Santa Verena de Zurzach | |
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Santa Verena
En Zurzach, junto al Rin, en la región de los tigurinos de Germania, santa Verena.
De santa Verena no se sabe absolutamente nada, ni siquiera la época o el siglo en que vivió. El nombre de esta doncella figura en la leyenda de la Legión Tebana (22 de septiembre), y sus «actas» ficticias la hacen aparecer como una hermosa joven natural de la Tebaida y emparentada con san Víctor, que fue su tutor. Verena viajó hasta Agaunum con el propósito de rendir tributo a las reliquias de los mártires y buscar las de san Víctor. No sabemos si tuvo éxito su investigación, pero el caso es que Verena se estableció en Soloturno. Ahí se muestra todavía la cueva en la que vivía y se afirma que andaba continuamente por toda la comarca para ayudar, consolar y atender a los campesinos, cuya limpieza personal le preocupaba sobremanera. Parece que terminó sus días en una celda que le construyeron las gentes agradecidas, en Zurzach, en la región del Aargau, donde aún existe su tumba con una efigie de la propia Verena, que aparece con un peine y un recipiente en las manos, como emblemas de sus higiénicas obras de caridad. En toda Suiza se honra a santa Verena.
La legendaria biografía de santa Verena se halla impresa en el Acta Sanctorum, septiembre, vol. I. Su culto adquiere cierta respetabilidad, por el hecho de que aparece su nombre en los complementos del Hieronymianum, como por ejemplo, en el manuscrito de Reichenau y en el Martirologio de Munich, que data del siglo nueve (MS. Latin 15818). Ver a Huber, Das Leben der h. Jungfrau Verena (1870); A. Lutolf, Glaubensboten der Schweiz (1871), pp. 182-192 y, sobre todo, a E. A. Striickelberg en su Schweizerischen Heiligen des Mittelalters, pp. 127-134. La obra, Die Heiligen Verena von Zurzach, de A. Reinle, está resumida en la Analecta Bollandiana, vol. LXIX (1951), pp. 412-415. N.ETF: puede notarse que en el elogio del Martirologio Romano ni siquiera se le asigna una categoría (virgen, ermitaña, religiosa, etc), hasta tal punto es la carencia de datos sobre ella.
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
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San Prisco de Camapania | |
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En Capua, de la Campania, en la vía Acuaria, san Prisco, mártir.
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Beata Juliana de Collalto | |
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Beata Juliana de Collalto, abadesa
Juliana nació en Collalto (que es parte hoy de la comuna de Susegna, provincia de Treviso) en 1186: sus padres eran el conde Rambaldo VI y la condesa Juana de Sant'Angelo de Mantua. Fue educada cristianamente, y jovencísima, con sólo 12 años, vistió el hábito benedictino de Santa Margarita de Salaeola. Vivió los primeros años de vida religiosa de modo ejemplar. En 1220 hizo su ingreso en el mismo monasterio la beata Beatriz I d'Este; entre las dos almas elegidas nació una profunda amistad.
En la potente y rica República Véneta incluso los monasterios tenían su importancia, así sea porque tras sus muros se encontraban jóvenes de las más importantes y nobles familias. En la isla de Spinalonga (hoy Giudecca) se encontraba la derruída iglesia de San Cataldo. Juliana, cuyo nombre ilustre por origen era aún más notorio por la excelencia de sus virtudes, fue encargada de la fundación, a su costado, de un monasterio. Nació así, en aquel lugar abandonado, una comunidad claustral que por siglos se dedicará a la oración. La iglesia fue dedicada a San Biagio. Juliana, nombrada abadesa, además del respeto de la regla para la propia santificación y de las hermanas, tuvo siempre particular cuidado de los pobres. Su caridad era conocida en toda la ciudad y realizó, incluso en vida, muchos prodigios. Del monasterio de los santos Biagio y Cataldo de la Giudecca dependía también "en tierra firme", el de Pianiga, que Juliana hizo restaurar en torno a la mitad del siglo. Con las leyes de supresión de las órdenes religiosas de fines del siglo XVIII el edificio fue transformado en la Villa Albarea.
Durante los últimos años de su vida la beata padeció de fuertes dolores de cabeza, que le hicieron tener el patrocinio de aquellos que sufren del mismo mal. Murió el 1 septiembre de 1262, a la edad de 76 años de los cuales 64 vivió dedicada al Señor. Fue sepultada en el cementerio de la iglesia. Su recuerdo quedó vivo y sobre todo su fama de taumaturga contra las migrañas. Hacia el 1290 el cuerpo, encontrado incorrupto, fue colocado en un artístico sarcófago de madera. En 1733 las reliquias fueron puestas en un altar de la iglesia mientras exactamente 20 años después, el 30 mayo 1753 el papa Benedicto XIV confirmó su culto.
fuente: Santi e Beati
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