viernes, 6 de septiembre de 2019

Evangelio del día y Reflexión del Papa Francisco 05092019


Evangelio del día: Reconocer los propios pecados te lleva al encuentro con Dios
Evangelio del día. AUDIO. Lucas 5,1-11 - XXII semana tiempo ordinario: Pedro experimenta el encuentro con Dios viendo su propio pecado.

Evangelio del día: Lucas 5,1-11

Evangelio del día: (La Pesca milagrosa): "En aquel tiempo, una multitud se amontonó alrededor de Jesús para escuchar la Palabra de Dios, y él estaba de pie a la orilla del lago de Genesaret. Desde allí vio dos barcas junto a la orilla del lago; los pescadores habían bajado y estaban limpiando las redes. Jesús subió a una de las barcas, que era de Simón, y le pidió que se apartara un poco de la orilla; después se sentó, y enseñaba a la multitud desde la barca. Cuando terminó de hablar, dijo a Simón: "Navega mar adentro, y echen las redes". Simón le respondió: "Maestro, hemos trabajado la noche entera y no hemos sacado nada, pero si tú lo dices, echaré las redes". Así lo hicieron, y sacaron tal cantidad de peces, que las redes estaban a punto de romperse. Entonces hicieron señas a los compañeros de la otra barca para que fueran a ayudarlos. Ellos acudieron, y llenaron tanto las dos barcas, que casi se hundían. Al ver esto, Simón Pedro se echó a los pies de Jesús y le dijo: "Aléjate de mí, Señor, porque soy un pecador". El temor se había apoderado de él y de los que lo acompañaban, por la cantidad de peces que habían recogido; y lo mismo les pasaba a Santiago y a Juan, hijos de Zebedeo, compañeros de Simón. Pero Jesús dijo a Simón: "No temas, de ahora en adelante serás pescador de hombres". Ellos atracaron las barcas a la orilla y, abandonándolo todo, lo siguieron." Palabra del Señor

Reflexión del Papa Francisco

Pedro experimenta el encuentro con Cristo viendo su propio pecado: ve la fuerza de Jesús y se ve a sí mismo. Se inclina a sus pies diciendo: "Señor, aléjate de mí, porque soy un pecador". En este encuentro entre Cristo y mis pecados está la salvación
El lugar privilegiado para el encuentro con Jesucristo son los propios pecados. Si un cristiano no es capaz de sentirse precisamente pecador y salvado por la sangre de Cristo, de este Crucificado, es un cristiano a mitad de camino, es un cristiano tibio.
Cuando nosotros encontramos Iglesias decadentes, cuando encontramos parroquias decadentes, instituciones decadentes, seguramente los cristianos que están allí no han encontrado jamás a Jesucristo o se han olvidado de aquel encuentro con Jesucristo.
La fuerza de la vida cristiana y la fuerza de la Palabra de Dios está precisamente en aquel momento donde yo, pecador, encuentro a Jesucristo y aquel encuentro da un vuelco a la vida, cambia la vida… Y te da la fuerza para anunciar la salvación a los demás.

Debemos preguntarnos también nosotros:
  • "¿Soy capaz de decir al Señor: Soy pecador?". No en teoría, ¿sino confesando el pecado concreto?
     
  • ¿Soy capaz de creer que precisamente Él, con su Sangre, me ha salvado del pecado y me ha dado una vida nueva?
     
  • ¿Tengo confianza en Cristo?.
¿De qué cosas puede jactarse un cristiano? De dos cosas: de los propios pecados y de Cristo crucificado. (Reflexión antes del rezo del Ángelus, 04 de septiembre de 2014)

Evangelio del día de hoy


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Evangelio del día

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