San Mamerto de Vienne, obispo
fecha: 11 de mayo
n.: c. 400 - †: c. 475 - país: Francia
canonización: pre-congregación
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
n.: c. 400 - †: c. 475 - país: Francia
canonización: pre-congregación
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
Elogio: En Vienne, en la Galia Lugdunense, san Mamerto, obispo, que, ante una
inminente desgracia, instituyó en esta ciudad unas solemnes letanías para el
triduo preparatorio de la fiesta de la Ascensión del Señor.
Patronazgos: patrono de las enfermeras, pastores, y bomberos, protector contra las
enfermedades de la mama, la fiebre y la sequía.
refieren a este santo: San Apolinar de
Valence

No sabemos gran cosa sobre la vida de san
Mamerto. Era el hermano mayor del poeta Claudiano, autor del «De statu animae»,
a quien él ordenó sacerdote. Ambos hermanos gozaron de merecida fama de
santidad y sabiduría. En 463, se produjeron algunas dificultades con motivo de
la consagración del nuevo obispo de la sede de Die. El papa san León I había
cambiado poco antes dicha sede de la jurisdicción de Vienne a la de Arles y
algunos se quejaron ante el papa san Hilario de que Mamerto había cometido un
abuso al consagrar a un nuevo obispo para la sede de Die. El Papa respondió, en
una severa carta, que Mamerto merecía ser depuesto por ese abuso; pero, en
realidad, no se hizo ningún cambio y el nuevo obispo de Die recibió la
confirmación del de Arles. Poco después, san Mamerto trasladó a Vienne los
restos del mártir Ferréolo, quien había dado testimonio de la fe en esa región
uno o dos siglos antes. San Mamerto es famoso sobre todo en la historia de la
Iglesia, porque instituyó las procesiones penitenciales en los días de
Rogativas, en la semana anterior a la fiesta de la Ascensión. Se trata de la
celebración de las «Litaniae minores», que fue adoptada en Roma por el papa san
León III (795-816); de ese modo, la influencia de los francos y particularmente
de Carlomagno se dejó sentir en toda la Iglesia de Occidente.
Numerosos testimonios prueban sin lugar a
dudas que san Mamerto fue realmente quien introdujo las Rogativas. En una carta
que le escribió san Sidonio
Apolinar, habla de las procesiones por él instituidas y dice que
han sido un remedio muy eficaz contra el pánico del pueblo. Al mismo tiempo,
alaba el valor de san Mamerto, quien había permanecido en su puesto en tanto
que otros huían. San Avito,
que había sido bautizado por san Mamerto y ocupó la sede de Vienne quince años
después de la muerte del santo, predicó una homilía que se conserva todavía,
durante una procesión de Rogativas. Por esa homilía podemos darnos una idea de
las tribulaciones que afligían a la región cuando se instituyó la celebración.
San Avito menciona un terremoto, varios incendios y un ciervo salvaje que se
había refugiado en la ciudad. Muy de acuerdo con las ideas de su época, san
Mamerto había interpretado esas calamidades como un castigo de Dios por los
pecados del pueblo y, en consecuencia, propuso el remedio de la penitencia y la
obligación de ayunar y organizó una procesión popular en la que se cantaran los
salmos. El ejemplo de Vienne se extendió pronto a otras regiones de Francia y,
más tarde, llegó a ser práctica universal en el Occidente. El vigésimo séptimo
decreto del primer Concilio de Orléans (511) mandó que todas las iglesias
celebraran las procesiones de Rogativas en los días que preceden a la fiesta de
la Ascensión; también ordenó que se observase un ayuno tan estricto como el de
la cuaresma y prohibió todo trabajo servil para que aun los esclavos pudiesen
asistir a las procesiones. Los clérigos que no asistieran a las procesiones
serían castigados por sus obispos. Los escritos de los contemporáneos y de los
historiadores de la época, como san Gregorio de Tours, prueban que san Mamerto
era un santo y generoso pastor de almas y un jefe osado y prudente. San Avito,
en la homilía que hemos citado, alaba la prudencia que desplegó para conseguir
que las autoridades civiles y el pueblo aceptasen de buena gana los sacrificios
que imponían estas procesiones.
En Acta Sanctorum, mayo, vol. II, se
hallan reunidos casi todos los documentos que poseemos sobre san Mamerto. Sobre
los días de Rogativas cf. K. A. Kellner, Heortology, pp. 189-194. Edmund Bishop
hace notar atinadamente que no hay que atribuir al nombre de «letanías» el
significado que tiene actualmente: «El resultado de mis investigaciones me
lleva a la conclusión de que las letanías no se cantaban en las procesiones de
Rogativas. Según los testimonios de la época, las Rogativas comprendían el
canto de los salmos y tal vez también las colectas y oraciones
correspondientes». Cf. igualmente el artículo de Cabrol sobre las Letanías, en
Dictionnaire d'Archéologie chrétienne et de Liturgie.
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
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ingreso o última modificación relevante: ant 2012
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