Beata María Teresa de Soubiran La Louvière, virgen y fundadora
fecha: 7 de junio
fecha en el calendario anterior: 20 de octubre
n.: 1834 - †: 1889 - país: Francia
canonización: B: Pío XII 20 oct 1946
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
fecha en el calendario anterior: 20 de octubre
n.: 1834 - †: 1889 - país: Francia
canonización: B: Pío XII 20 oct 1946
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
Elogio: En París, en Francia, beata María
Teresa de Soubiran La Louviére, virgen, que para mayor gloria de Dios fundó la
Sociedad Hijas de María Auxiliadora, de la cual fue después alejada, para pasar
el resto de su vida en profunda humildad.

La familia Soubiran pertenecía a la
antigua nobleza. Sus orígenes datan por lo menos del siglo XIII, emparentada
con buena parte de las familias reales de Europa. En el segundo cuarto del
siglo XIX, el jefe de la familia Soubiran era José de Soubiran la Louviére,
quien vivía en Castelnaudary, cerca de Carcassonne. José se casó con Noemí de
Gélis de l'Isle d'Albi. Sofía Teresa Agustina María, segunda hija de este
matrimonio, nació el 16 de mayo de 1835. Los Soubiran mantenían las tradiciones
religiosas de la familia, aunque en una forma que reflejaba más la severidad
que la alegría del cristianismo. Sofía, dirigida por su tío, el canónigo Luis
de Soubiran, se sintió pronto llamada a la vida religiosa. En la congregación
mariana que proyectaba el canónigo había otras jóvenes que se sentían también
llamadas por Dios. Cuando Sofía tenía diecinueve años, Don Luis determinó
fundar una comunidad de «beguinas», es decir, de mujeres que viviesen en
comunidad con votos temporales de castidad y obediencia. Pero Sofía no creía
que ésa fuese su vocación, ya que las «beguinas» gozaban de mucha libertad y
podían volver al mundo en el momento en que lo deseasen. Ella se sentía más
bien inclinada a la austeridad y la vida retirada del Carmelo. Sin embargo, al
cabo de un período de vacilaciones y de solicitar consejos, decidió finalmente
plegarse a los deseos de su tío. Así pues, se trasladó a Gante para estudiar el
género de vida de las «beguinas» y, a su vuelta, fue nombrada superiora de la
comunidad de Castelnaudary, que entonces inauguró su tío el canónigo. Estos
acontecimientos tuvieron lugar entre 1854 y 1855.
En los años siguientes, la nueva fundación
prosperó, aunque en una forma bastante diferente a la de los «beguinatos»
belgas, ya que Sofía y sus compañeras renunciaron a sus propiedades,
establecieron un orfelinato y practicaron por regla la adoración nocturna al
Santísimo Sacramento. A pesar de los progresos, fue aquélla una época tan
difícil para la comunidad y su superiora, que la casa en que habitaban recibió
el nombre de «el convento del sufrimiento». En 1863, la madre María Teresa,
como la llamaremos en adelante, consultó acerca de su vocación a la superiora
del convento de Nuestra Señora de la Caridad, en Toulouse y a algunas personas
de su confianza, quienes le aconsejaron que hiciese los Ejercicios de San
Ignacio. Así lo hizo bajo la dirección del famoso jesuita, P. Pablo Ginhac.
Dios le manifestó entonces claramente que debía llevar adelante su propósito de
fundar la congregación de María Auxilidaora, tal como lo tenía planeado. El fin
de dicha congregación consistía en que sus miembros practicasen la vida
religiosa en toda su plenitud y trabajasen por «la empresa más divina y más
humana que existe: la salvación de las almas». Ningún trabajo debería parecer
demasiado grande ni demasiado pequeño a las religiosas, sobre todo si otras
congregaciones no podían o no querían tomarlo entre manos. El canónigo de
Soubiran acabó por plegarse a los deseos de su sobrina. El «beguinato» no se
disolvió; simplemente, en septiembre de 1864, la madre María Teresa y unas
cuantas hermanas se mudaron al convento de la Rué des Büchers de Toulouse, que
iba a ser la residencia de la nueva congregación. A partir del año siguiente,
los escritos de la beata nos permiten seguir de cerca su evolución interior
hasta su muerte, ocurrida un cuarto de siglo más tarde.
Las nuevas religiosas siguieron
dedicándose al cuidado de los huérfanos y a la instrucción de los niños pobres
e inauguraron en Toulouse la primera casa de huéspedes para jóvenes
trabajadoras a la que se dio el nombre de Maison de famille, porque era un
verdadero hogar para las jóvenes que no lo tenían o que vivían lejos del suyo.
Las auxiliadoras practicaban diariamente la adoración nocturna, en tanto que
las «beguinas» sólo lo hacían una vez al mes. La madre Teresa calcó las
constituciones de su congregación sobre las de la Compañía de Jesús. El P.
Ginhac, que tomó parte muy activa en la nueva fundación, se encargó de revisar
las constituciones. En 1867, el arzobispo de Toulouse aprobó a las auxiliadoras
y la Santa Sede publicó, en 1868, un breve laudatorio. En 1869, se inauguraron
los conventos de Amiens y de Lyon, en los que las religiosas siguieron
consagrándose al cuidado de las jóvenes trabajadoras. Durante la guerra
franco-prusiana, las religiosas de los tres conventos se refugiaron primero en
Southwark y después, en Brompton, donde los padres oratorianos las ayudaron
mucho. Más tarde, establecieron una "casa de familia" en Kennington.
Tal fue la primera fundación inglesa de las auxiliadoras.
En 1868 ingresó en la congregación una
novicia que tres años después fue elegida por voto casi unánime del capítulo,
consejera y asistenta de la madre general. Se trataba de la madre María
Francisca, una mujer muy hábil e inteligente, cinco años mayor que la madre
María Teresa de Soubiran. A la vuelta de Inglaterra, la madre María Francisca
presentó un proyecto sobre el desarrollo de la congregación; «con el brillo de
sus discursos, la fuerza y claridad de sus argumentos, la precisión de sus
juicios, su tacto, su habilidad en el manejo de los negocios y su fe ardiente y
avasalladora», consiguió que el plan fuese aprobado. La cita anterior procede
de los escritos de la beata María Teresa y muestra claramente la influencia que
ejercía sobre ella su asistenta. Desgraciadamete, la beata no se dio cuenta
durante mucho tiempo de que la madre María Francisca era «dominadora, inestable
y ambiciosa», como el tiempo lo había de probar. El hecho fue que la
congregación se desarrolló demasiado rápidamente y se abrieron nuevas casas sin
recursos suficientes. A principios de 1874, la madre María Francisca declaró
que la situación económica de la congregación era desesperada (actualmente sabemos
que tal juicio era exagerado).
Al principio, la madre María Francisca se
echó a sí misma la culpa; pero pronto empezó a atacar a la madre María Teresa,
acusándola de ser orgullosa, débil, vacilante y de poco espíritu religioso. Al
poco tiempo, empezó a correr en todos los conventos de la congregación el rumor
de que el mal estado de cosas se debía a la fundadora. La madre María Teresa
recordó entonces que muy poco antes le había parecido que el Señor le decía:
«Tu misión ha terminado. Dentro de poco, no habrá sitio para ti en tu
congregación. Pero mi poder y mi bondad estarán contigo». Ella había
respondido: «Amén». Desde entonces, estuvo dispuesta a repetir nuevamente su
«amén», pero antes quiso consultar al P. Ginhac. Este quedó un tanto desconcertado
e, inmediatamente, mandó llamar a la madre María Francisca, quien le expuso a
su modo la situación. Entonces, el siervo de Dios aconsejó a la madre María
Teresa que renunciase. Su consejera fue nombrada superiora general.
La casa madre de la congregación era
entonces la de Bourges. La nueva superiora general no quiso que su predecesora
retornase ni residiese en ninguno de los conventos de la congregación. Así
pues, la madre María Teresa se retiró al convento de las Hermanas de la Caridad
de Clermont, so pretexto de descansar algunas semanas. El descanso se prolongó
siete meses -«siete meses de angustia»-, en tanto que la madre María Francisca
determinaba su destino. No hay para qué narrar en detalle las desagradables
medidas que la madre María Francisca tomó para evitar que la madre María Teresa
reconquistase su antigua influencia y su autoridad. Baste con decir que esas
medidas culminaron con la expulsión de la fundadora de la congregación. La
beata tuvo que abandonar el convento de Clermont y el hábito religioso en
septiembre de aquel año. A fines de 1874, la madre María Teresa, fundadora de
la Compañía de María Auxiliadora, volvió a ser simplemente Sofía de Soubiran la
Louviére. Sofía estuvo veinte años en el convento y tuvo que empezar una nueva
vida, una prueba muy dura para las personas que no viven «en el mundo». En vano
solicitó ser admitida en la congregación de la Visitación y en la orden del
Carmelo, «su primer amor». Entonces, pidió su admisión entre sus antiguas
amigas del convento de Nuestra Señora de la Caridad en Toulouse, quienes se
dedicaban a rescatar mujeres perdidas. Aquellas religiosas no le cerraron las
puertas y comprendieron su deseo de ingresar más bien en el convento de París.
Después de ciertas dilaciones debidas a algunas dificultades canónicas y a una
enfermedad que casi costó la vida a la beata, ésta hizo finalmente la profesión
en 1877, a los cuarenta y dos años de edad. Su diario muestra que entró
entonces en un período de gran serenidad espiritual y que el poder y la bondad
del Señor estaban con ella. El P. Hamon, su director espiritual, escribió: «La
abnegación de la madre de Soubiran era tan extraordinaria, que consiguió
olvidar completamente a su antigua familia religiosa, confiándola enteramente
en manos de la providencia; en esa forma obligó al Divino Pastor a mirar por
sus hijas huérfanas. La generosidad de ese sacrificio rayaba, a mi modo de ver,
en el heroísmo».
En todo caso, la madre María Francisca no
permitía ningún trato, epistolar o personal, entre sus religiosas y la
fundadora de la congregación. Sin embargo, al cabo de ocho años, el contacto se
restableció de un modo dramático. La madre María Francisca despidió también de
la congregación a la madre María Javier, hermana de la fundadora, pues temía
que su presencia conservase vivo el recuerdo de la madre María Teresa. La madre
María Javier ingresó también en el convento de Nuestra Señora de la Caridad de
París y dio a su hermana noticias muy tristes sobre el estado de la
congregación de María Auxiliadora. La madre María Teresa escribió por entonces:
«Ahora sí que estoy segura de que esa pequeña compañía que Dios quiere tanto,
sobre la cual ha velado tan amorosamente y en la cual había tantas almas
fervorosas y verdaderamente virtuosas, estoy segura, digo, de que esa compañía
está moralmente muerta, o sea que su fin, su forma y sus métodos han cesado de
existir. Acepto amorosamente los planes de Dios, pues soy nada ante su santa e
incomprensible voluntad». La beata María Teresa había contraído la
tuberculosis. La larga enfermedad la obligó a pasar en la enfermería los
últimos siete meses de su vida. Murió el 7 de junio de 1889, al murmurar estas
palabras: «Ven, Señor Jesús». Trató de hacer la señal de la cruz, pero no llegó
a signarse. Fue sepultada en el cementerio de Montparnase, en la cripta del
convento de Nuestra Señora de la Caridad. Actualmente, sus reliquias se hallan
en la casa madre de las auxiliadoras, en París. La madre María Teresa de
Soubiran fue beatificada en 1946. La mejor síntesis de su espíritu queda expresada
en las palabras que escribió en una carta, poco después de su expulsión de la
congregación de María Auxiliadora: «Como podéis imaginaros, todo ello me ha
hecho sufrir enormemente. Sólo Dios es capaz de medir la intensidad y la
profundidad de mi dolor y sólo Él sabe hasta qué punto esa pena se ha
convertido en una fuente de fe, esperanza y caridad. La gran verdad de que Dios
es todo y el resto nada se va convirtiendo en la vida de mi alma y, sobre esa
verdad me puedo apoyar con seguridad, en medio de los incomprensibles misterios
de este mundo. Es éste un bien superior a todos los bienes de la tierra, porque
en el amor omnipotente podemos confiar durante la vida y por toda la eternidad.
No sé si hubiese podido aprender esa gran lección sin pasar por tantas
angustias; no lo creo. El tiempo pasa y pasa de prisa; pronto veremos la razón
de tantas cosas que sorprenden y desconciertan a nuestra inteligencia débil y
miope».
Dado que la fundación forma parte de la
vida de un fundador, añadiremos unas palabras sobre la historia de la
congregación que fundó la madre de Soubiran. La beata había predicho que las
cosas iban a cambiar totalmente en la compañía de María Auxiliadora, uno o dos
años después de su muerte. Su profecía se verificó. La congregación estaba muy
descontenta del gobierno de la madre María Francisca, y varias casas habían
sido clausuradas. A partir de 1884, la inestabilidad administrativa se hizo
intolerable. Por ejemplo, en menos de cinco años, la sede del noviciado cambió
siete veces. La crisis estalló en 1889, cuando el capítulo general se negó a
ratificar los nuevos cambios que la superiora proyectaba. El 13 de febrero de
1890, exactamente dieciséis años después de la expulsión de la fundadora, la
madre María Francisca dejó de ser superiora y salió de la congregación.
El cardenal Richard, arzobispo de París,
nombró a la madre María Isabel de Luppé superiora general. Bajo su gobierno, se
hizo luz acerca de la verdarera historia de la fundadora, la madre María Javier
ingresó nuevamente en la congregación y la compañía de María Auxiliadora
recobró su forma original y empezó a adquirir las características que le han
merecido el sitio tan distinguido que ocupa actualmente en la Iglesia. Este
corto artículo basta para probar que la historia de la beata María Teresa de
Soubiran fue realmente extraordinaria. Lo mismo puede decirse sobre la vida de
la madre María Francisca, por más que no tenga cabida en una vida de santos:
nos limitaremos simplemente a observar que murió en 1921, cuando la causa de
beatificación de la madre María Teresa ya estaba introducida. Después de la
muerte de María Francisca, se descubrió que era casada y que para entrar en la
congregación de María Auxiliadora había abandonado a su esposo. Como su marido
vivía aún y ella lo sabía, María Francisca no pudo hacer votos válidos, de
suerte que su generalato fue también inválido y, por consiguiente, todos sus
actos fueron nulos. Por la misma razón, la madre María Teresa no dejó nunca de
pertenecer, canónicamente, a la congregación que había fundado. Nada sabemos
acerca de los últimos treinta años de la vida de María Francisca; según parece,
poseía fortuna personal y vivió sola en París.
La primera biografía de la Beata María
Teresa fue la del canónigo Théloz (1894). En 1946, T. Delmás publicó una
biografía admirable. La obra del P. Monier-Vinard. La Mere Marie-Thérése de
Soubiran d'aprés ses notes intimes (2 vols.) constituye prácticamente una
colección de los escritos y notas espirituales de la beata. Véase también la
biografía del P. W. Lawson (1952); y la excelente semblanza biográfica del P.
C. Hoare, Life out of Death (1946).
La vida de la beata es única en los anales de las congregaciones religiosas, pero presenta ciertas analogías con la de san Alfonso de Ligorio, san José Calasanz, santa Teresa Couderc y la recientemente canonizada santa María de la Cruz Jugan. Es extraordinario que hombres de la talla de Mons. Tour d'Auvergne, arzobispo de Bourges, y del P. Ginhac hayan procedido como procedieron: para evitar un escándalo público, contribuyeron a otro peor.
La vida de la beata es única en los anales de las congregaciones religiosas, pero presenta ciertas analogías con la de san Alfonso de Ligorio, san José Calasanz, santa Teresa Couderc y la recientemente canonizada santa María de la Cruz Jugan. Es extraordinario que hombres de la talla de Mons. Tour d'Auvergne, arzobispo de Bourges, y del P. Ginhac hayan procedido como procedieron: para evitar un escándalo público, contribuyeron a otro peor.
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
accedida 1931 veces
ingreso o última modificación relevante: ant 2012
Estas biografías de santo son propiedad de
El Testigo Fiel. Incluso cuando figura una fuente, esta ha sido tratada sólo
como fuente, es decir que el sitio no copia completa y servilmente nada, sino
que siempre se corrige y adapta. Por favor, al citar esta hagiografía,
referirla con el nombre del sitio (El Testigo Fiel) y el siguiente
enlace: https://www.eltestigofiel.org/index.php?idu=sn_1942
No hay comentarios:
Publicar un comentario