lunes, 23 de mayo de 2016

San Juan Bautista de Rossi, presbítero - Beatos José Kurzawa y Vicente Matuszewski, presbíteros y mártires (108 Mártires polacos) (23 de mayo)

San Juan Bautista de Rossi, presbítero

fecha: 23 de mayo
n.: 1698 - †: 1764 - país: Italia
canonización: 
B: Pío IX 13 may 1860 - C: León XIII 8 dic 1881
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI

En Roma, san Juan Bautista de Rossi, presbítero, que atendió en la Ciudad Santa a los pobres y a los más marginados, instruyendo a todos en la santa doctrina.
Este santo sacerdote nació en 1698, en el pueblecito de Voltaggio, de la diócesis de Génova. Era uno de los cuatro hijos de una excelente familia, muy respetada. Cuando Juan tenía diez años, un noble y su esposa, que habían ido a veranear en Voltaggio, obtuvieron de los padres del niño, el permiso de llevarle consigo a Génova para educarle en su casa. Juan permaneció ahí tres años y se ganó el aprecio de todos, particularmente de dos frailes capuchinos que acostumbraban visitar a su amo. El tío de Juan era entonces provincial de los capuchinos; tan buenos informes le dieron los dos religiosos sobre su sobrino, que un primo suyo, Lorenzo Rossi, canónigo de Santa María in Cosmedin, le invitó a ir a Roma. Juan Bautista aceptó e ingresó en el Colegio Romano a los trece años. Pronto se hizo muy popular entre sus profesores y condiscípulos. Había terminado ya brillantemente los estudios clásicos, cuando la lectura de un libro de ascética le indujo a practicar penitencias exageradas. A consecuencia de ello, sufrió una depresión nerviosa que le obligó a abandonar el Colegio Romano. Aunque llegó a rehacerse lo suficiente para terminar sus estudios en la Minerva, jamás recuperó del todo las fuerzas. En efecto, en el trabajo apostólico tuvo que luchar siempre contra la mala salud.
El 8 de marzo de 1721, a los veintitrés años de edad, Juan Bautista recibió la ordenación sacerdotal. Celebró su primera misa en el Colegio Romano, en el altar de San Luis Gonzaga, a quien había tenido siempre gran devoción. Ya desde sus años de estudiante acostumbraba visitar los hospitales, con algunos de sus condiscípulos, sobre los que ejercía una influencia tan grande como sobre los niños de Voltaggio. Una vez ordenado sacerdote, pudo trabajar más a fondo por los enfermos. Tenía particular predilección por el albergue de Santa Galla, fundado por el papa Celestino III, donde pasaban la noche los que no tenían casa. San Juan Bautista trabajó ahí cuarenta años, para impartir consuelo e instrucción a los pobres. Pero pronto descubrió que había otros menesterosos por los que nadie se preocupaba; a ellos consagró lo mejor de su tiempo y de sus esfuerzos. En primer lugar estaban los campesinos que iban regularmente a vender el ganado en el mercado del Foro Romano. El santo se dirigía allá por la noche o en las primeras horas de la madrugada y, una vez que se había ganado la confianza de los campesinos, les enseñaba el catecismo y los preparaba para recibir los sacramentos. Otra de sus principales preocupaciones eran las mujeres sin casa que mendigaban en las calles y acababan en la prostitución. San Juan Bautista no tenía más renta que el escaso estipendio de la misa; pero, con quinientos escudos que le regaló una persona caritativa y otros cuatrocientos que le regaló el Papa, alquiló una casa situada detrás del albergue de Santa Galla y la convirtió en el «Refugio de San Luis Gonzaga».
En los primeros años de su sacerdocio, Juan había eludido por timidez el oficio de confesor. Pero, durante la convalescencia de una enfermedad, que pasó en la casa de Mons. Tenderini, obispo de Civita Castellana, éste le convenció para que confesase en su diócesis. Tanto el mismo Juan Bautista como sus penitentes, comprendieron al punto que ésa era su verdadera vocación. A su vuelta a Roma, el santo continuó su tarea de confesor. Un día dijo a uno de sus amigos: «Antes me preguntaba yo cuál era el más corto camino para ir al cielo. Ahora sé por experiencia que es el de ayudar a otros en el confesionario... ¡Es increíble el bien que se puede hacer ahí!»
En 1731, el canónigo Rossi consiguió que su primo fuese nombrado vicario de Santa María in Cosmedin. Hasta entonces la iglesia estuvo relativamente abandonada, debido, en parte, a su situación un tanto alejada; pero, en cuanto Juan Bautista empezó a confesar, los penitentes de todas las clases sociales empezaron a invadir la iglesia. El santo pasaba tanto tiempo en el confesionario, que dos pontífices, Clemente XII y Benedicto XIV, le dispensaron de la obligación de asistir al coro.
Cuando murió el canónigo Rossi, San Juan Bautista le sucedió en la canonjía; pero consagró la renta a la adquisición de un órgano para la iglesia y a pagar el sueldo del organista. También devolvió al capítulo la casa que había heredado de su primo y se refugió en una miserable buhardilla. Vivía muy austeramente; su comida era un extremo frugal y sus vestidos, aunque siempre escrupulosamente limpios, eran de tela muy corriente. El Papa Benedicto XIV le confió la misión -perfectamente adaptada a sus gustos personales- de dar clase a los empleados de las prisiones y de otras oficinas públicas. El verdugo de la ciudad era uno de los penitentes del santo. En cierta ocasión tuvo éste que mediar en una violenta disputa entre el verdugo y uno de sus subordinados. Más tarde, decía: «Ese día llevé a feliz término un importante asunto de Estado».
De todas partes le solicitaban para que fuese a predicar misiones y a dar pláticas en las casas religiosas. Los hermanos Juaninos, en cuyos hospitales practicaba con frecuencia el ministerio sacerdotal, le estimaban tanto, que le eligieron para que fuese su confesor ordinario. La mala salud obligó a san Juan Bautista a trasladarse a Trinita dei Pellegrini, en 1763. En diciembre de ese mismo año, sufrió un ataque al corazón y tuvo que recibir los últimos sacramentos. Sin embargo, se rehizo lo suficiente para volver a celebrar la misa, a pesar de sus achaques. El 23 de mayo de 1764, otro ataque al corazón puso fin a su vida. Tenía entonces sesenta y seis años. Era tan pobre, al morir, que el hospital de Trinita tuvo que pagar los gastos del entierro. Los funerales revistieron una pompa extraordinaria, ya que asistieron a ellos doscientos sesenta sacerdotes, muchos religiosos e innumerables laicos; Mons. Lercari, arzobispo de Andrinópolis, pontificó en la misa de réquiem que se celebró en Trinita, y el coro pontificio cantó en ella. Dios había distinguido a su siervo durante su vida con poderes sobrenaturales y obró, por su intercesión, numerosos milagros después de su muerte. El proceso de beatificación empezó en 1781. Cien años después, en 1881, Juan Bautista de Rossi fue canonizado.
Existen biografías modernas de gran calidad. Mencionemos, en francés, la del P. Cormier (1901) y, en italiano, la de E. Mougeot (1881), que tradujo al inglés Lady Herbert (1905), con un prefacio del cardenal Vaughan. Un amigo del canónigo Rossi, J. M. Toietti, publicó una biografía de San Juan Bautista en 1768; en ese mismo año apareció la biografía del P. Tavani.
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
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Estas biografías de santo son propiedad de El Testigo Fiel. Incluso cuando figura una fuente, esta ha sido tratada sólo como fuente, es decir que el sitio no copia completa y servilmente nada, sino que siempre se corrige y adapta. Por favor, al citar esta hagiografía, referirla con el nombre del sitio (El Testigo Fiel) y el siguiente enlace: http://www.eltestigofiel.org/lectura/santoral.php?idu=1739




Beatos José Kurzawa y Vicente Matuszewski, presbíteros y mártires
fecha: 23 de mayo
†: 1940 - país: Polonia
otras formas del nombre: Jozef Kurzawa, Wincenty Matuszewski
canonización: 
B: Juan Pablo II 13 jun 1999
hagiografía: «Año Cristiano» - AAVV, BAC, 2003
En la ciudad de Witowo, en Polonia, beatos José Kurzawa y Vicente Matuszewski, presbíteros y mártires, asesinados por los perseguidores de la Iglesia cuando, en tiempo de guerra, su patria estuvo sometida por la fuerza a un poder extranjero.
En la madrugada del 23 de mayo de 1940 la policía nazi sacó de la casa rectoral en que dormían al párroco y al coadjutor de la parroquia de Osiecyni, Polonia, y los obligó a montar en un coche, que de inmediato tomó la carretera en dirección a Witowo. Cuando había recorrido unos cinco kilómetros, el coche paró, los sacerdotes fueron obligados a descender de él y fueron asesinados con tiros de pistola. Sus cuerpos quedaron en una fosa al borde de la carretera.
Este trágico final lo habían visto venir no pocas personas como consecuencia de la actitud valerosa que ambos sacerdotes venían mostrando desde la entrada de las tropas nazis en la población tras desencadenarse la II Guerra Mundial. Ellos no habían querido dejar el pueblo porque decían que su sitio estaba junto a los fieles, y seguían ejerciendo su ministerio con toda la normalidad que les era posible. Más aún, llegado el día del Corpus Christi decidieron sacar la tradicional procesión a la calle, acto al que los fieles acudieron, y que disgustó sobremanera a las autoridades de ocupación. El antiguo alcalde del pueblo acudió al párroco para decirle que era perentorio que ambos se marcharan. El párroco dijo que él de ningún modo se iba pero que el coadjutor era libre de hacerlo, a lo que éste igualmente se negó diciendo que no pensaba abandonar a su párroco. Su valentía y firmeza les costó la vida.
El párroco se llamaba Vicente Matuszewski y había nacido en Chruscienska Wola el 3 de marzo de 1869, ordenándose de sacerdote el 17 de febrero de 1895. Estuvo destinado en diferentes parroquias hasta que en 1918 se le nombró en la de Osiecyni, donde trabajó con gran entrega y mucho fruto. El obispo quiso premiar ese trabajo nombrándole canónigo de la colegiata de Kalisz sin por eso tener que dejar su parroquia.
El coadjutor se llamaba José Kurzawa y había nacido en Swierczyn el 6 de enero de 1910, ordenándose sacerdote el 14 de junio de 1936. Fue destinado a la parroquia de Osiecyni como primer encargo, siendo además de vicario parroquial el prefecto de las escuelas locales. Era muy apreciado por su mansedumbre y bondad.
Ambos fueron beatificados el 13 de junio de 1999.
fuente: «Año Cristiano» - AAVV, BAC, 2003
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Estas biografías de santo son propiedad de El Testigo Fiel. Incluso cuando figura una fuente, esta ha sido tratada sólo como fuente, es decir que el sitio no copia completa y servilmente nada, sino que siempre se corrige y adapta. Por favor, al citar esta hagiografía, referirla con el nombre del sitio (El Testigo Fiel) y el siguiente enlace: http://www.eltestigofiel.org/lectura/santoral.php?idu=1740

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