San Bernardo de Parma, monje y obispo
fecha: 4 de diciembre
n.: c. 1060 - †: 1133 - país: Italia
otras formas del nombre: Bernardo Uberti
canonización: C: 1139
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
n.: c. 1060 - †: 1133 - país: Italia
otras formas del nombre: Bernardo Uberti
canonización: C: 1139
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
Elogio: En Parma, de la Emilia, san Bernardo, obispo, el cual, siendo monje,
se aplicó a una vida de perfección, y después, como cardenal, buscó el bien de
la Iglesia, para, finalmente, ya obispo, procurar la salvación de las almas.
refieren a este santo: San Atón de
Pistoya

Bernardo pertenecía a la gran familia
florentina de los Uberti. Renunció a un brillante porvenir para ingresar en la
austera Orden de Valleumbrosa, fundada poco antes por san Juan
Gualberto. Con el tiempo, Bernardo llegó a ser el abad del
monasterio de San Salvio y, más tarde, general de la orden. Urbano II le elevó
al cardenalato y le confió varias embajadas. En aquélla época, Parma se vio
violentamente desgarrada por el cisma del obispo Cadalo, quien se erigió en
antipapa, así como por el de los obispos que apoyaron a otro antipapa
parmesano, Guiberto de Ravena. Precisamente en esa época turbulenta, san
Bernardo fue elegido obispo de Parma y recibió la consagración de manos del
papa Pascual II. El santo apoyó celosamente al papa legítimo y aplicó las
reformas de san Gregorio VIII, sobre todo en materia de simonía, pues ese abuso
era muy común en su diócesis. Por esa razón, los partidarios del antipapa
Maginulfo hicieron prisionero a san Bernardo el año 1104, en el momento en que
celebraba la misa, y le desterraron de su diócesis durante dos años.
En tiempos en los que tantos obispos no sólo
aceptaban el poder temporal, sino que lo buscaban, san Bernardo tuvo el mérito
de renunciar al que había heredado de sus predecesores en la sede de Parma. Por
otra parte, jamás olvidó -ni permitió que otros olvidasen- que había abrazado
el estado de perfección en la vida monástica, de suerte que siguió observando
la regla en cuanto se lo permitían sus deberes episcopales. En 1127, los jefes
del partido de los Hobenstaufen proclamaron rey de Alemania a Conrado,
olvidando los derechos de Lotario II; san Bernardo protestó contra la elección
y tuvo que huir nuevamente de Parma. Lotario fue coronado emperador en Roma, en
1133. San Bernardo murió en Parma el 4 de diciembre de ese mismo año. A seis
años de su muerte su sucesor procedió al reconocimiento y elevación de sus
restos a la categoría de reliquias, lo que para la época constituían una forma
de beatificación.
Las dos biografías latinas más importantes
fueron publicadas en Chronica Parmensia; P. E. Schramm las reeditó, basándose
en textos mejores, en el suplemento de Monumenta Germaniae Historica, vol. XXX,
pte. II , fasc. II (1929). Véase sobre este punto Analecta Bollandiana, vol.
XLVIII (1930), p. 414. La mejor de las biografías relativamente antiguas es la
de I. Affó (1788); véase también Munerati, en Rivista di scienze storische,
vol. III (1906), pp. 79-86 y 257-264. R. Davidson da una idea clara de la
situación política de la época, en Geschichte von Florenz, vol. I, pp. 289 ss., y en Forschungen zur alt. Gesch. Florenz, pp. 66 ss.
Imagen: estatua de san Bernardo, en la cripta de la Catedral de Parma (1544).
Imagen: estatua de san Bernardo, en la cripta de la Catedral de Parma (1544).
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
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ingreso o última modificación relevante: ant 2012
Estas biografías de santo son propiedad de
El Testigo Fiel. Incluso cuando figura una fuente, esta ha sido tratada sólo
como fuente, es decir que el sitio no copia completa y servilmente nada, sino
que siempre se corrige y adapta. Por favor, al citar esta hagiografía,
referirla con el nombre del sitio (El Testigo Fiel) y el siguiente enlace: http://www.eltestigofiel.orgindex.php?idu=sn_4413
Beato Pedro Pettinario, religioso
fecha: 4 de diciembre
fecha en el calendario anterior: 11 de diciembre
†: 1289 - país: Italia
otras formas del nombre: Pedro Pectinario, pedro Tecelano, Pedro de Siena
canonización: Conf. Culto: Pío VII 2 ene 1802
hagiografía: Frate Francesco
fecha en el calendario anterior: 11 de diciembre
†: 1289 - país: Italia
otras formas del nombre: Pedro Pectinario, pedro Tecelano, Pedro de Siena
canonización: Conf. Culto: Pío VII 2 ene 1802
hagiografía: Frate Francesco
Elogio: En Siena, de la Toscana, beato Pedro
Pettinario, religioso de la Tercera Orden de San Francisco, insigne por su
peculiar caridad hacia los pobres y los enfermos, y por su humildad y silencio.

Pedro o Pettinaio nació en Campi, región
del Chianti, de donde se trasladó con su familia a Siena. El sobrenombre le
viene de su oficio de fabricante y comerciante de peines. Jocoso e impulsivo en
su juventud, empezó a cambiar después de su conversión. El negocio le iba bien;
era propietario de una casa y una viña. Se casó, pero, al comprobar la
esterilidad de su mujer, hizo con ella el voto de castidad perfecta, pero se
mostró excelente esposo, procurando hacerla sentirse a gusto hasta en las cosas
más pequeñas. Comenzó a santificarse en el ejercicio de su profesión. Compraba
y vendía siempre al precio justo; la calidad de sus productos era tan apreciada
por los habitantes de Siena, que él iba tarde al mercado sólo por la tarde,
para no perjudicar a sus competidores.
Pero nunca llegaba tarde a las
predicaciones y los oficios religiosos; ni a las casas de los pobres, a los que
llevaba ayudas junto con otros ocho amigos; ni al hospital de Santa María della
Scala, donde curaba a los enfermos, aplicando remedios y besando sus llagas.
Al quedar viudo, vendió la viña de su
propiedad, luego la casa, repartiendo todo a los pobres. Conservando sólo lo
necesario para vivir modestamente, se fue a vivir a una casucha cerca de la
Puerta dell’Ovile. Profesó la regla de la Orden seglar de penitencia fundada
por San Francisco y, después de haber renunciado a todo, se esforzó por vivir
en la mayor pobreza.
Era inclinado a la contemplación y gozó de
arrobamientos y éxtasis, a veces en presencia de compañeros. Hacia el final de su
vida parecía vivir siempre más retirado del mundo. Después de una grave
enfermedad, obtuvo el permiso para vivir en una celda del convento de los
franciscanos de Siena, donde pasaba las noches en oración. Mostraba una
devoción ardiente hacia la Virgen, ayunando en su honor el sábado y
encomendándose a ella noche y día. También fue peregrino, fue a Roma, a
Pistoia, a Asís y a La Verna. Su espiritualidad lleva la impronta franciscana.
No ha dejado escritos, pero son famosos sus silencios. Después de 14 años de
esfuerzos adquirió el don de no hablar sino por necesidad. Por esto a menudo es
representado en la iconografía con un dedo sobre los labios, y es llamado el
«santo del silencio». Pero la pocas palabras que decía y las muchas cosas que
obraba debían de ser de una gran eficacia.
Su incesante celo por las obras de
misericordia lo hizo adquirir pronto fama de gran santidad entre sus
conciudadanos. Los franciscanos de Siena lo llamaban a él cuando había que
discernir acerca de la vocación de sus novicios. Los franciscanos más
radicales, los llamados "espirituales", se inspiran en él. El futuro
predicador dominico beato Ambrosio Sansedoni renunció a ser obispo, aconsejado
por él. En 1282 le encargaron elegir entre los detenidos de las prisiones a cinco
hombres entre los menos culpables, para ser liberados. En 1286 el municipio le
confió el cuidado de repartir dinero a los pobres azotados por la carestía.
ciertos traficantes pusieron en sus manos el dinero que habían defraudado a la
ciudad, para que lo entregara a las autoridades.
Murió el 4 de diciembre de 1289 (dicen
algunos que a los 128 años de edad) y sus últimas palabras fueron una
advertencia a Siena, Florencia y Pistoia, a las cuales predijo grandes males.
Su cuerpo fue sepultado en la iglesia de San Francisco, de Siena. A partir de
entonces, muchos paisanos suyos invocaban su intercesión y le atribuyeron
muchas gracias y prodigios. El municipio lo consideró enseguida beato, aunque
la confirmación del culto no vino hasta el 2 de enero de 1802, por obra del
papa Pío VII. Dante Alighieri exalta la eficacia de su oración en la Divina
Comedia (Purgatorio, canto XIII), explicando al poeta que por sus pecados
debería estar aún en el ante-Purgatorio, pero lo evitó gracias a las oraciones
del santo varón Pier Pettinaio. La tumba quedó destruida tras un incendio, y
del beato sólo quedó el brazo, que conservan las clarisas de Siena.
fuente: Frate Francesco
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