miércoles, 4 de junio de 2025

Día 5 mes del Sagrado Corazón de Jesús: Los mandamientos de Dios

 Mes del Sagrado Corazón de Jesús: Día 5: Los mandamientos de Dios




Día 5 de junio, mes del Sagrado Corazón de Jesús. Debemos volver nuestros rostros a Dios con esta devoción amorosa y pedirle Su misericordia

En 1899, el Papa León XIII consagró el mundo al Sagrado Corazón de Jesús. Desde entonces, sus sucesores han exhortado a los fieles a recurrir al Sagrado Corazón y a realizar actos de consagración personal. Para el día de junio, en el mes del Corazón de Jesús, vamos a meditar sobre los mandamientos de Dios a la luz de su misericordia.

Junio, mes del Sagrado Corazón de Jesús.

Muchos Papas han pedido a los fieles que ofrezcan oraciones y penitencias al Sagrado Corazón en reparación por los muchos pecados del mundo.
Teniendo en cuenta nuestra época, las tentaciones y los pecados de este mundo, la creciente apatía, también debemos volvernos en una devoción amorosa al Sagrado Corazón de Jesús y pedirle que derrame Su gracia sobre nosotros.
Debemos esforzarnos por hacer nuestros corazones igual al de Jesús, puesto que el mismo Señor nos dijo: "Bienaventurados los puros de corazón, porque ellos verán a Dios". (Mateo 5,8)
Recordemos las palabras del Prefacio de la Misa en honor al Sagrado Corazón de Jesús:
"Elevado en la Cruz, Cristo dio su vida por nosotros, tanto nos amó. De su lado herido fluía sangre y agua, la fuente de la vida sacramental en la Iglesia. A su corazón abierto, el Salvador invita a todos lo hombres a sacar agua de alegría de los manantiales de salvación".
¡Venera con toda tu alma al Sagrado Corazón de Jesús!

1. Confía en el Sagrado Corazón de Jesús.

Amado Corazón de Jesús, Tú Permaneces como mi amante fiel y eterno, aunque yo vaya dando tumbos por el camino del amor, tu amor. Quieres que yo dé mucho fruto, pero para eso debo vivir unido a Ti, unido a tu sacratísimo corazón y a tu Palabra que es la semilla que alimenta al mío.
Dame de tu fuerza, de tu coraje, de tu amor y de tu perdón. Necesito a diario esas cuatro cosas en mi vida para tener la dirección correcta. Quiero hacer de mi vida una vida de servicio, obrar bien por los míos y por mi prójimo, desvivirme por ellos como Tú lo hiciste por mí.
Al final de mis días eso es lo que contará, no mi prestigio, riqueza, poder o belleza. Sé que quieres que construya mi vida sobre el amor que brota de tu Sagrado Corazón, que permanezca siempre firme y lleno de tu bondad. Confío en que Tú me llevarás seguro con la fuerza sanadora que emerge de tu Corazón.
Confío en Ti, confío en tu amor, confío en que me ayudas y me regalas tu bendición en todos los momentos de mi vida. Sagrado Corazón de Jesús, quiero amarte con verdadero amor. Amén

2. Oración inicial.

Sagrado Corazón de Jesús, necesito de tu fuerza que todo lo restaura, tu poder que sana y libera y conduce por nuevos caminos llenos de bendiciones.
Tú conoces lo que hay en mi corazón: quiero amarte y servirte, no porque sea un mandato, sino porque lo acepto como una petición de amor respetuosa y lleno de gozo por hacer tu voluntad, la cual, con ella siempre me diriges y quieres lo mejor para mí.
Sagrado Corazón de Jesús, quiero seguir tus pasos, vivir lo que Tú mismo viviste, amar lo que Tú amas, despreciar el mal que te aleja de mí.
Te amo, creo en tus mandamientos, que no son otra cosa que peticiones de amor que brotan de tu sagrado corazón. Amén. Sagrado Corazón de Jesús en ti confío. Amén.

3. Día 5 de junio: Los mandamientos de Dios.

Jesús habló claramente: "Si me amas, guarda mis mandamientos"¿Quieres salvarte? Observa mis mandamientos.
Aquí no hay escapatoria: para querer bien a Jesús y para salvarte, es necesario que hagas lo que Él te manda: observar sus santos mandamientos.
A ti no te queda mas que obedecer. Sí, es necesario obedecer. Pero la obediencia debe ser completa; observarlos todos y siempre.
Dios no ha dado ni cinco, ni siete mandamientos, sino diez; y al infierno se va lo mismo por transgredir uno que los diez. A la cárcel no se va por cometer muchos delitos; basta un solo delito
Rezar un Padrenuestro, un Avemaría y un Gloria.

4. Oración final.

Amantísimo Corazón de Jesús, de Ti provienen abundantes gracias, misericordia y perdón, defiendes a los oprimidos, ayudas a los más débiles, rescatas a los que son despreciados.
Una y otra vez intervienes en cada una de mis debilidades, me acoges, me perdonas y me invitas a convertirme de corazón.
Sagrado Corazón de Jesús, Tú lo sabes todo, Tú escudriñas la profundidad de nuestros corazones y ves nuestro interior, conoces mi debilidad.
Quiero aprender a perdonar y a pedir perdón, a reconocerme pecador y no juzgar a los demás, más bien acudo a Ti, que eres la fuente de la misericordia, para que pongas en mí la gracia de ser misericordioso.
Quiero sabe inyectar esperanzas en vez de condenas. Derrama tu amor en mi corazón para solidarizarme con todos. No permitas que sea indiferente ante las personas que necesitan de una palabra de consuelo.
Te suplico, Oh Dios mío, que extiendas tu mano en estos momentos sobre mis heridas y sánalas con tu inmenso amor. Eres el dueño de mi vida. Todo te lo entrego. Sagrado Corazón de Jesús en Ti confío.

Meditación final.

El Sagrado Corazón de Jesús quiere inspirar a los corazones de hombres y mujeres de nuestros días para que puedan estar fortalecidos ante los continuos ataques de antivalores de esta sociedad y además infundirles un gran deseo de llevar a cabo grandes obras de las que se creen ser incapaces de realizar.
El Corazón de Jesús le dijo a Santa Margarita María Alacoque:
"Si quieres agradarme confía en Mí. Si quieres agradarme más, confía más. Si quieres agradarme inmensamente, confía inmensamente en Mí"
Sagrado Corazón de Jesús en Ti confío.
Jesús nos conoce y nos ama a todos. Su vida en la tierra fue una ofrenda de su infinita compasión. Su agonía y su pasión fueron la misericordia viva de su entrega hacia nosotros. Nos ha amado a todos con un corazón humano. Por eso, el Sagrado Corazón de Jesús, traspasado por nuestros pecados y por nuestra salvación, se considera con razón, el principal signo y símbolo de este inmenso AMOR, un amor con el que el divino Redentor ama continuamente al Padre eterno y a todos los seres humanos sin excepción.

Oración al Sagrado Corazón de Jesús.

Oración del día 5 de junio. Sagrado Corazón de Jesús, quiero arrojarme a tus brazos en este momento para abrazar de Tu tierna misericordia. Tú eres mi refugio seguro, mi roca fuerte, mi escudo infalible y única esperanza. Acudo a ti hoy para que me des la gracia de verme librado de mis APEGOS, esos apegos que me distancian de Ti y no me permiten amar en plenitud. Tú tienes un remedio para todos mis males. Eres el hogar donde encuentro alivio a todos mis sufrimientos. Eres mi fuente infalible e inagotable de amor, de luz, fuerza, sabiduría, perseverancia, paz y consuelo. Es por ello que quiero ponerte por encima de todo. Libérame de esos apegos materiales y emocionales a los que he puesto por encima de tu Corazón amorosos. Dame la oportunidad de hacer las cosas bien. Ayúdame, protégeme, ten piedad de mí, oh Corazón de Jesús. Amén.

Oraciones de confianza al Sagrado Corazón para tiempos difíciles.

Sagrado Corazón de Jesús, manantial divino de paz y sosiego, dulce santuario de descanso, ven a mi vida a traer paz a mi alma y a fortalecer mi espíritu, especialmente en esta situación difícil que estoy atravesando...
- Nombra aquí tu situación -
Prometo, oh Manso y Sagrado Corazón, poner todas mis preocupaciones y miedos en la herida de tu costado, para ser atendido de acuerdo con tu perfecta voluntad, que sólo desea el mejor y más alto bien para aquellos que recurren a ti.
Sagrado Corazón Jesús, sólo tu amor es suficiente para librarme de la ansiedad, me rindo ante él; aferrándome a la esperanza de una rápida resolución, confiando en todas tus promesas. Amén.
Redacción: Qriswell Quero, PildorasdeFe.net | Con información de: Padre León Dehón

Santos del día 5 de junio

                                              Santos del día 5 de junio

Memoria de san Bonifacio, obispo y mártir. Monje en Inglaterra con el nombre de Wifrido por el bautismo, al llegar a Roma el papa san Gregorio II lo ordenó obispo y cambió su nombre de pila por el de Bonifacio, enviándolo después a Germania para anunciar la fe de Cristo a aquellos pueblos, donde logró ganar para la religión cristiana a mucha gente. Rigió la sede de Maguncia (Mainz) y, hacia el final de su vida, al visitar a los frisios en Dokkum, consumó su martirio al ser asesinado por unos paganos. († 754)

En Egipto, santos Marciano, Nicandro, Apolonio y compañeros, mártires, de quienes se cuenta que, por haber confesado la fe cristiana, después de diversos tormentos fueron emparedados, y quedaron expuestos al sol ardiente hasta morir extenuados de calor, sed y hambre. († s. III)
En Tiro, en Fenicia, san Doroteo, obispo, que ya como simple presbítero padeció mucho bajo el emperador Diocleciano, y en tiempo del emperador Juliano, con más de ciento siete años de edad, honró su ancianidad con el martirio, que consumó en Tracia. († s. IV)
En Auvernia, en Aquitania, san Ilidio, obispo, que llamado por el emperador a Tréveris para que liberase a su hija de un espíritu inmundo, al regreso del viaje falleció en el Señor. († 384)
En Como, en la Lombardía, san Eutiquio, obispo, insigne por su vida de oración y su amor a Dios y a la soledad. († 539)
En Dokkum, en Frisia, santos Eoban, obispo, Adelario y nueve compañeros, que, junto con san Bonifacio, culminaron gloriosamente su vida con el martirio. Sus nombres: Vintrungo y Gualterio, presbíteros; Amundo, Sevibaldo y Bosa, diáconos; Vacaro. Gundecaro, Eluro y Atevulfo, monjes. († 754)
En Córdoba, en la región hispánica de Andalucía, beato Sancho, mártir, el cual, oriundo de Albi, lugar de la Galia, aún adolescente fue hecho cautivo y educado en el palacio real sarraceno, pero en la persecución suscitada por los musulmanes no dudó en asumir el martirio por su fe en Cristo. († 851)
Cerca de Assergi, en los Abruzos, san Franco, eremita, que se construyó una pequeña celda en una cueva entre abruptas rocas, donde llevó una vida de austeridad y sencillez. († s. XII)
En Ciano, cerca de Mileto, en Calabria, san Pedro Spanó, eremita, insigne por su pobreza y espíritu de compunción. († s. XII)
En Shiki, de Amakusa, Japón, beato Adán Arakawa, catequista mártir, que decapitado por la noche y en clandestinidad, mostró más ánimo que sus verdugos. († 1614)
En Hanoi, en Tonkín, san Lucas Vu Bá Loan, presbítero y mártir, decapitado en tiempo del emperador Minh Mang por su fe en Cristo. († 1840)
En la ciudad de Tang Gia, también en Tonkín, santos Domingo Toai y Domingo Huyen, mártires, que, siendo padres de familia y pescadores, bajo el emperador Tu Duc consumaron su martirio al ser quemados vivos tras los tormentos sufridos en la cárcel, donde exhortaban a los compañeros a mantener la fe. († 1862)
En Nieszawa, Polonia, Beata Margarita (Lucía) Szewczyk, virgen, fundadora de la Congregación de las Hijas de la Bienaventurada Virgen María de los Dolores. († 1905)

05 de junio: Santa María de Constantinopla

 

05 de junio: Santa María de Constantinopla

Alrededor de 1528, en medio de la peste, la Virgen de Constantinopla apareció a una anciana, pidiéndole que se erigiera un templo allí donde había estado su imagen pintada en un muro de una iglesia sepultada.

La mujer fue creída porque la ciudad estaba al extremo de sus fuerza por la peste. Excavaron y encontraron los restos de una antigua Iglesia dedicada a Santa María de Constantinopla y en una pared la imagen mariana. La Iglesia fue rápidamente re edificada y consagrada el 15 de agosto del mismo año.

La mujer fue creída porque la ciudad estaba al extremo de sus fuerza por la peste. Excavaron y encontraron los restos de una antigua Iglesia dedicada a Santa María de Constantinopla y en una pared la imagen mariana. La Iglesia fue rápidamente re edificada y consagrada el 15 de agosto del mismo año.

La celebre imagen original fue considerada durante parte del Imperio Romano como la protectora de la ciudad y de todo el imperio de Oriente. Los emperadores la portaban a la cabeza de su corte triunfal, como indicador y guía de la “vía”, valorando de este modo el titulo de “Odigitria”.


LA ODIGITRIA EN NÁPOLES

Se cuenta que entre 1527 y 1528 (periodo en el cual la ciudad era amenazada por la peste), la Virgen de Constantinopla apareció a una señora anciana, pidiéndole que se erigiera un templo allí donde había estado su imagen pintada en un muro; el templo se levantó en aquella época, y pasó a ser uno de los principales centro de devoción de la ciudad.

Para comprender esta aparición mariana es necesario partir de lejos y precisamente de la ciudad de Constantinopla, capital del Impero Romano de Oriente, de Constantino el Grande, a caballo del Bósforo y del Corno de Oro, sobre el lugar de la antigua Bizancio. La ciudad tenía un culto particular por la Madre de Dios la Virgen Theotokos, del cual no era extraña la madre de Costantino, la emperatriz Elena.

En el siglo V había en Constantinopla tres basiliquetas marianas. La imagen venerada en una de ellas, en Odeghi, representaba a la Virgen con el niño en brazos.

La denominación Odigitria, de odos, “via”, significa “palabra que indica el camino” y el nombre deriva del hecho que los soldados (odigoi) se llegaban a este monasterio a rezar, igual que a otro de la vía de la ciudad imperial, Iglesia que era llamada popularmente “de la guía”, y que conservaba una imagen similar, venerada como obra del evangelista Lucas. Sucesivamente adquirió un significado personal a causa de la posición del brazo de María que indica al Hijo como la vía “camino, verdad y vida”.

Esta celebre imagen fue considerada la protectora de la ciudad y de todo el imperio de Oriente. Los emperadores comenzaron a portarla a la cabeza de su corte triunfal, como indicador y guía de la “vía”, valorando de este modo el titulo de “Odigitria”.

Para el incremento del culto en Constantinopla contribuyó la emperatriz Pulcheria que desarrolló una devoción particular a la Madre de Dios los días martes: esto porque la definición dogmática de la Divina Maternidad parece que sucedió el martes, por eso, en los sucesivo se traslada a Pentecostés, que por intercesión de la Madonna, el pueblo de Constantinopla habría tenido una victoria sobre los persas que habían sitiado la ciudad.

El tipo iconográfico de Santa María de Constantinopla, muestra la ciudad de las torres y los muros llenos de llamas, lo que algunos historiadores describieron como un imponente incendio, como consecuencia de un ataque sarraceno.


NUESTRA SEÑORA DE CONSTANTINOPLA EN NAPOLES

La lucha iconoclasta del 700 y la captura de Constantinopla por parte de Mohammed II en el 1453, determinaron la importación de la imagen querida al pueblo cristiano de Oriente al territorio de la Italia Meridional.

No solo tradición, costumbres litúrgicas y arquitectura bizantina hicieron sentir su propio influjo, insertándose en la cultura histórica y popular del Sur. La devoción de la Imagen de la Madonna de Constantinopla se desarrolló en varios centros de Puglia (Bari, Acquaviva delle Fonti), Abruzzo y Molise (Ortona y Portocannone), Campania (Ischia, Terranova y Felitto).

Precursora de la veneración a la Madonna de Constantinopla fue la ciudad de Nápoles en un contexto histórico y social caracterizado por la guerra y la peste.

El periodista Gregorio Rosso escribe que en “el año 1528 fue muy infeliz para toda Italia, particularmente para nuestro Reino de Nápoles porque cayeron tres flagelos de DIOS: guerra, peste y hambre”. Los napolitanos, presas del pánico, organizaban procesiones de penitencia, y el virrey invitó al pueblo a reunirse a orar en la Iglesia”.

Contemporáneamente en el 1528, el vizconde de Lautrec, informado de la dificultad de Nápoles concerniente al hambre y a la sed, marchó sobre Nápoles. Pero la peste hizo un verdadero exterminio de la tropa de Lautrec. Los restos fueron entregados a la armada francesa el 8 septiembre de 1528, día de la Natividad de María.

Nápoles fue liberada del enemigo externo, pero continuaba presa del terrible enemigo interno; la peste que no cesaba de provocar muerte y luto. La epidemia perduraba y atacó con mayor violencia en el mes de marzo. Pero sorpresivamente, el flagelo dio señales de desaparecer.

El periodista Rosso lo atribuyó a la intervención de la Madonna, como el fin de asedio, así quedó purificado de aquella peste:

“En el mes de junio del año 1529, el tercer día de Pascua Rosada (martes de Pentecostés), fue encontrada al lado del muro de la ciudad de Nápoles una imagen de la Madonna Santísima Madre de Dios, por revelación de una viejecita, que habitaba vecino a ella, a la cual le fue prometido por la Madre de DIOS el fin de la peste, como sucedió en efecto; y por consiguiente la Ciudad de Nápoles dio principio a la edificación de una Iglesia dedicada a la Imagen, con lo titulo de Madonna de Constantinopla, y se espera, que la proteja de dicho morbo que pueda venir en tiempos futuros. Y no solamente la Madonna de Constantinopla liberó Nápoles de la peste, sino también de la guerra…”.

La Virgen dijo a la viejecita: “Alégrate, oh Hija, porque se ha aplacado la ira de mi Divino Hijo; lleva esta buena nueva a todos los ciudadanos afligidos. Dirás, de parte mía, que en honor a la gracia que vino acá a la tierra, encontrarán una pintura mía oculta debajo de las ruinas de una antigua capilla. Aquí deseo que, en honor de Mi Hijo Jesús y a Mi Nombre, sea edificada una Iglesia, donde honrándome me haré conocer como la piadosa abogada”.

La viejecita fue creída rápidamente porque la ciudad estaba al extremo de sus fuerza por la peste. Efectuada la excavación, se encontraron los restos de una antigua Iglesia dedicada a Santa María de Constantinopla y en una pared la imagen mariana. La Iglesia fue rápidamente re edificada y consagrada el 15 de agosto del mismo año.


LA IMAGEN

La imagen de la Virgen es de inspiración claramente bizantina: el fresco fue puesto sobre una tabla de mármol de un manierista napolitano a fines del 1400.

La Virgen es representada a medio busto, sobre una nube, en el acto de llevar sobre la diestra al Niño Jesús, que lo tiene sobre su pecho.

Usa una blusa roja y un manto azul que envuelve toda la cabeza de cabellos rubios. Detrás en lo alto, dos ángeles tienen sostenida una cortina verde que da fondo a la Virgen y a dos personajes que la flanquean: San Juan Bautista y San Juan Evangelista.

Debajo, dos ángeles en el acto de llevar la nube que divide la visión celeste del panorama de la ciudad de Constantinopla presa de las llamas, sobre la cual dos pequeños ángeles tiran agua desde dos ánforas.

Engenio Caracciolo, historiador napolitano del 1600, se refiere con seriedad documentaria, que la Iglesia de Santa María de Constantinopla en Nápoles era “de grandísima devoción y no solo el día de su festividad, sino todos los martes del año concurría todo Nápoles, y buena parte de esa gente se abstenía de comer carne. La fiesta principal del titulo con grandísima solemnidad si celebra el primer martes después de Pentecostés con extraordinaria concurrencia de pueblo”.


LA IGLESIA

La Iglesia de Santa María de Constantinopla se erige en Nápoles sobre la vía homónima.

La construcción de la Iglesia, con un monasterio femenino anexo, fue iniciada sobre una capilla preexistente en el 1575, pero el edificio fue terminado en 1586 y en el primer año del siglo XVII comenzó a asumir la forma actual gracias a la intervención del arquitecto dominico Fray Nuvolo.

La fachada tiene tres portales (1633), en un tiempo la Iglesia tenía tres naves, pero con una reforma fueron suprimidas para preservar un gran recinto rectangular; la cúpula presenta baldosas mayolicas. Lo externo está caracterizado por una fachada a dos niveles en la cual sobresale un tímpano triangular.

El interior está formado de una sola nave y cinco capillas laterales con decoración es estuco blanco de Domenico Antonio Vaccaro.

La primera capilla derecha conserva una bella tabla del 500, de la Madonna de la Puridad; en la cuarta capilla está el Martirio de San Bartolomé del pintor flamenco Aert Mytens.

Un interesante taraceado policromo y madreperla constituye el Monumento fúnebre para el médico G. Bartiromo, puesto al lado de la tercer pilastra derecha de la nave; sobre el lado opuesto, esta el Busto de Girolamo Flerio, monumento fúnebre de un benefactor de la Iglesia.

El altar mayor ocupa el coro en toda su grandeza, proyectado por Cosimo Fanzago, en mármol policromo. Al centro de la cornisa marmórea, esta el fresco quattrocentesco de Santa María de Constantinopla coronado con un relieve del Eterno Padre y las dos estatuas de San Rocco y San Sebastián puestas sobre las dos puertas laterales.

El ábside tiene un fresco de Belisario Corenzio con la aparición de la Virgen y San Juan suplicando a la SS. Trinidad de liberar Nápoles de la peste.

(fuente: forosdelavirgen.org)

Día 4 Mes del Sagrado Corazón de Jesús: El Amor de Dios

 Mes del Sagrado Corazón de Jesús:

Día 4: El Amor de Dios

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La devoción al Sagrado Corazón es una maravillosa expresión histórica de la piedad de la Iglesia por Cristo, su Esposa y Señor.


El mes de junio está dedicado al Sagrado Corazón de Jesús. Aunque la devoción fue muy popular durante la Edad Media, es importante, para todos los católicos, especialmente para esta era que estamos viviendo, recurrir a la misericordia y amor de Jesús y reparar el pecado.
El Directorio de la Piedad Popular explica:
"La devoción al Sagrado Corazón es una maravillosa expresión histórica de la piedad de la Iglesia por Cristo, su Esposa y Señor: exige una actitud fundamental de conversión y reparación, de amor y gratitud, de compromiso apostólico y de dedicación a Cristo y a su obra salvadora .
Por estas razones, se recomienda la devoción y su renovación alentada por la Santa Sede y por los Obispos.
Tal renovación toca las expresiones lingüísticas e iconográficas de la devoción; En la conciencia de sus orígenes bíblicos y su conexión con los grandes misterios de la fe; Al afirmar la primacía del amor de Dios y del prójimo como contenido esencial de la devoción misma". (# 172)
¡Adora al Sagrado Corazón de Jesús!

1. Confía en el Sagrado Corazón de Jesús.

Amado Corazón de Jesús, Tú Permaneces como mi amante fiel y eterno, aunque yo vaya dando tumbos por el camino del amor, tu amor. Quieres que yo dé mucho fruto, pero para eso debo vivir unido a Ti, unido a tu sacratísimo corazón y a tu Palabra que es la semilla que alimenta al mío.
Dame de tu fuerza, de tu coraje, de tu amor y de tu perdón. Necesito a diario esas cuatro cosas en mi vida para tener la dirección correcta. Quiero hacer de mi vida una vida de servicio, obrar bien por los míos y por mi prójimo, desvivirme por ellos como Tú lo hiciste por mí.
Al final de mis días eso es lo que contará, no mi prestigio, riqueza, poder o belleza. Sé que quieres que construya mi vida sobre el amor que brota de tu Sagrado Corazón, que permanezca siempre firme y lleno de tu bondad. Confío en que Tú me llevarás seguro con la fuerza sanadora que emerge de tu Corazón.
Confío en Ti, confío en tu amor, confío en que me ayudas y me regalas tu bendición en todos los momentos de mi vida.
Sagrado Corazón de Jesús, quiero amarte con verdadero amor.
Amén

2. Oración inicial.

Sagrado Corazón de Jesús, necesito de tu fuerza que todo lo restaura, tu poder que sana y libera y conduce por nuevos caminos llenos de bendiciones.
Tú conoces lo que hay en mi corazón: quiero amarte y servirte, no porque sea un mandato, sino porque lo acepto como una petición de amor respetuosa y lleno de gozo por hacer tu voluntad, la cual, con ella siempre me diriges y quieres lo mejor para mí.
Sagrado Corazón de Jesús, quiero seguir tus pasos, vivir lo que Tú mismo viviste, amar lo que Tú amas, despreciar el mal que te aleja de mí.
Te amo, creo en tus mandamientos, que no son otra cosa que peticiones de amor que brotan de tu sagrado corazón. Amén. Sagrado Corazón de Jesús en ti confío.
Amén.

3. Día 4: El amor de Dios.

Jesús te ama... y te da su Corazón, símbolo de amor. Sobre este corazón se enciende una llama que quiere extenderse e inflamar todos los corazones. ¡Jesús te ama!.
He venido, dice Jesús, a traer el fuego del amor sobre la tierra y ¿qué puedo desear sino que ese fuego se encienda?
Mírate a ti mismo. ¿Cómo correspondes al amor de Jesús? ¿Lo amas con todo tu corazón, con todas las fuerzas?
A la mañana, cuando te despiertas, ¿tienes un pensamiento para Jesús? ¿Le rezas durante el día alguna jaculatoria?

Rezar un Padrenuestro, un Avemaría y un Gloria.


4. Oración final.

Amantísimo Corazón de Jesús, de Ti provienen abundantes gracias, misericordia y perdón, defiendes a los oprimidos, ayudas a los más débiles, rescatas a los que son despreciados.
Una y otra vez intervienes en cada una de mis debilidades, me acoges, me perdonas y me invitas a convertirme de corazón.
Sagrado Corazón de Jesús, Tú lo sabes todo, Tú escudriñas la profundidad de nuestros corazones y ves nuestro interior, conoces mi debilidad.
Quiero aprender a perdonar y a pedir perdón, a reconocerme pecador y no juzgar a los demás, más bien acudo a Ti, que eres la fuente de la misericordia, para que pongas en mí la gracia de ser misericordioso.
Quiero saber inyectar esperanzas en vez de condenas. Derrama tu amor en mi corazón para solidarizarme con todos. No permitas que sea indiferente ante las personas que necesitan de una palabra de consuelo.
Te suplico, Oh Dios mío, que extiendas tu mano en estos momentos sobre mis heridas y sánalas con tu inmenso amor. Eres el dueño de mi vida. Todo te lo entrego.
Sagrado Corazón de Jesús en Ti confío.

Nota final: El Sagrado Corazón de Jesús quiere inspirar a los corazones de hombres y mujeres de nuestros días para que puedan estar fortalecidos ante los continuos ataques de antivalores de esta sociedad y además infundirles un gran deseo de llevar a cabo grandes obras de las que se creen ser incapaces de realizar.
El Corazón de Jesús le dijo a Santa Margarita María Alacoque:
"Si quieres agradarme confía en Mí. Si quieres agradarme más, confía más. Si quieres agradarme inmensamente, confía inmensamente en Mí".

Sagrado Corazón de Jesús en Ti confío.

Santos del día 4 de junio

                                                Santos del día 4 de junio

En Sabaria, lugar de Panonia, pasión de san Quirino, pasión de san Quirino, obispo de Siscia y mártir, que bajo el emperador Galerio, por la fe en Cristo, fue arrojado a un río con una rueda de molino atada al cuello. († 308)
En Constantinopla, san Metrófano, obispo de Bizancio, que consagró al Señor la Nueva Roma. († 325)
En Milevi, en Numidia, conmemoración de san Optato, obispo, que en sus escritos trató sobre la universalidad de la Iglesia, la necesidad de la íntima unidad de los cristianos y los errores de los donatistas. († s. IV)
En Cornualles, san Petroco de Gales, abad. († 594)
En Servigliano, del Piceno, en Italia, san Gualterio, abad del monasterio de este lugar. († 1250)
En la isla de Cerdeña, santos Nicolás y Trano, eremitas. († s. XII)
En Sassari, también en Cerdeña, beato Pacífico Ramati, presbítero de la Orden de los Hermanos Menores, que predicó en defensa de los cristianos y murió en el Señor. († 1482)
En Agnone, del Abruzo, san Francisco Caracciolo, presbítero, fundador de la Orden de Clérigos Regulares Menores, que amó de modo admirable a Dios y al prójimo. († 1608)
En Lecce, de la Apulia, san Felipe Smaldone, presbítero, que se dedicó a atender a los sordos y ciegos indigentes, y para instruirlos humana y cristianamente fundó el Instituto de Hermanas Salesianas de los Sagrados Corazones. († 1923)
Cerca de Munich, de Baviera, en Alemania, beatos Antonio Zawistowski, presbítero, y Estanislao Starowieyski, mártires, los cuales, detenidos en el campo de concentración de Dachau durante la guerra, murieron por Cristo después de atroces torturas. († 1942)
En Mortara, de Pavia, en Italia, beato Francisco Pianzola, presbítero, fundador de la Congregación de las Hermanas Misioneras de la Inmaculada Reina de la Paz. († 1943)
Cerca de Xe Ixoq Bitz, Diócesis de Quiché, Guatemala, beatos José María Gran Cirera, presbítero de la Congregación de los Misioneros de los Sagrados Corazones, y Domingo del Barrio, laico casado y sacristán de la parroquia, mártires, asesinados por odio a la Iglesia y su labor por la justicia y la dignidad humana. († 1980)