viernes, 12 de diciembre de 2014

Los túneles entre la Catedral de Tegucigalpa y la Iglesia Los Dolores (Cuentos y leyendas de Honduras)


Los túneles entre la Catedral de Tegucigalpa y la Iglesia Los Dolores
Honduras
¿Cuál era aquel misterio? ¿Por qué fueron sellados todos los túneles? ¿Por qué el secretismo sobre sus existencias?


Por: Jorge Montenegro | Fuente: Cuentos y Leyendas de Honduras



Bajando las gradas que conducen al campanario de la iglesia Los Dolores se descubrió hace mucho un túnel que había sido hábilmente cubierto con ladrillos y adobe. El paso de los años destruyó los adobes y se pudo ver con claridad aquel pasaje al que muy pocos tuvieron el valor de penetrar por los fétidos olores y por miedo a encontrase con los espíritus de unos sacerdotes españoles que supuestamente fueron enterrados en ese lugar.

Pocas personas de Tegucigalpa tuvieron esa información del túnel Los Dolores, porque sus descubridores juraron no revelar su existencia. Escudriñado la historia nos encontramos que en efecto se había construido un conducto subterráneo que conectaba la Catedral con la iglesia Los Dolores, pero no solo eso, existían otros túneles que comunicaban con ciertas casas donde se celebraban reuniones secretas. Ancianos que conocieron ciertas cosas sobre los pasajes, aseveraban que cuatro curas españoles fueron sepultados allí y que desde aquella época comenzaron a escucharse lamentos y voces bajo la tierra.

¿Cuál era aquel misterio? ¿Por qué fueron sellados todos los túneles? ¿Por qué el secretismo sobre sus existencias? Esas preguntas aún siguen en el aire sin obtener respuestas adecuadas, pero las especulaciones son muchas.

Corría los últimos años del siglo XVIII y un sacerdote español encargado de la parroquia Los Dolores contrato tres hombres para hacer arreglos de albañilería. Al parecer la humedad de pasados inviernos había comenzado a deteriorar ciertas paredes de adobe del campanario y era necesario hacer reparaciones.

Comenzaron hacer el trabajo y la pared cedió dejando al descubierto la entrada al túnel. Uno de los albañiles solicitó a sus compañeros guardar silencio y al día siguiente llegó provisto de un candil y de un machete. Sin pensarlo dos veces se introdujo en a que oscuro agujero y empezó alumbrando de lado a lado, descubriendo en el trayecto pequeñas cruces empotradas en las paredes hasta descubrir un crucifijo de oro sólido. Tomó aquel tesoro y regresó al sitio donde sus compañeros vigilaban.

Al ver el crucifijo quedaron deslumbrado y su compañero le aseguró que posiblemente en ese túnel había grandes riquezas. Al siguiente día uno se quedó en la entrada y dos se aventuraron con candiles por el pasaje, caminando un largo trecho y el primero se extraño, pero pudo más su ambición de encontrar tesoros y guardó silencio.

Cuando llegaron al sitio donde encontrara la cruz dorada, los dos albañiles quedaron mudos de asombros, ahí sobre la pared estaba el mismo crucifijo. Desde el fondo del oscuro túnel oyeron unos quejidos y comenzaron a sentir un olor nauseabundo que los hizo retroceder espantados. Cuando atropelladamente lograron salir sellaron el pasadizo haciendo un pacto de caballeros lo que habían descubierto para no revelar lo escondido. Pero los secretos no duran mucho tiempo y con el correr de los años uno de los albañiles narró la historia.

Varias décadas mas tarde, el diario La Época publico un pequeño reportaje al que posiblemente no se le dio la importancia que merecía sobre el descubrimiento de varios túneles que habían sido construido por los españoles y que partían de la Catedral capitalina hacia otro sitios de la ciudad. Existen muchas conjeturas sobre estos famosos pasajes subterráneos. Una de ellas es que fueron construida para tener escapes en caso de presentarse alguna emergencia. Otra es que se hicieron para guardar enormes cantidades de oro que habían sido trasladado de diferentes partes del país. Y hay otra versión señalando que fue un pacto entre los políticos de la época y los sacerdotes para mantenerse unidos con la iglesia y evitar ser asesinados en unos años que fueron violentos.

La versión que más comentarios ha suscitado es la de los tesoros escondidos que se encuentran debajo de la ciudad capital y que nadie ha podido encontrar. Después de que uno de los albañiles rompiera el pacto de silencio, cuentan que un señor que vivía en el Barrio Abajo, contrato varios hombres para hacer excavaciones con el fin de encontrar las supuestas riquezas escondidas. Al tercer día de las faenas, las excavaciones se llenaron de millones de moscas impidiendo seguir con el trabajo, agregando a esto un fétido olor que salía de aquellos zanjos abiertos.

Muchos dicen que esto no es cuento o leyenda. Se dice que hay ancianos testigos de estos sucesos. Afirman que hay centenares de millones de lempiras en oro y piedras preciosas sepultadas en esos misteriosos túneles entre la Catedral y Los Dolores.


    *Narrativa tomada de Cuentos y Leyendas de Honduras por Jorge Montenegro, 2005. Tegucigalpa, Honduras: Litografía López, S de R.L.

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