Santos Eoban, Adelario y nueve compañeros, mártires
fecha: 5 de junio
†: 754 - país: Países Bajos
canonización: pre-congregación
†: 754 - país: Países Bajos
canonización: pre-congregación
En Dokkum, en Frisia, santos Eoban,
obispo, Adelario y nueve compañeros, que, junto con san Bonifacio, culminaron
gloriosamente su vida con el martirio. Sus nombres: Vintrungo y Gualterio,
presbíteros; Amundo, Sevibaldo y Bosa, diáconos; Vacaro. Gundecaro, Eluro y
Atevulfo, monjes.

Puesto que son los compañeros que murieron
con San Bonifacio,
se hallará la referencia al martirio en la hagiografía principal del día. En la
imagen puede verse las estatuas de Eoban y Adelario flanqueando la de san
Bonifacio, en la catedral de Erfurt.
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Estas biografías de santo son propiedad de
El Testigo Fiel. Incluso cuando figura una fuente, esta ha sido tratada sólo
como fuente, es decir que el sitio no copia completa y servilmente nada, sino
que siempre se corrige y adapta. Por favor, al citar esta hagiografía,
referirla con el nombre del sitio (El Testigo Fiel) y el siguiente enlace: http://www.eltestigofiel.org/lectura/santoral.php?idu=1912
Beato Sancho, mártir
fecha: 5 de junio
†: 851 - país: España
canonización: culto local
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
†: 851 - país: España
canonización: culto local
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
En Córdoba, en la región hispánica de
Andalucía, beato Sancho, mártir, el cual, oriundo de Albi, lugar de la Galia,
aún adolescente fue hecho cautivo y educado en el palacio real sarraceno, pero
en la persecución suscitada por los musulmanes no dudó en asumir el martirio
por su fe en Cristo.
Sancho nació en Albi, al sur de Francia.
Era todavía muy niño, cuando los moros de España hicieron una incursión, lo
secuestraron y lo llevaron como prisionero de guerra, hasta la ciudad española
de Córdoba. Ahí fue obligado a ingresar en las filas de los jóvenes cadetes que
se entrenaban en el uso de las armas, para convertirse en "doncellos"
o genízaros del ejército moro. Inspirado, al parecer, por el ejemplo de san Isaac de
Córdoba, el joven Sancho hizo una abierta declaración de su
cristianismo y negó con valor la veracidad de la predicación del profeta
Mahoma. Inmediatamente fue sometido a juicio y condenado a muerte. Varios otros
cristianos perecieron al mismo tiempo y por la misma causa; pero parece ser que
solamente Sancho, sin duda para escarmiento de los que presenciaron el
suplicio, sufrió la horrible tortura de ser empalado en vida. Se le acostó boca
abajo en el suelo y se le atravesó el cuerpo con estacas que luego, con el
cadáver ensartado en ellas, fueron clavadas en un sitio concurrido para exhibir
al ajusticiado durante varios días, tal como habrían de hacerlo después los
moros con san Isaac. El cadáver de Sancho fue por fin incinerado y las cenizas
se dispersaron en el río Guadalquivir.
De nuevo en este caso, como en el de san
Isaac, toda nuestra información deriva de los escritos de Eulogio. Véanse las
notas bibliográficas en el artículo de san Isaac. N.ETF: Rafael Jiménez
Pedrajas en Enciclopedia dei Santi señala que el culto al beato Sancho -y
posiblemente a otros santos de la misma persecución- no es demasiado antiguo,
sino que comenzó en Córdoba en el 1601, con el descubrimiento y publicación de
la obra de san Eulogio, que es la única fuente de los nombres y detalles de
muchos mártires de los sarracenos en Cordoba.
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
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