sábado, 3 de octubre de 2015

San Maximiano de Bagai - San Cipriano de Toulon - Santos Ewaldo el Negro y Ewaldo el Blanco 03102015

San Maximiano de Bagai

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Conmemoración de san Maximiano, obispo de Bagai, en Numidia, que, apaleado repetidas veces por los herejes, fue precipitado desde lo alto de una torre y lo dejaron por muerto, pero, recogido por unos transeúntes, se recuperó y no dejó de luchar por la fe católica.



San Cipriano de Toulon

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San Cipriano de Toulon, obispo
En Toulon, en la Provenza, de la Galia, san Cipriano, obispo, discípulo de san Cesáreo de Arlés, que defendió en varios sínodos la fe ortodoxa sobre la gracia, enseñando que nadie puede llegar a lo divino sin antes haber sido llamado por la gracia de Dios.
Nacido en Marsella o en Arles, en torno al 475, fue alumno y seguidor de san Cesáreo de Arles, por el que, muy probablemente, fue elegido como prelado de Tolón. Los límites cronológicos del episcopado de Cipriano no pueden ser definidos con certeza, aunque algún dato puede extraerse de su participación en numerosos concilios de la Galia (Arles, Carpentras, Orange, Vaison, Valence, Orleans). Habiendo estado presente, en calidad de obispo, en el VI Concilio de Arles del 524, ésta es considerada por la mayoría la fecha de inicio de su episcopado. Su última subscriptio [es decir, la firma episcopal al pie de las actas de un concilio] es, en cambio, la que figura en los documentos conclusivos del Concilio de Orleans del 541 y como en el V Concilio de Orleans (549) ya participa su sucesor al episcopado de Tolón, Paladio, hay que suponer que para esa fecha Cipriano ya había muerto. Particularmente activa resulta su participación en el Concilio de Valence (529), donde interviene en lugar de Cesáreo. En la disputa entre «agustinianos» y «semipelagianos» sobre el problema de la gracia y de la predestinación, sostuvo que «ninguno puede por sí solo progresar en la divina perfección sin la ayuda de la gracia preveniente» (Vita Caesarii 1, 60). En esta ocasión Cipriano fundamentó sus posiciones sobre numerosos testimonia bíblicos y patrísticos, que se considera fueron preparados a tal fin por Cesáreo. Venerado como santo, es copatrono de la ciudad de Tolón.
Cipriano es autor de una carta a Máximo, obispo de Ginebra; la carta se puede fechar entre el 524 y el 533 y es una autodefensa contra la acusación de teopasquismo [es decir, de que la propia divinidad de Dios padeció en la cruz]. Cipriano dice haber sido acusado de haber sostenido «Deum hominem passum» y se defiende con la ayuda de citas tomadas de los Evangelios y de otros escritos neotestamentarios. En ella se contiene también un puntual análisis del Símbolo de la Fe y el más antiguo testimonio conocido sobre la difusión del Te Deum.
Junto a otros (los dos obispos Firmino de Uzés y Vivencio, el presbítero Messiano y el diácono Esteban) escribió su obra más significativa, la «Vita sancti Caesarii episcopi Arelatensis», unánimemente reconocida como una de las obras de mayor relieve de la hagiografía gala y modelo para posteriores escritos hagiográficos. La biografía en dos libros es emprendida en torno al 542-543, poco después de la muerte del gran obispo de Arles, a petición de Cesárea, segunda abadesa del monasterio femenino de San Juan fundado por él (no se ha de confundir con la hermana de Cesáreo, Cesárea, muerta antes que el hermano; cf. Vita Caesarii 1, 58). Cipriano parece ser el autor de casi todo el libro I.
Vida y relación de escritos extractados de la Patrología de Quasten-Di Berardino, tomo III, BAC, 1981, págs. 371ss. Allí mismo hay abundante bibliografía, y una discusión más amplia sobre las autorías de la Vita Cesarii.

fuente: J. Quasten: Patrología


San Ewaldo el Negro

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Santos Ewaldo el Negro y Ewaldo el Blanco, presbíteros y mártires
Entre los sajones, dos santos mártires de nombre Ewaldo, uno llamado «Negro» y el otro «Blanco», ambos presbíteros y oriundos de Inglaterra, que, siguiendo el ejemplo de san Willibrordo y sus compañeros, pasaron a evangelizar Sajonia, donde, tras comenzar a predicar a Cristo, fueron apresados por los paganos y consumaron el martirio.
San Wilbordo y sus once compañeros empezaron la evangelización de Frieslandia en el año 690. Poco después, dos sacerdotes de Nortumbría siguieron el ejemplo de los misioneros y partieron a predicar el Evangelio a los sajones de Westfalia. Ambos habían pasado algún tiempo en Irlanda dedicados a las ciencias sagradas y los dos se llamaban Evaldo. Para distinguirlos, el pueblo los apodaba «el Rubio» y «el Moreno» (o más bien «el Blanco» y «el Negro»), por el color de sus cabellos. El primero era más versado en la Sagrada Escritura, pero ninguno de los dos cedía ante el otro en devoción y celo. Ambos sacerdotes llegaron a Germania hacia el año 694. Allí conocieron a cierto personaje que se empeñó en presentarles a su señor, porque los misioneros llevaban algunas noticias que podían interesarle. Dicho Señor feudal los alojó en su casa durante varios días. Los misioneros aprovecharon ese retiro para hacer oración, cantar salmos e himnos y celebrar diariamente el Santo Sacrificio.

Al ver los bárbaros la conducta de los dos predicadores, temerosos de que persuadieran a su señor para que renegase de sus dioses y se convirtiese a la nueva religión, decidieron asesinarlos. A Evaldo el Blanco le degollaron sin más ni más en donde lo encontraron. En cambio, al Negro le atormentaron largamente con inaudita saña y, antes de matarle, le arrancaron los miembros uno a uno. Cuando el señor del lugar se enteró de lo sucedido, montó en cólera porque los bárbaros procedieron por su cuenta y ejecutaron a los monjes sin haberles presentado a su juicio. Como represalia, el señor feudal mandó ejecutar a los culpables e incendió la aldea. Los cuerpos de los mártires habían sido arrojados al rio, pero fueron descubiertos gracias al fulgor que despedían. Un monje inglés, llamado Tilmón, recibió aviso de lo que significaba aquel fulgor sobrenatural y les dio honrosa sepultura. San Beda dice que se trataba del río Rin, pero la tradición sitúa el martirio en Aplerbecke, sobre el Embscher, que es un afluente del Rin en las proximidades de Dortmund. El culto de los dos Evaldos se popularizó inmediatamente. El rey Pipino mandó trasladar las reliquias a la iglesia de San Cuniberto, en Colonia, donde reposan todavía. El Martirologio Romano menciona a los dos Evaldos, que son patronos de Westfallia. San Norberto consiguió algunas reliquias de estos mártires para los premonstratenses, en 1121, y dichos religiosos celebran la fiesta de estos santos.

En el calendario llamado de san Wilibordo, compuesto a principios del siglo VIII (probablemente antes del año 710), se lee el 4 de octubre: «natale sanctorum martyrum Heuualdi et Heualdi». El Martirologio de Fulda y el Anglosajón, así como la Historia de Beda, sitúan la fiesta el 3 de octubre. Véanse las notas de C. Plummer a la edición de Beda, especialmente pp. 289-290; y H. A. Wilson, The Calendar of St. Willibord (1918), p. 41.
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI

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