Evangelio del día: Si no hablas con Dios en la oración, no lo
conocerás
Evangelio del día 🎧 AUDIO. Juan 7,1-2.10.25-30 -
Cuaresma: Se puede conocer a Dios con estos tres lenguajes: mente, corazón y
acción
Evangelio del día: Juan 7,1-2.10.25-30
Evangelio de hoy (Yo no
vine por mi propia cuenta): "En aquel tiempo, Jesús recorría Galilea, pues
no quería andar por Judea, porque los judíos trataban de matarlo. Se acercaba
ya la fiesta de los judíos, llamada de los Campamentos. Cuando los parientes de
Jesús habían llegado ya a Jerusalén para la fiesta, llegó también Él, pero sin
que la gente se diera cuenta, como de incógnito. Algunos, que eran de
Jerusalén, se decían: "¿No es éste al que quieren matar? Miren cómo habla
libremente, y no le dicen nada. ¿Será que los jefes se han convencido de que es
el Mesías? Pero nosotros sabemos de dónde viene éste; en cambio, cuando llegue
el Mesías, nadie sabrá de dónde viene". Jesús por su parte, mientras
enseñaba en el templo, exclamó: "Conque me conocen a mi y saben de dónde
vengo… Pues bien, yo no vine por mi propia cuenta; pero el que me envió dice la
verdad, y ustedes no lo conocen. Pero yo si lo conozco, porque procedo de Él, y
Él me ha enviado". Trataron entonces de capturarlo, pero nadie le pudo
echar mano, porque todavía no había llegado su hora" Palabra del Señor.
Reflexión del Papa Francisco
No se puede conocer a Jesús sin tener problemas. Y yo oso decir:
"Pero si tú quieres tener un problema, ve por el camino de conocer a
Jesús. No uno, ¡tantos tendrás!". ¡Pero es el camino para conocer a Jesús!
¡No se puede conocer a Jesús en primera clase! A Jesús se lo
conoce en lo cotidiano de todos los días. No se puede conocer a Jesús en la
tranquilidad, ni siquiera en la biblioteca.
Se puede conocer a Jesús en el Catecismo, porque el Catecismo nos enseña tantas cosas sobre Jesús. Debemos estudiarlo, debemos aprenderlo. De este modo conocemos al Hijo de Dios, que ha venido para salvarnos; comprendemos toda la belleza de la historia de la Salvación, del amor del Padre, estudiando el Catecismo.
Se puede conocer a Jesús en el Catecismo, porque el Catecismo nos enseña tantas cosas sobre Jesús. Debemos estudiarlo, debemos aprenderlo. De este modo conocemos al Hijo de Dios, que ha venido para salvarnos; comprendemos toda la belleza de la historia de la Salvación, del amor del Padre, estudiando el Catecismo.
Y sin embargo, ¿cuántos han leído el Catecismo de la Iglesia
Católica desde que ha sido publicado hace más de veinte años?
Sí, se debe conocer a Jesús en el Catecismo. Pero no es suficiente
conocerlo con la mente: es un paso. Pero a Jesús es necesario conocerlo en el
diálogo con Él, hablando con Él, en la oración, de rodillas. Si tú no rezas, si
tú no hablas con Jesús, no lo conoces.
Tú sabes cosas de Jesús, pero no vas con el conocimiento que te
da el corazón en la oración. Conocer a Jesús con la mente, el estudio del
Catecismo; conocer a
Jesús con el corazón, en la oración, en el diálogo con Él. Esto
nos ayuda bastante, pero tampoco es suficiente...
Hay un tercer camino para conocer a Jesús: es el seguimiento. Ir con Él, caminar con Él.
Es necesario andar, recorrer sus caminos, ¡caminando. Es necesario, conocer a Jesús con el lenguaje de la acción. He aquí entonces que se puede conocer verdaderamente a Jesús con estos tres lenguajes, de la mente, del corazón y de la acción. Por tanto, si yo conozco a Jesús asíme implico con Él.
Es necesario andar, recorrer sus caminos, ¡caminando. Es necesario, conocer a Jesús con el lenguaje de la acción. He aquí entonces que se puede conocer verdaderamente a Jesús con estos tres lenguajes, de la mente, del corazón y de la acción. Por tanto, si yo conozco a Jesús asíme implico con Él.
No se puede conocer a Jesús sin implicarse con Él, sin jugarse
la vida por Él. Cuando tanta gente se hace esta pregunta: "¿Pero quién es
éste?", la Palabra de Dios nos responde:
"¿Tú quieres
conocer quién es éste? Lee lo que la Iglesia te dice de Él, habla con Él en la
oración y camina por su camino con Él. De este modo tú conocerás quién es este
hombre".
¡Éste es el camino! ¡Cada uno debe hacer su elección!. (Homilía en Santa
Marta, 26 de Septiembre de 2013)
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