can.: culto local
país: Francia - †: 1140
En el monasterio de
Crespin, en la región de Hainaut, san Aiberto, presbítero y monje, que
diariamente, después de la salmodia, de rodillas o postrado recitaba todo el
salterio y comunicaba la divina misericordia a los penitentes que acudían a él.
país: Francia - †: 1140
San Hermanno José, monje y presbítero
fecha: 7 de abril
n.: c. 1150 - †: c. 1241 - país: Alemania
otras formas del nombre: Hermann Joseph
canonización: Conf. Culto: Pío XII 11 ago 1958
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
n.: c. 1150 - †: c. 1241 - país: Alemania
otras formas del nombre: Hermann Joseph
canonización: Conf. Culto: Pío XII 11 ago 1958
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
En el monasterio Premonstratense de
Steinfeld, en Alemania, san Hermanno José, presbítero, que brilló por su
delicado amor para con la Virgen María, y celebró con himnos y cánticos su
devoción hacia el divino Corazón de Jesús.
patronazgo: patrono de los relojeros, y de las
madres e hijos.

N.ETF: en su afán de castellanizar los
nombres propios, la edición española del Martirologio llega a veces al ridículo.
En este caso el «Hermannus» latino (en alemán, Hermann) se transformó en un
malsonante «Hermanno», cuando estaba a disposición tanto el español Armando
(del que Hermann es una variante) como Germán, mucho más usual. En la
hagiografía adoptaremos la forma Germán, que es la que trae el Butler
castellano, y que parece la más correcta.
Uno de los místicos alemanes más
interesantes de los siglos XII y XIII es el beato Germán José, no tanto por sus
escritos como por sus visiones, que inspiraron más tarde a muchos poetas y
pintores. Germán, para llamarle con su nombre de bautismo, nació en la ciudad
de Colonia. Desde los siete años hasta su muerte, que ocurrió a muy avanzada
edad, el beato estuvo en trato continuo con los espíritus celestiales. Ya desde
muy niño, iba a arrodillarse en una iglesia ante la imagen de Nuestra Señora y
conversaba familiarmente con la Virgen y el Niño. En una ocasión les ofreció
una manzana y tuvo el gozo de ver que la Madre de Dios extendía la mano para
tomarla. Se dice que varias veces fue trasladado al paraíso y jugó con el Niño
Jesús y con los ángeles. Un día helado de invierno acudió a la iglesia sin
zapatos, porque sus padres eran muy pobres; una voz, a lo que parece la de la
Madre de Dios, le ordenó que levantase una piedra, y el niño encontró allí
dinero para comprarse zapatos.
A los doce años de edad, Germán pidió ser
admitido en el convento premonstratense de Steinfeld. Como era todavía muy
joven para tomar el hábito, los superiores le enviaron a Frieslandia a estudiar
en una de las casas de la orden. Allí estudió con gran ahínco, aunque deploraba
el tiempo que debía consagrar a las letras profanas. El estudio le parecía
inútil cuando no le llevaba directamente al conocimiento de Dios. Una vez
terminados sus estudios, volvió a Steinfeld, donde hizo la profesión religiosa
y fue destinado a servir a sus hermanos en el refectorio. Cumplía
escrupulosamente con su oficio, pero sufría de tener tan poco tiempo para orar.
La Madre de Dios se le apareció y le dijo que nada podía hacer más agradable a
Dios que servir caritativamente a los otros. Más tarde fue nombrado sacristán,
oficio que le gustaba mucho, ya que le permitía pasar gran parte del día en la
iglesia. Era tan bueno e inocente, que sus hermanos empezaron a llamarle por broma
«José». El beato declinaba modestamente ese sobrenombre, hasta que en una
visión la Santísima Virgen le puso en el dedo un anillo de esponsales. Tal es
la escena que representó Van Dyck en su célebre cuadro (que reproducimos).
No sabemos cuándo recibió Germán la
ordenación sacerdotal; en todo caso, cada celebración del santo sacrificio
constituía para él una explosión de misticismo. Con frecuencia era arrebatado
en éxtasis. Como los arrobamientos se prolongaban cada vez más, era difícil
encontrar quien quisiese ayudarle la misa. El beato se ganó el amor de sus
hermanos por su solicitud. A pesar de sus visiones, tenía mucho sentido
práctico y era un excelente mecánico; así pues, iba de convento en convento
reparando los relojes. Se cuenta que compuso también cierto número de oraciones
e himnos y uno o dos tratados místicos. Su tratado sobre el Cantar de los
Cantares, que no ha llegado hasta nosotros, fue muy admirado. También compuso
un himno en honor de santa Úrsula y sus compañeras, cuyas supuestas reliquias
se conservaban en Colonia. El beato Germán trabajó mucho por propagar el culto
de la santa. Pero probablemente los dos libros de revelaciones sobre la vida y
la muerte de santa Ursula y sus compañeras, que se han atribuido al beato, se
deben a la pluma de otro autor. Algunos historiadores sostienen que esos dos
libros no son más que una parodia jocosa de mal gusto.
El beato Germán José no había sido nunca
robusto, y sus ayunos y austeridades debilitaron todavía más su salud. Tenía
frecuentes jaquecas y tan mala digestión, que apenas podía comer; era
verdaderamente un esqueleto viviente. Sin embargo, al fin de su vida, Dios le
concedió nueve años de mejoría, que el beato aprovechó para escribir. En 1241,
sus superiores le enviaron a celebrar los oficios de Semana Santa y Pascua en
el convento de religiosas cistercienses de Hoven; allí le sorprendió su última
enfermedad. El proceso de canonización de Germán José no se llevó nunca al
cabo, pero la Iglesia aprobó oficialmente su culto en 1958.
Felizmente existe una detallada biografía
del beato, escrita por uno de sus contemporáneos, que fue tal vez prior de
Steinfeld. Puede leerse, junto con otros documentos, en Acta Sanctorum, abril,
vol. I. En épocas posteriores se hicieron varios resúmenes y adaptaciones de la
biografía primitiva; el más notable es el de Raso Bonus Vicinus (Goetgebuer).
La leyenda, tal como la presenta en alemán F. Kaulen, tiene un encanto sencillo
que recuerda las Florecillas de San Francisco de Asís. Existen varias
biografías modernas de tipo popular; en alemán la de Pösl; en francés las de
Timmermans (1900) y la de Petit (1929). Se lo puede llamar santo o beato,
teniendo sin embargo presente que no ha habido canonización formal.
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
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ingreso o última modificación relevante: ant 2012
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que siempre se corrige y adapta. Por favor, al citar esta hagiografía,
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