Beatos Sebastián Calvo Martínez


Beatos Sebastián Calvo Martínez y cinco compañeros, religiosos mártires
En Barbastro, en la región de Aragón, de nuevo en España, beatos Sebastián Calvo Martínez, presbítero, y compañeros, mártires de la Congregación de Misioneros del Inmaculado Corazón de María, que en la misma persecución llevaron a término su glorioso combate. Son sus nombres: Beatos Pedro Cunill Padrós, José Pavón Bueno, Nicasio Sierra Ucar, presbíteros; Venceslao Clarís Vilaregut, subdiácono; Gregorio Chirivás Lacambra, religioso.
En la madrugada del 12 de agosto de 1936, dieron su testimonio seis más de los religiosos claretianos que estaban detenidos desde el día 20 de julio en el salón de actos de la casa de los escolapios de Barbastro. Los milicianos les propusieron salvar la vida apostatando y uniéndose a su revolución, pero los seis manifestaron su fidelidad a Cristo. Fueron fusilados a las cuatro menos siete minutos, escuchando las descargas los que estaban en el salón. Fueron beatificados en Roma por el papa Juan Pablo II el 25 de octubre de 1992 en el grupo de 51 misioneros claretianos mártires de Barbastro. Sus datos son los siguientes:
Sebastián Calvo Martínez era natural de Gumiel de Izan, Burgos, donde nació el 20 de enero de 1903. Ingresó en 1915 al seminario claretiano de Barbastro. Hizo el noviciado en Cervera, y profesó el 15 de agosto de 1920. Fue ordenado sacerdote en julio de 1928. Fue profesor en Barbastro y Cervera, luego pasó a Calatayud y volvió a Barbastro, desde donde iba a dar misiones a los pueblos; cuando acababa de hacerlo en su pueblo natal sobrevino la guerra.
Pedro Cunill Padrós era hijo de una familia numerosa y muy religiosa en la que abundaban las vocaciones a la vida consagrada. Nació en Vich, Barcelona, el 17 de marzo de 1903. Luego de ser acólito y sacristán en la iglesia de las monjas sacramentarías mientras era alumno del colegio marista, estuvo como alumno externo en el seminario diocesano, pero por fin optó por la vocación religiosa en la congregación claretiana, donde profesó el 15 de agosto de 1920 en Cervera. Hechos los estudios, fue ordenado sacerdote el 18 de diciembre de 1927. Destinado en Barcelona, Barbastro y Cervera, su calma y serenidad impidió, el 2 de agosto de 1933, que quemaran el convento, aunque tuvieron que salir los religiosos de él para volver más tarde. El 20 de julio de 1936 estaba en la casa de Barbastro y quedó como superior al ser detenidos los superiores. Logró salvar a varios religiosos enfermos o achacosos.
José Pavón Bueno nació en Cartagena, Murcia, el 19 de enero de 1909. Ingresó en la congregación claretiana en 1925 en Cervera y profesó el 2 de febrero de 1927, ordenándose sacerdote el 24 de febrero de 1934 en Valencia. Tenía los títulos de maestro y perito mercantil, y por ello fue destinado al colegio de Játiva hasta que éste fue clausurado; entonces le destinaron a la predicación con residencia en la casa de Calatayud; en el verano de 1936 fue a Barbastro a dar un cursillo a los estudiantes. Aquí le sorprendió la revolución y el martirio.
Nicasio Sierra Ucar había nacido en Cascante, Navarra, el 11 de octubre de 1890 en el seno de una numerosa y piadosa familia. Monaguillo desde muy niño, también desde muy niño dijo que aspiraba a ser sacerdote. Habiendo conocido a un sacerdote claretiano, se decidió por seguirlo en su vocación religiosa, ingresando en la congregación el 31 de julio de 1902 en Alagón. Enviado a Cervera, aquí profesó el 25 de agosto de 1907 y, hechos los estudios, se ordenó sacerdote el 20 de junio de 1915. Primero fue profesor, pero luego estuvo dedicado a las misiones, que era su peculiar inclinación, estando destinado en Cartagena y luego en Barbastro. Al salir del convento tras el arresto de los religiosos, él fue quien llevó consigo la eucaristía en un maletín, por lo que el grupo pudo comulgar clandestinamente.
Wenceslao Claris Vilaregut había nacido en Olost de Lusanés, Barcelona, el 3 de enero de 1907 en una familia de labradores acomodados que le dieron una esmerada educación cristiana. A los quince años ingresó en el seminario diocesano de Vich, y estando en él cuidó al padre de un sacerdote. Pero en 1926 decidió ingresar en el seminario de los religiosos claretianos de Vich, profesando el 15 de agosto de 1927. Comenzó los estudios de teología y se ordenó de subdiácono, pero como enfermó, él mismo solicitó quedar como hermano coadjutor. Estuvo destinado en Barcelona y Alagón antes de ir a Barbastro, donde, a partir del 20 de julio de 1936, compartiría la suerte de sus compañeros.
Gregorio Chirivás Lacambra había nacido en Siétamo, Huesca, el 24 de abril de 1880. Trasladado con su familia a Barbastro, aquí conoció a los claretianos, y habiendo quedado huérfano, a los doce años solicitó ingresar en la congregación. Hizo los estudios de humanidades y luego el noviciado en Cervera, profesando el 3 de octubre de 1897 en calidad de hermano coadjutor. Fue sastre en Cervera, Alagón y Lérida, y aquí también sacristán. Pasó luego a Barbastro, donde compartió la suerte de sus hermanos.
fuente: «Año Cristiano» - AAVV, BAC, 2003
Beato Antonio Perulles Estívill | |
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Aunque todos estos mártires fueron beatificados en el mismo día (junto también con otros), pertenecen a distintos subconjuntos. En particular evocamos en esta página a los 13 Hermanos de las Escuelas Pías, llamados habitualmente escolapios, y a los 9 Sacerdotes Operarios Diocesanos, que en distintas fechas ofrecieron su vida en testimonio de la fe.
El grupo de sacerdotes Operarios comprnede a Pedro Ruiz de los Paños y José Sala Picó, muertos el 23 de julio en Toledo; Guillermo Plaza Hernández, el 9 de agosto en Argés (Toledo); Antonio Pemiles Estívill, el 12 de agosto en Marsá (Tarragona); José María Peris Polo, el 15 de agosto en Almazora (Castellón); Martín Martínez Pascual, el 18 de agosto en Valdealgorfa (Teruel); José Pascual Carda Saporta, el 4 de septiembre en Oropesa (Castellón de la Plana); Isidoro Bover Oliver, el 2 de octubre en Castellón de la Plana y Recaredo Centelles Abad, el 25 de octubre en Nules (Castellón).
Éstas son las palabras de SS Juan Pablo II referidas a los miembros de este grupo en al misa de beatificación, el 1 de octubre de 1995:
«Hermano, siervo de Dios, practica... la religión» (cf. 1 Tim 6,11). Los nueve miembros de la Hermandad de Sacerdotes Operarios Diocesanos del Corazón de Jesús, que con Pedro Ruiz de los Paños y Angel a la cabeza, son beatificados hoy, fueron martirizados tras haber trabajado, conforme al propio carisma, en la formación de los futuros sacerdotes en diversos seminarios de España y de México.
Entregados desde una honda espiritualidad sacerdotal al fomento de las vocaciones, como continuadores del celo apostólico del beato Manuel Domingo y Sol, su vida, coronada con la palma del martirio, nos recuerda la urgencia de este apostolado. Pedro Ruiz de los Paños enriqueció, además, a la Iglesia con la fundación de las Discípulas de Jesús, dedicadas al apostolado vocacional. Grande es hoy el gozo de estas religiosas, junto con el de la Iglesia en Castilla, Cataluña, Aragón y Comunidad Valenciana, tierras de donde son originarios los nuevos beatos.
El grupo de Escolapios comprende a Matías Cardona Meseguer (Matías de San Agustín), sacerdote, muerto el 20 de agosto en Castellón, a Dionisio Pamplona Polo (Dionisio de San Barnabás), también sacerdote, muerto en Huesca el 25 de julio, a Manuel Segura López (Manuel de la Virgen del Pilar), también sacerdote, muerto asimismo en Huesca, el 28 de julio, y en ese mismo día y lugar a David Carlos Marañón (David del Ssmo Sacramento); también en Husca, pero el 9 de agosto, a Faustino Oteiza Segura (Faustino de Nuestra Sra de los Dolores), y a Florentino Felipe Naya (Florentino de San Fco. de Borja); el 17 de agosto en Girona el sacerdote Enrique Canadell Quintana (Enrique de los Sagrados Corazones), y pocos días antes, el 13, en Castellón, el también sacerdote Juan Agramunt Riera (Juan de los Sagrados Corazones); en Barcelona, el 16 de septiembre, el también sacerdote Ignasi Casanovas Perramón (Ignasi de San Ramón), y el 22 del mismo mes, en Valencia, el sacerdote Carlos Navarro Miquel (Carlos de la Virgen de los Desamparados); el 2 de octubre en Castellón el sacerdote Francisco Carceller Galindo (Francisco de Nuestra Sra de Lourdes), el 9 de diciembre, en Valencia, José Ferrer Esteve (José del Carmelo), también sacerdote, y finalmente, el 27 de diciembre en Cantabria el también sacerdote Alfredo Parte Saiz (Alfredo de la Virgen); todos en 1936.
Acerca de todos ellos dice la misma homilía:
«Hermano, siervo de Dios, practica... la paciencia» (1 Tim 6,11). La orden de las Escuelas Pías contempla hoy en la gloria a catorce de sus miembros: el padre Pedro Casani, primer compañero de san José de Calasanz y trece mártires de la persecución religiosa de 1936 en España. [...] Dionisio Pamplona y sus compañeros mártires no son héroes de una guerra humana, sino educadores de la juventud que, por su condición de religiosos y maestros, afrontaron su trágico destino como auténtico testimonio de fe, dándonos con su martirio la última lección de su vida. ¡Qué su ejemplo y su intercesión lleguen a toda la familia calasancia! (debe notarse que en la misma ceremonia se beatificaba a Pedro Casani, escolapio, que no pertenece al grupo de mártires).
Ver Acta Apostolicae Sedis 86 (1994) pp. 286ss. La homilía (que comprende la referencia a otras beatificaciones) está transcripta entera en la página homenaje de la hermandad de Operarios Diocesanos a los nueve mártires.
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