miércoles, 17 de septiembre de 2014

La práctica de la Meditación VI (No Ajahn Chah).Libro de reflexiones


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El deseo en la práctica puede ser un amigo o un enemigo. Como amigo, hace que tengamos ganas de practicar, de comprender, de terminar con el sufrimiento. Pero estar siempre deseando algo que no ha surgido aún, querer que las cosas sean de otra manera, solamente causa más sufrimiento, y éste es el caso cuando el deseo puede ser un adversario. Al final, debemos aprender a deshacernos de todos nuestros deseos, aún del deseo de alcanzar la iluminación. Sólo entonces podemos ser libres.

 
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Una vez alguien le preguntó a Ajahn Chah sobre su manera de enseñar meditación: "¿Usa usted el método de entrevistas diarias para examinar el estado de la mente de una persona?" Ajahn Chah respondió diciendo: "Aquí yo enseño a mis discípulos a examinar sus propios estados mentales, a entrevistarse a sí mismos. Tal vez un monje hoy está enojado, o quizás tiene un deseo en mente. Yo no sé nada sobre eso pero él debería. No tiene que venir y preguntarme por ello, ¿no es así?

 
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Nuestra vida es un conjunto de elementos. Usamos convenciones para describir cosas, pero nos apegamos a las convenciones y las tomamos por algo real. Por ejemplo, las personas y las cosas tienen nombres propios. Podríamos retornar a los comienzos, antes de que las personas y las cosas recibieran un nombre y llamar a los hombres "mujeres" y a las mujeres "hombres", ¿cuál sería la diferencia? Pero nos aferramos a los nombres y a los conceptos, y así tenemos la guerra de los sexos y otras guerras también. La meditación es para ver a través de todo esto. Sólo así podemos alcanzar lo incondicionado y estar en paz, no en guerra.

 
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Algunas personas entran al monacato a través de la fe, pero después transitan a lo largo y a lo ancho de todo lo que el Buda enseñó. Saben más, pero se niegan a practicar como se debe. De hecho, hoy día no hay muchos que realmente practiquen.

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