REFLEXIÓN ESPIRITUAL
De los sermones de san Gregorio Nacianceno, obispo
EL BAUTISMO DE CRISTO
Cristo es iluminado: dejémonos iluminar junto con él;
Cristo se hace bautizar: descendamos al mismo tiempo que él, para ascender con
él. Juan está bautizando, y Cristo se acerca; tal vez para santificar al mismo
por quien va a ser bautizado; y sin duda para sepultar en las aguas a todo el
viejo Adán... Jesús, por su parte, asciende también de las aguas; pues se lleva
consigo hacia lo alto al mundo. [...]
Nada hay que agrade tanto a Dios como el
arrepentimiento y la salvación del hombre, en cuyo beneficio se han pronunciado
todas las palabras y revelado todos los misterios; para que, como astros en el
firmamento, os convirtáis en una fuerza vivificadora para el resto de los
hombres; y los esplendores de aquella luz que brilla en el cielo os hagan
resplandecer, como lumbreras perfectas; junto a su inmensa luz, iluminados con
más pureza y claridad por la Trinidad, cuyo único rayo, brotado de la única
Deidad, habéis recibido inicialmente en Cristo Jesús, Señor nuestro.
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