Inicialmente, la práctica de la Devoción a la Santísima Virgen María en el mes de Mayo, otorgaba una indulgencia parcial, y esto fue concedido por Pío VII en 1815 y una indulgencia plenaria por Pío IX en 1859.
Con la revisión completa de las indulgencias en 1966 y haciendo énfasis en algunas específicas, esta práctica ya no lleva una indulgencia. Sin embargo, ciertamente cae dentro de la categoría de la Primera Concesión General de Indulgencias.
"Se concede una indulgencia parcial a los fieles que, en el desempeño de sus deberes y en las pruebas de la vida, elevan su mente con humilde confianza a Dios, añadiendo - aunque sólo mentalmente - alguna invocación piadosa"
Pablo VI escribió una breve encíclica en 1965 usando la devoción del Mes de María como un medio para obtener oraciones por la paz. Exhortó a los fieles a "hacer uso de esta práctica que es "alegre y consoladora" y por la cual se honra a la Santísima Virgen María y el pueblo cristiano se enriquece con dones espirituales"
En mayo de 2002, el Papa Juan Pablo II dijo:
"Hoy comenzamos el mes dedicado a Nuestra Señora, uno de los favoritos de la devoción popular"
De acuerdo con una larga tradición de devoción, las parroquias y familias continúan haciendo del mes de mayo un mes "Mariano", Celebrando con muchas iniciativas devotas, litúrgicas, catequéticas y pastorales
1.- Háblale a Jesús sobre María
Jesús mío, me gusta orar a María, tu Santa Madre, ella me enseña con su manera de vivir, a ser dócil a tu Palabra, a tomarla en serio, y a dejarse guiar por ella; pero también María se presenta como una servidora, como una que sale a ayudar a su prima Isabel, cuando esta la necesita.
Así quiero ser yo, mi Señor y mi Dios, quiero ser uno que es dócil a tu Palabra y que sale de sí a servir a los hermanos que tanto necesitan de Ti.
Gracias por darme la oportunidad de ver a María y de aprender de ella, gracias por su amor de Madre y por todas las bendiciones que a través de ella, nos has dado a nosotros que la amamos y la descubrimos como modelo de discípulo que Tú nos has llamado a seguir.
Confío en tu compañía y en tu Bendición Señor, gracias por todo lo bueno que me das por ayudarme a ser cada día un mejor ser humanos.
Cómo mi madre María, me uno a sus eternas palabras de entrega que hacen y harán eco en nuestra historia de salvación: Hágase en mí según tu Palabra.
Amén
2.- Oración inicial
Santa María, ¡Madre de Dios y Madre mía! Eres más madre que todas las madres juntas: cuídame como Tú sabes. Grábame, por favor, estas tres cosas que dijiste:
- "No tienen vino": presenta siempre a tu Hijo mis necesidades y las de todos tus hijos.
- "Hágan lo que Él les diga": dame luz para saber lo que Jesús me dice, y amor grande para hacerlo fielmente.
- "He aquí la esclava del Señor": que yo no tenga otra respuesta ante todo lo que Él me insinúe.
3.- Reflexión para el día 22: Si das a la Virgen, ella te devolverá más
Un mes de otoño. Por motivos profesionales un hombre de una empresa de electricidad va a un santuario de la Virgen. Uno de los ordenanzas que atienden el santuario aprovecha para entablar una conversación con él, animándole a llevar una vida cristiana y confesarse; no consigue nada: se define no creyente y todo resulta inútil.
Cuando el ordenanza le despide dando por perdidas las posibilidades de conversión de aquel hombre ateo convencido, observa que al pasar por una hucha del santuario, éste echa una limosna; por sus adentros se dice el ordenanza:
"La llevas clara, porque si has dado algo a la Virgen, Ella se las arreglará para darte más a ti".
Me contaba el ordenanza que al cabo de un par de años, aquel hombre volvió al santuario para saludarle: no sabía cómo, pero su vida había cambiado completamente; había vuelto a la fe y se había comprometido con Dios a seguirle de cerca, y entre sus compañeros y familiares había hecho un gran apostolado.
Santa María, para ir yo a Dios, y llevarle a mis amigos y familiares, el camino más seguro y corto eres Tú: darte algo, aunque sea poco y casi diría que sin fe, significa que Tú haces el resto.
Durante este mes trataré de ayudar a algunos amigos míos (puedes decirle, ahora, quiénes en concreto) a que hagan algo por Ti. Quizá, haciendo una romería, o dándoles una imagen de la Virgen, o rezando juntos una oración
4.- Oración final
Amado Jesús, al igual que María, tu Santa Madre, quiero estar abierto siempre a la acción del Espíritu Santo, configurarme completamente a tu amor y tu misericordia.
Como ella, acepto también ser tu esclavo, tu siervo, atento siempre a escuchar tu Palabra y hacerla una acción de vida.
Deseo responderte siempre con generosidad y sencillez, como lo hizo María, quien supo escucharte y obedecerte desde siempre.
Y a ti, Oh María, amada universal del Verbo, la nueva Eva escogida, auxilio de los pecadores y de los que buscan tu intercesión, acógeme siempre bajo tu manto protector, soy también tu hijo y sé que te preocupas por mí.
Te ruego que poses tu mano sobre mis hombros y me guíes por el camino de tu hijo Jesús.
Como tú, quiero poder decir y sentir con toda la pasión de mi alma: "Mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi Salvador".
Amén
Reflexión: Padre José Pedro Manglano | Diálogos y oraciones: Qriswell J. Quero | Publicado originalmente en: PildorasdeFe.net
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