domingo, 7 de septiembre de 2025

2025, 07 de septiembre. Domingo 23º TO Ciclo C: Lucas 14,25-33 (Elegir vivir como parece que vivió Jesús de Nazaret) y CINCO MINUTOS con el Evangelio de Lucas (Semana 40ª (07.09.2025): Lucas 17,11-37. El llamado Reino de Dios está dentro de cada ser humano).

 SIETE DE SEPTIEMBRE DE 2025

Primero, me sitúo. Ahora que escribo es sábado, día 6 de septiembre, por la tarde y desde Madrid. Mañana, pues, será domingo. Es la fecha que nos habíamos marcado para continuar con estas presentaciones de los comentarios del Evangelio de cada domingo. Nos felicitamos por encontrarnos aquí. Uno como persona escribiente y otro como persona leyente. Vuelvo a recordar que no pretendo convertir a nadie, es decir, no pretendo que cada leyente acabe pensando como yo pienso o haciendo como yo hago. Comento, lisa y llanamente, lo que voy entendiendo mientras leo, medito y contemplo aquel relato que nos proclama la liturgia cristiana vaticana del Evangelio.
Así y a mi manera, en este primer domingo de septiembre se nos invitará a acoger el mensaje de Lucas 14,25-35, aunque no se nos dirá nada de los dos últimos versículos. Considero que no leerlos nos impedirá comprender alguna de las claves de comprensión de estos relatos. Cuando se lee un texto sin su con-texto suele hacerse por algún 'secreto' pre-texto. Y quien tenga entendederas, que lo entienda. Espero haberme explicado comprensiblemente en el 'comentario primero'. Este comentario ya lo había escrito el ya lejano día 4 de septiembre del año 2016. Hace ya nueve años. Y fue casi ayer mismo. Aquella manera de comentar y expresarme, la mantengo y la sigo compartiendo.
Y al primer comentario, añado el segundo, que corresponde a ese método tan poco original que se debe de llamar: lectura contínua y ordenada del Evangelio de Lucas. Y en este proceso nos toca leer, reflexionar y contemplar Lucas 17,11-37. Se trata de un texto que lleva dentro una llave mágica, porque eso es lo que se afirma en Lucas 17,21. Desde ahí se comienza a comprender qué es eso de 'el Reino-Reinado de Dios', que no fue, es ni será 'el cielo de la vida eterna' ni 'la iglesia una, santa, católica y apostólica de la vida presente'. Con esta 'llave mágica' todo lector del Evangelio de Lucas estará capacitado para acceder al mensaje de la buena noticia que vive, vivifica y humaniza siempre...
Y nada más. Creo que para volver a retomar el hilo dominical del curso eclesial 2024-2025 ya es más que suficiente.
A continuación se encuentran los dos comentarios presentados. 
Excelente fin de semana sea en cualquier lugar en el que se esté. 
Carmelo Bueno Heras

Comentario primero:

2025, 07 de septiembre. Domingo 23º TO Ciclo C: Lucas 14,25-33.Respiro, vivo y sigo escribiendo CONTIGO:

Elegir vivir como parece que vivió Jesús de Nazaret

Comentaba aquí la semana pasada que las irresponsables autoridades de las lecturas de las liturgias seleccionan los textos bíblicos sin tener presentes los contextos en los que el Evangelista situó sus relatos. Y esto es lo que vuelve a suceder con la propuesta de leer y meditar el mensaje de Lucas 14,25-33. Sugiero a quien lee esto que vaya a su Biblia y mire y lea ahí este relato. Y caiga en la cuenta de que este capítulo de Lucas acaba con una parábola preciosa sobre la sal (14,34-35). Después del capítulo catorce de Lucas, como es lógico, viene el quince. Un capítulo que todos, afortunadamente, nos sabemos de memoria. Él es todo Lucas.

 

Seguimos leyendo los acontecimientos y evangelizaciones de Jesús de Nazaret que este narrador nos ha recogido en la segunda etapa del camino que se inició en Galilea (9,51) y que acabará en Jerusalén (19,29). Este camino no es sólo ni principalmente un camino geográfico. Ante todo, y para que nunca nadie lo olvide, este camino es la narración de la experiencia de elegir vivir como parece ser que vivió Jesús de Nazaret, un laico judío excesivamente atípico.

 

Escucharemos en el comienzo de la lectura que “Caminaba con Jesús mucha gente” (14,25). Este dato es repetición del mismo mensaje expresado en 12,1.  Por eso no deberá extrañarnos el comienzo del capítulo decimoquinto: “Todos”. Conscientemente suena a evidente exageración: “Todos los publicanos y pecadores… los fariseos y los escribas”. ¡No es pensable que esta totalidad de personas tan enfrentadas formarán parte del grupo de seguidores de aquel galileo ‘desigual’, diríamos en cierto lenguaje de nuestros días!

 

Ante la presencia de tantos seguidores, Lucas pone en boca de Jesús un par de condiciones, ¿innegociables?, para que alguien pueda ser aceptado y reconocido como seguidor suyo. La primera condición es ‘ODIAR’ y la segunda, llevar su ‘CRUZ’. Por parecerme tan incomprensiblemente extrañas estas condiciones, siempre las he leído imaginándome todos sus detalles para acabar preguntándome ¿por qué dice esto y así un Jesús tan entrañable como el samaritano (10,29ss) o el pastor, mujer y padre (15,1ss), de sus parábolas?

 

En una atenta lectura de 14,26-27 acabo por constatar tres curiosidades. Una: ¿tan claro y bueno tuvo Jesús en su vida que moriría crucificado y que así se lo iba a exigir con antelación a quien quisiera seguirle? Me digo que esto es imposible. La segunda: deduzco que la condición de ‘odiar’ está dicha solo para las personas varones, porque en la larga lista de parientes de familia no dice ‘odiarás a tu marido’. ¿Acaso no había ninguna mujer en una muchedumbre tan grande de seguidores? Y la tercera curiosidad es recordar que con inmensa frecuencia e ignorancia muchos creyeron que este par de condiciones no las dijo Jesús para todos, sino sólo para quienes decidieran entrar en la llamada vida religiosa o consagrada, monjes y monjas…

 

¿A qué o a quién hay que ‘odiar’ para ser y vivir como Jesús de Nazaret? Es sencillo saberlo, si uno se atreve a descubrir a qué o a quiénes ‘odió’ el propio Jesús. Este ‘qué’ y estos ‘quiénes’ siempre están relacionados con la obediencia a la Ley de Moisés y con el cumplimiento de las tradiciones impuestas por el Templo y su Sacerdocio.

 

Y fue esta Religión de la Ley, como toda RELIGIÓN, la que diseñó la cruz de Jesús y de todos aquellos que viven y creen como él lo hizo.

Carmelo Bueno Heras. En Burgos, 04.09.2016. Y también en Madrid, 07.09.2025.


Comentario segundo

CINCO MINUTOS con el Evangelio de Lucas para leerlo ordenadamente y desde el principio hasta el final. Semana 40ª (07.09.2025): Lucas 17,11-37.

El llamado Reino de Dios está dentro de cada ser humano

Copio el texto de Lucas 17,11: “Y sucedió que, de camino a Jerusalén, [Jesús con sus acompañantes] pasaba por los confines entre Samaría y Galilea”. Es el inicio de la tercera etapa de ‘ese camino’ que es Jesús y que es el camino que recorre la geografía de las tres regiones de la tierra de Israel. El final de este camino de Jesús y de sus seguidores, nosotros incluidos, es Jerusalén y su templo, como empezaremos a leer a partir de Lucas 19,28.

 

Espero que todo labrador, por ser lector, de estos surcos haya constatado ya que en el tejido seleccionado para este comentario figura la expresión que vengo escribiendo en el frontispicio de estos ya cuarenta comentarios del Evangelio de Lucas: “El reinado de Dios está dentro… de ti y de mí” (17,21). Y ahí seguirá hasta el último comentario del relato de Lucas sobre su Jesús de Nazaret que será el quincuagésimo segundo.

 

Esta afirmación tan contundente de este Jesús es la respuesta a sus continuos interrogadores que eran, según este narrador, los fariseos y los escribas de entonces. Recuerde cada uno, por ejemplo, los tres primeros versículos del decimoquinto capítulo de Lucas, al que llamé a mi modo ‘Lucas quince’. Estos tipos especializados en el conocimiento y anuncio de la Ley de Moisés y de su Dios preguntaban por la llegada del Reino de ese Dios: Cuándo, dónde y cómo. Nosotros nos lo seguimos preguntando hoy. ¿Sí o no?

 

Estos versos de Lucas 17,20-21 me parecen, me parecen, sublimes por la sencillez de su humanidad. El Reino-reinado de Dios cabe dentro de mí, como una semilla que se despierta y me ilumina. Dentro y desde dentro. Y así, hasta mis dedos se vuelven ojos iluminadores. ¿El Reino de Dios y su proyecto no es el cielo que me tienes prometido, según decía aquel poeta? ¿El Reinado de Dios no es ‘la comunidad cristiana’ como así lo llaman los magister de la religión, es decir, la iglesia y en concreto la católica? ¿Qué es ese Reino-reinado de Dios?

 

Mientras escribo esto le estoy preguntando a aquel samaritano leproso, o leproso samaritano, qué me puede decir sobre esto que él experimentó en su cuerpo y en su persona cuando escuchó esas palabras de aquel su Jesús de Nazaret: “Tu fe te ha salvado” (17,12-19). Creo que este leproso del pueblo (por cierto, pueblo ¿de Samaría o de Galilea?) comprendió que por ser samaritano no podía presentarse ante ningún sacerdote de la Ley y se volvió a abrazar a Jesús. Y Jesús le envió a evangelizar: “Levántate y vete”. Llevaba ya en sus adentros el Reino, Jesús, su cariño, su abrazo, su mensaje, su persona, su proyecto, el presente y el mañana.

 

Como ya habrá caído en la cuenta todo lector, este relato de Lucas tienes tres partes, según mi mejorable entender. El momento de la curación de los leprosos del pueblo aquel. Nueve eran judíos y uno samaritano. Como en la parábola de ‘Lucas quince’ (Lc 17,12-19).

 

El momento de la pregunta por el Reino (Lc 17,20-21), qué es, cuándo llega y dónde está.

 

el tercer momento (Lc 17,22-37) en el que se describe la presencia de ‘el hijo del hombre’: “Vedlo aquí o vedlo allá”. Que nadie te/me engañe. Esta presencia es como la del Reino: Está dentro de ti. Y así, tú y yo y el otro..., toda persona es ‘el hijo del hombre’. Tan fácil de decir como complejo de ver.

Carmelo Bueno Heras. En Madrid, 02.09.2018. Y también en Madrid, 07.09.2025

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