Santa Escolástica, abadesa
fecha: 10 de febrero
n.: c. 480 - †: c. 547 - país: Italia
canonización: pre-congregación
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
n.: c. 480 - †: c. 547 - país: Italia
canonización: pre-congregación
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
Memoria
de la sepultura de santa Escolástica, virgen, hermana de san Benito, la cual,
consagrada desde su infancia a Dios, mantuvo una perfecta unión espiritual con
su hermano, al que visitaba una vez al año en Montecasino, en la Campania, para
pasar juntos una jornada de santas conversaciones y alabanza a Dios.
patronazgo: patrona de las
monjas, y para pedir por la lluvia, contra los rayos y las tormentas, también
contra las convulsiones en los niños.
oración:
Te rogamos, Señor, al celebrar la fiesta de santa
Escolástica, virgen, que, imitando su ejemplo, te sirvamos con un corazón puro,
y alcancemos así los saludables efectos de tu amor. Por nuestro Señor
Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y
es Dios por los siglos de los siglos. Amén (oración litúrgica).

Por
San Gregorio sabemos que esta santa, hermana gemela de san Benito,
se consagró a Dios, según la tradición, desde su más tierna edad. No se sabe si
vivía en su casa o en alguna comunidad religiosa, pero sí hay datos de que
cuando su hermano residía en Monte Casino, ella se hallaba en Plombariola,
probablemente fundando y gobernando un monasterio, a unos ocho kilómetros de
distancia del convento de san Benito. San Gregorio nos dice que san Benito era
superior de monjas y de monjes, y parece evidente que santa Escolástica debió
ser la abadesa de las monjas dirigidas por su hermano. Tenía la costumbre de
visitar a san Benito una vez al año, y como no estaba permitido que entrara al
monasterio, él salía a su encuentro para llevarla a una casa de confianza,
donde los hermanos pasaban la velada orando, cantando himnos de alabanza a Dios
y discutiendo asuntos espirituales.
San
Gregorio hace una notable descripción de la última de estas visitas. Después de
haber pasado el día como de costumbre, se sentaron a cenar y entonces
Escolástica, presintiendo quizá que no volvería a ver a su hermano, rogó que no
partiera aquella noche sino hasta el día siguiente, para tener la oportunidad
de pasar el tiempo dialogando sobre los gozos del cielo. Benito no era capaz de
quebrantar sus reglas pasando una noche fuera de su monasterio y como
resultaran inútiles los ruegos de Escolástica, apeló a Dios con una ferviente
oración para que interviniera en su ayuda. Apenas había terminado su plegaria,
cuando estalló una tormenta tan violenta, que san Benito y sus compañeros se
vieron obligados a quedarse en la celda. El santo increpó a Escolástica con
estas palabras: «Dios te perdone, hermana; ¿qué has hecho?» A lo que ella
respondió: «Te pedí un favor y me lo negaste. Se lo pedí a Dios y él me lo ha
concedido». Convencido Benito de la intervención divina, se manifestó dispuesto
a hacer lo que su hermana deseaba y ambos pasaron la noche hablando de las
cosas santas y de los bienaventurados que ya gozaban de una felicidad, a la que
ambos aspiraban ardientemente. Al salir el sol, se separaron y tres días
después, santa Escolástica murió. San Benito estaba en esos momentos solo en su
celda, absorto en la oración y tuvo la visión del alma de su hermana
ascendiendo al cielo con figura de paloma. Lleno de alegría, dio gracias a Dios
y salió para anunciar a sus hermanos la muerte de Escolástica. Por mandato
suyo, algunos monjes fueron a buscar el cuerpo y le dieron sepultura en una
tumba que ya habían preparado. Allí mismo fue enterrado san Benito cuando murió
y, como dice el cronista: «Fue así como un mismo sepulcro reunió los cuerpos de
aquellos cuyas almas habían estado siempre íntimamente unidas en el Señor». Al
parecer, sus reliquias fueron trasladadas a Francia en el siglo VII y
depositadas en Le Mans.
No
sabemos prácticamente nada de santa Escolástica, excepto los dos capítulos de
Los Diálogos de San Gregorio, II,33-34, cuyo resumen puede leerse hoy mismo en
elOficio de
Lecturas.
fuente: «Vidas
de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
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o última modificación relevante: ant 2012
Estas
biografías de santo son propiedad de El Testigo Fiel. Incluso cuando figura una
fuente, esta ha sido tratada sólo como fuente, es decir que el sitio no copia
completa y servilmente nada, sino que siempre se corrige y adapta. Por favor,
al citar esta hagiografía, referirla con el nombre del sitio (El Testigo Fiel)
y el siguiente enlace: http://www.eltestigofiel.org/lectura/santoral.php?idu=525
Santos Caralampo, Porfirio, Daucto y
tres compañeras, mártires
fecha: 10 de febrero
†: s. III - país: Turquía
otras formas del nombre: Bato por Daucto, Dauto
canonización: pre-congregación
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
†: s. III - país: Turquía
otras formas del nombre: Bato por Daucto, Dauto
canonización: pre-congregación
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
En
Magnesia, en la provincia romana de Asia, santos Calarampo, Porfirio y Daucto,
que, junto con tres mujeres, sufrieron el martirio en tiempo del emperador
Septimio Severo.

En
un resumen de los martirologios griegos se dice que, bajo el reinado de
Séptimio Severo, el prefecto Luciano, que gobernaba en Magnesia, mandó detener
a un sacerdote llamado Caralampo, porque éste despreciaba los edictos
imperiales que prohibían predicar el Evangelio. Con el propósito de vencer la
constancia del sacerdote, Luciano mandó que le torturaran y él mismo se unió a
los verdugos para desgarrar las carnes del confesor con garfios de hierro. Se
dice que en aquel momento, por justo juicio de Dios, las manos del pefecto
Luciano quedaron paralizadas y adheridas al cuerpo del mártir, sin que su dueño
pudiese retirarlas. Pero Caralampo elevó a Dios una plegaria, pidiendo el
perdón para el inhumano verdugo y las manos de Luciano recuperaron el
movimiento. Ante un prodigio tan evidente, los dos lictores, Porfirio y Bapto,
que también desempeñaban el oficio de verdugos, abjuraron del culto de los
ídolos y se declararon cristianos; tres mujeres que presenciaban el suplicio,
siguieron su ejemplo. Pero el prefecto persistió en su incredulidad y mandó que
todos fuesen decapitados al instante.
Debe
hacerse notar que este resumen no menciona al emperador ni habla de Antioquía
de Pisidia. Las «Actas», que por otra parte son poco dignas de confianza, se
detienen en diversos detalles, pero no dicen nada sobre los compañeros del
mártir. La fiesta de San Caralampo figura el 10 de febrero en los agregados al
martirologio de Usuardo y parece que su culto se extendía hasta las regiones de
Hainaut (Bélgica).
Véase
Acta Sanctorum, febrero; Bolland Sinaxario de Constantinopla, columnas 455 y
988. La obra anónima: Le glorieux triomphe de saint Charalampe, pretre et
martyr dont les Religues reposent a Wadelencourt, en Hainaut, (Douai, 1771).
fuente: «Vidas
de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
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Estas
biografías de santo son propiedad de El Testigo Fiel. Incluso cuando figura una
fuente, esta ha sido tratada sólo como fuente, es decir que el sitio no copia
completa y servilmente nada, sino que siempre se corrige y adapta. Por favor,
al citar esta hagiografía, referirla con el nombre del sitio (El Testigo Fiel)
y el siguiente enlace: http://www.eltestigofiel.org/lectura/santoral.php?idu=526
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