Santos Cirilo y Metodio, misioneros
fecha: 14 de febrero
fecha en el calendario anterior: 7 de julio
†: 869 y 885 - país: República Checa
canonización: pre-congregación
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
fecha en el calendario anterior: 7 de julio
†: 869 y 885 - país: República Checa
canonización: pre-congregación
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
Elogio: Fiesta de san Cirilo, monje, y san Metodio, obispo, hermanos nacidos
en Tesalónica, que enviados a Moravia por el obispo Focio de Constantinopla
para predicar la fe cristiana, allí crearon signos propios para traducir del
griego a la lengua eslava los libros sagrados. En un posterior viaje a Roma,
Cirilo, que antes se llamaba Constantino, enfermó, y habiendo profesado como
monje, descansó en el Señor en este día. Metodio, constituido obispo de Sirmium
por el papa Adriano II, evangelizó la región de Panonia, y en todas las
dificultades que soportó fue siempre ayudado por los Pontífices Romanos;
recibió finalmente el premio celestial por sus trabajos en Velherad, en
Moravia, el día seis de abril.
Patronazgos: patronos de Europa, Bohemia y Moravia, Polonia, República Checa,
Bulgaria, Eslovaquia y Serbia, y protectores contra las tormentas eléctricas.
refieren a este santo: Santos Clemente,
Gorazdo, Nahum, Sabas y Angelario, San Esteban de
Perm
Oración: Oh Dios, que iluminaste a los
pueblos eslavos mediante los trabajos apostólicos de los santos hermanos Cirilo
y Metodio, concédenos la gracia de aceptar tu palabra y de llegar a formar un
pueblo unido en la confesión y defensa de la verdadera fe. Por nuestro Señor
Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y
es Dios por los siglos de los siglos. Amén (oración litúrgica).

Se venera a estos dos hermanos originarios
de Tesalónica como apóstoles de los eslavos del sur y padres de la literatura
eslava. Cirilo, el más joven de los dos, recibió en el bautismo el nombre de
Constantino y tomó el de Cirilo poco antes de su muerte, junto con el hábito de
monje. Fue enviado a Constantinopla muy joven. Allí hizo sus estudios, bajo la
dirección de León el Gramático y de Focio. Aunque era más versado en las
ciencias profanas que en la teología, fue ordenado diácono. Probablemente, no
recibió sino hasta más tarde el sacerdocio. Sucedió a Focio en su sede, y la
fama de su sabiduría le ganó el título de «el filósofo». Durante algún tiempo
se retiró a un monasterio, pero, el año 861, el emperador Miguel III le envió
en una embajada religioso-política ante el gobernador de los kázaros, que
habitaban la región entre el Dniéper y el Volga. El santo desempeñó con éxito
su misión, aunque sin duda se ha exagerado mucho el número de los que convirtió
a la fe. Metodio, el hermano mayor de Cirilo, había sido gobernador de una de
las colonias eslavas en la provincia de Opsikion y, después, había tomado el
hábito de monje. Acompañó a su hermano en la embajada ante el gobernador de los
kázaros y, a su vuelta a Grecia, fue elegido abad de un importante monasterio.
El año 862, llegó a Constantinopla un
embajador de Rostislavo, príncipe de Moravia, para obtener que el emperador
enviase misioneros capaces de evangelizar a los eslavos en su propio idioma.
Rostislavo deseaba, por otra parte, congraciarse con Bizancio para defenderse
de sus poderosos vecinos, los germanos. El emperador de Oriente vio en ello la
ocasión de contrarrestar la influencia del emperador de Occidente en aquellas
regiones, en las que ya se habían introducido los misioneros germanos. La
empresa sonreía, por lo demás, a Focio, patriarca de Constantinopla, quien
escogió para la tarea a san Cirilo y san Metodio, cuya cultura y conocimiento del
eslavo los hacían capaces de crear un alfabeto escrito de la lengua del país.
Probablemente, los sucesores de san Cirilo inventaron, sirviéndose de las
mayúsculas griegas, el alfabeto «cirílico», del que se derivan los caracteres
actuales del ruso, del serbio y del búlgaro. Antiguamente se atribuía por error
a san Jerónimo la creación del alfabeto «glagolítico» en que están escritos los
libros litúrgicos eslavo-románicos de ciertas regiones católicas de Yugoslavia;
pero dicho alfabeto fue probablemente inventado por el mismo san Cirilo, a
quien, según la leyenda, Dios lo reveló directamente. Como tantos otros
aspectos de la historia de san Cirilo y san Metodio, la cuestión de los
alfabetos es muy oscura. La lengua sudeslava de san Cirilo y san Metodio es,
hasta la fecha, el idioma litúrgico de los rusos, de los ucranios, de los
serbios y de los búlgaros, tanto católicos como ortodoxos.
Los dos hermanos partieron de
Constantinopla con varios compañeros el año 863. En la corte de Rostislavo
fueron muy bien recibidos y emprendieron inmediatamente la tarea. Pero la
posición de los misioneros era muy difícil. El empleo del idioma de la región
en la predicación y la liturgia los hacía muy populares entre los habitantes;
pero el clero germánico se oponía a ello, sostenido por el emperador Luis el
Germánico, quien obligó a Rostislavo a prestarle juramento de fidelidad. Los
misioneros bizantinos, que habían traducido al eslavo algunas perícopas de la
Escritura y los himnos litúrgicos, prosiguieron con éxito la evangelización.
Pero uno de los grandes obstáculos era la falta de un obispo que ordenase
nuevos sacerdotes, puesto que el prelado germánico de Passau se negó a hacerlo.
Entonces, san Cirilo decidió ir a Constantinopla a pedir ayuda. Llegó a Venecia
acompañado por su hermano, pero había escogido el peor momento: Focio acababa
de ser excomulgado y la Santa Sede miraba con desconfianza a todo el Oriente.
Los misioneros fueron mal acogidos en Venecia, donde se les consideraba como
protegidos del emperador de Oriente y se criticaba el empleo que hacían del
eslavo en la liturgia. Según una de las fuentes, el papa san Nicolás I los
llamó a Roma. En todo caso, es cierto que los misioneros fueron a la Ciudad
Eterna, llevando las pretendidas reliquias de san Clemente Papa, que san Cirilo
había recobrado a su paso por Crimea. El papa san Nicolás había muerto mientras
tanto; pero Adriano II, su sucesor, acogió calurosamente a los portadores de un
regalo tan precioso. Después de juzgar la causa de los misioneros, Adriano II determinó
conferir a Cirilo y Metodio el episcopado, aprobó la ordenación sacerdotal de
los eslavos convertidos, y alabó el empleo de la lengua eslava en la liturgia.
No parece que san Cirilo haya sido realmente consagrado, ya que murió cuando se
hallaba en Roma, el 14 de febrero del 869. Según la versión italiana de la
leyenda, después de la muerte de san Cirilo, san Metodio dijo a Adriano II: «El
último deseo de nuestra madre, cuando dejamos la casa paterna para ir a
evangelizar el país en que hemos trabajado hasta ahora, con la gracia de Dios,
fue que, al morir uno de nosotros dos, el otro se encargase de transportar su
cadáver para darle sepultura en nuestro monasterio. Así pues, os ruego que me
ayudéis en esta empresa». El papa estaba dispuesto a ayudar a san Metodio, pero
sus consejeros le dijeron: «No conviene que dejemos salir de la ciudad el
cuerpo de un hombre tan distinguido, que enriqueció nuestra ciudad con tan
extraordinarias reliquias, que ganó al cristianismo naciones tan remotas y que
murió entre nosotros». El papa concedió la razón a sus consejeros, y san Cirilo
fue sepultado en la iglesia de San Clemente, donde se habían depositado las
reliquias que él había llevado a Roma.

San Metodio se encargó de llevar adelante
la empresa de evangelización. Después de recibir la consagración episcopal,
volvió a su antigua misión, llevando consigo un documento en que la Santa Sede
le recomendaba como hombre de «doctrina y ortodoxia perfectas». Kosel, príncipe
de Panonia, pidió que se restableciese la antigua arquidiócesis de Sirmiun
(actualmente Mitrovic, en Serbia); san Metodio fue nombrado arzobispo, y sus
diócesis sufragáneas se extendían hasta las fronteras de Bulgaria. A pesar del
apoyo y la aprobación del Sumo Pontífice, el clero germánico no cesó de poner
obstáculos a la evangelización. Por otra parte, la situación política de
Moravia había cambiado, ya que Svatopluk, sobrino de Rostislavo, se había
aliado con Carlomán de Baviera y había expulsado a su tío. El año 870, san
Metodio compareció ante un sínodo de obispos germánicos y fue encarcelado en
una celda húmeda. El papa Juan VIII no consiguió que le pusiesen en libertad
sino hasta dos años más tarde y juzgó prudente retirar el permiso de predicar
en eslavo (que era, según la llamaba el Pontífice, «una lengua bárbara»). Sin
embargo, Juan VIII tuvo cuidado de recordar a los germanos que Panonia y todas
las sedes del Ilírico dependían desde antiguo de la Santa Sede.
San Metodio continuó la evangelización
durante los años siguientes. Pero Svatopluk se convirtió en enemigo suyo,
porque el santo le echó en cara la vida licenciosa que llevaba. Así pues, el
arzobispo fue acusado ante la Santa Sede, en 878, de seguir con las
celebraciones litúrgicas en la lengua eslava y de omitir, heréticamente, la
mención del Hijo en el Credo. (Advirtamos que en aquella época las palabras
"y del Hijo" (Filioque) no se habían introducido todavía en todas
partes y, ciertamente, no en Roma). Juan VIII convocó a Metodio a la Ciudad
Eterna. Metodio consiguió probar su ortodoxia y convencer al Pontífice sobre la
necesidad de emplear la lengua eslava. Aunque con ciertas reservas, Juan VIII
aprobó nuevamente el empleo de dicha lengua, «porque Dios, que creó los tres
principales idiomas -el hebreo, el griego y el latín-, también había creado
otros para su honor y gloria». Desgraciadamente, accediendo a los deseos de
Svatopluk, el Papa nombró también para la sede de Nitra, que era sufragánea de
Sirmiun, a un sacerdote germánico llamado Wiching, que era enemigo acérrimo de
san Metodio. Ese prelado, que era muy poco escrupuloso, llegó a falsificar
documentos pontificios para perseguir a san Metodio. Después de la muerte del
santo, Wiching obtuvo la sede de Sirmiun, desterró a los principales
partidarios de su predecesor y anuló la mayor parte de su obra.
Según la versión de Panonia, san Metodio
terminó en los cuatro últimos años de su vida la traducción de la Biblia al
eslavo (excepto los libros de los Macabeos) y tradujo también una colección de
leyes civiles y eclesiásticas bizantinas, llamada el «Nomokanon» (es decir:
compilación de leyes). Esto parece indicar que las circunstancias impedían al
santo consagrarse enteramente a los asuntos misionales y episcopales, es decir,
que estaba perdiendo la batalla contra la tendencia germánica. San Metodio
murió probablemente en Stare Mesto (Velehrad, en la República Checa) el 6 de
abril del 884, consumido por el trabajo apostólico y la oposición de los que no
estaban de acuerdo con sus métodos de evangelización. La liturgia de sus
funerales se celebró en griego, en eslavo y en latín. «Las gentes acudieron con
antorchas encendidas. Todo el pueblo se hallaba presente: hombres y mujeres,
grandes y pequeños, ricos y pobres, libres y esclavos, viudas y huérfanos,
ciudadanos y forasteros, sanos y enfermos. Porque Metodio se había hecho todo a
todos para ganar a todos para el cielo».

La fiesta de los santos Cirilo y Metodio,
que se había celebrado desde antiguo en la región donde trabajaron, fue
extendida a toda la Iglesia de Occidente por el Papa León XIII en 1880. Por
tratarse de dos orientales que trabajaron en estrecha colaboración con la Santa
Sede, se los considera como patronos especiales de la unidad de la Iglesia y de
las obras que se dedican a promover la unión con las Iglesias eslavas
disidentes. Los católicos checos, eslavos y croatas, así como los servios y
búlgaros ortodoxos, les profesan especial devoción. Los nombres de los dos
santos aparecen en la preparación de la misa bizantina de rito eslavo. Juan
Pablo II, con la carta apostólica «Egregiae
virtutis», del 31 de diciembre de 1980, los proclamó -junto con
san Benito de Nursia- patronos de Europa, y presentó sus figuras de
evangelizadores por medio de la encíclica «Slavorum
apostoli», de 1985.
La vida de estos dos santos está
íntimamente relacionada con una larga y complicada historia de rivalidades
políticas y eclesiásticas. A pesar de todos los trabajos recientes sobre los
documentos contradictorios, resulta todavía imposible determinar exactamente
los hechos. Las fuentes representan dos tradiciones. La tradición de Panonia
comprende las biografías de Constantino (Cirilo) y Metodio (Miklosich, Die
Legende von hl. Cyrillus y la Vita S. Methodii russico-slovenice et latine,
Viena, 1870), y una biografía griega de San Clemente de Okhrida (Migne, P. G.,
vol. CXXVI, cc. 1194-1240). En la tradición italiana de la leyenda hay una vida
de San Cirilo "cum translatione sancti Clementis" (Acta Sanctorum,
vol. II). La "leyenda morávica" es muy posterior a las otras dos tradiciones,
que datan de los siglos IX y X. Acerca de estas fuentes, véase F. Dvornik, Les
Slaves, Byzance, et Rome au IXe. siécle (1926), y Les legéndes de Constantin et
de Méthodes vues de Byzance (1933). Véase también J. B. Bury,
History of the Eastern Román Empire (1912); A. Lapotre, Le pape Jean VIII
(1895); L. K. Goetz, Geschichte der Slavenapostel K. und M. (1897); F. Grivec,
Die hl. Slavenapostel K. und M.
(1928); Analecta Bollandiana, vol. XLVII (1929), pp. 178-181; y Fliche y
Martin, Histoire de l´Eglise, vol. VI, pp. 451-463.
Imágenes:
-Ícono ruso de los dos hermanos.
-Karel Dvorák: Cirilo y Metodio, estatua en el puente Karluv, en Praga, 1928 a 1939.
-Alfabeto glagolítico inventado por san Cirilo para fijar por escrito la lengua eslava.
Imágenes:
-Ícono ruso de los dos hermanos.
-Karel Dvorák: Cirilo y Metodio, estatua en el puente Karluv, en Praga, 1928 a 1939.
-Alfabeto glagolítico inventado por san Cirilo para fijar por escrito la lengua eslava.
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
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Estas biografías de santo son propiedad de
El Testigo Fiel. Incluso cuando figura una fuente, esta ha sido tratada sólo
como fuente, es decir que el sitio no copia completa y servilmente nada, sino
que siempre se corrige y adapta. Por favor, al citar esta hagiografía,
referirla con el nombre del sitio (El Testigo Fiel) y el siguiente enlace: http://www.eltestigofiel.orgindex.php?idu=sn_571
San Valentín, mártir
fecha: 14 de febrero
†: s. inc. - país: Italia
canonización: pre-congregación
hagiografía: Abel Della Costa
†: s. inc. - país: Italia
canonización: pre-congregación
hagiografía: Abel Della Costa
Elogio: En Roma, en la vía Flaminia, cerca del puente Milvio, san
Valentín, mártir.
Patronazgos: patrono de la juventud, los enamorados, los viajeros, los
apicultores, para la preservación de la inocencia virginal, el compromiso, el
buen matrimonio, e invocado contra los desmayos, la locura, la epilepsia y la
peste.

Hay
razones teóricas y prácticas que hacen muy difícil una hagiografía de san
Valentín: La razón teórica es, desde luego, la escasísima certeza sobre el
personaje; su existencia y culto antiguo resultan indudables, pero poco más
puede agregarse. La dificultad práctica proviene de que hasta la edición
anterior del Martirologio -es decir hasta hace apenas unos años- se celebraban
en esta fecha dos san Valentín, uno -laico o quizás presbítero- de Roma, y el
otro -obispo- de Terni, también en Italia; así que las hagiografías que pueden
conseguirse, incluso de los autores que con preferencia utilizamos en El
Testigo Fiel, oscilan en atribuir a uno u otro los mismos rasgos, o se van en
discusiones sobre cuál de los dos será más auténtico, discusiones que han
perdido ya todo su valor del momento en que el Martirologio conserva ahora uno solo.
Claro que como el Martirologio no aclara si el que quedó es laico, presbítero u
obispo, sino sólo que es mártir y murió en Roma (que es todo lo que sabemos de
él), la diócesis de Terni sigue reivindicando a su santo mártir, mientras que
los santorales de otras procedencias prefieren identificarlo con el presbítero
(un obispo mártir solía dejar más rastro en la historia). La misma ambivalencia
se detecta en la iconografía, que lo representa en distintas figuras, de
soldado a obispo, podríamos decir. Toda esa filigrana historiográfica parece
importarle poco a la devoción popular, que mientras se queja de la
«comercialización» de los santos, no renuncia a considerarlo el santo de los
enamorados (y ayudar a que los centros comerciales «hagan caja»), bien que
recogiendo para esta tradición distintos orígenes y significados.
Veamos
entonces escalonadamente tres aspectos: qué sabemos sobre san Valentín, qué
afirman las leyendas tradicionales, y de dónde proviene la vinculación de esta
devoción con los enamorados.
Qué sabemos
sobre san Valentín
-Lo que
sabemos, como he dicho, es bien poco: hubo una catacumba cristiana en la Vía
Flaminia cuyos restos se atribuían a un cristiano llamado Valentín, martirizado
en la persecución de Claudio el Godo, alrededor del año 269 o poco más; sobre
esa catacumba, como fue práctica luego de la legalización de nuestra fe, se
construyó, hacia el año 350, una basílica dedicada al santo. Podría ser que
este mártir fuera el obispo de la ciudad de Interamna (actual Terni), llamado
Valentín, y que haya sido llevado a Roma para su martirio en tiempos del cónsul
Furio Plácido, en 273, apenas unos años después del dato que la memoria
tradicional -con toda su imprecisión- conservaba. El nombre de Valentín como
mártir en Roma (pero no necesariamente «de» Roma) aparece en todos los
martirologios antiguos. Y aquí acaban las certezas históricas.
Qué afirman
las leyendas tradicionales
-Aunque
posiblemente sobre la base de la misma persona histórica, las leyendas se han
desarrollado de manera separada en Roma y en Terni; fenómeno que no es nada
infrecuente y que a lo largo de los siglos ha llenado de duplicaciones (o
triplicaciones y más) el catálogo de santos. Las líneas principales de esas
leyendas lo hacen un intrépido defensor de cristianos, ya sea visitándolos en
la cárcel, ya sea arriesgando su vida para unirlos en matrimonio, aunque este
desarrollo es muy posterior, y parece que sólo para racionalizar el patronazgo
de los enamorados. La edición original del Butler (del siglo XVIII) nos transmite
aun que «fue un santo sacerdote de Roma, quien, con san Mario y su familia,
socorría a los mártires durante la persecución de Claudio II. Fue aprehendido y
enviado por el emperador al prefecto de Roma, quien al ver que todas sus
promesas para hacerlo renunciar a su fe eran ineficaces, mandó que lo golpearan
con mazas y después lo decapitaran», rasgos que formaban parte de la versión
romana. La diócesis de Terni, por su parte se basa en
que «textos del siglo VI cuentan que san Valentín, ciudadano y obispo de Terni
desde el 197, resultó famoso por su santidad de vida, por su caridad y
humildad, por su celo apostólico, y por los milagros que realizaba, por lo que
fue invitado a Roma por un cierto Cratón, orador griego y latino, para que le
curase a su hijo, enfermo desde hacía unos años». Una vez allí, hechas las
curaciones y logradas las conversiones correspondientes, «fue aprisionado bajo
el emperador Aureliano, y decapitado en Roma. Era el 14 de febrero del 273. Su
cuerpo fue transportado a Terni, en el 58 miliario (es decir, la marca de
millas) de la Vía Flaminia». La imaginación, a Dios gracias, no tiene los
estrechos límites de los documentos históricos, y todo puede compaginarse con
todo, el enterramiento en la Vía Flaminia con el traslado a Terni, y muchísimos
detalles más, que omito para no abundar, aunque no sin advertir que la
ramificación de estos «hechos» llega hasta san Cosme y san Damián, los que es decir
hasta tocar los mismísimos pies de los Apóstoles.

Qué relación
tiene con los enamorados
-La
tercera cuestión es que ha devenido el patrono de los enamorados, y bien que lo
ha hecho, ya que como todo lo débil, el amor, sobre todo juvenil, necesita de
protección -y cuanto más celestial sea ese apoyo, mejor- para afianzarse y
madurar. Ahora bien, como sucede muchísimas veces, es muy difícil saber por qué
ha llegado a ser tal. Que se base en algún rasgo de la leyenda es poco
probable, aunque ya hemos visto que hay un desarrollo más bien tardío que hace
de Valentín un obispo casamentero. La explicación que parece más probable
proviene del ámbito sajón: parece que hacia esta época los pájaros hacen su
nido, por lo que comenzó a acostumbrarse a «pedir la mano» para la fiesta de
san Valentín. La edición 1964 del Butler reproduce un delicioso epistolario que
entreteje este pedido de manos con san Valentín, y que reproduciré:
Una de
las más antiguas referencias a esa costumbre se encuentra en The Pasión Letters
(No. 783). En febrero de 1477, Isabel Drews, quien tenía una hija casadera y
deseaba unirla en matrimonio con su pariente John Paston, escribía al futuro
novio:
Primo, el viernes es día de San Valentín, cuando todos los pájaros escogen pareja; si gustas venir el jueves por la noche, y preparado para quedarte hasta el lunes, confío en Dios que hablarás a mi marido, y yo rezaré para que llevemos el asunto a conclusión, porque, primo, no es sino un roble delgado el que se corta al primer golpe.
Durante el mismo mes, Margarita, la joven casadera en cuestión, dirigió la siguiente carta a John Paston:
Para ser entregado este billete a mi bien amado Señor Don Valentín John Paston.
Reverendísimo y honorable bien amado Valentín: me recomiendo a usted, de todo corazón, deseando saber de su salud, rogándole a Dios Todopoderoso que lo conserve mucho tiempo en todo bienestar según Su beneplácito y deseo de vuestro corazón.
Su carta siguiente no es tan ceremoniosa, y en el curso de la misma dice:
Si vosotros podéis estar contentos con ese bien (su pequeña dote) y mi pobre persona, yo sería la joven más feliz de la tierra; una buena, verdadera y amante Valentina, para que ya no se hable nunca más del asunto, y pueda ser su verdadero amor y compañera de lecho toda mi vida.
Otra
explicación, que se reproduce en muchos webs (la recojo de corazones.org)
dice que «Para abolir la costumbre pagana de
que los jóvenes sacaran por suerte nombres de jovencitas, en honor de la diosa
del sexo y la fertilidad llamada Februata Juno, celebrada el 15 de este mes,
algunos pastores substituyeron esta costumbre, escribiendo nombres de santos.
Así con el tiempo la fiesta sería cristianizada y se celebraba en vez San
Valentín.» Pero
parece una explicación improbable, porque la idea de un «listado de santos» es
algo muy posterior a la época antigua en la que existía la fiesta de Februata
Juno. Esta explicación se registra recién en el siglo XVII, cuando ya existen
muy afianzados los catálogos de santos, y a la vez la fiesta de Februata Juno
es apenas una nebulosa en la memoria. Aunque si de abolir se trata, escribiendo
el otro día la noticia en torno a la fiesta de «Presentación del Señor» hice notar que la improbable relación
que establece Beda el Venerable entre las Lupercalia romanas (fiesta de la
fertilidad), y la procesión con velas que se vinculó en Roma con el 2 de
febrero podía ser que se relacionara con la sustitución que hace el Papa
Gelasio hacia el siglo V de las Lupercalia por una procesión de candelas, que
caería hacia el 14 de febrero, y que a lo mejor desde allí podía rastrearse la
relación entre la fiesta de san Valentín y la de los enamorados. Pero como
puede verse, en este terreno la mayor certeza es apenas la de la conjetura.

Imágenes:
-Jacopo Bassano: San Valentín bautizando a santa Lucilla, 1575, óleo sobre tela, Museo Civico, Bassano del Grappa.
-Estampa tradicional (en la caracterización de presbítero).
-Reliquias de san Valentín, en Santa María in Cosmedin, Roma.
-Jacopo Bassano: San Valentín bautizando a santa Lucilla, 1575, óleo sobre tela, Museo Civico, Bassano del Grappa.
-Estampa tradicional (en la caracterización de presbítero).
-Reliquias de san Valentín, en Santa María in Cosmedin, Roma.
Abel Della Costa
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Estas biografías de
santo son propiedad de El Testigo Fiel. Incluso cuando figura una fuente, esta
ha sido tratada sólo como fuente, es decir que el sitio no copia completa y
servilmente nada, sino que siempre se corrige y adapta. Por favor, al citar esta
hagiografía, referirla con el nombre del sitio (El Testigo Fiel) y el siguiente
enlace: http://www.eltestigofiel.orgindex.php?idu=sn_572
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