombre de uno dos de los dos entristecidos discípulos que habla con el Resucitado, sin reconocerlo aun.
En Juan 19,25 se menciona un personaje que algunas biblias en castellano escriben también Cleofás: «Junto a la cruz de Jesús estaban su madre y la hermana de su madre, María, mujer de 'Cleofás'». En realidad este Cleofás de Juan y el Cleofás de Lucas se escriben distinto en griego. Eso no significa necesariamente que sean dos personas distintas, porque bien puede tratarse de dos transcripciones diversas de un mismo nombre original, arameo, por ejemplo; pero debe tenerse cuidado con una identificación precipitada basada tan sólo en el parecido fonético. En realidad la «o» del Cleopás de Lucas es breve, mientras que la «o» del Cloopás de Juan es larga, y normalmente esas vocales (que en castellano transcribimos igual) no son intercambiables.
Notemos que si el Cleopás de Lucas es el mismo que el Cloopás de Juan, resultaría ser entonces tío político de Jesús, ya que es esposo de la tía (también María) de Jesús. Quizás por esa precipitada asimilación de los dos personajes, en el siglo II -que había comenzado la enorme tarea de armonización que buscaba evitar tropiezos a los lectores de los cuatro evangelios que veían que los datos de uno muchas veces diferían en detalles de los de los otros tres- se asimiló este Cloopás de Juan, usando como puente Marcos 15,40, con el padre de los «hermanos de Jesús» (entendidos, por lo tanto, como primos), a quien también, sin que sepamos exatamente basados en qué tradición, se lo hace hermano de José (por tanto María y José serían parientes políticos, además de esposos). Y así Hegésipo, en sus Memorias Eclesiásticas dirá, citado por Eusebio: «Tras el martirio de Santiago y la inmediata toma de Jerusalén, cuenta la tradición que, viniendo de diversos sitios, se reunieron en un mismo lugar los apóstoles y los discípulos del Señor que todavía se hallaban con vida, y juntos con ellos también los que eran de la familia del Señor según la carne (pues muchos aún estaban vivos). Todos ellos deliberaron acerca de quién había de ser juzgado digno de la sucesión de Jacobo, y por unanimidad todos pensaron que Simeon, el hijo de Clopás (a quien también menciona el texto del Evangelio), merecía el trono de aquella región, por ser, según se dice, primo del Salvador, pues Hegesipo cuenta que Clopás era hermano de José.»
Todo esto, que puede sonar a galimatías, ha dado lugar a una especie de «plataforma» de tradiciones difíciles de fundamentar pero difíciles de criticar por lo intrincado de las relaciones que mencionan, que nos hacen el Evangelio aparentemente más «cercano», ya que convierten en familiares y reconocidos, a personajes que, si somos justos con lo que leemos en el texto bíblico, apenas si son mencionados una vez y vuelven a desdibujarse en su nube de lejana evocación. Mi conclusión personal, pero que no corresponde imponerla a nadie, es que este Cleofás, como tantos otros personajes del Nuevo Testamento, ha sido posiblemente alguien conocido dentro de alguna de las tantas pequeñas iglesias que formaron las moléculas del cristianismo inicial. Su nombre aparece mencionado porque así lo recibió la tradición evangélica décadas después de los hechos, cuando se pusieron por escrito, y de ninguna manera podemos darnos de un saber que no tenemos, ni sobre él ni sobre ningún otro. Las confusiones en torno a la identidad o no identidad entre Cleopás y Cloopás, entre los discípulos de Jesús y sus parientes, y otras confusiones de personajes, no son sólo nuestras, sino que así, ya mezcladas y confusas, las recibió la propia tradición que está tras la redacción de los evangelios. Nos corresponde, creo yo, respetar estas pequeñas evocaciones como muestra de que los escritos bíblicos se hunden en un mar de vida de Iglesia que les ha precedido y los ha hecho posibles, y de la que esos escritos son sólo el signo y el indicador. La vida de la Iglesia es siempre, y lo ha sido desde el principio, mucho más que lo que nuestras evocaciones, historias, tradiciones, memorias y crónicas pueden sistematizar.
Abel Della Costa
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Estas biografías de santo son propiedad de El Testigo Fiel. Incluso cuando figura una fuente, esta ha sido tratada sólo como fuente, es decir que el sitio no copia completa y servilmente nada, sino que siempre se corrige y adapta. Por favor, al citar esta hagiografía, referirla con el nombre del sitio (El Testigo Fiel) y el siguiente enlace: http://www.eltestigofiel.orgindex.php?idu=sn_3482



San Fermín de Amiens, obispo y mártir

fecha: 25 de septiembre
fecha en el calendario anterior: 7 de julio
†: s. inc. - país: Francia
canonización: pre-congregación
hagiografía: Abel Della Costa

Elogio: En Amiens, en la Galia Bélgica, san Fermín, venerado como obispo y mártir.
Patronazgos: patrono de Pamplona, Picardía y Amiens, de los niños, los toneleros, los comerciantes y panaderos, para pedir contra la fiebre, los calambres, reumatismo, hidropesía y temblores, contra la sequía.
Tradiciones, refranes, devociones: Aunque celebrado no en esta fecha sino el 7 de julio -su inscripción más tradicional-, son famosos mundialmente los «sanfermines» de Pamplona.
Refranes y rimas:
Pide al Santo morenazo, que no te den un cornazo.
Por San Fermín, mocicas a la fiesta, abuelos a la siesta.
Se oyó en el cielo una jota, que hizo a San Fermín llorar; se la cantaba un navarro, que el encierro no verá.
¡Como quieres que yo cante y que temple mi guitarra, si es San Fermín y estoy lejos de la Capital Navarra¡
refieren a este santo: San Fermín de Mende
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Existen sobre este Fermín unas actas tardías (del siglo X) que detallan muchos aspectos de la vida del santo, incluyendo su pasión y muerte. Lamentablemente son muy poco confiables, por la lejanía con los hechos que narra, y los rasgos legendarios que presenta. Sin embargo, es muy posible que en las cuestiones fundamentales recojan una tradición firme.
Según esa tradición, Fermín era natural de Pamplona, en Navarra, España, perteneciente a una noble familia pagana del lugar. La predicación de Honesto y Honorato, discípulos del famoso san Saturnino de Toulouse, trajo la fe cristiana a Pamplona, y junto a ella, a la familia de Fermín, quien no sólo se bautizó, sino que fue nombrado obispo y enviado como misionero a las Galias. Allí evangeliza Agen, Auvernia, Anjou, Beauvais, para detenerse finalmente en Amiens (los auténticos obispos misioneros solían serlo de una pequeña comarca, se nota aquí los intentos de las Actas por hacer que su héroe abarque prácticamente todo el territorio de la actual Francia). En Amiens recibe el martirio, y es enterrado por un piadoso senador, cuyo hijo, también llamado Fermín, es ordenado como sucesor, y erige una iglesia en honor de san Fermín. 
La lista de obispos de Amiens registra estos dos Fermines, el primero como mártir y el segundo como confesor, aunque se basa en datos muy poco seguros, y es posible que los dos sean en realidad el mismo, el que celebramos hoy. De hecho el Martirologio actual ha eliminado la inscripción del segundo, que figuraba el 1 de septiembre.
De todo esto lo que queda como segura es la vinculación de san Fermín con Navarra como patria de origen, y de Amiens como sitio martirial, donde pudo haber sido un destacado obispo misionero, sin ser necesariamente el obispo fundador de la sede, que parece haber sido Eulogio, en el siglo IV. Es imposible saber, con los datos disponibles, cuándo vivió y recibió el martirio san Fermín; las diversas tradiciones lo ubican entre mediados del siglo III y comienzos del IV.
Este es el Fermín cuyo culto se extendió por Navarra, y dio lugar a los «Sanfermines» del mes de julio. Hay un primer documento de la veneración del santo en Pamplona en 1186, cuando el obispo Pedro II recibe solemnemente de parte del obispo de Amiens las reliquias de san Fermín, establece la solemnidad litúrgica, y dota un convento de canónigos en honor del santo. Estas reliquias, guardadas en un relicario de algunos siglos más tarde, son las que se veneran actualmente en la iglesia de San Lorenzo, en Pamplona.
La fecha de celebración fue al principio el 10 de octubre; sin embargo, quizás por mezcla con la historia del patrono principal de Pamplona, el mencionado san Saturnino, que murió arrastrado por un toro, se comenzó a asociar el culto a san Fermín con los toros. Pero la fecha de octubre quedaba fuera de los toros, y así en 1590, el obispo Bernardo de Sandoval concede el traslado de la parte profana de la fiesta (es decir, el encierro de toros) al 7 de julio, dejando a salvo la festividad litúrgica en su fecha propia. Se escoge esa fecha no por ninguna relación con la vida del santo, sino por  «illud tempus esse magis commodum» («por ser este tiempo más cómodo») para la fiesta.
Una versión de las actas legendarias, con abundantes notas, se reproducen en Acta Sanctorum, septiembre VII, págs. 24-50; allí mismo una buena parte del texto se dedica al desarrollo del culto en Pamplona (pág. 46ss.). Mons. Duchesne, en Fastes Episcopaux, III, pág. 112-127 resume los puntos centrales de los datos y problemas del episcopado de san Fermín. El P-. Thurston, en Butler's Lives... menciona una «Histoire de Saint Fermin» de 1861, a la que no he tenido acceso. Imagen: Martirio de san Fermín, por Vincentius Bellovacensis, en el «Speculum historiale», siglo XV, Paris.
Abel Della Costa
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ingreso o última modificación relevante: 14-7-2014
Estas biografías de santo son propiedad de El Testigo Fiel. Incluso cuando figura una fuente, esta ha sido tratada sólo como fuente, es decir que el sitio no copia completa y servilmente nada, sino que siempre se corrige y adapta. Por favor, al citar esta hagiografía, referirla con el nombre del sitio (El Testigo Fiel) y el siguiente enlace: http://www.eltestigofiel.orgindex.php?idu=sn_3483


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