Beato Bernardo, penitente
fecha: 19 de abril
†: 1182 - país: Francia
canonización: culto local
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
†: 1182 - país: Francia
canonización: culto local
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
En el monasterio de Saint-Bertin, en la
región de Thérouanne, en Francia, muerte del beato Bernardo, penitente, que
para expiar los pecados de su juventud escogió voluntariamente el destierro, y
descalzo, sólo vestido con un hábito pobre y comiendo con parquedad, peregrinó
incesantemente visitando santos lugares.

Nada sabemos sobre los primeros años de
Bernardo, excepto que nació en la diócesis de Maguelone, en la Provenza. Ni
siquiera su biógrafo y contemporáneo pudo averiguar cuáles eran los crímenes
que había cometido al participar en un motín contra un gobernador impopular,
que resultó muerto. Sin embargo, ha llegado hasta nosotros el texto exacto del
certificado que le extendió su obispo en el momento en que abrazó la vida de
penitencia:
Juan, por la gracia de Dios, obispo de
Maguelone, desea la salvación eterna de todos los pastores y fieles de la
Iglesia Católica. Queremos haceros saber que, a causa de los horribles crímenes
por él cometidos, hemos impuesto al portador de esta carta, que se llama
Bernardo, la penitencia siguiente: debe andar descalzo durante siete años; no
podrá usar camisa durante el resto de su vida; se abstendrá de carne y grasas
todos los miércoles y, los viernes sólo podrá comer pan y beber un poco de
vino. Igualmente, ayunará durante los cuarenta días anteriores a la fiesta de
la Navidad. Los viernes de cuaresma y los otros viernes de ayuno obligatorio,
sólo beberá agua. Los sábados que no coincidan con alguna gran festividad, no
comerá carne ni grasas, a no ser por enfermedad. Así pues, rogamos a vuestras
caridades en Jesucristo que, por la salvación de vuestras almas y por
compasión, déis a este pobre penitente la comida y el vestido necesarios y le
abreviéis la penitencia en cuanto sea razonable. Dada en Maguelone, en el mes
de octubre del Año de la Encarnación de 1170. Válida sólo por siete años.
Vestido con el hábito de los penitentes y
cargado de cadenas, Bernardo hizo varias peregrinaciones, en el curso de las
cuales sufrió mucho. Se cuenta que fue tres veces a Jerusalén y una vez a la
India, para implorar la intercesión de santo Tomás apóstol. En cierta ocasión
en que se hallaba en Saint-Omer, recibió del cielo la orden de no hacer más
peregrinaciones. Un generoso bienhechor le cedió una casita contigua al
monasterio de Saint-Bertin y los monjes le permitieron entrar en la iglesia a cualquier
hora del día o de la noche. Bernardo era siempre el primero en los oficios
nocturnos. Aun en lo más crudo del invierno, permanecía en pie, descalzo, sobre
las losas de piedra. El resto del tiempo lo ocupaba en asistir a los pobres y
en limpiar las iglesias. Las gentes se acostumbraron pronto a ver a aquel
penitente que saludaba a todos con estas palabras: «Que Dios nos conceda un
buen fin». Al cabo de cierto tiempo, Bernardo se atrevió a pedir la admisión en
el monasterio; los monjes se la concedieron de buena gana, pues le consideraban
como un santo. Hacia el fin de su vida, Dios le concedió el don de profecía y,
a la intercesión de Bernardo se atribuyeron numerosos milagros. La multitud que
invadió la iglesia durante sus funerales fue inmensa. Todos querían un
fragmento de sus vestidos o algún objeto tocado por el beato. El biógrafo de
Bernardo afirma que había sido testigo presencial de muchas de las curaciones
milagrosas que narra.
El autor de la biografía que se halla en
Acta Sanctorum (abril, vol. II), se llama a sí mismo Juan, monje de la abadía
de Saint Bertin.
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
accedida 534 veces
ingreso o última modificación relevante: ant 2012
Estas biografías de santo son propiedad de
El Testigo Fiel. Incluso cuando figura una fuente, esta ha sido tratada sólo
como fuente, es decir que el sitio no copia completa y servilmente nada, sino
que siempre se corrige y adapta. Por favor, al citar esta hagiografía,
referirla con el nombre del sitio (El Testigo Fiel) y el siguiente enlace: http://www.eltestigofiel.org/lectura/santoral.php?idu=1297
San Expedito, mártir
fecha: 19 de abril
país: Turquía
hagiografía: Abel Della Costa
país: Turquía
hagiografía: Abel Della Costa
En Melitene, en Armenia, san Expedito,
coronado mártir en este día.
patronazgo: abogado de las causas urgentes.

Por razones sentimentales, me gustaría que
san Expedito fuera un santo del santoral admitido por la Iglesia Católica, pero
lo cierto es que no lo es; su nombre ha sido retirado del Martirologio ya en la
revisión que se hizo del antiguo en época del Concilio Vaticano II, y no ha
sido vuelto a inscribir en el Nuevo Martirologio Romano, promulgado en 2001
(como sí ha ocurrido en algunos otros casos). Debe tenerse en cuenta que la
duda sobre la realidad histórica del personaje y su martirio no es reciente;
mucho se ha escrito acerca de ello en el siglo XIX y el XX.
El culto del santo, especializado en la
resolución de casos urgentes, goza de gran vigor en nuestra época, tiene
montones de iglesias dedicadas en diversas partes del planeta, y se halla
extendido no sólo por Italia, España y sus países de influencia, sino también
por Francia, Alemania y USA, donde ha sido informalmente elegido como patrono
de los aficionados a los ordenadores, probablemente por la misma razón que
todos sus demás patronazgos, por la asociación de su nombre a la idea de
velocidad.
Ahora bien, hay muchos otros casos en el
santoral donde los testimonios de historicidad son escasísimos y se acepta la
nota de extensión del culto como un elemento poderosamente favorable para
admitir un nombre entre los santos, ¿por qué en este caso esa gran extensión
del culto no permite fundamentar la inscripción en el santoral? Por una razón:
esa extensión del culto, aunque amplia, no es, sin embargo, demasiado antigua.
No va mucho mas allá de la época moderna. La noción católica de «traditio»
(«tradición», pero con resonancias teológicas muy propias), aunque no se refiere
sólo al pasado, implica siempre una vinculación permanente, ininterrumpida y
rastreable con el pasado. Que un santo que se pretende dio su martirio en el
siglo IV recién se encuentre mencionado a partir del siglo XV (con mucha
suerte, como luego veremos) no es ciertamente un dato favorable para hablar de
un culto «ab inmemoriale» (desde tiempos inmemoriales).
¿Pero cuándo aparece san Expedito en el
panorama del santoral católico? La primera mención concreta de culto la podemos
encontrar en el siglo XVIII en Sicilia, cuando está testimoniado como patrono
secundario del pueblo de Acireale, en la provincia de Catania (sin embargo en
la actualidad no parece que conserve ese rango). Se conserva también alguna
estatua del santo en Alemania, del mismo siglo. Por supuesto, el hecho de que
haya un patronazgo y alguna representación devocional en el siglo XVIII indica
a su vez que el culto es anterior (digamos que no se llega a patrono de un
pueblo de un día para el otro), ¿pero cuánto? En esto ya se carece de testimonios.
Hay dos menciones del nombre de Expedito entre los santos de Melitene del día
18 de abril y del 19 de abril en una rama de copias del Martirologio
Jeronimiano, del siglo VI. La mención en ese martirologio histórico -uno de los
más antiguos y prestigiosos-, es muchas veces el único testimonio para la
admisión de un santo; pero ocurre que en este caso en concreto, san Expedito
aparece mencionado en un grupo de copias tardías y llenas de errores, y no en
las demás copias, por lo que lo más razonable es admitir que la introducción
del santo proviene del copista y no de la tradición cúltica.

Por supuesto, la fecha del culto y la
representación como soldado proviene de esa tradición textual, que aun tenía
eco en la edición de 1922 del Martirologio Romano: «Melitinae, in Armenia,
sanctorum Martyrum Hermogenis, Caji, Expediti, Aristonici, Rufi et Galatae, qui
omnes una die sunt coronati.», «En Melitene, Armenia, [nacimiento en el cielo
de] los santos mártires Hermógenes, Cayo, Expedito, Aristónico, Rufo y Gálata,
quienes en un mismo día fueron coronados.» (cfr. la redacción actual
de la noticia). Sin embargo, a pesar de que aparecía entre los
santos de Melitene en la edición del Vetus Martirologio Romano citada, parece
que el papa san Pío X, en 1906, ya había ordenado que se retirase del santoral.
En la «Fortnightly Review», octubre de
1906, p. 705 apareció por primera vez publicada la leyenda que se hizo famosa
luego sobre el origen del culto espurio de san Expedito. Según el autor del
artículo, unas monjas francesas habrían recibido en 1781 un paquete con unas
reliquias de un santo innominado, y como leyeron en el sello de la caja
«spedito» (para indicar un envío urgente), lo tomaron, por confusión, como el
nombre del santo representado. A pesar de que esta hipótesis se ha hecho
popular, e incluso circulan variantes (otros países de destino, otras monjas,
una estatua en vez de unas reliquias), parece una hipótesis poco plausible, del
momento en que el culto del santo, aunque no antiguo, ya existía para esa
fecha, como hemos señalado.
Naturalmente, el patronazgo sobre las
causas urgentes se debe a la asociación con el nombre «expedito» (rápido), cosa
que ocurre también con otros santos, en los que el nombre o algún rasgo
secundario de la leyenda da lugar a un patronazgo; esto es normal, y no implica
presunción ni a favor ni en contra de la historicidad de los santos. La
devoción popular ha generado (al menos en español, que es donde rima) el verso
«san Expedito/te enciendo un cabito», para indicar que el santo es tan veloz
que cumple las peticiones en el tiempo que arde sólo un trozo de vela; la
práctica es precisamente encenderle pedacitos de vela usados. En las
representaciones devocionales (puede verse el detalle en las dos figuras que
reproducimos) la cruz exhibe la palabra «Hodie» (en latín «hoy»), posiblemente
en alusión a la velocidad con que el santo cumple con sus devotos; aunque otros
lo explican como alusión a la necesidad urgente de convertirse, puesto que pisa
un cuervo que dice «cras» (en latín, mañana) como en el famoso pasaje de las
Confesiones de san Agustín.
A pesar de que el santo tiene altares
dedicados en iglesias católicas y muchas páginas devocionales en internet, no
se debería fomentar la extensión de su culto. Es verdad que no siempre es
posible «frenar» la creatividad de la devoción popular, pero al menos los
sitios católicos más serios de internet, y desde luego los templos, no deberían
pasar por este tema mirando hacia otro lado, pensando que con no decir
claramente que el santo es una creación popular es suficiente. La consecuencia
de esa actitud es ahondar la brecha (de por sí ya demasiado extensa) entre un
catolicismo acrítico, basado sólo en tradiciones recibidas de no se sabe dónde
ni cuándo, que en cuanto se confronta (y en esta época es inevitable que se
confronte), con fuentes más críticas, termina generando la sospecha de que hay
una pretensión de engañar al pueblo cristiano con cualquier zanahoria
devocional que haya a mano. En efecto, si yo fuera ingenuamente a dejar mi
cabito de vela a la estatua de san Expedito de algunas iglesias y un buen día
me entero de que la propia Iglesia hace más de cien años que no admite este
culto, y que lo ha dicho por activa y por pasiva varias veces, ¿por qué no voy
a pensar que el mismo sacerdote de esa iglesia me engaña también en otras
cosas? En muchos casos, el pretendido respeto a la «piedad popular» (mal
entendida) no es sino desidia pastoral.
Fuentes: el artículo dedicado al santo en
el Ökumenisches
Heiligenlexikon es interesante y está bien planteado,
aunque lamentablemente no cita bibliografía; de allí tomé el dato de la
decisión de Pío X, que la menciono por lo que valga, del momento en que no pude
encontrar el decreto, a pesar de haberlo buscado en los Acta Sanctae Sedis de
esos años. Breve aunque, como siempre, muy fundamentado, el artículo del Butler
en la edición castellana de 1964, de allí tomé la referencia del origen de la
leyenda sobre las monjas francesas. El breve artículo de Joseph-Marie Sauget en
Enciclopedia dei Santi, que puede leerse en Santi e beati (el
segundo de los dos que dedica el sitio al tema), aporta otros aspectos que aquí
no se han mencionado, siempre en la línea de entender el surgimiento de este
culto espurio. No hay muchos más sitios serios de donde tomar información
crítica y relevante; el panorama de páginas católicas es desolador, incluso
alguna da el año y papa bajo el que fue beatificado y canonizado, cuando no
existe ninguna canonización formal de ningún santo anterior al siglo X, y
ninguna confirmación de culto oficial de ningún mártir de la supuesta época de
san Expedito. Las imágenes que reproduzco son: la clásica «estampita», y una
imagen de mayor belleza artística en la iglesia franciscana de Friburgo, sin
mención de año.
Abel Della Costa
accedida 2099 veces
ingreso o última modificación relevante: ant 2012
Estas biografías de santo son propiedad de
El Testigo Fiel. Incluso cuando figura una fuente, esta ha sido tratada sólo
como fuente, es decir que el sitio no copia completa y servilmente nada, sino
que siempre se corrige y adapta. Por favor, al citar esta hagiografía,
referirla con el nombre del sitio (El Testigo Fiel) y el siguiente enlace: http://www.eltestigofiel.org/lectura/santoral.php?idu=4899
No hay comentarios:
Publicar un comentario