San Verano de Vence | |||||||
![]()
San Verano de Vence, obispo
En Vence, lugar de Provenza, en la Galia, conmemoración de san Verano, obispo, que siendo hijo de san Euquerio, obispo de Lyon, fue educado en el monasterio de Lérins y escribió al papa san León Magno, agradeciéndole su profesión de fe en la encarnación del Verbo contenida en la carta a Flaviano.
Euquerio y Gala eran un matrimonio cristiano galo, de buena posición. Cuando sus dos hijos, Salonio y Verano, comenzaron a crecer, el matrimonio acordó dejar la vida matrimonial para entrar en la vida religiosa. Salonio, que nació hacia el 400, tenía en ese momento diez años, y Verano, que siempre aparece enumerado después, sería poco menor. Los padres se retiraron a la isla de Lerins, y el padre llevó allí mismo, al monasterio de san Honorato, a sus dos hijos, que se educaron a cargo de Hilario de Arlés, Salviano y Vicente de Lérins.
Algunos años más tarde Euquerio, cuya fama de santidad y sabiduría brillaba en toda la Galia, fue elegido obispo de Lyon, unos años después, en el 439, lo fue Salonio de la sede de Ginebra, y hacia el 450 Verano en la sede de Vence (sede episcopal suprimida en la Revolución Francesa, fusionada en la de Niza). Por esa misma época fue su participación en la escritura de la llamada «Epístola dogmática», enviada por Salonio, Cerecio de Grenoble y el propio Verano al papa san León Magno en respuesta y agradecimiento al «Tomus ad Flavianum», que el Pontífice había escrito para explicar la doctrina católica de las dos naturalezas de Cristo. Naturalmente, traándose la epístola de un escrito colectivo, poco podemos saber de la participación de cada uno de los tres autores.
Su padre, Euquerio, dedicó a Verano uno de sus libros, el «Formularium spiritualis Intelligentiae ad Veranium» (Reglas de la inteligencia espiritual para Verano). El santo gobernó la sede de Vence por unos veinticinco años. Lamentablemente, carecemos de otras informaciones sobre san Verano, que pasó a la historia en la sombra de sus notables padre y hermano.
Di Berardino, Patrología, BAC, tomo III, pág. 605 y 642-3 ; tambien Catholic Encyclopedia tiene biografía de san Euquerio, donde, naturalmente, se menciona a los dos hermanos. La «Epístola dogmática» se encuentra en Migne PL 54,887-889.
| |||||||
Beata María Victoria Díez

Beata María Victoria Díez y Bustos de Molina
Es un momento para recordar a una mujer, maestra como muchas otras de los años treinta en España, "la chica de la puerta de al lado", por su cercanía y sencillez, con una presencia nada llamativa en lo exterior, pero singular, más bien singularísima, en lo interior.
Una mujer fuerte en la línea de las féminas fuertes que quería san Pedro Poveda, fundador de la Institución Teresiana, inspiradas en las que acompañaron a Cristo hasta el final y especialmente su madre dolorida y fiel. Y cuyo modelo ideal él diseñó en María Josefa Segovia, primera directora de la Institución Teresiana, y colaboradora insustituíble en los tiempos fundacionales.
Josefa y Victoria se cartearon con frecuencia y la primera fue la tenaz y anticipada propagandista precoz de la vida heroica de la maestra y la patrocinadora de la primera biografía de Victoria, escrita por María Josefa Grosso, directora del centro en el que se formó Victoria como docente, que conoció bien a la maestra mártir. Un acierto y una "tempestividad" tal que, los testimonios, recogidos a pie de los hechos, dieron un empujón importante a la causa de Victoria, cuando el obispo de Córdoba, monseñor Infantes Florido pidió e la Institución Teresiana en 1986, cuando se cumplían 50 años de su ejecución, que agilizara el proceso de canonización de la maestra.
¿Y qué nos deja hoy, en el siglo XXI, esta mujer pequeñita, no muy agraciada, según decía ella, con poca salud, una envoltura de seda de un espíritu trabajador, artista, simpático? Pues mucho. Victoria es plenamente actual porque sólo hizo lo que tenía que hacer, llevado al límite de la entrega. En todo. En la oración, en la colaboración con la Iglesia, en la dedicación a sus alumnas, en la atención a los olvidados del pueblo, en la amistad con todos, fueran de la ideología que fueran, en la alegría contagiosa, en la sana diversión, en una religiosidad muy andaluza, muy sensorial, muy humana, muy encarnada.
Victoria sabía lo que iba a pasar y no escurrió el bulto. No salió corriendo. Ni siquiera ocultó su asiduidad y colaboración en la vida de la parroquia, ni su amistad con el párroco y con sus hermanas. No frenó sus actividades con la Acción Católica, creada con el sacerdote Antonio Molina, ni con los catequistas. No dejó de hacer el bien a las mujeres del pueblo sin trabajo, enseñándoles oficios, llevando al pueblo a representantes de una conocida marca de máquinas de coser para que dieran un curso que podría servir luego para emplear a aquellas mujeres. No dejó de dar clases de alfabetización dominicales a adultos de Hornachuelos. Era el alma del pueblo y así lo reconocieron todos, años después, cuando se calmaron los tambores de guerra y la calma volvió a aquél pueblo doblemente masacrado, primero por unos y luego por otros.
Entonces, firmeza, fidelidad a los principios, paciencia con los que van más despacio y con los enemigos, empeño hasta la muerte en seguir un ideal, alegría como sal que sazona y palabra como luz que ilumina alrededor, sin esconder la lámpara bajo la medida de trigo, esa es la lección eterna de Victoria.
Felicidades a todos cuantos la celebran, en Sevilla donde nació, en Cheles y Hornachuelos donde dio lecciones de vida, en Córdoba donde se conserva en una cripta su reliquia, y lleva su nombre el centro de formación de catequistas y teólogos, y en tantos otros lugares que, llevando su nombre o no, la han elegido como inspiradora de sus afanes.
En días próximos, se publicará en versión online la vida de Victoria Díez, que nació el 11 de noviembre de 1903 y fue ejecutada por un piquete popular anarcolibertario, el 12 de agosto de 1936, en la Mina del Rincón, tras un heroico trayecto, mil veces relatado y cantado, junto a diecisiete compañeros, la única mujer.
San Menas de Samnio | |
![]()
San Menas de Samnio, eremita
En Molise, memoria de san Menas, ermitaño, de cuyas virtudes hace mención el papa san Gregorio Magno.
| |
Menas de Egipto, Santo
Menas de Egipto, Santo
Menas de Egipto, Santo
Mártir, 11 Noviembre
Por: n/a | Fuente: Acoantioquena.com

Por: n/a | Fuente: Acoantioquena.com

El Gran Mártir Menas, era egipcio de nacimiento, funcionario militar y sirvió en la región de Konya de Frigia bajo el centurión Firmiliano durante el reinado de los emperadores Diocleciano (284-305) y Maximiano (305-311). Cuando los emperadores empezaron la persecución más atroz contra cristianos en la historia, el santo se negó a servir a estos perseguidores. Menas se quitó el cinturón del uniforme (una señal de línea del ejército) y se retiró a una montaña dónde vivió una vida ascética de ayuno y oración.
Cierta vez él bajo a la ciudad durante una fiesta pagana. En medio del auge de los juegos el santo levantó su voz, predicando la fe en Cristo, el Salvador del mundo. Fu llevado entonces ante el prefecto Pirrus, ante quien el santo valientemente confesó su fe, diciendo que él había venido a denunciar la impiedad. El prefecto se llenó de ira, y Menas fue arrestado.
Pirrus ofreció devolverle el rango que tenía en el ejército si Menas ofrecía el sacrificio a los dioses paganos. Cuando éste se negó, lo sometió a crueles torturas, y luego fue decapitado. Esto ocurrió en el año 304.
Algunos cristianos recogieron las reliquias del mártir de noche y las escondieron hasta el fin de la persecución. Después, lo llevaron a Egipto y las colocaron en una Iglesia dedicada al Santo Menas, al sudoeste de Alejandría.
El santo recibió la gracia de Dios de realizar milagros, y ayudar a quienes padecen necesidad: Sanar enfermedades, librar a las personas poseídas por demonios. Y es solicitado como protector, sobre todo durante tiempos de guerra.
Cierta vez él bajo a la ciudad durante una fiesta pagana. En medio del auge de los juegos el santo levantó su voz, predicando la fe en Cristo, el Salvador del mundo. Fu llevado entonces ante el prefecto Pirrus, ante quien el santo valientemente confesó su fe, diciendo que él había venido a denunciar la impiedad. El prefecto se llenó de ira, y Menas fue arrestado.
Pirrus ofreció devolverle el rango que tenía en el ejército si Menas ofrecía el sacrificio a los dioses paganos. Cuando éste se negó, lo sometió a crueles torturas, y luego fue decapitado. Esto ocurrió en el año 304.
Algunos cristianos recogieron las reliquias del mártir de noche y las escondieron hasta el fin de la persecución. Después, lo llevaron a Egipto y las colocaron en una Iglesia dedicada al Santo Menas, al sudoeste de Alejandría.
El santo recibió la gracia de Dios de realizar milagros, y ayudar a quienes padecen necesidad: Sanar enfermedades, librar a las personas poseídas por demonios. Y es solicitado como protector, sobre todo durante tiempos de guerra.



No hay comentarios:
Publicar un comentario