Santa Ida de Herzfeld, viuda
fecha: 4 de septiembre
†: 825 - país: Alemania
canonización: culto local
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
†: 825 - país: Alemania
canonización: culto local
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
Elogio: En Herzfeld, de Sajonia, santa Ida, viuda del duque Ecberto, insigne
por su asidua oración y caridad para con los pobres.
Patronazgos: patrona de las mujeres embarazadas.

Esta noble dama fue biznieta de Carlos
Martel. Nació en Alsacia, donde su padre gozaba del favor de Carlomagno, en
cuya corte Ida recibió su educación. El emperador la entregó en matrimonio a un
caballero llamado Egberto; pero la muerte de su esposo dejó viuda a Ida cuando
era todavía muy joven. Entonces se dedicó a santificar su estado redoblando sus
devociones, sus renunciamientos y sus austeridades. Las rentas que le producían
sus bienes y sus tierras las empleaba principalmente en ayudar a los pobres. Construyó
una pequeña capilla dentro de una iglesia que ella había fundado cerca de su
casa en Hofstadt, en Westfalia.
Pasados los años, cuando su hijo Warin,
movido por el ejemplo de su madre, se fue de monje a Corvey, Ida trasladó su
residencia a Herzfeld, donde permaneció el resto de su vida, dedicada por
entero a las buenas obras. A fin de tener siempre presente la muerte y sus
deberes de caridad para con el prójimo, Ida hizo construir un sarcófago de
piedra que, diariamente, colmaba de alimentos para distribuirlos entre los
pobres. En sus últimos años, sufrió una dolorosa enfermedad incurable, que
soportó con mucha paciencia. Santa Ida fue sepultada en el cementerio del
convento que ella había fundado en Herzfeld. Un siglo y medio después de la
muerte de la santa, un monje de Werden llamado Uffing escribió su vida, donde
abundan las incertidumbres y los milagros improbables.
Ese escrito se halla incluido en el Acta
Sanctorum, sept., vol. II. Hay una biografía moderna de A. Husing Die hl. Ida
von Herzfeld (1880).
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
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ingreso o última modificación relevante: ant 2012
Estas biografías de santo son propiedad de
El Testigo Fiel. Incluso cuando figura una fuente, esta ha sido tratada sólo
como fuente, es decir que el sitio no copia completa y servilmente nada, sino
que siempre se corrige y adapta. Por favor, al citar esta hagiografía,
referirla con el nombre del sitio (El Testigo Fiel) y el siguiente enlace: http://www.eltestigofiel.orgindex.php?idu=sn_3184
Beata Catalina Mattei, virgen
fecha: 4 de septiembre
n.: 1486 - †: 1547 - país: Italia
otras formas del nombre: Catalina de Racconi, Catalina de Racconigi
canonización: B: Pío VII 1810
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
n.: 1486 - †: 1547 - país: Italia
otras formas del nombre: Catalina de Racconi, Catalina de Racconigi
canonización: B: Pío VII 1810
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
Elogio: En Caramagna, en el Piamonte, beata
Catalina Mattei, virgen, religiosa de las Hermanas de Penitencia de Santo
Domingo, que, viviendo con una salud muy precaria, soportó con admirable
caridad y abundancia de virtudes las calumnias humanas y todo tipo de
tentaciones.

En 1486, Racconi era una aldehuela del
Piamonte donde malvivían unos cuantos cientos de trabajadores. Por aquellas
fechas, nació ahí, de la pareja formada por un pobre jornalero y su mujer, una
niña a la que se bautizó con el nombre de Catalina. El hecho de que llegara al
mundo en una choza miserable, un mero cobertizo abierto a todos los vientos,
pareció simbólico, puesto que durante toda su vida, la joven tuvo que luchar
contra la indigencia, las enfermedades, el egoísmo y la incomprensión; pero en
el orden espiritual, en cambio, se vio enriquecida por algunos de los favores
más extraordinarios que Dios haya concedido a los hombres. Se afirma que ya
desde la edad de cinco años, Catalina creía sinceramente que se hallaba
desposada con el Niño Jesús, por una promesa hecha por la Santísima Virgen, y
que el propio Niño le había dado como patrones y protectores especiales a san
Jerónimo, santa Catalina de Siena y san Pedro Mártir. Cierto día, a la edad de
nueve años, se echó a llorar de pronto sin hallar consuelo, simplemente por el
cansancio que le producía el trabajo continuo y el estado deplorable de su
hogar; pero entonces fue visitada de nuevo por el Niño Dios, que la dejó
consolada y aun feliz con su suerte.
En la fiesta de San Esteban del año 1500,
oraba la joven ante la imagen de ese santo y recordaba que, como diácono en los
primeros días de la Iglesia, los apóstoles le habían confiado el cuidado de las
mujeres cristianas, cuando el propio Esteban se le apareció, le habló con
palabras de aliento y le prometió que el Espíritu Santo vendría sobre ella en
alguna forma. Entonces pareció que tres rayos de luz penetraban en ella, al
tiempo que decía una voz misteriosa: «He venido a tomar mi morada en ti; a
limpiar, iluminar, encender y animar tu alma». Luego de que Catalina hizo voto
de virginidad, se repitieron los místicos esponsales, sobre el dedo de la
muchacha apareció la marca de un anillo y sufrió los dolores físicos de la
coronación de espinas y otros estigmas de la Pasión de Nuestro Señor, sin que
por ello llegasen a ser visibles.
En estas y otras cosas que se relatan
sobre la beata Catalina, hay una marcada semejanza con lo que le sucedía a
santa Catalina de Siena y no sólo en los hechos hay parecidos, sino también en
las palabras, puesto que muchas de las que la santa escribió en su breviario se
hallan reproducidas en el de la beata. Estas similitudes se registran con tanta
frecuencia, que muchos de los biógrafos han señalado que «entre Racconi y Siena
no hay otra diferencia que la canonización». No debe tomarse esto al pie de la
letra, sin embargo, ya que sólo después de haber cumplido los veintiocho años,
Catalina comenzó a imitar a su santa patrona, al convertirse, como ella, en
terciaria de los frailes predicadores, sin abandonar el mundo ni el rudo
trabajo del hogar. También se dice que los ángeles bajaron a ceñirle un
cinturón de castidad, como a santo Tomás de Aquino. A menudo, Catalina
imploraba a Dios, en sus oraciones, que clausurase definitivamente las puertas
del infierno; tras de hacer consultas, supo que eso era indebido y entonces se
ofreció como víctima por otros y, por sus penitencias y austeridades, alivió
las penas de muchas almas en el purgatorio.
Diversas maravillas se relatan sobre ella,
como por ejemplo, que era trasladada de un lugar a otro con increible rapidez
para llevar el necesario auxilio espiritual. Catalina quedó profundamente
entristecida con las calamidades que cayeron sobre su país como consecuencia de
las guerras y también para eso se ofreció al cielo en holocausto. Se tiene
entendido que una larga y penosa enfermedad que padeció, fue la señal de que su
sacrificio había sido aceptado. La beata murió en Carmagnola a los sesenta y
dos años de edad, abandonada por sus amigos y sin un sacerdote que la
asistiera. Cinco meses más tarde, sus restos fueron trasladados a la ciudad de
Garezzu, y en aquella ocasión se produjeron numerosos milagros que dieron pie
para que se extendiera el culto que, hasta ahora, no ha cesado. En 1810 fue
confirmado por la Santa Sede.
Es lamentable que no se tengan pruebas más
satisfactorias en relación con esta mística tan interesante. Nuestra fuente
principal de información es el relato proporcionado por Juan Francisco Pico
della Mirandola y por el dominico Pedro Mártir Morelli. Ambos la conocían
íntimamente, pero está claro que aceptaron sin titubeos lo que ella les dijo
sobre sí misma, por ejemplo que, para hacer una caridad, se tornó invisible y
se trasladó a un lugar a 160 kilómetros de distancia y que regresó cuatro horas
después. Probablemente el mejor estudio sobre Catalina es el de M. C. de Ganay,
Les Bienheureuses Dominicaines (1913) pp. 475-502. Cf. Miscellanea di storia
eclesiastica e di theologia, vol. II (1904), pp. 185-191. Ver la bibliografía
de Catalogus hagiographicus O. P. de Taurisano.
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
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Estas biografías de santo son propiedad de
El Testigo Fiel. Incluso cuando figura una fuente, esta ha sido tratada sólo
como fuente, es decir que el sitio no copia completa y servilmente nada, sino
que siempre se corrige y adapta. Por favor, al citar esta hagiografía,
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