Beato Enrique
de Bolzano. Carpintero. Protector de los indigentes

Enrique de Bolzano entregaba a los pobres todo lo que tenía y al final de su vida pedía lo necesario para vivir, compartiendo siempre con los mendigos |
Beato Enrique de Bolzano, conocido también como Enrique de Treviso, o el Beato Rigo, fue un peregrino laico y un hombre santo, un alemán de Bolzano (Bozen), que se estableció en Treviso después de la muerte de su esposa e hijo. Allí vivió en humildad y en la extrema pobreza, sobreviviendo a base de limosna, y el exceso lo distribuía entre los otros pobres mendigos
Fiesta: 10 de JunioMartirologio romano: En Treviso, en la región de Venecia, beato Enrique de Bolzano, carpintero y analfabeta, que entregaba a los pobres todo lo que tenía y ya al final, casi sin fuerzas, pedía lo necesario para vivir, no dejando de compartirlo con los mendigos.Biografía de Enrique de BolzanoYa de adolescente, se fue a Treviso en busca de trabajo y se convirtió en un Jornalero. Mucha gente no sabía que, del salario diario que él se ganaba, gastaba sólamente lo necesario para vivir su día y el resto se lo donaba a los pobres. Nunca guardó dinero para el día siguiente. Enrique asistía diariamente a la misa, y cada vez que iba confesaba sus pecados para luego recibir la comunión. Amaba muchísimo el sacramento de la Reconciliación porque decía que allí se encontraba con un Dios que perdona y que era muy alentador. La gente comenzó a notar que Enrique era un gran cristiano. Como penitencia trabajaba muy duro durante todo el día, por más difícil que resultaba más alegría le ponía. Todos los días, dejaba un tiempo suficiente para la oración persona con Dios, por lo general iba a la iglesia más cercana a orar. Se le conoció por su tranquilidad y su trato amable con todos. Algunas personas se burlaban de él porque era una persona muy humilde y andaba con ropas bastante sucias y rotas debido a su trabajo. Ya en su ancianidad, los niños se burlaban de él porque se veía tan mal estado y cabizbajo, esto a Enrique no le importaba. Él se decía a sí mismo que ellos no sabían lo que estaban haciendo y siempre les respondia con palabras amables y una corta oración. Cuando Enrique ya estaba demasiado débil para trabajar, un amigo, Santiago Castagnolis, lo alojó en su propia casa. Santiago le a dio Henry una habitación, y toda la comida que él quisiera, pero Enrique insistia en mantenerse de las limosnas del pueblo de Treviso. Las personas del pueblo, que ya conocían lo piadoso que era Enrique, fueron bastante generosos en sus donaciones de alimentos, porque sabían que él compartía sus dones con muchas personas que eran pobres y sin hogar. Enrique, como siempre, sólo gastaba para sí lo que realmente necesitaba y el resto se lo daba a los más necesitados que él. Su muerte y veneraciónHacia el final de su vida, Enrique apenas si podía caminar. La gente miraban estupefactos como el anciano se arrastraba para ir a misa en las mañanas. De vez en cuando, visitaba otras iglesias locales, aún sintiendo un gran dolor físico.Cuando murió el 10 de junio del año 1315, las personas se aglomeraron en su pequeña habitación. Querían obtener una reliquia, un recuerdo. Encontraron entre todos sus tesoros: un espinoso cilicio, un tronco de madera que era su almohada, un poco de paja que era el colchón de su cama. Su cuerpo fue trasladado a la catedral para que todas las personas pudiesen venerarlo. Doscientos setenta y seis (276) milagros fueron reportados dentro de unos pocos días después de su muerte. El 23 de Julio de 1759 es aprobado su culto por el Papa Benedicto XIV, para la diócesis de Treviso, y luego, el Papa Pío VII, lo aprobó para la diócesis de Trento. |
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