San Geraldo, abad
fecha: 5 de abril
†: 1095 - país: Francia
otras formas del nombre: Gerardo de Sauve-Majeure
canonización: C: Celestino III 27 abr 1197
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
†: 1095 - país: Francia
otras formas del nombre: Gerardo de Sauve-Majeure
canonización: C: Celestino III 27 abr 1197
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
En el monasterio de Grande-Sauve, en
Aquitania, san Geraldo, abad, que desde el monasterio de Corbie fue elegido
abad de Laon, pero, pasado un tiempo, tras varias peregrínaciones santas, se
retiró a la espesura del bosque.

San Geraldo nació en Corbie de Picardía.
En la abadía de Corbie hizo sus estudios y llegó a ser abad. Súbitamente le
sobrevino una dolorosa enfermedad que, por los síntomas que describe su
biógrafo, debió ser una meningitis. Los dolores le impedían pegar los ojos y
casi le hacía perder la razón. Los doctores le sangraron y medicaron, sin
conseguir ningún resultado. Naturalmente, el santo no podía ní siquiera orar.
Al recuperar la salud, comprendió que lo mejor que podía hacer era servir a
Dios en el prójimo y se dedicó a cuidar a tres enfermos, en honor de la
Santísima Trinidad. Su abad le llevó consigo a Roma, con la esperanza de que
allí obtendría la salud. Juntos visitaron la tumba de los Apóstoles, y san León
IX confirió a Geraldo la ordenación sacerdotal. Sin embargo, las terribles
jaquecas recrudecían de cuando en cuando, hasta que, por la intercesión de san
Adelardo, cuya vida había escrito san Geraldo, desaparecieron del todo, tan
súbitamente como habían aparecido. Lleno de agradecimiento, el santo redobló
sus penitencias y mortificaciones. Tuvo una visión de Cristo que descendía de
la cruz, posaba la mano sobre su cabeza y le decía: «Hijo mío, ten confianza en
Dios y en el poder de su brazo». Una peregrinación a Jerusalén fue para san
Geraldo otra fuente de inspiración y consuelo.
Poco después de su vuelta, los monjes le
eligieron abad de San Vicente de Laon. Pero se trataba de una abadía en la que
reinaban la indisciplina y la relajación. Incapaz de reformar a los monjes, san
Geraldo renunció al cargo y partió con algunos compañeros hacia el sur, en
busca de un sitio apto para una nueva fundación. En Aquitania, no lejos de la
actual ciudad de Burdeos, Guillermo VII, conde de Poitou, les regaló unos
bosques; allí fundaron en 1079 la abadía de Sauve-Majeure (Silva Major), de la
que san Geraldo fue el primer abad. Los monjes trabajaban la tierra y
misionaban en los alrededores; San Geraldo se distinguió entre todos como
predicador y confesor. Introdujo la costumbre de celebrar la misa y rezar el
oficio de difuntos, durante treinta días después de la muerte de los miembros
de la comunidad y la práctica de poner pan y vino en el sitio que el difunto
ocupaba en la mesa, para darlos después a los pobres. La costumbre se
popularizó en otros monasterios y hasta en algunas parroquias; pero al cabo de
un tiempo, las ofrendas que se depositaban sobre las tumbas empezaron a
destinarse a los sacerdotes en vez de darse a los pobres. San Geraldo murió en
el año 1095 y fue canonizado en 1197.
Nuestras fuentes principales son dos
biografías medievales, una escrita por un contemporáneo anónimo y otra, un poco
posterior, por el monje Cristián. Pueden leerse en Acta Sanctorum, abril, vol.
I. Ver también Cirot de la Ville, Histoire de Saint Gérard (1869) , y F.
Moniquet, Un fondateur de Ville ... (1895).
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
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ingreso o última modificación relevante: ant 2012
Estas biografías de santo son propiedad de
El Testigo Fiel. Incluso cuando figura una fuente, esta ha sido tratada sólo
como fuente, es decir que el sitio no copia completa y servilmente nada, sino
que siempre se corrige y adapta. Por favor, al citar esta hagiografía,
referirla con el nombre del sitio (El Testigo Fiel) y el siguiente enlace: http://www.eltestigofiel.org/lectura/santoral.php?idu=1116
San Alberto de Montecorvino, obispo
fecha: 5 de abril
†: 1127 - país: Italia
canonización: culto local
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
†: 1127 - país: Italia
canonización: culto local
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
En Montecorvino, en la Apulia, san
Alberto, obispo, que dedicó su vida a la oración continua y a buscar el bien de
los pobres.

El padre de san Alberto se estableció con
su hijito en Montecorvino de Apulia, cuando el pueblo empezaba a transformarse
en ciudad. Sobre la vida del santo nos queda cierto material legendario. La
gran estima que la población profesaba a Alberto le mereció ser elegido obispo
de Montecorvino. Poco después, el santo perdió la vista; pero el cielo le
concedió una gran penetración interior y el don de profecía. La fama de san
Alberto creció mucho a raíz de dos milagros. En un ardiente día de verano, el
santo pidió a uno de sus criados que fuese a traerle agua de la fuente. «Hijo
mío -le dijo el obispo después de beber un sorbo-, yo te pedí agua y me has
traído vino». El criado declaró que le había llevado agua de la fuente y fue de
nuevo a llenar el vaso; pero el agua se convirtió otra vez en vino. Poco
después, un habitante de Montecorvino, que había sido hecho prisionero, invocó
el nombre del obispo; al punto un ángel le sacó de su prisión en los Abruzos y
le trasladó a los alrededores de Montecorvino. El hombre fue a ver a san
Alberto al día siguiente, y éste le dijo: «No me lo agradezcas a mí, sino a
Dios, hijo mío; es Él quien, con su gran poder, consuela a los afligidos y
liberta a los cautivos».
Cuando el santo era ya muy anciano, se le
dio como ayudante a un sacerdote llamado Crescencio. Era éste un hombre poco
escrupuloso, que deseaba que san Alberto muriese cuanto antes para sucederle en
el cargo. En vez de ayudar al obispo, Crescencio y sus amigos le dificultaban
la tarea y se burlaban de él cruelmente. El siervo de Dios lo soportó todo con
gran paciencia, pero predijo a Crescencio que no disfrutaría mucho tiempo de la
sede que codiciaba. El pueblo de Montecorvino amó a su obispo hasta el fin.
Cuando corrió la noticia de que había entrado en agonía, los hombres, las
mujeres y los niños se reunieron llorando a las puertas de su casa. El santo
les dio la bendición y los exhortó a vivir piadosa y rectaménte. Después se
quedó dormido y murió apaciblemente en 1127.
La única biografía antigua de San Alberto
fue escrita trescientos o cuatrocientos años después de su muerte, por uno de
sus sucesores en la sede de Montecorvino y Vulturaria. Se trata de Alejandro
Gerardino, autor muy fecundo, como lo ha demostrado Ughelli. Según parece,
Gerardino se limitó simplemente a readaptar la biografía escrita por Ricardo,
uno de los sucesores inmediatos de san Alberto. La obra se encuentra en Acta
Sanctorum, abril, vol. I y en Ughelli, Italia sacra, vol. VIII (1662), cc.
469-474.
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
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Estas biografías de santo son propiedad de
El Testigo Fiel. Incluso cuando figura una fuente, esta ha sido tratada sólo
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