Europa se suicida: hasta 15 países tienen más
muertes que nacimientos
Finlandia
ha sido el último país en cruzar esta línea, pero hay más que amenazan con
unirse al club de más muerte que nacimientos. Analizamos la situación de
Europa.

Europa se desangra, o más
bien se queda sin sangre que derramar. Y es que cada año son más los países de
la Unión que tienen más fallecimientos que nacimientos. Una tendencia hasta
ahora paliada gracias a la inmigración pero que en el futuro puede no ser la
panacea porque en casi todos los países del mundo la tasa de fecundidad cae
estrepitosamente.
Como ejemplo más clarividente
tenemos a Arabia Saudí, Irán o Pakistán, países de mayoría musulmana en los que
la natalidad se premia con muchas ventajas. Sin embargo, estos tres países han pasado de una tasas de natalidad de 7,22, 6,93 o
6,60 respectivamente en 1960, a los actuales 2,70, 1,92 y 3,26 en 2012.
Pero si nos centramos en
Europa los datos son demoledores. Es más, el propio continente europeo tuvo en
ya en 2015, en su conjunto, más muertes que nacimientos. Pero la realidad es
distinta según el país que se mire.
Según Eurostat, en el año
2016 hasta 15 países tuvieron más muertes que nacimientos. Se trata de:
Bulgaria, República Checa, Alemania, Irlanda, Grecia, España, Croacia, Italia,
Letonia, Lituania, Hungría, Polonia, Portugal, Rumanía y Serbia.
Por el contrario, los países
que más población han ganado sin contar la inmigración, sólo con sus propios
nacimientos, son Turquía, Reino Unido y Francia,
aquellos con mayores porcentajes de población musulmana. A estos se le une
Finlandia, que en 2016 registró un crecimiento vegetativo.

Pero tener más muertes que nacimientos no implica perder
población, pues aquí entra en juego el factor movimientos migratorios. Y el
ejemplo más destacado es, como no, Alemania. A pesar de que el país sajón tuvo
un crecimiento vegetativo de 187.000 personas, el país creció en casi un millón
de personas, gracias a los 1.151.000 inmigrantes que llegaron a Alemania e
2015.
Una caída que se acentúa

Cuando se habla de crecimiento vegetativo no se habla de nada
nuevo. Si uno se fija en la columna de en medio de el gráfico superior Eurostat
marca el crecimiento o decrecimiento natural de los países en Europa desde 2013
a 2015. Y sólo uno de ellos crece con
respecto al año pasado, a saber: Letonia. El segundo mejor resultado es de
Dinamarca, que se mantiene igual; el resto baja.
En
2013 El País auguraba que España tendría más muertes que nacimientos en 2017… y
al final ocurrió en 2015
Llama la atención que la
mayoría de los informes sobre crecimiento demográfico hace predicciones de
futuro, muchas de las cuales no son nada halagüeñas. Aún así, las estimaciones
parecen que son más prudentes de lo esperado, al menos si nos atenemos a esta noticia de
El País.
Son predicciones hechas en
2013, y señalan que España tendrá más defunciones que nacimientos en… 2017. Sin
embargo la mala noticia llegó solo dos años después, en 2015. Las predicciones
pueden errar, para bien o para mal, pero los datos actuales son más reveladores.
Tasa de fertilidad, en caída libre

El mejor dato para entender todo este fenómeno, contrario a las
teorías de la superpoblación mundial, es el de la tasa de
fecundidad de las mujeres. En este gráfico de Eurostat, que recoge las cifras
desde 1960, se puede apreciar como a mediados del siglo XX tan sólo un país
posee un ratio inferior a los dos hijos por mujer. Y lo hace con un tasa de
fecundidad de 1,98. Y son cuatro los tienen cifras superiores a 3.
A punto de entrar en el siglo
XXI -en 1990-, la realidad es ya muy distinta. Tan sólo 9 países superan los
dos hijos por mujer, mientras que países del este como Letonia, Eslovenia,
Eslovaquia o Bulgaria se hunde con una tasa de fecundidad de 1,26 o 1,46.
La situación mejoró un poco
para 2012, pero en la actualidad no remonta sino que se mantiene. Tan sólo
Turquía y Francia superan la cifra del 2 en esta lista, mientras que los
mejores índices se quedan por debajo con: Irlanda (1,94); Islandia (1,93);
Suecia (1,88) y Reino Unido (1,81).
Un futuro dependiente
El resumen de todas estas
estadísticas y datos es que apenas tres países del continente europeo tiene los
suficientes nacimientos para poder garantizar el relevo generacional, mientras
que la gran mayoría, o se encuentran ya con un crecimiento vegetativo, o
podrían entrar en él en los próximos años.
Otra cosa es el crecimiento o
recesión total de la población, que depende también de la inmigración,
pero estos flujos son imprevisibles –hay que prestar
atención a Argelia por este asunto– y se trata de una población
que puede asentarse o pueden retornar a sus países de origen.
Y
todo esto sin hablar del aborto, que en España se lleva por delante casi
100.000 almas al año
Y cabe destacar que la
inmigración no siempre ayuda a incrementar las tasas de fecundidad. Las más eficaz en este aspecto es la
inmigración musulmana, como demuestran los casos de Turquía -por población
natal-, Francia o Reino Unido.
Los gobiernos parecen que
empiezan a tomar medidas para contrarrestar tendencia, pero la velocidad, -y
habrá que ver la eficacia- de las mismas auguran una difícil situación para,
por ejemplo, pagar las pensiones. Y todo esto sin hablar del aborto, que en España se lleva por delante casi 100.000 almas al año.
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