Evangelio del día: Sobrevivir a la muerte de los hijos es algo
desgarrador
Evangelio del día. AUDIO. Lucas 7,11-17 - XXIV semana tiempo
ordinario: La muerte es una experiencia que concierne a todas las familias.
Evangelio del día: Lucas 7,11-17
Evangelio del día:
(Resurrección del hijo de una viuda): En aquel tiempo, Jesús se dirigió a una
ciudad llamada Naím, acompañado de sus discípulos y de una gran multitud.
Justamente cuando se acercaba a la puerta de la ciudad, llevaban a enterrar al
hijo único de una mujer viuda, y mucha gente del lugar la acompañaba. Al verla,
el Señor se conmovió y le dijo: "No llores". Después se acercó y tocó
el féretro. Los que lo llevaban se detuvieron y Jesús dijo: "Joven, yo te
lo ordeno, levántate". El muerto se incorporó y empezó a hablar. Y Jesús
se lo entregó a su madre. Todos quedaron sobrecogidos de temor y alababan a
Dios, diciendo: "Un gran profeta ha aparecido en medio de nosotros y Dios
ha visitado a su Pueblo". El rumor de lo que Jesús acababa de hacer se
difundió por toda la Judea y en toda la región vecina" Palabra del Señor
Reflexión del Papa Francisco
La muerte es una experiencia que concierne a todas las familias,
sin ninguna excepción. Es parte de la vida; sin embargo, cuando toca a los
afectos familiares, la muerte no nos parece jamás natural.
Para los padres,
sobrevivir a los propios hijos es algo particularmente desgarrador, que
contradice la naturaleza elemental de las relaciones que dan sentido a la
familia misma.
La pérdida de un hijo o de una hija es como si detuviera el
tiempo: se abre un abismo que traga el pasado y también el futuro. La muerte, que se lleva el hijo
pequeño o joven, es una bofetada a las promesas, a los dones y
sacrificios de amor alegremente entregados a la vida que hemos hecho nacer.
Tantas veces vienen a misa en Santa Marta padres con la foto de
un hijo, una hija, niño, muchacho, muchacha y me dicen: "se fue". La
mirada es tan dolorida. La muerte toca y cuando es un hijo toca profundamente.
[...] En el pueblo de Dios, con la gracia de su compasión donada en
Jesús, tantas familias demuestran, con los hechos, que la muerte no tiene la
última palabra y esto es un verdadero acto de fe.
Todas las veces que la familia en el luto – incluso terrible –
encuentra la fuerza para custodiar la fe y el amor que nos unen a aquellos que
amamos, impide a la muerte, ya ahora, que se tome todo.
[...] Nuestros seres queridos no desaparecieron en la oscuridad de la
nada: la esperanza nos asegura que ellos están en las manos buenas y fuertes de
Dios. El amor es más fuerte que la muerte.
[...] Yo quisiera subrayar la última frase del Evangelio que hoy
hemos escuchado. Después que Jesús trae de nuevo a la vida a este joven, hijo
de la mamá que era viuda, dice el Evangelio: "Jesús lo restituyó a su
madre". Y ésta es nuestra esperanza
Todos nuestros seres queridos que se han ido, todos el Señor los
restituirá a nosotros y con ellos nos encontraremos juntos y esta esperanza no
decepciona.
Recordemos bien este gesto de Jesús; "Y Jesús lo restituyó
a su madre". Así hará el Señor con todos nuestros seres queridos de la
familia (Catequesis, audiencia general, 17 de junio de 2015)

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