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DIOS ESTÁ EN LA VIDA
La palabra y el
concepto distorsionan la realidad. Si de un animal que nunca has visto, te
enseñan sólo la cola, no podrás saber cómo es el animal. No conoces su conjunto
y, por lo tanto, ni siquiera sabrás el sentido de realidad que encierra la
palabra cola, porque, separada de su conjunto, pierde la realidad global que
le da sentido.
La palabra Navidad
crea, en nosotros, una serie de emociones y sentimientos que nada tienen que
ver con la realidad. En la naturaleza no existe la Navidad. La Navidad está
programada en la mente cristiana como el Ramadán en los árabes y la Pascua en
los judíos.
Todo es ilusión de
una palabra que crea unos conceptos y unas emociones. De igual manera, en la
práctica, la religión no existe, puesto que en realidad no la constituyen más
que un conjunto de palabras y conceptos.
¿Qué tiene que ver
la palabra Dios con la realidad? Nos hemos olvidado de la realidad, con la
sustancia que la palabra trata de indicar, y nos hemos quedado con la palabra.
Lo que importa no es la palabra, ni el concepto, ni los símbolos. Todos los
símbolos son imprecisos, y lo importante es que ellos sólo nos sirvan para
ponernos en contacto con la realidad que esconden.
Hay
que ser conscientes de que Dios no se deja prender por conceptos ni encerrar en
palabras.
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