Evangelio de hoy | Evangelio del día. Eres debilidad de amor
para Dios
Evangelio de hoy meditado por Papa Francisco. Mateo 18,12-14.
Evangelio del día. Tú eres una debilidad de amor para Dios
Evangelio de hoy - Mateo 18,12-14
Meditación del Evangelio del día - (La oveja perdida): En aquel
tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "¿Qué les parece? Si un hombre tiene
cien ovejas, y una de ellas se pierde, ¿no deja las noventa y nueve restantes
en la montaña, para ir a buscar la que se extravió? Y si llega a encontrarla,
les aseguro que se alegrará más por ella que por las noventa y nueve que no se
extraviaron. De la misma manera, el Padre que está en el cielo no quiere que se
pierda ni uno solo de estos pequeños". Palabra del Señor.
Reflexión del Evangelio de hoy por el Papa Francisco.
Sobre el Evangelio de hoy - Es precisamente éste el mensaje más
profundo: la alegría de Dios. Un Dios a quien no le gusta perder. Y por ello,
para no perder, sale de sí y va, busca. Es un Dios que busca a todos aquellos
que están lejos de Él.
Precisamente como el pastor [...] que va a buscar a la oveja
perdida y, aunque esté oscuro, deja a las demás ovejas en un lugar seguro y va
a buscar la que falta, va a buscarla.
Nuestro Dios, por lo tanto, es un Dios que busca. Su trabajo es
buscar: ir a buscar para volver a invitar.
En esencia, Dios no tolera perder a uno de los suyos. Esta será
también la oración de Jesús el Jueves santo:
"Padre, que no
se pierda ninguno de los que me has dado".
Es, por tanto, un Dios que camina para buscarte y tiene una
cierta debilidad de amor hacia aquellos que se han alejado más, que se han
perdido. Va y les busca. Y, ¿cómo busca? Busca hasta el final. Como este pastor
que va por la oscuridad buscando hasta que encuentra a la oveja perdida...
Dios busca porque piensa: "A este hijo no lo pierdo, ¡es
mío! ¡No quiero perderlo!". Él es nuestro Padre. Nos busca siempre.
Pero el trabajo de Dios no es sólo buscar y encontrar. Porque
cuando nos encuentra, cuando encuentra a la oveja, no la deja a un lado ni
pregunta: "¿Por qué te has perdido? ¿Por qué te has caído". Más bien
la vuelve a llevar al sitio justo.
Podemos decir forzando la palabra que Dios reacomoda:
acomoda otra vez a la persona que ha buscado y encontrado; de forma que, cuando
el pastor la vuelve a llevar en medio de las demás, la oveja perdida no tenga
que escuchar tú estás perdida, sino: tú eres una de nosotras... (Homilía en
Santa Marta, 07 de noviembre de 2013)

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