Beato Dalmacio Moner, religioso presbítero
fecha: 24 de septiembre
fecha en el calendario anterior: 26 de septiembre
n.: 1291 - †: 1341 - país: España
canonización: Conf. Culto: Inocencio XIII 13 ago 1721
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
fecha en el calendario anterior: 26 de septiembre
n.: 1291 - †: 1341 - país: España
canonización: Conf. Culto: Inocencio XIII 13 ago 1721
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
Elogio: En Girona, ciudad de Cataluña, en
España, beato Dalmacio Moner, presbítero de la Orden de Predicadores, conocido
por su amor a la soledad y al silencio.

La vida de este confesor de la orden de
Frailes Predicadores transcurrió en la oscuridad de su celda y el tranquilo
desempeño de sus deheres ordinarios, sin preocuparse nunca por las cuestiones
públicas de carácter eclesiástico o secular. Había nacido, en la aldea catalana
de Santa Columba y, eventualmente, fue enviado por sus padres a estudiar en la
Universidad de Montpellier. Allí tuvo que entablar una verdadera lucha moral y
física para no dejarse arrastrar a la vida desordenada que practicaban la mayoría
de los estudiantes, hasta que al fin, con ayuda de la gracia de Dios, triunfó
de las tentaciones y, al terminar sus estudios, fue aceptado por los dominicos
en Girona. Dalmacio tenía entonces veinticinco años y, después de hacer su
profesión, pasó muchos años más dedicado a la enseñanza como maestro de
novicios.
A las penitencias prescritas por la regla
de su orden, agregó voluntariamente muchas otras mortificaciones, como la de
abstenerse de beber durante tres semanas consecutivas y dormir sentado sobre
una incómoda silla. Gustaba de orar en campo abierto, en los lugares donde la
hermosura de la naturaleza le hablase de la gloria de Dios. Se afirma que
cierto día se advirtió la ausencia del hermano Dalmacio, y el fraile que fue a
buscarlo, le encontró literalmente arrebatado en éxtasis; en otra ocasión, tres
personas le vieron elevado a dos palmos del suelo. Las lecciones de su oficio
dicen que a Dalmacio se le conocía en el convento como «el hermano que habla
con los ángeles». Con los mujeres nunca hablaba, a no ser que les diese la
espalda y no pudiese verlas. Las descripciones sobre su apariencia personal
concuerdan en mostrarle como un hombre feo, carente de atractivos.
El hermano Dalmacio expresó siempre su
deseo de terminar sus días en las cuevas de La Sainte Baume, donde según las
leyenda provenzales pasó los últimos treinta años de su vida Santa María
Magdalena, patrona de la orden de los dominicos. Su deseo no le fue concedido,
pero se le autorizó a cavar una cueva en los terrenos del convento, en Girona,
y allí vivió durante cuatro años, sin abandonar el incómodo sitio más que para
asistir al coro, a los capítulos y al refectorio. El beato Dalmacio murió el 24
de septiembre de 1341 y su culto fue confirmado en 1721.
Al escribir sobre el beato Dalmacio en
Acta Sanctorum, sept. vol. VII, los bolandistas no pudieron recurrir a ]a
biografía original de este santo asceta, escrita por su contemporáneo y hermano
en religión, el famoso inquisidor Nicolás Eymeric. En consecuencia,
reprodujeron en latín la versión al español de aquella biografía, traducida por
Francisco Diego para su historia de los frailes predicadores en su provincia de
Aragón. Sin embargo, en los primeros años del presente siglo, llegó a
identificarse una copia del original de Eymeric y Fr. van Ortroy la editó en la
Analecta Bollandiana, vol. XXXI (1912), pp. 49-81. Esta memoria es muy
interesante puesto que se ha comprobado que, a diferencia de la mayoría de los
documentos hagiográficos, fue escrita antes de que se cumplieran diez años de
la muerte del personaje tratado.
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
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ingreso o última modificación relevante: ant 2012
Estas biografías de santo son propiedad de
El Testigo Fiel. Incluso cuando figura una fuente, esta ha sido tratada sólo
como fuente, es decir que el sitio no copia completa y servilmente nada, sino
que siempre se corrige y adapta. Por favor, al citar esta hagiografía,
referirla con el nombre del sitio (El Testigo Fiel) y el siguiente enlace: http://www.eltestigofiel.orgindex.php?idu=sn_3472
San Pacífico de San Severino, religioso presbítero
fecha: 24 de septiembre
n.: 1653 - †: 1721 - país: Italia
otras formas del nombre: Carlo Antonio Divini
canonización: B: Pío VI 13 ago 1786 - C: Gregorio XVI 26 may 1839
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
n.: 1653 - †: 1721 - país: Italia
otras formas del nombre: Carlo Antonio Divini
canonización: B: Pío VI 13 ago 1786 - C: Gregorio XVI 26 may 1839
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
Elogio: En San Severino, lugar del Piceno,
san Pacífico, presbítero de la Orden de los Hermanos Menores, preclaro por sus
penitencias, amor a la soledad y oración ante el Santísimo Sacramento.

En el año de 1653, en la ciudad de San
Severino de la Marca de Ancona, nació del matrimonio formado por Antonio Divini
y María Bruni, un hijo, al que bautizaron con el nombre de Carlos Antonio.
Cuando éste tenía cinco años murieron su padre y su madre y quedó al cuidado de
su tío, que era un hombre rudo y desagradable. En aquella casa, el niño era
sencillamente un criado al que no se le tenía ninguna consideración. Durante
mucho tiempo, Carlos soportó con paciencia y humildad extraordinarias aquella
vida miserable hasta que, al cumplir los diecisiete años, se ofreció a los
Frailes Menores de la Observancia, quienes le aceptaron inmediatamente. En el
año de 1670, recibió los hábitos franciscanos y el nombre de Pacífico, en el
monasterio de Forano. Tras el acostumbrado curso de estudios, fue ordenado
sacerdote a la edad de veinticinco años. Inmediatamente se le dedicó a enseñar
filosofía a los frailes más jóvenes y, al cabo de dos años, convenció a sus
superiores de que la predicación era una tarea más adecuada a sus condiciones y
fue enviado a las aldeas y caseríos de la comarca a predicar.
Sus sermones, tiernos y sencillos, fueron
bien recibidos en todas partes y, su don particular para leer en la conciencia
de sus penitentes, le dio gran ascendencia entre las gentes. Se cuenta que a un
tal Giacomo Sconochia, de la localidad de Cignoli, le recordó que había omitido
la confesión de dos graves culpas de blasfemia y, otro penitente afirmó que el
santo fraile trajo a su memoria varias ocasiones en que había sido rudo con su
madre y otras en que había consentido los malos pensamientos. El apostolado
público del hermano Pacífico sólo duró seis o siete años, porque a la edad de
treinta y cinco quedó sordo y ciego. Al mismo tiempo, una extraña enfermedad
que le producía dolorosas úlceras en las piernas, le condenó a la casi completa
inmovilidad. Permaneció en el convento de Forano, dedicado a la plegaria y a la
penitencia. Durante algún tiempo se le confió el oficio de vicario y guardián
en San Severino, hasta que, en el año de 1705, regresó a Forano, donde pasó el
resto de su vida.
En varias ocasiones, San Pacífico dio
muestras de poseer el don de profecía, como por ejemplo en 1717, cuando
vaticinó la victoria del príncipe Eugenio de Saboya en la batalla de Belgrado
contra los turcos. Como si no tuviese bastantes sufrimientos con los males de
su cuerpo, se entregaba a mayores mortificaciones en el uso de disciplinas y
camisas de cerdas y, sus superiores debieron intervenir para aliviar sus
ayunos. Con frecuencia caía en raptos cuando oficiaba la misa y a veces, sus
éxtasis se prolongaban durante varias horas. En el mes de julio de 1721,
recibió la visita del obispo de San Severino y, cuando el prelado se retiraba,
terminada la entrevista, el hermano Pacífico gritó intempestivamente: «¡Mi
señor! ¡El cielo, el cielo! Yo os seguiré pronto ...» Dentro de los quince días
siguientes murió el obispo y, el 24 de septiembre, el hermano Pacífico lo
siguió a la tumba. Si durante su vida obró milagros, éstos se multiplicaron en
su tumba y, en 1752, se abrió su proceso de canonización, en el que fueron
ponentes el cardenal Enrique de York y Mons. Erskine, quien también llegó a
cardenal. El hermano Pacífico fue canonizado en 1839.
Se han publicado varias biografías desde
la fecha de la canonización y se pueden destacar la de Melchiori (1839), la de
Bernardino da Gajioli (1898) y la de Diotalevi (1910). Ver también a Léon, en
Auréole Séraphique, vol. III, pp. 224-229.
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