2015-08-04 L’Osservatore Romano
Se multiplican en diversos países de la Unión europea las medidas de rechazo de refugiados e inmigrantes irregulares. En Gran Bretaña, el Gobierno confirma la línea dura asumida sobre la cuestión sobre todo en las últimas semanas, las que están viendo los intentos de pocos miles de refugiados e inmigrantes de llegar al país a través del eurotúnel, la unión ferroviaria bajo el canal de La Mancha.

El primer ministro, David Cameron, anunció ayer la presentación de un proyecto de ley que prevé la reclusión para quienes alojen a inmigrantes irregulares.
El anuncio de Cameron, ya objeto de críticas por sus decisiones y declaraciones de estos días, parece responder más a exigencias de comunicación política que de solución de un problema. Quienes intentan llegar a Gran Bretaña —comprendidas las cerca de tres mil personas acampadas en la cercanías del eurotúnel en Calais, en la orilla francesa— provienen, en efecto, de países escenario de guerras y persecuciones y cuentan, por lo tanto, con los requisitos para pedir asilo. Y, en efecto, quienes logran poner un pie en suelo británico se presentan casi siempre a las autoridades para hacer su petición en este sentido y a menudo son alojados por familiares que los esperan.
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