miércoles, 8 de julio de 2015

Santos monjes abrahamitas - Beato Mancio Araki - San Juan Wu Wenyin - San Gregorio Grassi 08072015



Santos monjes abrahamitas

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Santos monjes abrahamitas, mártires


país: Turquía - †: s. IX

En Constantinopla, muerte de los santos monjes abrahamitas, que, en tiempo del emperador Teófilo, sufrieron el martirio por defender el culto de la sagradas imágenes.




Beato Mancio Araki



Beato Mancio Araki, mártir
En Shimabara, en Japón, beato Mancio Araki, mártir, que por haber hospedado en su casa al beato Francisco Pacheco, presbítero, fue encerrado en la cárcel, donde murió consumido por la tisis.
Mancio Firozayemon Araki era persona de clase acomodada, nacido en el seno de una familia ya cristiana, que lo educó en la fe, haciendo de él un hombre de sólidas convicciones católicas. Vivía en la misma casa con su hermano Matías y decidieron ambos hermanos dar acogida en ella a los misioneros cristianos.

Por un lado su casa, situada en el pueblo de Coxinorxu, reino de Arima, estaba suficientemente alejada y discreta como para que pudiera pasar inadvertida la presencia en ella de algún sacerdote. Por otra parte, en el reino de Arima no se estaban urgiendo los decretos persecutorios contra el cristianismo. Pero cuando en abril de 1625 el rey de Arima visitó la corte imperial y vio cómo eran perseguidos los cristianos, cobró miedo de que su blandura se viera como desobediencia al Emperador y decidió entonces urgir la persecución en sus territorios.

Cuando esto se hizo público, los más de los cristianos se dispusieron al martirio, pero no faltaron apóstatas que querían a todo trance salvar la vida y se ofrecieron a delatar el paradero de los misioneros y de los que los ocultaban. Se hallaba en casa de Mancio y Matías el padre jesuita beato Francisco Pacheco, provincial de la Compañía en Japón. Un delegado del rey, sabiendo el paradero del P. Pacheco, se llegó al pueblo de Mancio y Matías, puso guardias en todas las salidas y se dirigió a la casa. El P. Pacheco, al conocer la presencia de los soldados, salió a la puerta de la casa, intentando evitar que Mancio y Matías fueran acusados de alojarle, pero ambos hermanos fueron obligados a salir y se les arrestó como al misionero. Los tres, junto con otros detenidos, fueron llevados a la cárcel y tuvieron una severa prisión. Mancio, enfermo de tuberculosis, empeoró notablemente, y pese a los ruegos de sus compañeros se le dejó morir en la cárcel, donde exhaló su alma el 8 de julio de 1626. Cuatro días más tarde su cadáver fue llevado a la colina de Nagasaki, donde sus compañeros fueron martirizados y el cadáver de Mancio quemado. Uno de los mártires, el beato Juan Tanaka, le dio un abrazo al cadáver en señal de veneración por el cuerpo de un mártir. Fue beatificado por el papa Pío IX el 7 de julio de 1867.
fuente: «Año Cristiano» - AAVV, BAC, 2003



San Juan Wu Wenyin

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San Juan Wu Wenyin, mártir
En la ciudad de Youngnian, en Hebei, provincia de China, san Juan Wu Wenyin, mártir, que, siendo catequista, por negarse a renunciar a la fe cristiana y abrazar el paganismo, fue decapitado durante la persecución desencadenada por los seguidores del movimiento Yihetuan.
Juan Bautista Wu Wenyin era un hombre casado y padre de familia, cristiano fervoroso y administrador de los bienes de la pequeña comunidad cristiana de su pueblo, Young-Nien. Cuando empezó la revolución bóxer hubo una revuelta en su pueblo y como consecuencia de ella una muerte. Vino entonces el mandarín y arrestó a varias personas, entre ellas nuestro mártir. Pero en el curso del juicio quedó claro que él apenas había tomado parte en la revuelta y que era ajeno por completo a la muerte. No obstante, y visto que era cristiano, se le condenó a ser decapitado, y quedó claro que era su cristianismo la causa de su condena. Los cristianos lo tuvieron desde el principio por mártir. Fue canonizado por Juan Pablo II el 1 de octubre de 2000.
fuente: «Año Cristiano» - AAVV, BAC, 2003



San Gregorio Grassi

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 la ciudad de Taiyuan, en la provincia de Shanxi, también en China, pasión de los santos mártires Gregorio Grassi y Francisco Fogolla, obispos de la Orden de los Hermanos Menores, y de otros veinticuatro compañeros, todos ellos asesinados por odio al cristianismo, durante la persecución llevada a cabo por los secuaces del movimiento de los Yihetuan. Sus nombres son: santos Elías Facchini, Teodorico Balat, presbíteros, y Andrés Bauer, religioso, de la Orden de Hermanos Menores; María Ermellina de Jesús (Irma) Grivot, María Paz (María Ana) Giuliani, María Clara (Clelia) Nanetti, María de Santa Natalia (Juana María) Kerguin, María de San Justo (Ana Francisca) Moreau, María Adolfina (Ana Catalina) Dierk, María Amandina (Paulina) Jeuris, Religiosas del Instituto de Franciscanas Misioneras de María; y también Juan Zhang Huan, Patricio Dong Bodi, Felipe Zhang Zhihe, Juan Zhang Jingguang, Juan Wang Rui, Tomás Shen Jihe, Simón Chen Ximan, Pedro Wu Anpeng, Francisco Zhang Rong, Matías Feng De, Santiago Yan Guodong, Pedro Zhang Banniu, Santiago Zhao Quanxin y Pedro Wang Erman.

San Gregorio Grassi
El obispo Gregorio Grassi (1833‑1900) es el jefe del grupo de los 28 mártires de la fe caídos bajo la espada de los boxers el 9 de julio de 1900 en Ta‑yuen‑fu. Noble figura de religioso, misionero y obispo. Nació en Castellazzo Bormida, (Alessandria), el 13 de diciembre de 1833, hijo de Juan Bautista y Paola Francisca Mocagetta.
Consagrado a la Virgen por su madre para que lo protegiera toda su vida.

El 2 de noviembre de 1848 ingresó al noviciado en Montiano (Forlì). El 17 de agosto de 1855, terminados los estudios, fue ordenado sacerdote. Pidió ser enviado a las misiones. Dos años después estaba en el colegio misionero de San Bartolomé all’Isola en Roma, preparándose para las misiones de China, hacia donde partió hacia fines de 1860.
Visitó devotamente la Tierra Santa y llegó a Schang‑tong. Durante 40 años ejerció su dinámico apostolado, primero como misionero, luego, en 1876, como Obispo coadjutor con derecho a sucesión, y en 1891 como Vicario Apostólico del Shansi septentrional, donde dio notable desarrollo a la conquista misionera.

Hablaba perfectamente el chino. Fue rector del seminario indígena. Las visitas pastorales a las numerosas pequeñas comunidades cristianas distantes a veces hasta 450 kilómetros, hechas con diligencia, por caminos en extremo difíciles. En 1878 una terrible carestía, seguida de graves epidemias, con siete millones de víctimas, entre ellos 4.000 cristianos. También él sufrió el mal, infectado en la asistencia a los enfermos, pero se curó milagrosamente, y reinició sus recorridos apostólicos consolando, alentando, ayudando generosamente.
En 40 años de misión, construyó 60 iglesias, entre ellas el santuario de Santa María de los Angeles, a 2.000 metros de altura. Asiduo en el confesionario y en la catequesis de niños y adultos, en la asistencia a los pobres y necesitados y en la defensa y apoyo a los misioneros. Dedicaba largas horas a la oración y meditación.
Pensaba volver a Italia para recobrar las energías, pero otro viaje lo esperaba: el martirio. Tenía 67 años.


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